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Notícies :: dones
Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
18 mar 2019
A mi alrededor, desde hace tiempo, personas hablan de situaciones que tienen muchas cosas en común: por un lado, la utilización de discursos como herramientas que acaban generando ciertas violencias, tanto sea exclusiones, acoso o borrados, y por otro lado, la instrumentalización de los discursos solo para obtener poder.
Hace tiempo que tengo ganas de hablar de cosas de las que sé que nos cuesta hablar, pero que sé que es un tema que nos está rondando a muchas y algunas personas ya han empezado a hablar de ello. Los motivos por los cuales nos cuesta tratar el tema son variados: porque tenemos miedo a las consecuencias de hablarlo, por la exposición emocional y mental que supone, pero también porque tenemos miedo a cargarnos todo aquello que tanto nos ha costado construir en espacios críticos, feministas y de lucha social (herramientas, discursos, vínculos). También juega un papel muy importante el poder, tanto sea porque tenemos miedo a perderlo o a renunciar a la posibilidad de una posición superior, o bien porque queremos conseguir esta posición superior. Además, tenemos miedo a que nos pisen o a ser excluidas (este último viene a ser uno de los motivos por los cuales muchas seguimos la corriente sin cuestionar cosas que nos pican).

Pero la realidad nos explota en la cara, y no podemos permitirnos ignorar mucho del daño que nos estamos haciendo, los poderes que estamos generando, los guayismos y las consecuencias de todo esto, entre las que se encuentran problemas de salud mental, sociales/relacionales, económicos, de aislamiento. Problemas contra los cuales supuestamente estamos intentando luchar.

A mi alrededor desde hace tiempo personas hablan de situaciones diferentes pero que tienen muchas cosas en común: por un lado, la utilización de discursos como herramientas que acaban generando ciertas violencias, tanto sea exclusiones, acoso o borrados, y por otro lado, la instrumentalización de los discursos solo para obtener poder. Normalmente es una mezcla complicada de las dos y lo que finalmente tenemos es un ejercicio de poder que no es nunca contemplado cuando hablamos de estructuras sociales porque se ha generado especialmente alrededor de nuestros discursos y de nuestros espacios —movimientos sociales, activismos sociales, feminismos, queer/LGBTI+, no-monogamias... — tanto físicos como virtuales, donde se incluyen redes sociales.

Ya sabemos que las estructuras sociales de poder que nos encontramos “fuera” de nuestros espacios se repiten dentro de estos. Sabemos que el machismo, el racismo, el heterosexismo, entre muchas otras estructuras, están presentes. Los ejes principales de nuestras luchas son, precisamente, estas estructuras. No obstante, dentro de estas luchas han emergido nuevas estructuras, que son aquellas que nos otorgan ciertos reconocimientos y poderes en estos mismos espacios: el guayismo, aquella tendencia a destacar y generar cierto dominio a través del ser “guay” bajo los parámetros definidos por nuestros activismos sociales —como por ejemplo, estar construida, dominar el discurso, obtener atenciones debido al dominio de este discurso, producir discursos como si fueran productos de consumo, famoseos y divineos. Evidentemente se mezclan otras estructuras menos visibles y reconocidas como son el hecho de tener ciertos tipos de carismas o bien la capacidad de poder dominar todo esto (capacidades comunicativas, emocionales o intelectuales). Y todo el resto siguen la corriente, porque ir en contra es buscarte el aislamiento o hundirte.



Es complicado entender en qué momentos ha habido un deseo de poder sobre otras personas o bien hemos confundido el empoderamiento personal con un ejercicio de poder hacia estas otras, aprovechándose muchas veces de privilegios y de situaciones que en muchos discursos no se contemplan. El problema es que uno de los muchos dogmas que hemos aprendido a repetirnos es que da igual lo que hagas sobre una persona que tiene un privilegio concreto sobre ti porque esto (supuestamente) nunca es violencia, olvidando muchas más partes del contexto de aquella persona y de otros ejes que le puedan estar atravesando que no vemos (o no queremos ver). La salud mental es uno de ellos. Entiendo que delante de ciertas situaciones hemos tenido que aprender a dejar de empatizar con las personas que nos violentan y que tienen más privilegios, y entiendo que es vital que siga siendo así en muchos casos. Pero, no obstante, hemos hecho un salto y hemos pasado a desear que se deshumanice totalmente a quien consideramos que tiene un cierto privilegio sobre nosotras.

