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El conflicto de Baluchistan y el confederalismo
01 ago 2019
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1) ¿Quiénes son los baluchis?

Decía Edmundo Fayanas Escuer, en la web Rebelión, que había dos grandes pueblos en el mundo sin Estado: los kurdos y los baluchis. Pero mientras que de los primeros hemos oído hablar recientemente en los medios de comunicación, como resultado del interés coyuntural demostrado por los Estados Unidos en tenerlos como aliados en su lucha contra Daesh, la causa de los segundos ha pasado desapercibida a nuestros ojos. El territorio de Baluchistán está comprendido entre Pakistán, Irán y Afganistán, la mayor parte en el primero, y comprende una población de unos 10.000.000 de habitantes. Los baluchis están organizados en dieciocho tribus de las cuales los Bugtis y los Marris son las principales. El jefe de cada tribu recibe el nombre de Sardar y el de la subtribu es conocido como malik. Esta estructura tiene una importancia fundamental en su sociedad y explica buena parte de las divergencias que se dan en el seno del mismo movimiento independentista.

2) Pagando los platos rotos de una nación inventada

Parece ser que los baluchis son originarios de Siria y llegaron al actual territorio a inicios de la Era Cristiana. En el siglo XVIII una parte del Baluchistán era conocido como el Reino de Kalat siendo gobernado por un Khan. Con la llegada de los ingleses a la zona se produce un proceso de progresivo sometimiento de su autoridad política al Imperio Británico. Cuando en 1947 se produce la descolonización, el Khan de Kalat no acepta integrarse en el naciente Pakistán y se proclama independiente. Como consecuencia se produce una invasión del territorio por parte del Ejército Pakistaní y el reino queda incorporado a la fuerza. Los baluchis se convirtieron así en víctimas de la “comunidad imaginada” pakistaní, por usar el concepto del politólogo Benedict Anderson que parte de esta idea para rechazar el esencialismo en la explicación del origen de los Estados-Nación.

En este caso dicha construcción social se basó en la llamada Teoría de las Dos Naciones (TDN), defendida por el “Padre de la Nación” Muhammad Ali Yinnah de la Liga Musulmana, que adscribía a una determinada confesión religiosa un carácter nacional. Así, contraviniendo siglos de sincretismo y convivencia y en una polarización que alimentaron en su momento los británicos, se consideraba que hindúes y musulmanes debían disponer de dos Estados distintos. Esta dicotomía fue alimentada también por su contraparte india, Mahatma Ghandi del Partido del Congreso, con la asociación de la religiosidad hindú al ser nacional indio. ¿Pero realmente la religión es un elemento cohesionador suficiente para embarcar a millones de personas en un proyecto político común? La génesis de Pakistán está constituida por varias paradojas de las cuales el conflicto de Baluchistán solo es uno de sus sangrantes resultados.

Por ejemplo, si bien el proyecto de Yinnah planteaba, en su inicio, la autonomía para las regiones de mayoría musulmana (el noroeste de la India, actual Pakistán, y la actual Bangladesh) la influencia política de la Liga Musulmana se encontraba en las Provincias Unidas de Agra y Oudh, donde los musulmanes eran minoría y que eran también el lugar de origen de sus principales dirigentes. Así como consecuencia, cuando se crea el país, después de la Partición del 15 de agosto de 1947, se implanta como idioma oficial el urdu hablando solo por un 8% de la población. Otra paradoja fue que si bien estas élites políticas buscaron el fundamento de su nacionalismo en la religiosidad musulmana de la población su proyecto estatal estaba basado en el laicismo. Finalmente hay que señalar también la contradicción entre el discurso cívico de “igualdad de los ciudadanos” que manejaban y el hecho innegable de su procedencia en los estratos medio-altos enajenados de las demandas de las masas sociales empobrecidas.

