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Notícies :: educació i societat : sexualitats : dones
Entrevista a Margareth Rago, historiadora feminista y libertaria brasileña
23 jul 2018
“Nosotras, las mujeres, como otros grupos sociales, étnicos, sexuales, necesitamos conocer nuestro pasado, saber quiénes son nuestras abuelas, bisabuelas, en qué contextos vivieron, cuáles fueron sus dolores, opresiones, resistencias y luchas.”
En la actual generación de autoras/es libertarias/os, el pensamiento y la obra de Margareth Rago es de las más interesantes y prolíficas. Feminista, historiadora y profesora, registra múltiples colaboraciones en notables publicaciones anarquistas de Brasil, como Libertárias y verve. Se graduó en Historia y en Filosofía por la Universidade de São Paulo (USP), realizando posteriormente su maestría y doctorado en Historia en la Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), donde actualmente es profesora titular. Como docente, además, fue profesora visitante del Connecticut College (Estados Unidos), entre 1995-1996, así como impartió cursos en la Universidad de Paris 7, en 2003. En su labor como historiadora libertaria, se desempeñó como directora del Archivo Edgar Leuenroth de la UNICAMP en el año 2000.

Nosotros conocimos a Margareth Rago hacia el año 2005, cuando visitó nuestro país para dictar una conferencia en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Algunos años después, pudimos encontrarla en São Paulo, en un pequeño homenaje orga- nizado por el Núcleo de Sociabilidade Libertária a Robson Achiamé, mítico editor anarquista del Brasil con quien Margareth publicó varios libros. De hecho, de su amplia producción bibliográfica, podemos mencionar: Do Cabaré ao lar: a utopia da cidade disciplinar – Brasil, 1890-1930 (Paz e Terra, 1985); Os Prazeres da Noite: prostituição e códigos da sexualidade feminina em São Paulo, 1890-1930 (Paz e Terra, 1991); Foucault, a história e o anar- quismo (Achiamé, 2004); y Feminismo e anarquismo no Brasil: audácia de sonhar (Achiamé, 2007). Asimismo, organizó junto a Maria Clara Privato Biajoli el libro Mujeres Libres da Espanha, publicado en 2007 por la editora Achiamé y pronto a ser re-editado por Biblioteca Terra Livre y Editorial Eleuterio como co-edición (2017).

Mención aparte amerita su libro Entre la historia y la libertad: Luce Fabbri y el anarquismo contemporáneo (Nordan - Comunidad, 2002), publicado primero en portugués (UNESP, 2001) y luego en italiano (Zero in condotta, 2008). En esta obra, Margareth Rago estudia la figura de Luce Fabbri (1908-2000), militante e intelectual anarquista italo-uruguaya con quien no sólo tuvo una gran de amistad, sino también conoció y percibió como la expresión de una trama de memoria libertaria, historia y género. Esto, en otros términos, representa el sentido de su labor intelectual, en tanto en sus planteamientos se entremezclan la historia y la filosofía, desarrollando tópicos que van desde la Historia de Brasil hasta la Teoría de la Historia, así como estudios sobre Foucault, feminismo, género, sexualidad y anarquismo.

Para seguir construyendo esta genealogía del pensamiento libertario y feminista, enviamos a Margareth Rago algunas preguntas con el propósito de dar a conocer sus principales ideas y saber un poco más de sus actuales estudios y lecturas.

Grupo Gómez Rojas: En tu libro Entre la historia y la libertad. Luce Fabbri y el anarquismo contemporáneo señalas las cercanías y complicidades que existieron entre ustedes y que llevaron a buen término el libro. En este sentido, ¿cuál o cuáles son las formas actuales en que se estudia la historia de las y los militantes anarquistas? ¿Cuáles son las similitudes y/o diferencias con lo hecho, por ejemplo, por historiadores como Max Nettlau o Abel Paz?