Hemos confundido acompañamiento a las violentadas o agredidas con un ejercicio de multiplicar cualquier deseo de quien haya padecido la violencia. Cualquiera, sin cuestionarlo, ni contextualizarlo. Mi pregunta es: ¿esto es acompañamiento? A la vez tenemos miedo a todo lo que se nos puede llegar a pedir cuando se señala a otra persona como agresora, llegando al punto de que, si vemos que podemos, intentamos mirar hacia otra parte dejando de lado totalmente a la propia agredida. Las dos caras de la misma moneda tienen consecuencias totalmente contrarias a lo que supuestamente queríamos obtener.

Todo esto lo digo con dolor después de haber estado años intentando esquivar los intentos de manipulación por parte de un hombre que quería cuestionarme estos discursos para su propio beneficio. Cada vez que alguien me hablaba de cuestionarlo la ansiedad se me disparaba. Me ha costado aceptar que estas herramientas puedan estar siendo utilizadas también para generar poder. Pero es que el poder se aprovecha muchas veces de cualquier fisura que encuentra y es por esto que es muy importante repensarnos constantemente y estar muy alerta. Creo que uno de los problemas principales ha sido convertir parte de estas herramientas y discursos en dogmas y no contextualizarlos nunca. Sí, hemos generado dogmas, creencias que van más allá de lo que tendría que tener un espacio que se diga a sí mismo crítico. Estos dogmas los hemos creado para revertir aquellos otros que nos imponen las estructuras de poder, pero al fin y al cabo son dogmas que no se pueden cuestionar, que no se pueden contextualizar según la situación.



Otros dogmas que hemos creado son, por ejemplo, que si una persona dice que se ha sentido agredida significa que lo ha estado (sin habernos parado a reflexionar o definir qué queremos decir con “agresión”), o bien también que todo lo que pida una persona que se ha sentido agredida va a misa (y nunca mejor dicho). Con esto no quiero decir que tengamos que hacer todo lo contrario, como pasa fuera de nuestros espacios, donde no se cree a las agredidas y no se las acompaña. Nos ha costado mucho que se nos escuche, se nos crea y se nos acompañe.

Lo que tenemos que replantearnos es qué quiere decir acompañar y escuchar, porque revertir totalmente un poder que fuera no tenemos de esta manera implica otorgar un poder muy grande. Y todo poder que se otorgue tiene el peligro de ser deseable y utilizado más allá de las situaciones para las que se ha construido, sea a través de un proceso consciente o inconsciente. He visto y vivido de muy cerca cómo se instrumentalizaban estos dogmas para destruir a personas, o por venganza debido a situaciones que nada tenían que ver con la acusación que se estaba haciendo (celos, por ejemplo). He visto cómo se mentía, se inventaban agresiones, o bien se aprovechaban algunas existentes para generar aún más poder sobre una persona. Sigo creyendo que cosas como ciertos vetos o ciertas formas de tratar las agresiones son importantes y necesarias. Pero no siempre ni de todas las maneras, ni otorgando este total y absoluto poder.

Hemos basado buena parte de nuestros discursos en el sentimiento de culpa y en el castigo. ¿No nos suena esto de algo? Sin darnos cuenta hemos caído en la misma trampa con la que el sistema en el que vivimos nos violenta día tras día. No creo que las personas oprimidas tengamos que estar siempre haciendo pedagogía, creo que es algo que tenemos que poder escoger, el momento y el lugar, la exposición y como nos autocuidamos, y si realmente lo queremos hacer. No obstante, sabemos que vivimos en el mundo que vivimos y es por este motivo que algunas o muchas hacemos activismo, y pedagogía la tendremos que hacer. Caer siempre en atacarnos, castigarnos o jugar a hacernos sentir constantemente culpables de todo no tiene nada de revolucionario. El cambio más revolucionario tiene que pasar por otras vías.


Una cosa que da mucho poder en nuestros espacios es dominar el discurso, saber en todo momento como utilizarlo. Creo que quien tiene el privilegio de saber y poder dominar ciertos discursos tiene un poder más grande dentro de nuestros espacios. He visto cómo se manipulaban los discursos sobre cuidados para conseguir más atenciones y afectos. He visto manipular los discursos de “no puedes dejar una relación así como así porque esto es capitalismo y consumo de cuerpos” para que haya personas que no puedan dejar relaciones de maltrato o chungas, o que eran incompatibles. He visto maltratar mucho a personas y taparlo totalmente acusándolas de capacitistas si señalaban maltrato. He visto cómo se manipulaba también el discurso del tone-policing para excusar acoso y ataques sin ningún cuidado hacia personas que cometían algún error típico de cuando no estamos suficientemente formadas. He visto, de hecho, manipular y utilizar cualquier discurso. A veces me da pánico escribir, dar un taller o una charla, porque he visto manipularlo todo.

