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Ni dictadura, ni democracia… ¡Viva la Anarquía!. (Aportaciones al debate sobre la deriva electoral en el anarquismo)
25 abr 2019
Ni dictadura, ni democracia… ¡Viva la Anarquía!
(Aportaciones al debate sobre la deriva electoral en el anarquismo)

Hace cuatro años ya de su último intento de convencernos para ir a las urnas. Y lo hicieronvendiéndonos la moto de que la democracia se estaba regenerando, de que ampliando el número de partidos se acabaría con la corrupción, de que los nuevos partidos políticos, asimiladores y
apagafuegos de la desobediencia y protesta generalizadas en las calles a raíz de los últimos diez años de crisis, cambiarían todo… o más bien que lo arreglarían. Todo ello, no se nos olvide, aderezado con unas cuantas operaciones antiterroristas contra el anarquismo.

Y el resultado a la vista está: un Madrid Central a medida para lxs turistas y el control de sus habitantes habituales, la gentrificación en todos nuestros barrios empezando ya a expulsarnos de ellos, al igual que la innumerable cantidad de desahucios y desalojos que se siguen produciendo día
a día, el encarecimiento del coste de la vida y el empeoramiento de las condiciones de trabajo, la reducción de derechos y libertades…
Al igual que la corrupción, que no solo no ha parado si no que ha cambiado sí, pero a peor, pues cada vez hay más... y casualmente, siempre es a peor para quienes somos gobernadxs.

De hecho se han destapado una vez más las cloacas del Estado y su guerra sucia, espionaje no sólo a la población en general (a la que nos hemos acostumbrado), sino que también a otrxs políticxs, empresarixs… no sólo a cualquiera que se manifieste o luche contra el sistema, sino que a sus
propios miembros, incluso a lxs más afines al mismo. Todo vale para defender y perpetuar al Estado.

Los nuevos partidos izquierdosos y progres del cambio, han cambiado bien poco, si hablamos de la vida de quienes vivimos en esta ciudad, ahora, la cosa cambia si nos fijamos en sus propias vidas y las de sus entornos más cercanos (amigxs , familiares, conocidos, asociaciones, colectivos varios…)
Que casualidad, en sus cuentas han aparecido más ceros…y no precisamente a la izquierda. Porque no nos olvidemos, la política es un negocio y los partidos políticos son empresas que se benefician
de dirigir nuestras vidas por un nada módico precio. Vamos que una vez más nos han vendido humo, una imagen, una marca (España o Madrid, lo
mismo da).

Y lo peor es que parece que no aprendemos… ahí está la propia historia oficial donde podemos consultar los resultados de pasadas mascaradas electorales y los “cambios” que han realizado; pero es que además, tenemos cientos sino miles de publicaciones anarquistas de todo tipo y época, libros,
revistas, fanzines, pegatinas, carteles, discursos, charlas, conferencias… avisándonos de lo mismo: el poder corrompe.

Nos hemos dejado timar, unxs más que otrxs, por uno de los trucos más viejos… nos han dicho que son como nosotrxs, que compran en el Alcampo, que están contra la casta, que quieren justicia... y hasta se atreven a usar nuestro lenguaje: que si asambleas ( dirigidas y preparadas de antemano por
las cúpulas), que si autogestión (pero financiándose del Estado directamente, o a través de sus mil organismos, instituciones, empresas municipales, asociaciones y sindicatos…). Y también se aprovechan de nuestros espacios, luchas y prácticas, intentando recuperarlas y manipularlas para utilizarlas en sus luchas por el poder. Y que por otra parte son fuente inagotable de mano de obra voluntaria, inocente y bien intencionada.

Y caímos en la trampa, repito unxs más que otrxs…Y otra vez, como cada cuatro años, desde hace sólo unos 40, vuelven a intentar vendernos la moto,
bueno, esta vez, el patinete eléctrico, que es más postmoderno!

Como siempre a la hora de montar una nueva mascarada, hace falta un “nuevo” cebo, o no tan nuevo, pero sí con nueva imagen. Pues bien, el disfraz/tema de estas elecciones, para convencernos de hacer dejación voluntaria de nuestros principios es: ¡Que viene el fascismo!.. y si votas no
vendrá. Y para más maniqueísmo, hay quien intenta justifica el votar aludiendo a que lxs anarquistas en el 36 votaron. Lo que no suelen decir es que quien votara lo hizo para liberar a cerca de 30 mil compañerxs que estaban en prisión, y lo estaban después de décadas de huelgas y conatos
insurreccionales… vamos que tras años de lucha real habían conseguido crear un contexto prerrevolucionario… igualito que en la actualidad. Además de que al ganar las izquierdas, las derechas no tardaron mucho en levantarse en armas contra la república (democrática)… es decir, que votar no detuvo para nada al franquismo.