Los procesos de construcción de los Estados-Nación en el mundo contemporáneo se han caracterizado, mayoritariamente, por la contradicción entre una ideología cívica pretendidamente universalista (que hunde sus raíces en la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano durante la Revolución Francesa de 1789) y el hecho innegable de que estaban sustentados en una determinada etnicidad con pretensiones hegemónicas: Para que nos entendamos, la Revolución Francesa hablaba francés no “patois”. También en una determinada clase como nos recuerda la ejecución de Graco Babeuf y el fin de la “Conspiración de los Iguales” y en un determinado género como evidenció la Declaración de los Derechos de la Mujer de Olympe de Gouges en 1791. Respecto a lo primero, Ferran Iniesta, africanista catalán, nos habla de los “Estados Furiosos” para describir como intentó imponerse proceso semejante en el África Negra post-colonial, en un contexto de diversidad étnica y lingüística, por parte de las élites independentistas reconvertidas en burocracias de Partido Único.

En el caso de Pakistán su pretendido universalismo islámico esconde el papel hegemónico institucional que han jugado históricamente los muhayiries en esta sociedad. Estos fueron los musulmanes de la India que emigraron a Pakistán después de la Partición. Llevaron el mismo nombre que los compañeros del Profeta Muhammad que le acompañaron en la Hégira de la Meca a Medina. Esto indica el carácter mítico asociado a su periplo que recuerda, a su vez, la distinción entre ashraf (musulmanes originarios) y ajlaf (conversos) como si hubiera una voluntad de identificarse con el primer grupo con la referencia a los albores del Islam. Esto contrasta con la denuncia que hacen los baluchis de su infrarrepresentación en los diferentes escalones administrativos del Estado y en los cuerpos armados (1% del Cuerpo de Fronteras y 3% en la Guardia Costera) en beneficio de los originarios del Punjab (la región más desarrollada y mimada por el Estado donde además se establecieron un 73% de los muhayiries).

Por otra parte, se ha producido un incremento del Islam político militante en la región que contrasta con el carácter secular del movimiento independentista baluchi. Este proceso se inició con la llegada de unos 2.000.000 de refugiados pashtunes afganos durante la invasión soviética de su país, así mismo, algunas fuentes relacionaban a sectores de la insurgencia baluchi con los servicios secretos de la URSS con el conflicto ideológico consecuente. Paralelo a este éxodo se fue estableciendo una red de madrazas, apoyada por el Gobierno, donde muchos de los refugiados se formaron en la idea del yihad contra el comunismo “apóstata”. Esta dinámica continuó con la llegada de talibanes huidos tras la ofensiva estadounidense de 2001. La mayoría de las ayudas gubernamentales iban a parar a manos de los pashtunes en la provincia lo que fue visto como una ofensa por los jefes tribales baluchis.

Finalmente, el carácter de clase que tuvo la construcción del Estado-Nación pakistaní entra en conflicto con el “nacionalismo de los desfavorecidos”, del que nos habla la investigadora Ana Ballesteros en su libro Pakistán, refiriéndose a la lucha política de los baluchis ¿Porque esta definición, que entra en contradicción con la noción más clásica de este como ideología burguesa, y que nos obliga a estudiar caso por caso unos movimientos independentistas que están creciendo en el mundo y a los que, seguramente, no se pueda aplicar a todos el mismo patrón de análisis? El Baluchistán pakistaní cuenta con grandes reservas de gas, cobre, carbón, plata, oro, platino, aluminio y uranio que son explotadas por el Estado, en el caso del gas, y por China, en el caso del cobre. En cambio, la población baluchi no ve prácticamente nada de sus beneficios y padece altas tasas de analfabetismo, falta de escuelas, hospitales y subdesarrollo en general.

3) El lumpenintelectual y el movimiento nacionalista baluchi

Carlos Setas Vilchez, miembro de Instituto Español de Estudios Estratégicos, en el documento Los Conflictos de Baluchistán, nos hace un mapeo de los grupos políticos nacionalistas baluchis. Señala que algunos de ellos, como el Balochistan Students Organization (BSO) y el National Party (NP), están formados por la clase media urbana educada que emerge como un nuevo grupo social opuesto al poder tradicional de los Sardars: estos se han opuesto tradicionalmente a las mejoras económicas y culturales porque podrían minar sus resortes de poder tradicionales. Así parece que tenemos una confluencia de intereses entre el Estado Pakistaní y los jefes tribales por mantener el subdesarrollo de la región impugnada por una clase media nacionalista emergente que nutre también, en el caso de la BSO, a la insurgencia.