Finalmente, y no menos importante, también he visto y he vivido la hipocresía de la generación de discurso solamente para el puro consumo de las oyentes y lectoras y para el puro protagonismo y guayismo de las productoras, con un gran vacío en medio donde se generaban borrados, manipulaciones, ghostings, luz de gas o competición, por parte de las mismas que hablaban y se ganaban la fama hablando de cuidados, de horizontalidad, de cooperación o de compañerismo.

Escribo todo esto no solamente para hablar de las demás, sino que aprovecho para revisarme, hacer autocrítica y responsabilizarme. Escribo todo esto con un poco de miedo, pero a la vez con las ganas y con la esperanza de que algún día dejemos de hacernos daño. A veces lo veo, me entristezco y tengo ganas de huir corriendo. Otras veces cojo fuerzas e intento entender cómo podría moverme alrededor de todo lo que siento una farsa. Dos veces al año me cogen crisis y ganas de dejar este tipo de espacios. Pero después miro a mi alrededor y, cuando me fijo más allá de todo aquello que el poder intenta borrar, en el fondo veo cosas a las que cogerme: compañeras que construyen cosas cada día, con mucho cuidado y sin esperar nada más que un verdadero cambio social. Y es en estos momentos en los que cojo aire y fuerza y decido seguir.
Mira també:
https://www.elsaltodiario.com/opinion/sobre-poder-y-dominacion-en-nuestros-espacios-criticos

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Comentaris

Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
18 mar 2019
"si una persona dice que se ha sentido agredida significa que lo ha estado (sin habernos parado a reflexionar o definir qué queremos decir con “agresión”), o bien también que todo lo que pida una persona que se ha sentido agredida va a misa (y nunca mejor dicho)"

"He visto y vivido de muy cerca cómo se instrumentalizaban estos dogmas para destruir a personas, o por venganza debido a situaciones que nada tenían que ver con la acusación que se estaba haciendo (celos, por ejemplo). He visto cómo se mentía, se inventaban agresiones, o bien se aprovechaban algunas existentes para generar aún más poder sobre una persona"


...el mismo discurso que utilizan desde ciudadanos o vox para deslegitimar el feminismo, las denuncias falsas. Y ningun comunicado, texto o reflexión que tenga como temática el PORQUE LOS HOMBRES ANARQUISTAS CONTINUAN COMETIENDO AGRESIONES EN NUESTROS ESPACIOS. Mucha crítica a las herramientas, poca a la causa de su utilización.
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
18 mar 2019
yo creo hay muchos tipos de agresiones, algunas verbales, otras son mas sutiles como el hablar mal de alguien para aislarlx, aislar a la persona directamente. Otras agresiones son mas violentas.

Por que no hablar de todo tipo de agresiones?.
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
19 mar 2019
Uaaaau... Segregar hacia la zona gris este comentario, es obsceno y ruin: a que responde? Un facha, quien escribe esto de aquí abajo? De que coño vais? Y así pretendéis callar a la peña? Me parece, que os va a salir el tiro por la culata esto ya es demasiado... (A)

(PROJECCIÓ OCULTADORA DE LA PRÒPIA IDEOLOGIA: com els feixistes titllant de feixistes els demés / els feixistes intervenint com a antifeixistes)

per molt be!
18 mar 2019

Una pregunta: Cuantos hombres anarquistas conoces que han cometido agresiones contra mujeres en los espacios "liberados"? Me parece un discurso victimista y absurdo acusar por la puta cara a los hombres de ser machistas! No podemos permitir ninguna agresión, sea machista u hembrista, ni la toma de poder de nadie en nuestros espacios. A la puta calle lxs autoritarixs de todo color!
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
19 mar 2019
"..." seguimos esperando tu respuesta y no metas a vox en esto para desviar la atención que el feminismo, se esta cayendo a pedazos por su propio peso. Vuestras purgas antianarquistas en la Catalunya comoda de la CUP y Podecat, llamando "nuestros espacios", a CSO's como Kan Kolmo; luego de haber echado a patadas a quienes lo okuparon, y lo defendieron por una década, por orden de vuestras elites comunistas; es una estrategia sucia y manipulatoria. (A)
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
19 mar 2019
Y bueno... mientras aguardamos
algo parecido a un desagravio; los "HOMBRES ANARQUISTAS", de la región que intenta controlar (sin lograrlo...), el maldito estado argentino; dedicamos a todxs lxs compañerxs, de gran corazón valiente y nobles ideales compartidos, una bella película; sobre la vida y la lucha inclaudicable de uno de nuestros máximos referentes en la insurrección contra toda autoridad y toda opresión... Nos referimos (nada menos) que a Simón Radowitsky. BON PROFIT

