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Notícies :: antifeixisme
No había pelea ni sufrieron daños, pero los ertzainas decidieron cargar
16 oct 2018


Seis años y medio después, la primera sesión del juicio por la muerte de Iñigo Cabacas confirmó el papel decisivo de Ugarteko para que se produjera la carga policial y constató que no había razones para ordenarla. Ningún ertzaina vio la pelea que les condujo al callejón de María Díaz de Haro. Tampoco sufrieron daño alguno. Pero cargaron, con todo.


Además de corroborar que en el banquillo de los acusados son todos los que están pero no están todos los que son, con Ugarteko omnipresente y sin embargo ausente en el juicio, el inicio de la vista oral por la muerte de Iñigo Cabacas sirvió para constatar que la intervención policial que acabó con la vida del joven basauriarra fue arbitraria y totalmente desproporcionada.

Los imputados, a preguntas de la acusación particular, admitieron no haber visto la pelea multitudinaria que oficialmente condujo a la Ertzaintza al callejón de María Díaz de Haro y que habría desencadenado la carga. Tampoco hay constancia de ningún parte de daños y los policías no resultaron heridos. De hecho, ningún elemento objetivo valida la tesis de que en la zona de la herriko taberna de Indautxu se estuviera produciendo una situación de riesgo para la ciudadanía. No al menos hasta que llegaron ellos, conducidos desde la comisaría de Deusto por el jefe de operaciones, el ertzaina 3316, Ugarteko.

Sin embargo, la mayoría de los encausados defendió ayer aquella actuación, argumentando que desde la céntrica calle bilbaina les recibieron con una lluvia de objetos. «Disparar era absolutamente necesario», sostuvo Kepa Muriel, suboficial con número profesional 5351, que se hallaba al mando de la furgoneta número 14 y de los tres ertzainas que admitieron haber disparado aquella noche. Jone Goirizelaia preguntó a los policías sobre el protocolo de actuación, sobre las reglas que regían el uso de los peloteros, inquirió si consideraban proporcional lanzar pelotazos a una multitud, de forma indiscriminada y en una situación controlada, como reconoció el oficial 3389, y casi todos coincidieron en responder que sí, que actuaron como debían. Lo hicieron en presencia de Manu y Fina, padre y madre de Pitu, presentes en la sala hasta acabar la sesión.

La responsabilidad del 3389

Sólo Juan José de Pablo, el citado oficial 3389, discrepó. Igual que aquella noche de 2012, cuando expuso por radio que la situación estaba bajo control, ayer también declaró que él no era partidario de entrar cargando en el callejón. Según expuso gráficamente, «mandar a gente uniformada a una zona donde solía estar gente del entorno –de la izquierda abertzale– y de celebración», o bien fue un error o bien buscaba «una sarracina».

No fue el único punto de fricción entre este policía jubilado y sus antiguos compañeros. El ya exoficial sostuvo que él sólo se hallaba al frente de su furgoneta, la número 12, mientras el resto de los encausados coincidieron en atribuirle el mando sobre todos ellos como ertzaina de mayor rango sobre el terreno.

Asimismo, si el oficial 3389 sostuvo que los uniformados que fueron enviados a sofocar la presunta pelea en la herriko, adscritos a la unidad de Seguridad Ciudadana, no tenían capacitación para ese tipo de lances ni experiencia en el uso de escopetas, los suboficiales que comandaban las furgonetas 13 y 14, Muriel y Tomás González (nº 1283) defendieron que tanto ellos como sus subordinados estaban preparados, pues habían participado en numerosas intervenciones. «En cientos de operativos como ese, en ocasiones hasta siete veces por semana. La gran mayoría de ertzainas de mi época prácticamente hemos salido de la Academia con casco y verduguillo», enfatizó el 5351.

¿Quién dio la orden de cargar?

Además del papel que los dos suboficiales y los tres agentes endosaron al oficial 3389, otro elemento de discordia entre los encausados residió en quién dio la orden expresa de cargar. Así, el suboficial 1283 quedó señalado como la persona que mandó disparar contra las personas que se hallaban en María Díaz de Haro, una acusación suscrita por todos menos por el agente 11066 (Dany Johnny Fernández), pero que el aludido rechazó.

Sí reconocieron todos que en ningún momento se produjo por su parte una advertencia verbal a las personas que estaban en el callejón, como ordena el protocolo de actuación de la Ertzaintza. Arguyeron que para entonces ya había otros ertzainas cargando en la zona. Asimismo, sobre el margen de espacio necesaria para proceder a disparar pelotas, el agente 15248 (José Ignacio Moure) argumentó que es difícil hacer un cálculo exacto de la distancia, pero todos dijeron haber respetado el mínimo.

