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Notícies :: criminalització i repressió
Ayer dio comienzo el juicio por el "motín" de Quatre Camins del 2002. Huelga de Brazos Caídos.
08 mai 2018
En el año 2002, en la cárcel de Quatre Camins, se llevó a cabo un plante de unos 150 presos que secundaron una huelga de brazos caídos, por las condiciones de desatención médica que se estaban produciendo en esa prisión y que dieron lugar a varias muertes en el plazo de unos pocos días. Las protestas que se produjeron en el interior de la cárcel, se resolvieron a base de aislamientos de los presos que denunciaron dicha situación, lo que les llevó a proponer una huelga de brazos caídos que fue secundada por más de 150 presos. La institución carcelaria difundió a través de los medios de comunicación que en Quatre Camins se había producido un motín, porque los presos reclamaban cobrar por limpiar sus celdas, y con esa justificación ordenaron la entrada de policías y carceleros a "sofocar" con brutal violencia el falso "motín" y a ejercer la represión sobre los presos huelguistas que habían formado un comité de huelga para la negociación.
Ayer Lunes, después de 16 años, se llevó a cabo el juicio contra algunos de los presos que secundaron dicha huelga de brazos caídos, algunos de ellos ya en libertad, otros aún cumpliendo condena y puede que también alguno muerto. Durante todo este tiempo, la institución carcelaria ha mantenido silencio y ha esperado 16 años para juzgar a unos presos que intentaron legitimar el uso de la huelga dentro de la prisión, para para denunciar y plantear sus reivindicaciones.

Después de 16 años, la incertidumbre de la prisión, vuelve a amenazar a quienes ya están libres y a prolongar el encierro, de quienes todavía siguen privados de libertad. En todo este tiempo, ni un solo carcelero o responsable penitenciario han sido cuestionados ni se les han pedido responsabilidades de su letal gestión carcelaria.

Dieciséis años después, quienes intentaron mostrar la cárcel tal cual es, tienen que sentarse, una vez más, en el banquillo de los acusados, teniendo como acusadores, a quienes les abocaron a esa situación.

Esta es la realidad penitenciaria catalana, que nada tiene que envidiar de las cárceles españolas. Ni son mejores, ni son más necesarias. Todas prescindibles, tanto como lo que llaman justicia.

El juicio que ayer lunes se inició contra un nutrido grupo de personas que, estando presas participaron en la huelga de brazos caídos, ha pasado casi desapercibido para los grupos, colectivos y movimientos que se dicen "anticarcelarios" o "de apoyo a personas presas", que parecen desaparecidos, poniendo así en evidencia tanto su debilidad, como su estado casi en vías de extinción.

Seguramente mucho no verán en estas personas todavía presas, o actualmente en libertad, como portadoras de una lucha política, y puede que por esa misma razón, alguien pueda pensar que no merecen ni un minuto de atención.

Hoy, en Catalunya, tenemos muchas calles y edificios con el reclamo de pancartas y lazos amarillos, por la libertad de los presos políticos, pero con un silencio cómplice por la suerte de tantas otras miles de personas presas, algunas de las cuales han denunciado con anterioridad la crueldad de las prisiones.

Hoy las cárceles españolas parecen mucho más cárcel, por la venganza del gobierno español contra los políticos catalanes que propusieron la necesaria independencia de Catalunya. Pero no podemos olvidar que Catalunya también tiene prisiones, y que en estas, esos políticos independentistas encarcelados, no estarían menos privados de libertad.

No necesitamos cárceles!
Absolución encausados!

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