https://youtu.be/lTW_nDpAghA
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
21 mar 2019
No es muy dificil de entender, cuando dejas de tener en cuenta la intencionalidad para calificar una accion de agresión, y a eso le sumas que indagar en lo que realmente paso significa cuestionar a la victima, generas la situacion ideal para que germine el abuso.

Una agresion son palabras o actos con la INTENCION de hacer daño a alguien, actualmente, cada vez mas, las acusaciones de agresion son agresiones en si. Basta ya de juegos de poder en espacios liberados.
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
22 mar 2019
1 a ofensa.jpg
.
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
24 mar 2019
Ni quien escribe el texto, ni los comentaristas habituales de la manada patriarcal tienen en cuenta el hecho de la experiencia personal, algo completamente subjetivo que, puede no corresponderse con lo sucedido, pero no puede ser negado como experiencia.

A veces podemos escuchar a niños o niñas que expresan no sentirse amadxs o queridxs por su padre o madre o por ambxs, y sin embargo, el padre o la madre o ambxs, no se sienten identificadxs con esa falta de afecto expresada por el hijo, hija o como se sienta.

No es cierto que todas "culpemos" a los hombres por ser hombres o consideremos las palabras de una mujer que se ha sentido violentada como única verdad por ser mujer. Algunas señalamos a algunos hombres, no por hombres, sino por agresores, pues sino, no estaríamos hablando de violencia contra las mujeres por parte de hombres.

Otra cuestión muy diferente es lo que señalamos como violencias. No podemos negar la experiencia de una persona que se ha sentido violentada, pero eso no presupone la existencia de violencia.

En una mayoría de los espacios liberados, en los centros sociales e incluso en webs como esta, por muy anarquistas que se declaren, suelen darse relaciones de dominación y poder.

El texto en cuestión no cuestiona las violencias e incluso podría dar a entender que las compañeras, mujeres, de los centros sociales liberados, no tienen capacidades para la producción de discursos, cuando vemos que precisamente a los feminismos, lo que le sobran son discursos, algunos de ellos sustentados desde la penalidad del estado de derecho, el pensamiento burgués, la promulgación de leyes, el sistema parlamentario..., pero también desde una concepción abolicionista, antipunitiva, crítica, anarquista, patriarcal y anticapitalista.

Lo que más me interesa del texto es el valor y el esfuerzo de adentrarse en los diversos miedos y temores que aparecen en circunstancias de dominación y poder, pero casi siempre se olvida que en esas manifestaciones que una persona ejerce sobre otra u otras, no se tiene en cuenta que se producen en un contexto colectivo y por lo general, quienes forman parte de esos espacios, o los han consentido, o los han ignorado, o los han convertido en cuestiones personales olvidando que son parte del espacio político y no son ajenas a él.

Este tipo de relaciones de dominación en los centros sociales liberados, no deberían de simplificarse, porque suelen ser cuestiones muy complejas que se dan en espacios en los que confluyen sensibilidades a veces tan distintas como dispares, llenos de múltiples interacciones e intereses, aunque todas se sientan libertarias.
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
25 mar 2019
Aliss dice:
"No es cierto que todas "culpemos" a los hombres por ser hombres o consideremos las palabras de una mujer que se ha sentido violentada como única verdad por ser mujer"

Esta patinando de nuevo porque nadie ha dicho que "todas" lo hagan, y esta tambien, como de costumbre, ofreciendo excusas para las que si que lo hacen, e insultando de entrada a quien no comulgue con sus excusas.

Las relaciones de dominación en espacios liberados suelen tener que ver con la sexualidad y el territorialismo.
Re: Sobre poder y dominación en nuestros espacios críticos
25 mar 2019
No se para que se sigue metiendo aquí a opinar quien nos define como manada cavernícola anterior al homo sapiens. Para mi fue demasiado. Chau adiós (A)

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