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Anàlisi :: laboral
Desigualdad
12 feb 2018
Desigualdad, el peor de los males en estos tiempos
Desigualdad, “expectativas violadas”.

Durante siglos filósofos, científicos y otros han tratado de definir el tiempo y entenderlo respecto al crecimiento de la sociedad con sus angustias, miedos y alegrías por los cambios tecnológicos en el implacable paso del tiempo que incrementa la desigualdad y mejora el estándar de vida de la población sin embargo la desigualdad no es pobreza, la gente se siente pobre pero no lo son.

En el siglo XIX empezaron las disparidades de la riqueza que se incrementó en esta época de la globalización. La industrialización y la nueva integración ayudaron en los estándares de vida de la gente al mismo tiempo acentuaron la desigualdad que alcanzo nuevos mínimos en los años 70 especialmente por las dos guerras mundiales, las crisis políticas de los 60 y por el incremento de los graduados de universidades en los países occidentales.

Branco Milanovic en su libro “Global Inequality” la desigualdad es cíclica crece y mengua continuamente debido a fuerzas económicas, demográficas y políticas relacionadas entre sí. La desigualdad aumento como resultado del crecimiento nominal del PIB, del progreso tecnológico y por las actividades de cabildeo de intereses especiales y cae por guerras, pandemias y políticas distributivas”.

“En la era preindustrial la desigualdad y sus ondas de crecimiento y decrecimiento estaban regidas por dinámicas demográfica (maltusianas) la desigualdad aumentaba con el crecimiento de la población y el ingreso, luego disminuía con las guerras y hambrunas que reducían la población y llevaban la economía a niveles de subsistencia”.

Milanovic, continua diciendo “la diferencia con los tiempos modernos es que en lugar del crecimiento de la población los cambios tecnológicos y la globalización son los principales impulsadores de la desigualdad”.

Walter Scheidel en The Great Leveler afirma “la desigualdad ha sido una característica persistente de la civilización, no es constante, hay periodos largos de desigualdad seguido por explosiones violentas de compresión por eventos históricos catastróficos como guerras masivas, revoluciones violentas, colapso del estado y pandemias, son los 4 niveles de la nivelación”.

Las guerras mundiales, revoluciones rusas y China, la muerte negra, la gripe española, la caída del imperio romano, la liberación de las colonias y la revolución agrícola hace unos 10.000 años… con el tiempo los derechos de propiedad se convirtieron en una fuente de poder político incluso de alguna autoridad espiritual.

“Las estructuras sociales más allá del hogar comenzaban a formarse dando lugar a clanes y tribus luego a imperios y Estados, al mismo tiempo las disparidades entre poderosos e indefensos se consagraron en rígidas jerarquías socio políticas”.

“Sin invasiones o desastres naturales las elites gobernantes disfrutaron de largos periodos de estabilidad y prosperidad, ofrecieron poca redistribución a la mayoría de los pueblos”. “Todas las sociedades eventualmente alcanzan un límite tecnológico, político, demográfico, al nivel de desigualdad que puedan tolerar”.

“Una vez que se traspasa este umbral de dolor, las intervenciones democráticas pacificas no tienen ninguna compra, solo el caos y la destrucción pueden restablecer la equidad en el sistema al alterar el orden establecido porque se reasigna roles sociales que destruyen activos físicos y otras formas de riqueza acumulada”.

Scheidel, llega a la conclusión que no hay término medio. “La desigualdad extrema solo sede con niveladores extremos”.

Peter Temin en The Vanisshing Middle Class agrega “En Estados Unidos la división de clases tiene un claro elemento racial, solo hay un afroamericano en la lista Forbes de 400 estadounidenses más ricos en el 2017, al mismo tiempo los negros son el 40% de la población carcelaria pero menos el 15% de la población total, uno de cada tres negros o afroamericanos cumplirá una condena en algún momento de su vida”.

Gente blanca también es marginada, precisamente el segmento que voto por Donald Trump. “En EEUU solo la educación garantiza que su población acceda a un trabajo de calidad en la economía del siglo XXI”. “Clase alta que no supera el 20% de la población son profesionales altamente calificados con gran parte del dinero, poder e influencia política, trabajan en finanzas y en tecnología”.

El otro 80% de la población dice Keith Payne, está afectada psicológicamente haciendo que se sientan pobres cuando no lo son, pero, perciben grandes disparidades económicas entre ellos y los demás, toman decisiones equivocadas sobre sus ahorros e inversiones que terminan afectando su salud”.

En el libro “The Broken Ladder” Payne manifiesta “en la escala de ingresos el proceso es subjetivo al establecer es extracto social; aquellos que se sienten más pobres que sus vecinos sufren depresión, trastornos de ansiedad, enfermedades del corazón, diabetes, obesidad, independientemente de su capacidad económica”.