El papel de vanguardia de los sectores educados excluidos de las oportunidades de empleo (lumpenintelectual) ha sido estudiado por varios autores en diferentes movimientos sociales y políticos (se puede señalar el Movimiento Nacional de Diplomados en Paro de Marruecos o el independentista Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamanza en Senegal, aunque hay más ejemplos). De hecho, V.I. Lenin afirmaba que la clase obrera era incapaz de tener una conciencia revolucionaria por sí misma, que debía importarse “desde fuera” por los sectores educados de la pequeña burguesía (Amílcar Cabral, líder independentista de Guinea y Cabo Verde, añadía que para eso debía renunciar a sus privilegios, debía “suicidarse como clase”).

¿Hasta qué punto esta clase media urbana educada baluchi integra organizaciones del conjunto del pueblo o se constituye en un movimiento exclusivo de su clase? ¿Existe un proletariado baluchi al cual dirigir, según el esquema leninista, teniendo en cuenta que las pocas oportunidades de empleo, como las del puerto de Gwadar, están ocupadas por punyabíes con mayor cualificación técnica y nivel educativo? Si la estructura de clases urbana se compone de una mayoría de excluidos de la economía formal que sobreviven en sus márgenes (lumpenproletariado), como es común a los países subdesarrollados, y si las políticas estatales favorecen a los punyabíes y los pashtunes parece una situación difícil para los nacionalistas baluchis que no pase por ensanchar su base social hacia estos grupos.

Ana Ballesteros nos informa que el voto en la provincia responde al siguiente esquema: los baluchis dividen sus apoyos entre el centro-izquierdista Partido del Pueblo de Pakistán (PPP) y los grupos nacionalistas, y los pashtunes entre los islamistas de la Yamaat-e Ulema-e Islam (JUI), concretamente la facción Fazlur Rehman, y la Liga Musulmana de Pakistán-Qaid e-Azzam (escisión de la original de Nawaz Sharif promovida por los Servicios de Inteligencia del Dictador Militar Pervez Musharraf). ¿Podría ser que, y a falta de mayor información sobre la estructura de clases en la región, se diera un sesgo entre los apoyos al PPP y a los grupos nacionalistas relacionado con las diferencias entre los excluidos y la clase media educada? No sería el único caso: salvando las enormes diferencias, en Catalunya la clase obrera ha votado tradicionalmente a los socialistas mientras los jóvenes universitarios nutren partidos como la CUP.

Hay que señalar de nuevo que es notablemente diferente un proceso político mediante el cual los sectores medios educados se incorporan a un movimiento de los excluidos, disolviéndose en él como grupo, que uno en que se constituyen como movimiento autónomo de su clase pues, en el segundo caso, es más fácil cooptarles ya que el intelectual ha sido educado en la ideología de la meritocracia y el reconocimiento social: puede, entonces, que llegue a manifestarse incluso violentamente pero, normalmente, solo en la medida que hay un sesgo entre sus expectativas de promoción y la realidad. En el caso del Baluchistán pakistaní el acceso a la educación de una minoría a la que luego se cierran las puertas puede estar en la base de ciertas manifestaciones de la insurgencia. La inexistencia de una burguesía nacionalista autóctona, y el reaccionarismo de los Sardars, convierte en protagonistas a estos sectores medios educados (a diferencia del independentismo catalán, por ejemplo, donde estos actúan de furgón de cola de la primera).