Otro ejemplo es el del nazismo en Alemania. Hitler fundó el partido político nazi que gracias a ganar unas elecciones obtuvo la legitimidad para, realizar alguna purga que otra y, hacerse fácilmente con el poder absoluto en Alemania y de paso invadir casi toda Europa y parte de África. Vamos que el sistema electoral democrático lejos de ser un obstáculo para el nazismo fue más bien un amplificador y potenciador de su discurso y acción.

Y hablando de algo más reciente, en la Comunidad de Madrid, y en el resto del estado, hay municipios que llevan años gobernados o con concejalxs de partidos abiertamente fascistas (Alpedrete, Alcalá de Henares…) sin olvidar Valencia, gran feudo del partido político España 2000, quienes llevan años creando un entramado empresarial bastante potente: Empresa de seguridad La levantina, varios gimnasios de MMA, hasta gobiernan un pequeño pueblo…Vamos que de esto se puede concluir que el hecho de votar y de participar en las elecciones no solo no detiene al fascismo, si no que le beneficia de muchas maneras.

Puesto que no son demócratas, lo que hacen es utilizar la Democracia como herramienta para sus propios fines. Por un lado financiarse, si sacan suficiente representación empiezan a cobrar grandes sumas de los impuestos; y por otro lado, entrando en el juego democrático consiguen que su mensaje sea una y otra vez propagado por los medios de comunicación del sistema, y gratis, logrando llegar a mucha más gente y una ficticia relevancia que de otro modo no habrían obtenido. Además, de lavar su imagen de dictadorxs y asesinxs, al presentarse como demócratas, extremistas sí, pero demócratas.

Por otro lado, a la Democracia también le conviene difundir a los cuatro vientos ¡que viene el fascismo! El miedo siempre fue una de las armas predilectas y más eficaces del Poder.

Consiguiendo agachar cabezas, y por tanto, carta blanca para promulgar leyes cada vez más restrictivas y autoritarias, derechizando más la sociedad (en lenguaje demócrata). Ejemplos de su práctica legislativa a base de campañas mediáticas dirigidas a aterrorizar a la población son entre
otras: la prisión permanente revisable (cadena perpetua), la ley mordaza, la ley de violencia de género, las reformas laborales, la ley de videovigilancia… lo que nos crea tanto legal como mentalmente un estado de indefensión total ante la arbitrariedad democrática. Vamos que hace 15 años éramos más libres… ahí lo dejo.

Y otra forma en que el miedo al fascismo le beneficia a lxs sacerdotes de la Democracia, y sobre todo en elecciones, es que así intentan desviar la atención de los más de 40 años de estafa y robo que es nuestra querida Democracia. Ni uno solo de los sectores políticos y sociales que firmaron los
Pactos de Toledo ha dejado pasar la ocasión de llenarse los bolsillos a costa del bien común. Hartxs estamos de los casos de corrupción, prevaricación, extorsión, amiguismos, asesinatos a manos de la policía, lxs carcelerxs y los servicios secretos del Estado… ¿cuantos años llevamos con esta vaina?
¿y, todavía confiamos en el sistema?…

Otra lectura que podríamos sacar, y no solo de los ejemplos mencionados, sino de la historia misma, es que en todo momento o época de opresión, llámese fascismo, nazismo, franquismo, comunismo, democracia, inquisición, Imperio de… la lucha más real y efectiva por su propia liberación fue la llevada a cabo por lxs propios oprimidxs. Traducido, que como en España, en Italia y en Alemania, la forma de combatir y parar al fascismo no fue yendo a las urnas, no fue delegando su responsabilidad.

Otro de los motivos argumentados por algunos compañerxs, unxs más que otrxs, que están pensando optar por la vía electoral, ya sea votando o haciéndose políticxs, es que “el anarquismo no cambia nada”. Y yo me pregunto, ¿lxs políticxs sí? Pregunta retórica, pues creo que la respuesta ya ha sido dada con lo expuesto anteriormente. Lo que sí creo importante es ahondar y clarificar este argumento tan falaz como partidista.

Lo primero es aclarar que el anarquismo no es un ente abstracto ajeno a lxs anarquistas, no es homogéneo y no es un partido político ni una religión, ni una empresa que nos solucionará la vida. El anarquismo es una ideología, con una cosmovisión, principios, valores y prácticas propias y coherentes entre sí. Y quienes nos consideramos anarquistas es porque nos hemos preocupado de conocerlos y libremente decidimos que éstos son los más acertados a la hora de desarrollar nuestras vidas, y no tenemos más que intentar aplicarlos a nuestra vida, para ir construyendo la Anarquía. Vamos que el anarquismo lo hacemos lxs anarquistas. Pero siempre fue más fácil echar la culpa a lxs demás, que asumirla unx mismx.