Margareth Rago: Cuando conocí a Luce Fabbri, en 1992 en São Paulo, sentí una fuerte admiración por ella y fue por eso que decidí escribir un trabajo sobre sus memorias, sus experiencias, su trayectoria como anarquista desde la infancia en un medio libertario, siendo hija de Luigi Fabbri, conociendo a Malatesta y conviviendo con otros importantes activistas, desde muy temprano. Después descubrí que también era una intelectual de peso, profesora de literatura italiana en la Universidad de La República, escritora, además de militante política. La admiración fue un elemento de aproximación, está claro, pero no creo que me haya impedido percibirla en sus múltiples dimensiones. Luce Fabbri, por ejemplo, no creía que ser mujer hiciera toda la diferencia, como yo le decía, teníamos nuestras diferencias, pero eso no impidió un diálogo franco y una amistad que se estrechó a lo largo de los momentos en que convivimos durante los cinco años que visité Montevideo. Fue una experiencia notable no sólo en el plano intelectual, sino también como experiencia de vida. No sé cómo fue la experiencia de Nettlau. A Abel Paz lo conocí por coincidencia en casa de Luce Fabbri. Quedé encantada por la manera cómo discutían los rumbos de la Revolución Española, cómo cuestionaban la actuación de camaradas que habían aceptado participar en el gobierno de Largo Caballero, cómo conocían la historia detalladamente... Para mí, era fascinante cómo hablaban del pasado como si fuera de un tiempo presente, y además, era totalmente presente para ellos, un poco como el Mayo del ‘68 no es pasado para muchos de mi generación. Está claro que para ellos y para mí que aprendí con aquella generación, hacer historia es un acto político, tiene un sentido específico de problematizar nuestra actualidad, de preguntar cómo llegamos a ser lo que somos, cómo la genealogía de esas formas de existencia, de sumisión, de esos pensamientos que consideramos absurdos, pero que están ahí “haciendo cabezas” y materializándose en la vida cotidiana...

GGR: En el anterior número de Erosión publicamos la traducción de tu artículo “Mujeres Libres: anarcofeminismo y subjetividad en la revolución española”. Siguiendo lo expuesto en este texto, ¿en qué medida la escritura histórica o la forma de narrar los hechos y procesos, encuentra resonancia y es a la vez amplificador de la voz feminista actual?

MR: Nosotras, las mujeres, como otros grupos sociales, étnicos, sexuales, necesitamos conocer nuestro pasado, saber quiénes son nuestras abuelas, bisabuelas, en qué contextos vivieron, cuáles fueron sus dolores, opresiones, resistencias y luchas. Sin pasado, quedamos sueltos en el espacio, vulnerables, sin referencias, como alerta Hannah Arendt en Los Orígenes del Totalitarismo. Por eso esas historias de las mujeres son tan importantes para constituir nuestro repertorio actual de reflexiones, de cuestionamientos y de luchas. Es importante saber, por ejemplo, que el amor libre no es una invención de la generación hippie, en los años sesenta, sino que estaba en el vocabulario y en la práctica de los anarquistas y en el siglo XIX, cuando contestaban las formas de amor, de la sexualidad y de la familia que traía el mundo burgués. Del mismo modo, saber que los griegos tenían otras referencias de formación del joven y del ciudadano, basados en la idea de autogestión y de “prácticas de libertad”, es fundamental para que podamos constituir nuestras propias críticas a la educación y entender que hay muchos otros modos de constitución de la subjetividad y de la sociabilidad. Como dice Foucault, la historia enseña a “deslegitimar el presente”, lo que es fundamental no sólo para las mujeres...

GGR: Sabemos que la historia política y/o de las militancias se ha vuelto para muchas y muchos un nicho simplemente académico-universitario. Sin embargo, en el caso de tus escritos y forma de narrar, logramos captar un compromiso social/libertario/feminista, que también se ha visto reflejado en revistas de pensamiento ácrata como Libertarias o verve. Según tu experiencia, ¿de qué forma podemos ser, en tanto militantes anarquistas, todas y todos, “arquélog@s/historiador@s” de nuestro pasado y presente?

Siempre creí que el trabajo del pensamiento debe ser crítico, sea desarrollado en la universidad o fuera de ella. Está claro que en la universidad contamos con una circulación de ideas muy grande, renovada, activa, además de la presencia de muchos militantes de izquierda, entre hombres y mujeres. La tradición marxista tuvo un impacto formidable en las formas de pensar críticamente que formó generaciones involucradas en las luchas contra la dictadura, contra las formas de dominación. Posteriormente el impacto del pensamiento de Michel Foucault, de Gilles Deleuze, de la Filosofía feminista y de otros importantes nombres y corrientes que constituyen la llamada Filosofía de la Diferencia expandió enormemente las posibilidades de la crítica y dio visibilidad a los fascismo cotidianos, a los micropoderes – en términos sociales, de género y raza, entre otros – que nos oprimen pero también constituyen las subjetividades contemporáneas que docilitan los cuerpos.

La mayoría de los y las intelectuales que conozco hace décadas, en Brasil, en Uruguay, en Argentina, por ejemplo, son activos militantes dentro o fuera de las universidades, participan de grupos dentro y fuera de la academia, dan discursos para jóvenes - sus propios alumnos/as – pero también para jóvenes en otros espacios fuera de la universidad. No veo muchos de los nichos a los que ustedes se refieren. Aún así, creo que el problema mayor de las izquierdas, al menos en Brasil, es la dificultad de unirse manteniendo sus diferencias, de dialogar y articularse en un momento en que las fuerzas de la derecha crecen y ocupan importantes espacios, como los grupos religiosos que invaden la política, el mercado, los medios y la universidad, en modo atemorizador.