4) Geopolítica del conflicto baluchi

Además hay que tener en cuenta que, aparte de ser una región rica en recursos naturales, se encuentra en una zona estratégica cubriendo dos ejes comerciales. El carácter de eje fronterizo entre Irán, Afganistán e India, le convierte en un enclave comercial entre Oriente Medio y Asia Central y del Sur. El Baluchistán iraní, donde actúa el grupo yihadista baluchi Jundullah (Ejercito de Dios) relacionado con Al-Qaeda, se sitúa en el área del Estrecho de Ormuz a través del cual circula el 40% del petróleo consumido en todo el mundo. Hay que señalar que el puerto de Gwadar es, así mismo, un competidor directo del nuevo puerto iraní de Chabahar y podría esperarse que Irán y Pakistán se hicieran la guerra “por intermediación” de la insurgencia secular baluchi y Jundullah, respectivamente, siguiendo el patrón de las “nuevas guerras” de la que nos habla la nueva ciencia política de los conflictos. Pero no es así y, de hecho, ambos Estados han colaborado en la represión de estos grupos.

Por otra parte, Pakistán ha denunciado en numerosas ocasiones que la India, a través de su Servicio de Inteligencia Research and Analysis Wing (Raw), podría estar apoyando la insurgencia baluchi como una manera de pagarle con su propia moneda el apoyo pakistaní a los grupos insurgentes islámicos en la Cachemira india. Otro eje de conflicto en la región seria el que enfrentaría a las dos superpotencias (China y Estados Unidos) alrededor del Puerto de Gwadar: EE.UU mantiene varias bases militares en el Golfo Pérsico pues el 60% de su petróleo importado proviene de esta región, la buena sintonía histórica entre Pakistán y China y la posible presencia de buques de guerra del gigante asiático en este puerto preocupa seriamente a EE.UU. Esto lleva a afirmar a Fayanas Escuer el apoyo de este país a un sector “panislamista baluchi”, opuesto al secularismo de los otros grupos, y del que esperan que desestabilice también la región china del Xingchiang.

5) Conclusiones

En este trabajo se ha visto como varias de las paradojas constituyentes de la Nación Pakistaní afectan a los baluchis (preminencia de los punyabíes y muhariyies, fomento del islamismo y clasismo en oposición a unas expresiones políticas caracterizadas por la reivindicación étnica baluchi, el secularismo y, en varias ocasiones, el izquierdismo). Cuando he hablado de “nación inventada” no quiero que se interprete como algo exclusivo de Pakistán. Todas las naciones lo son y considero sinceramente que el Estado-Nación es un modelo político a superar. En consecuencia, la mayoría de independentismos los encuentro igualmente obsoletos por aspirar a reproducir un mismo modelo que se ha demostrado que no funciona. Por otra parte, algunos analistas hablan de que hoy en día se está produciendo un proceso económico de glocalización (síntesis de lo “global” y lo “local”) con el aumento de la importancia de las ciudades como centros de decisión en detrimento de los Estados.

Karl Marx decía que la historia siempre se repite dos veces “primero como tragedia y luego como farsa”: quería señalar con esto que no debemos tener miramientos con las expresiones políticas que no están ajustadas a su época. Entonces la respuesta política a los procesos económicos de glocalización solo puede ser una propuesta de tipo confederal superando el modelo centralizado por el de los núcleos coordinados. Esta propuesta tiene un largo recorrido: Desde la Confederación Ibérica de Comunas Autónomas que promovían los anarcosindicalistas españoles en 1936, pasando por el municipalismo libertario y ecologista del estadounidense Murray Bookchin, al actual “Confederalismo Democrático” del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que propone un tipo de organización municipal transfronteriza al margen de los Estados. Los baluchis podrían aprender mucho de los kurdos en este sentido.

Alma apátrida

Bibliografía

BALLESTEROS, ANA Pakistán Editorial Sintesis, 2011. Páginas 31, 66, 104, 114.

FAYANAS ESCUER, EDMUNDO Los baluchis de Baluchistán Rebelión 25/01/2007.

REKONDO, TXENTE Baluchistán, víctima de la colonización Gara 06/01/2007.

SETAS VILCHEZ, CARLOS Los conflictos de Baluchistán Instituto Español de Estudios Estratégicos (ieee), 11 de diciembre de 2012. Páginas 9-10, 14, 19-20.
Mira també:
https://alma-apatrida.blogspot.com/2019/08/el-conflicto-de-baluchistan-y-el.html
https://alma-apatrida.blogspot.com/

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Sindicat Terrassa