Tanto este ertzaina como su compañero de furgoneta Eduardo Guzmán (nº 10216) coincidieron en afirmar que habían recibido la orden del suboficial 1283 de disparar a los congregados.

Los 400 encapuchados

¿Y cuántos eran los congregados? Pues en este punto también hubo opiniones diversas. Desde las quinientas personas que calculó el oficial hasta el millar que dijo uno de los suboficiales, pasando por los cuatrocientos que mencionó el agente 15248. Por su parte, en la fase de instrucción el ertzaina 11066 declaró que no había mucha gente.

Tampoco se pusieron de acuerdo en el porcentaje de personas que les estaba lanzando objetos. El suboficial que había contado un millar admitió que solo era un pequeño grupo, mientras que el agente 15248 no hizo distinciones, e incluso llegó a decir que entre los presentes había numerosas personas encapuchadas arrojando de todo. Esa afirmación no concordaba con el video grabado por un vecino que fue exhibido en varias ocasiones y donde se puede ver, vacía, buena parte de la plazoleta a la que disparaban. Como le hizo ver Goirizelaia, no había ni asomo de encapuchados ni de nada que se le pareciera. El agente replicó que se habrían escondido. «En los bares...», dijo.

Al margen de la factura que sus excompañeros quisieron pasar al 3389 y de la distinta versión sobre si el suboficial 1283 fue quien ordenó cargar –el suboficial 5351 y los tres agentes se sentaron juntos y se cubrieron las espaldas en sus declaraciones–, la línea de defensa pasó por el hecho de que hubo otros ertzainas que también dispararon y que podrían haber causado la muerte de Cabacas, y por mostrar una suerte de caos operativo que les exima de responsabilidades. «En esa época, con otro consejero y otro Gobierno, la Unidad de Seguridad Ciudadana era un cajón de sastre», expuso el oficial. Se trata de echar balones fuera para cerrar el partido. Juego sucio. Nada que ver con el que gozaron los aficionados del Athletic ese 5 de abril, hasta que llegaron ellos.

Un sindicato policial cuestiona que la muerte se debiera a un pelotazo

Han pasado seis años y medio desde la muerte de Iñigo Cabacas, y sólo la tenacidad de su familia y de la abogada Jone Goirizelaia ha logrado que la instrucción desembocara en juicio. Pero en este tiempo, al menos, parecía que ya nadie ponía en duda que fue una pelota de goma disparada por la Ertzaintza la causante del fallecimiento. Sin embargo, el Sindicato Profesional de la Ertzaintza (Fepol) difundió el pasado domingo un comunicado en que se permite rechazar la única hipótesis posible: «Como no puede ser de otra manera, nuestros compañeros resultarán absueltos, y no solo porque no son los responsables de la muerte de Cabacas, sino porque ni siquiera podrá darse por probado que fuera una pelota de goma la causante del desgraciado desenlace».

En el escrito, el sindicato policial expresa «todo su apoyo» a los ertzainas encausados, y sostiene que «nunca ha habido suficientes elementos incriminatorios para iniciar este juicio contra ellos». Por tal motivo, defiende «sin ambages» su inocencia. «En su caso, el único responsable de lo ocurrido no estará sentado en el banquillo, no es otro que el actual jefe de la Ertzaintza, Jorge Aldecoa». Aldeco, nombrado máximo responsable de la Policía autonómica por el Gobierno de Iñigo Urkullu, era responsable de la comisaría de Bilbo cuando se produjo la carga policial.

Con todo, para Fepol, «todo lo que rodea a este luctuoso suceso se ha convertido en un juicio mediático y más de 6 años después solo se busca una cabeza de turco por parte de los entonces responsables del PSE, que pusieron a los ertzainas a los pies de los caballos». Este grupo, que en su escrito no muestra ninguna cercanía con los allegados del joven aficionado del Athletic, también sostiene que «sea cual sea el resultado, ninguna parte estará contenta».I.B.

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Comentaris

«Estar aquí ya es una victoria importante» destacan familiares y amigos de Iñigo Cabacas
16 oct 2018



Justicia, reparación y no repetición son las exigencias planteadas por familiares y amigos de Iñigo Cabacas al inicio del juicio contra seis ertzainas acusados por la muerte del joven aficionado del Athletic en abril de 2012.

Desde las 8.00, decenas de personas se han reunido frente al Palacio de Justicia de Bilbo, en los Jardines de Albia, para arropar a los padres, tras una pancarta con el lema «Unea heldu da. Justizia Iñigorentzat». Poco minutos después, se han sumado a la movilización Manu Cabacas y Fina Liceranzu, que han sido recibidos entre aplausos y gritos de ánimo, además de la repetición de consignas como «Justizia Iñigorentzat».