GGR: Recordamos tu visita a Chile hace 12 años atrás, en 2005. De un tiempo a este parte, seguimos observando el errático rumbo al que nos dirige el capitalismo y las prácticas neoliberales, sobre todo en América Latina. No obstante, las expresiones de creación y resistencia siguen pronunciándose contra las injusticias y la violencia institucional. En este contexto, ¿qué rol crees que cumple el contraposicionamiento feminista, en tanto articulación de una heterotopía que crea espacios utópicos a partir de las nuestras subjetividades?

MR: Los feminismos no cesan de crecer y de diversificarse desde los años de 1970, vale recordar, en un momento de luchas contra las dictaduras militares en Brasil, Argentina, Chile y otros países latinoamericanos, pero también en otras regiones del mundo, inclusive en el Oriente. Hoy hablamos en “feminismos transnacionales”, lo que demuestra también articulaciones que sobrepasan fronteras y nos fortalecen visiblemente. Los feminismos cuestionan el orden patriarcal capitalista, racista, homofóbico, falocéntrico, como sabemos y, por tanto, trae muchas esperanzas, porque presentan nuevas respuestas para antiguas cuestiones y formulan nuevas pregun tas. En ese sentido, veo los feminismos como movimientos heterotópicos, porque abren “otros espacios” aquí y ahora, humanizando la experiencia, cuestionan no sólo las jerarquías de género, sino las desigualdades sociales y culturales y señalando la posibilidad de creación de nuevas formas de vida, de nuevos modos de existencia filógenos (opuesto de misógeno), nuevas “estéticas de la existencia”, para usar la expresión de Michel Foucault, recogida en su lectura de la Antigüedad grecorromana.

A mi modo de ver, los feminismos muestran que otros modos de subjetivación son posibles y necesarios, que otras subjetividades pueden emerger, yendo mucho más allá de la denuncia importantísima, además, de la violencia de género, de la violencia doméstica, entre otras formas de opresión. Vale la pena recordar que los feminismos expandieron la noción de política y de ciudadanía al mostrar que temas como el abordo, el acoso sexual, la violencia doméstica no eran cuestiones de lo privado, sino que deberían ser llevados a la esfera pública. Ahora, eso liberó a las mujeres que se sentían animadas a denunciar los sufrimientos causados por la violencia de género. En ese sentido, la diferencia entre las generaciones es muy impresionante, ya que las más jóvenes fueron educadas a no subsumirse y, hoy, disponen de muchos recursos para denunciar inmediatamente los acosos morales o sexuales sufridos. La diferencia generacional es evidente, y también es visible en la emergencia de las “nuevas masculinidades”, en los comportamientos de los muchachos que ya son otros de lo que habían sido sus padres o sus abuelos. Ese efecto de la expansión feminista es maravilloso.

Me gusta mucho lo que decía la feminista austríaca Rosa Mayreder, en los años 1920, que el feminismo no vino para derrotar a los hombres, muy por el contrario, ¡”vino para socorrerlos, porque los héroes están cansados”! ¿No es fabuloso?

GGR: Por último, hablemos un poco de libros y lecturas: ¿qué te encuentras leyendo ahora? ¿Alguna autora o libro que nos recomiendes?

MR: Sí, estoy leyendo excelentes libros que me gustaría recomendar.

Filosofia Feminista (Editoras Doble Clic, 2014), de Ivone Gebara, conocido filósofa feminista brasileña, en que desataca las diferencias entre un modo de pensar falocéntrico, apoyado en la valorización de la razón y de las formas de hacer y pensar masculinas y que habla a partir de un universo abstracto y general, y la filosofía feminista, que parte de cuerpo, de la subjetividad, de los sentimientos, de las emociones, del sufrimiento y de las necesidades y experiencias vividas en la cotidianeidad por las mujeres, y que busca respuestas a los obstáculos concretos que experimentan.

También indico en esa área, el libro de la filósofa estadounidense Margaret McLaren Foucault, Feminismoand Embodied Subjectivity, que tradujimos al portugués recientemente por la Editoria Intermeios (http://www.intermeioscultural.com.br/), de São Paulo, en la colección que coordino llamada Entregéneros. Se trata de un trabajo que nos muestra las increíbles posibilidades analíticas ofrecidas por la filosofía de Michel Foucault y que, en ese sentido, viene al encuentro de los trabajos que hemos desarrollado en el Departamento de Historia de la Universidad de Campinas. Entre esos destaco el libro de Luana S. Tvardovskas sobre el arte feminista, titulado Dramatização dos Corpos. Arte contemporânea feminista no Brasil e na Argentina (2015).

