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Comentari :: educació i societat
Ibarra, el mejor ejemplo de igualdad y equidad desde la alcaldía
11 nov 2017
Obras en sectores periféricos de la ciudad, dan igualdad de oportunidad a todos
Ibarra, el mejor ejemplo de igualdad y equidad desde la alcaldía.

Lo que parecía imposible e irrealizable se está convirtiendo en realidad en la ciudad de Ibarra.

Lo primero que se observa al llegar a Ibarra es la limpieza de sus calles, no se ven perros callejeros, los polideportivos y el adoquinado sin importar si viven o no en la periferia de la ciudad origino el título de este artículo.
Las obras públicas ejecutadas en sectores periféricos de la ciudad nos dice que el Sr. Alcalde Álvaro Castillo, se ha convertido en un impulsador de igualdad y equidad a pesar de los contratiempos económicos, desavenencias con algunos de los concejales, indiferencia e indolencia por parte de directores y funcionarios que no entienden que en los actuales tiempos se impone nuevas formas de solidaridad para combatir la desigualdad e inequidad mundial.

Las obras están a la vista de todos los que quieran verlas incluso de los incrédulos, pesimistas y opositores. La ciudad está creciendo y promete generar niveles de prosperidad para que la sociedad no siga recordando el complejo pasado de la migración por falta de empleo, universidades, industrias, etc.

Se nota como en estos barrios olvidados las presiones sicológicas se alivian porque se mejora la calidad de vida y sirve como apoyo político que anticipa las críticas desde el combate a la desigualdad, inequidad y pobreza que indiscutiblemente incide en la cultura por su dinámica económica que vendrá.

Molesta ver como las obras realizadas no encuentran eco en otras direcciones como turismo, comunicación, cultura, en los mismos concejales, juntos deberían dibujar otro futuro que sume al PIB local y nacional con el turismo como una industria.

Es molestoso enterarse como las agencias de turismo de Quito, promocionan Otavalo, Cotacachi, Baños, Latacunga, Cuenca, la costa, etc. Los medios de comunicación promocionan estos lugares, su capacidad hotelera, gastronomía, cultura y naturaleza ¿Por qué Ibarra no?

Porque los ibarreños se acostumbraron a ver como su ciudad sirve para llenar los tanques de combustible de los autos e ir al baño, esto es mucho más preocupante que llamarlo ciudad de paso porque no solo menospreciaron por décadas el potencial económico de los colombianos que visitan el país, se menosprecian a ustedes mismos, nunca les importo el potencial turístico que rodea la ciudad porque su gente vive una modorra cultural, “somos lampa rosos”, afirmo un ibarreño convencido de lo que dice.
El desprecio que existe sobre el turismo debe terminar, los turistas deben llegar a esta ciudad y desde aquí, también, disfrutar de todo el potencial turístico de la provincia, en estas tierras hay de todo lo que esta diseminado en otros lugares del país, lograrlo no solo es cuestión de voluntad política es un tema cultural, superar el conformismo y la ignorancia es la clave.

La dirección de mega proyectos, especialmente la arquitecta Verónica Gómez, tiene ideas muy claras para peatonizar parte del centro de la ciudad y que esto contribuya al turismo. De los sueños también se cristalizan obras, lamentablemente, si el alcalde es ignorante la ciudad continuara en la somnolencia con respecto al turismo.

Con las obras es más fácil establecer vínculos hacia los emprendimientos sustentables como el turismo. El concepto de desarrollo humano encontró en la dirección de Obras Públicas, el personal adecuado para ampliar las lecturas de desarrollo sostenible valorando la igualdad de oportunidades para todos.

Levantar al turismo requiere de otra visión política que según parece no existe en esta administración ni en la próxima por la reelección del alcalde Castillo. El ganara la reelección, no hay nadie más con capacidad de triunfar en las próximas elecciones.

Se percibe como la población ya tiene una estructura en quien confiar, hay apoyo para las obras que acentúa la unión y la solidaridad en los 30 polideportivos que no pueden ser espacios abiertos porque hay que cuidar las obras. Por supuesto que debe haber espacios públicos abiertos desde una visión cultural que deja mucho que desear y que se debería sanear con su apoyo Sr. Castillo.