Ante los numerosos medios de comunicación que se han dado cita, Manu Cabacas ha señalado que alberga cierta esperanza de que se haga justicia en todo lo que ha rodeado a la muerte de su hijo y que «no sea un paripé». «No puede ser todo lo que hemos tenido en contra desde el principio», ha comentado, en referencia a los numerosos impedimientos con los que se han encontrado a lo largo de la instrucción. En su opinión, llegar a juicio ha sido una victoria ya que «nadie daba un duro por ello».

Cabacas ha incidido en la posición pasiva adoptada por la Fiscalía, que ha calificado de «vergonzosa». Del Ministerio Público ha dicho que «ha actuado más como abogado de la defensa» que como acusación ante unos hechos tan graves. A pesar de ello, ha reconocido que aún confía en que en el juicio se haga justicia.

Ha confesado que alberga un sentimiento «agridulce» por no haber logrado que todos los implicados en el operativo policial que causó la muerte de su único hijo se sienten en el banquillo de los acusados. «Nunca he entendido cómo el inductor de la muerte de Iñigo puede estar libre. Que no esté imputado, para mí es inconcebible», ha afirmado.

«Por Iñigo»

A su lado, su esposa, nerviosa, ha agradecido el apoyo recabado de la sociedad. Respecto al desarrollo de la vista oral, ha confesado que no sabe si será capaz de soportar todo el juicio. «Yo quería que se sienten, se van a sentar y voy a estar en el juicio. No sé si aguantaré. Sé que es muy largo, que van a mentir –ha apuntado Fina Liceranzu–, pero, por Iñigo, nuestro hijo, que es lo único que teniamos porque no teníamos más hijos».

Familia, abogada y amigos se han dirigido desde Jardines de Albía hasta la entrada de la sede judicial en la calle Barroeta Aldamar, arropados por decenas de personas. A las puertas de los juzgados, la abogada de los Cabacas Liceranzu, Jone Goirizelaia, ha manifestado, al igual que los padres de Iñigo Cabacas, que se haga justicia y que se logre destapar el «manto de impunidad» que ha rodeado el caso.

«Hay pruebas periciales, hay videos y diferentes medios probatorios para llegar a las conclusiones penales. Lo vamos a intentar, pero tampoco es un impedimiiento para la sentencia condenatoria quién o quiénes dispararon», ha expuesto la letrada. Respecto a la posición de la Fiscalía, Goirizelaia ha dicho que, en el transcurso de la vista, hay posibilidad de que modifique sus conclusiones. «Esperemos que, si ve lo mismo que hemos visto nosotros, llegado ese momento, cambie de postura», ha añadido.

A continuación, se han dirigido a la sala de vistas mientras, en el exterior, Koldo Gutiérrez y Eneritz Zabala han agradecido en nombre de la familia y amigos, el apoyo que han recibido de la sociedad en estos seis años y medio desde la muerte de Iñigo Cabacas. Gutiérrez, emocionado, ha enfatizado que la celebración del juicio ya es «una pequeña víctoria».

Ha destacado que lo importante es saber qué paso aquella noche del 5 de abril de 2012 en el callejón de María Díaz de Haro, así como reparar a la familia, a la que ha denunciado «se le ha tirado como una colilla». Además, esperan lograr la seguridad de que hechos como estos no vuelvan a repetirse y, por último, que se haga justicia, para que los responsables de la muerte de su amigo «paguen por ello».

Hasta el mediodía ha continuado la concentración ciudadana ante el Palacio de Justicia que ha tratado de arropar a la familia Cabacas Liceranzu. A ella, se han sumado estudiantes que ha llevado a cabo paros parciales en varios centros educativos. A su conclusión, Gutiérrez ha agradecido a las personas que han estado con ellos durante cuatro horas y les ha convocado a nuevas movilizaciones que irán haciendo públicas. «La próxima semana nos veremos. Eskerrik asko por habernos acompañado», ha avanzado el amigo de Iñigo Cabacas.

«Vamos a remar para que la chalupa llegue a buen puerto», ha pedido Gutiérrez, quien ha remarcado que el objetivo que les lleva moviendo todos estos años es «exigir justicia para Iñigo». A continuación, los concentrados se han disuelto ante la atenta mirada de los agentes de la Ertzaintza que desde primera hora de la mañana se encuentran desplegados dentro y fuera de la sede judicial.
Despropósito policial, desvergüenza política
16 oct 2018


Seis años y medio después, el juicio por la muerte de Iñigo Cabacas arranca de una manera descorazonadora. A unos hechos ya muy crueles se suman unas declaraciones policiales y una inacción política que añaden más dolor a la familia y más incomprensión a la ciudadanía vasca. Si esa muerte era perfectamente evitable en abril de 2012, la respuesta de la Ertzaintza y del Gobierno al que pertenece difícilmente podrían ser peores llegados ya a octubre de 2018.