Indico además Undoing the Demos, de la filósofa estadounidense Wendy Brown, o Deshaciendo el Demo, la democracia, que considero un análisis muy delicado y preciso de los efectos del neoliberalismo en la sociedad, en la cultura y en la política. Es un análisis duro, sin concesiones en ese libro de 2015, esto es, de antes de la ascensión de Trump, pero que, de cierto modo, prevé ese tristísimo y negativo desenlace. En el último artículo, que se titula “Dispair: is another world possible?”, pregunta por las salidas para las izquierdas, en un momento en que la racionalidad neoliberal prevalece, como apunta Foucault, en El Nacimiento de la Biopolítica, de 1979, y que destruye valores éticos fundamentales, substituyéndolos por las nociones de empresariamiento de sí, consumo, sacrificio. Brown muestra un mundo aterrador que nos amenaza por varios lados, sobre todo por el predomino de la lógica neoliberal que puede estar presente inclusive en los discursos de colectivos, de ONGs, de grupos de izquierda involucrados con la educación, salud, militancia.

Otro libro en esa dirección es La nouvelle raison du monde. Essai sur la société néolibérale, de Christan Laval y Pierre Dardot, de 2009, traducido en Brasil en el 2016. Aunque los autores se afilian a la tradición marxista, el análisis que presentan del neoliberalismo retoma literalmente las colocaciones de Foucault, en el curso publicado como El Nacimiento de la Biopolítica. Al contrario de Brown, terminan presentando las “contraconductas” (Foucault) como nuevos modos de subjetivación que debemos oponer a la competición y a la noción de “empresarios de sí mismos”, desarrolladas por los neoliberales y especialmente por la teoría del capital humano de Gary Becker. Varios excelentes trabajos de análisis político libertario han sido publicados por la Editora n-1, dirigida por el filósofo Peter Pál Pelbart, en São Paulo. Sugiero consultar el sitio de la editorial porque son trabajos refinados que apuestan por el Avesso do Nihilismo (título de su libro), por la potencia de la vida, por la creación de colectivos de jóvenes entre anarquistas, feministas, libertarios en general que, en varias dimensiones de la lucha política por el “Fuera Temer” específicamente, expanden las formas de transgresión y rebeldía en múltiples dimensiones, llegando a la cuestión ambiental, a la producción de alimentación orgánica, al uso de las bicicletas, entre muchas otras iniciativas creativas y lúdicas en el ámbito de la micropolítica.

Grupo Gómez Rojas para la Revista Erosión #7 (Otoño-Invierno 2017)

This work is in the public domain

Comentaris

Re: Entrevista a Margareth Rago, historiadora feminista y libertaria brasileña
24 jul 2018
Se puede ser lesbiana (estupendamente), se puede ser misándrica (también es aceptable), se puede ser más fea que pegarle a un padre (y también hay que aceptarlo), se puede ser una intelectual del feminismo que se fricciona las gónadas con Foucault a la hora de la siesta, obvio, y también se puede ser una señorona intelectualoide sesetayochista liberal-libertaria que no está por la labor de ir a poner el cuerpo para proteger y dar la cara por las mujeres negras y pobres que son asesinadas a diario en Brasil (20 al día!) y/o violadas (una violación cada 10 minutos)...
pero ser todo lo anterior y a la vez 'libertaria' me da a mi que ni de lejos.

¡Y encima hace propaganda de los panfletos de la novia de Judith Butler y de todo el bollerio intelectualoide! (money is money y favor con favor se paga...)

Ahora bien, esto ultimo, lo mismo que las etiquetas de 'anarquista' o'libertaria' tampoco tiene demasiada importacia. ¿el feminismo, sí?
Re: Entrevista a Margareth Rago, historiadora feminista y libertaria brasileña
24 jul 2018
Ja, ja, ja..., que arrogante es usted. Aparte de las descalificaciones, ¿tiene usted algún argumento para sostenerlas?

Lo que sí que nos deja claro es que usted reparte los carnés o las "etiquetas" de anarquista.

En cuanto a lo de "poner el cuerpo para proteger y dar la cara por las mujeres negras y pobres que son asesinadas a diario en Brasil (20 al día!) y/o violadas (una violación cada 10 minutos)...", quien no pone ni cuerpo, ni da la cara, es usted. De la militancia política y del activismo de Margareth Rago, usted lo desconoce todo. Usted "ha venido aquí solo ha descalificar", algo que recuerda a la frase de un fallecido y reaccionario literato español.
Re: Entrevista a Margareth Rago, historiadora feminista y libertaria brasileña
29 jul 2018
Aliss guapa ;) resulta evidente que
bloqueando IPs tienes toda la razón del mundo.
conclusion: el debate abierto entre iguales, parece que te asusta.

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