Las obras realizadas y las que faltan por construir no solo que son parte de una obligación municipal sino que debe implicar una visión de crecimiento cultural que tanto hace falta a la población ibarreña para lo cual se necesita mucho de sentido común.

Para trabajar con la cultura simultáneamente que las obras sociales y públicas se requieren otra cultura política, la que usted ejerce al interior de la alcaldía no es la adecuada para sacar del conformismo, indolencia e indiferencia a la población. Vivir aparentando lo que no se tiene y lo que no se es, no solo afecto la cultura social, afecta a la intelectualidad, afecta la educación y por supuesto a los políticos.

Las alcaldías y prefecturas siempre han sido gobiernos de partido, no son democracias de pueblo, en parte por las limitaciones económicas y culturales hacen de los GAD construcciones sociales complejas que apartan la racionalidad política.

Al interior de estas estructuras a decir de los propios funcionarios, más de la mitad de los consultados, existe una especie de dictadura irracional, tildan al alcalde Castillo como un déspota cada vez que está enojado que es casi siempre por ser un fosforito, dicen los que lo conocen de años atrás pero que prefieren el anonimato por retaliaciones.

“Regresen después porque el alcalde está enojado. Hoy amaneció molesto” y tonterías por el estilo son frecuentes en la antesala del despacho del Sr. Álvaro Castillo, a mí que me importa su enojo dirían los que tienen dignidad y libertad, que atienda los asuntos de la ciudad, ese su trabajo enojado o no.

De ninguna manera puede ser una actitud de un estadista, de un líder, de una persona que hace obras en los barrios más pobres pero que decide actuar como el petulante de Correa.

Copiar a un atorrante, prepotente, corrupto y analfabeto social como Correa, parece se irradia a las alcaldías y prefecturas en un triste espectáculo a lo largo y ancho del país.
Actitud dantesca la suya Sr. Alcalde, pasar siempre molesto o irritado en su despacho, desconfiando del mundo que lo rodea, encerrado en sus prejuicios en vez de felicitar a sus equipos de trabajo, bajar y conversar con ellos, estrecharles la mano, una palmadita en la espalda son expresiones manifiestas de un verdadero líder a las caras visibles del éxito de la alcaldía.

Usted Sr. Alcalde solo es un empleado de su ciudad, el éxito de su gestión le pertenece a los que trabajan en las calles; los obreros, inspectores, directores, funcionarios, concejales, al último usted, no al revés, demostraría la sabiduría de un verdadero guía. Imitar a un torpe como Correa es fácil, emular una gestión es otra cosa.

Las obras en la ciudad de Ibarra son evidentes, pero, parecería que estas mismas obras explotan las emociones del alcalde Álvaro Castillo, afloran los resentimientos, desprecia las sugerencias de leales, honestos y trabajador incondicional como el concejal Ramiro Páez, vicealcalde que debe solicitar una cita para reunirse con usted mientras su círculo íntimo se reúne cada vez que quiere ¿Por qué? Porque es el alcalde, un verdadero alcalde no es mejor que nadie, es igual a todos ahí radica el liderazgo de un líder que se precie de serlo.

Escuchar solo al cuestionado, al que se le aprobó una auditoria por su gestión en la dirección de fiestas hoy director de cultura, auditoria pedida por otra gran persona y gran ser humano, honrada y leal a usted Sr.

Castillo, como el resto con los que he conversado ampliamente y concejal alterna Sra. Carmen Luisa Zehnder, es una irracionalidad estratégica de cara a su reelección que enseña la confusión y estrés en el que se encuentra tres años después, es lo que llama la atención. Dios lo ayude

Si se apoya en un círculo íntimo cuya generosidad de las curvas femeninas soporta la ineficacia en la gestión, por el endeudamiento del presupuesto del ya veremos, explicaría su constante enojo que ya es muy, muy evidente no solo es por el caso Morejón, esa situación alivia la tensión y sirve como un pretexto para no reconocer que la alcaldía de Ibarra es un polvorín a punto de estallar por otras cuestiones.

Prometo un segundo artículo.


Raúl Crespo.

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