Estas situaciones estudiadas por Temin, describen a sociedades de mediana edad en toda la tierra. Según un estudio del 2015 corroborado por los economistas Anne Casey y August Dayton, manifiestan que las tasas de mortalidad a la mitad mejoraron en los países desarrollados, pero, en los EEUU, para los blancos no hispanos como dice Payne, “los miembros de ese grupo no solo mueren de cirrosis, suicidio, analgésicos mueren de expectativas violadas”.

Hoy, las sociedades están en un estado de postración, los niveles actuales de desigualdad ya no son estables como narran esos tres autores que cito arriba de este artículo. La innovación tecnológica que no para, la globalización, las migraciones con características de éxodos, las guerras, cambios climáticos, crisis económicas aumentan la desigualdad, la pobreza y todavía no está en su máximo pico sin embargo ya es todo un desmadre como la peste negra y las guerras mundiales.

La Organización Oxfam, antes de los foros mundiales recuerda a los presentes que la mayor amenaza mundial es la desigualdad, estas alertas las realiza desde el 2014 cuando presento su informe “gobernar para las elites”. En ese entonces el foro mundial considero a la desigualdad como un freno para el progreso de la humanidad.

La última reunión de Davos, intrascendente y tonta como todas las demás, reunió al rey de España, a 70 jefes de estado, líderes sociales y directores de las multinacionales de crédito, CEPAL y más, Oxfam los recibió con otro estudio: “premiar el trabajo no la riqueza” propone construir una economía para los trabajadores no para los ricos y poderosos para frenar la desigualdad.

En el año 2016 y 2017 se produjo en la historia el mayor aumento del número de personas cuyas fortunas superaron los 1.000 millones de dólares; cada dos días apareció un multimillonario, este club ya cuenta con 2043 miembros cuya riqueza suma 762.000 millones de dólares en 12 meses o lo que es lo mismo 8 veces lo que produce Ecuador cada año, con estos recursos se podría terminar la pobreza extrema en el mundo 7 veces.

El 82% de la riqueza mundial generada en el 2017 fue para menos del 1% más rico mientras la riqueza del 50% más pobre no cambio en nada.

El FMI proyecta para el 2018 que 120 países registren un crecimiento económico con ello la persistencia de la desigualdad que impide el crecimiento del resto de países. Oxfam dice “el crecimiento económico del 2017 solo favoreció a las más ricos no a los ricos, la mayor riqueza de los más ricos salió del resto del mundo por el pago de salarios bajos a pesar del aumento de las ventas”.

“En los últimos 2 años el salario se incrementó en promedio 2% anual mientras la riqueza de los millonarios subió 13%”.

Sin embargo, la liberación de la economía en China, India y Vietnam, pocos ejemplos, disminuyo la desigualdad al fortalecer los derechos de los trabajadores y la propiedad, redujeron las regulaciones y promovieron la competencia mejorando los ingresos de los más pobres, dice el Instituto Adam Smith, con sede en Londres.

El portal Our Worldindata.org, en el 2017 publico un artículo “la otra historia de las condiciones de vida mundiales y porque es importante que la conozcamos”. Es un análisis histórico de la pobreza, analfabetismo, salud, libertad, población y educación”. Cuenta que en 1820 una pequeña porción de la población elite disfrutaba de altos estándares de vida mientras que la mayoría vivía en lo que hoy conocemos como extrema pobreza, pero, la industrialización y el aumento de la productividad ayudaron a millones de personas a salir de la pobreza”.

En 1950 tres cuartas partes de la población mundial se hallaban en pobreza extrema, en 1980 era el 44% para el 2016 cayó al 10%, analizando el crecimiento y la desigualdad; ese el gran logro el mayor de los últimos 200 años.

Angus Deaton, Nobel de economía 2015 manifiesta que la desigualdad es negativa cuando no es productiva porque no crea valor en la sociedad. En muchas ocasiones la desigualdad es producto del éxito económico de un país y eso se puede ver en América Latina, considerada la más desigual de la tierra.    

Alicia Bárcena de la CEPAL agrega “en los últimos 15 años América Latina avanzo en la reducción de la desigualdad por la redistribución de los ingresos de acuerdo a los índices “Gini”.

Para reducir la desigualdad y la pobreza primero hay que crecer y luego tomar medidas eficientes para distribuir la riqueza, pero, también, existen expectativas violadas de la mayoría por la tecnología y globalización que enriquecen a personas de 28 años por sus inventos tecnológicos y oportunidades en la globalización, loable a todas luces.

Raúl Crespo.

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Sindicat Terrassa