Como aquella fatal noche en María Díaz de Haro, los policías y mandos imputados dispararon ayer en todas direcciones. Más allá del previsible «sálvese quien pueda», y sin descartar que haya una estrategia dirigida a enmarañar la cuestión al máximo para que las contradicciones engullan la verdad, el panorama descrito sobre el operativo obliga a una reflexión urgente y muy profunda sobre los modos de la Ertzaintza. Que un agente insinúe que allí se buscó «una sarracina» resulta gravísimo, pero concuerda con la grabación de Ugarteko instando a «entrar con todo» en la zona de «la herriko»... y ni está en el banquillo. Que otro alegue que no eran conscientes de tener en las manos un arma «letal» también es tremebundo, pero casa con el modo que se usaron esos peloteros y las consecuencias para Iñigo Cabacas. Las declaraciones suponen un escándalo, sin duda, pero es que la realidad es aún peor.

Y mientras los policías que actuaban a pie de calle hablan, sus mandos políticos de entonces y ahora callan. Ayer perdieron una nueva oportunidad –la enésima, quizás última– de situarse con las víctimas. Quizás entendieran que no iban a ser bienvenidos en la Audiencia de Bilbo, pero existen muchas maneras de mostrar empatía. El problema es no tenerla. Que la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, valorara el juicio en la presentación de un curso de formación a la Policía Foral en Arkaute es otra señal; ¿de verdad cree que era el día para que esta Ertzaintza diera lecciones de algo
Un sindicato de la Ertzaintza rechaza que Iñigo Cabacas falleciera tras recibir un pelotazo
16 oct 2018

El Sindicato Profesional de la Ertzaintza (Fepol) difundió el pasado domingo un comunicado en el que asegura que los ertzainas acusados son inocentes y se permite rechazar que Iñigo Cabacas falleciera tras recibir un pelotazo.

Han pasado seis años y medio desde la muerte de Iñigo Cabacas, y sólo la tenacidad de su familia y de la abogada Jone Goirizelaia ha logrado que la instrucción desembocara en juicio. Pero en este tiempo, al menos, parecía que ya nadie ponía en duda que fue una pelota de goma disparada por la Ertzaintza la causante del fallecimiento.

Sin embargo, el Sindicato Profesional de la Ertzaintza (Fepol) difundió el pasado domingo un comunicado en que se permite rechazar la única hipótesis posible: «Como no puede ser de otra manera, nuestros compañeros resultarán absueltos, y no solo porque no son los responsables de la muerte de Cabacas, sino porque ni siquiera podrá darse por probado que fuera una pelota de goma la causante del desgraciado desenlace».

En el escrito, el sindicato policial expresa «todo su apoyo» a los ertzainas encausados, y sostiene que «nunca ha habido suficientes elementos incriminatorios para iniciar este juicio contra ellos». Por tal motivo, defiende «sin ambages» su inocencia.

«En su caso, el único responsable de lo ocurrido no estará sentado en el banquillo, no es otro que el actual jefe de la Ertzaintza, Jorge Aldecoa». Aldeco, nombrado máximo responsable de la Policía autonómica por el Gobierno de Iñigo Urkullu, era responsable de la comisaría de Bilbo cuando se produjo la carga policial.

Con todo, para Fepol, «todo lo que rodea a este luctuoso suceso se ha convertido en un juicio mediático y más de 6 años después solo se busca una cabeza de turco por parte de los entonces responsables del PSE, que pusieron a los ertzainas a los pies de los caballos».

Este grupo, que en su escrito no muestra ninguna cercanía con los allegados del joven aficionado del Athletic, también sostiene que «sea cual sea el resultado, ninguna parte estará contenta»
Re: Un sindicato de la Ertzaintza rechaza que Iñigo Cabacas falleciera tras recibir un pelotazo
16 oct 2018
Hay que recordar también que los responsables de la policía Don el pnv y en la época estaban los del psoe; partidos con los que Bildu (referente de naiz) pacta. Los mismos que torturaban y asesinaba impunemente. No es un caso son miles y ninguna ley de abusos policiales,aunque este firmada por bildu, nos hará olvidar esto.
Re: «Estar aquí ya es una victoria importante» destacan familiares y amigos de Iñigo Cabacas
16 oct 2018
Esta claro que tu intención no es informar sino copar esta pagina. Naiz periódico burgués por escelencia.
Re: Despropósito policial, desvergüenza política
16 oct 2018

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