Pensar en qué es lo que puede hacer o dejar de hacer el anarquismo por nosotrxs muestra una mentalidad de consumidorxs, usuarixs o ciudadanista, vamos, delegacionista y demócrata. Además de una falta de estudio y conocimiento de nuestras ideas y por extensión una nula voluntad de
desaprender la ideología democrática (autoritaria, patriarcal, representativa...) que nos han inculcado desde peques y sustituirla por la anarquista, antiautoritaria...

Lo segundo, es tener en cuenta lo que entendemos por cambiar. Los partidos políticos sí, claro que cambian las cosas, aunque más bien cambian las formas, los modales, pero la esencia o las cuestiones estructurales no. Y lo más importante,¿cómo lo hacen?. Pues resumiendo, en base a sus
propios intereses y beneficio, imponiéndonos sus leyes, y obligándonos a cumplirlas, o, ¿se nos olvidan el control social y la represión?. Vamos que si el anarquismo quisiera cambiar las cosas de esta manera… lo siento, pero no sería anarquismo.

Lxs anarquistas nunca hemos querido decirle a nadie lo que tiene o no que hacer, nunca hemos querido gobernar a millones de personas y vivir de ello, nunca hemos querido engañar, imponer, obligar, castigar, sancionar, fiscalizar, explotar, cosificar…

Lxs anarquistas no queremos el poder para nosotrxs, queremos la libertad para todxs.

Y completando este bonito eslogan, para todxs... lxs que quieran liberarse por sí mismxs y no oprimir a lxs demás. ¡Basta ya! de querer salvar a lxs demás, y de querer arreglar los problemas del mundo, como si fuéramos apóstoles de la nueva fe, y lxs primerxs en no cumplirla. Nos han vendido de nuevo el
pecado original, los privilegios innatos que poseemos por el hecho de nacer. Y la única forma de expiar la culpa es con nuestra penitente caridad militante, perdón, activista que es más postmoderno. Haciendo gratis el trabajo por el que ya cobran las instituciones, ong`s y como no, la sacrosanta Iglesia, todas ellas responsables del mantenimiento de la miseria del mundo, si no... se
les acabaría el chollo.

Ahora bien, si al hilo de lo expuesto y con los pies en la tierra, reflexionamos sobre el cambio desde un prisma anarquista, veremos que éste no es equiparable al que practican los partidos políticos, por mucho que a veces hagamos como ellos, decir una cosa y hacer otra… El cambio del
que habla el anarquismo es tanto individual como colectivo, a través de la libre asociación entre iguales. Y su ámbito de actuación somos nosotrxs mismxs y es nuestro entorno más directo, es decir, nuestras propias vidas y las de quienes elegimos como compañerxs de viaje.

A todxs nos suena el federalismo, lo de la toma de decisiones desde de abajo, lo de tomar las riendas de nuestra vida, la autogestión, la acción directa... Y ahora sí, utilizando la lente adecuada, sí que podemos apreciar los cambios… si se quieren ver y sobretodo protagonizar, y no seguir permaneciendo cómodamente ciegos e ignorantes a lo que no
sale por la T.V. o las redes sociales. A la vida real. Sin ir más lejos en Madrid, como en el resto del estado y del mundo, hay cientos de proyectos anarquistas, antiautoritarios, libres… espacios okupados, edificios, huertos, solares, campos, barrios, pueblos con varias generaciones... dedicados a muchos tipos de actividades, cooperativas autogestionadas, gimnasios, librerías, editoriales y distribuidoras, imprentas, bares, huertos, ateneos,
ligas y eventos deportivos, grupos de apoyo mutuo y políticos, espacios de coordinación, federaciones, colectivos…y los montones de ellos que desconozco. Que sí que son un cambio palpable, cotidiano y real para todas aquellas personas que se atreven a dar el paso y poner en práctica sus ideas y su discurso. Cada cual en la medida de sus posibilidades, necesidades y tiempos, porque todo es un proceso. Pero consiguiendo así salirse de la pose
antisistema pero dentro del sistema.

Que este cambio no llega a todos los ámbitos de nuestras vidas… es innegable. Pero la culpa no es del anarquismo, si no que es nuestra responsabilidad, tuya, mía, y del resto de anarquistas. Somos nosotrxs quienes debemos, o más bien, se supone que queremos construir un mundo nuevo. Y sabemos de sobra que sin formación, esfuerzo, riesgo y determinación nunca saldremos de nuestra comodidad democrática y recorreremos el camino de la libertad. No somos culpables de nuestra
opresión pero sí responsables de nuestra liberación. Y no olvidemos que...

Lo verdaderamente revolucionario es hacerlo nosotrxs mismxs.

Un/x ácrata cualquiera. Vk, abril 2.019

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