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Anàlisi :: educació i societat
La ruta sagrada de Cesar Cotacachi
21 oct 2017
la ruta sagrada de Otavalo
“La ruta sagrada” de Cesar Cotacachi.

Otavalo, es un ejemplo patético que explica el subdesarrollo mental empantanado en el que se hunden pueblos ancestrales que comparten las mismas desventuras.

Su cultura ya está afectada por una pobreza mental que es endémica, disimulada por el crecimiento económico pero la verdad es, que la cultura del pueblo otavaleño sufre un retardo mental preocupante.

Los otavaleños son de esos pueblos que se niegan a enfrentar la verdad de su realidad escondidos entre el fetichismo y la magia. En Otavalo la gente cree que la economía y la cultura se pueden sostener con voceríos sin sentido que se los lleva el viento, con el reclamo superficial, con una ilusión difusa, con el aplauso, con prejuicios y complejos, con la ignorancia o confundiendo interesadamente el engaño con la realidad. Ni el turismo ni la cultura serán fuerzas dinámicas con mentiras.

En este contexto hay personas que desean recuperar las tradiciones de su cultura, de sus raíces, de sus saberes incorporadas a los tiempos actuales como Cesar Cotacachi.

Cesar es Otavaleño, profesor de turismo y tiene una maestría en manejo comunitario de recursos naturales. ¿Cómo va el turismo en tu ciudad? Le pregunte: mal me contesto. “Otavalo es un pueblo sin identidad”. Requerimos un turismo investigativo, la toponimia, la etnobotánica y un conocimiento tradicional ecológico ayudaría a la ruta sagrada para un turismo sustentable que recuperaría nuestra cultura ancestral como Otavalos.

El mundo de lo sagrado, de lo profano y por los problemas de la cultura indígena y mestiza que no conviven armoniosamente, conviven hipócritamente dentro de un mundo pluricultural que no es practicado, por lo tanto respetado.

Lo pluricultural es casi intocable porque no interesa a nadie y esto es peligroso porque se coloca a las personas y a las cosas en el consumismo o en un pedestal y esto impide el cuestionamiento y el respeto a las raíces culturales.

Cesar Cotacachi es un gestor cultural de esos que ya no existen. Se metió en un mundo que estaba siendo olvidado, “los pueblos indígenas estamos vivos no estamos muertos” manifestó.

“Nuestra cultura tiene fuerza espiritual, tiene conocimiento, tiene tradición en medicina ancestral, agricultura, ingeniería y astrología, los mestizos deberían con nosotros mejorar la especie, no al revés, ustedes son los que sufren de enfermedades como el Parkinson, cáncer, etc. Ustedes… nos contagiaron” concluyo.

Tiene razón, nosotros los mestizos dentro de una arrogancia tonta y sin conciencia decimos que los indígenas deben mejorar la raza ¿Cuál raza? Son sentimientos contradictorios con los cuales lucha, busca recuperar la cultura ancestral y lo dice a sus alumnos, estos lo ven como un profesor diferente en donde prima el debate, la consulta, la lectura, hace del aula de clases un foro no un discurso tonto en el que se debate nuestra educación que carece de análisis y reflexión ni hablar de investigación.

Cesar está muy relacionado con su familia, padres e hijas, de la política se mantiene al margen de la gente que lo elogiaba y lo criticaba, eligió lo más sagrado que es la familia.

Hay pueblos que olvidaron la magia cultural, la música, la lectura, la pintura, el arte en sí… sus raíces, lo cambiaron por el dinero, por lo material, por el estatus económico y social, perdieron su identidad, se negaron a enfrentar con racionalidad y rigor la verdad de su cultura llena de conocimiento y naturalidad que serviría de equilibrio en estos tiempos.

Los pueblos indígenas caen en las garras de los discursos vacíos, no admiten que son solo fanfarronería, no entienden o no les importa que solo los hechos y los resultados con ética y moralidad marcan la vida en una comunidad.
Hay los que creen que solo el dinero, edificios y vehículos de alta gama es lo único que los puede llevar a la felicidad. Le apuestan a la simplificación de sus vidas, aceptan una mentalidad elemental, casi vacía y sin reflexión porque no hay conocimiento, son ignorantes con plata pero saturados de pobreza mental, aceptan la indolencia y el individualismo que sostiene la desigualdad y la inequidad en los pueblos.

El statu quo confunde la mentira con la realidad, se justifican proyectando imaginarios, el dinero es la felicidad sin que importe la ignorancia y analfabetismo en el que se desenvuelven. Sin más esfuerzos que la herencia, solo se inscriben como tontos y torpes en la vida. Esta es la falsa magia que invade Otavalo.

En este sistema no hay hombre ni mujer nuevos hay esclavos mentales con una absoluta pobreza cultural, no pueden liberarse de los dogmas que desde la política fluyen como las falsas ideologías que pregonan las clases superiores, gente perfecta sin considerar que la piedra bruta es imperfecta y en esa imperfección esta la naturalidad y la belleza de lo natural. El humano debe ser natural no normal.

El ser humano jamás lograra la perfección solo podemos caminar hacia ella y si no aceptamos esa fragilidad en tu vulnerabilidad te conviertes en materialista, el consumismo te compra y te vende, a muchos esto no les importa pero les divierte, el problema es que no saben cómo explicarlo.

El pensamiento mítico esta inserto en todos nosotros, es un factor de supervivencia y abuso de la credulidad de personas desesperadas por crear imaginarios. Otavalo está en crisis cultural por la pérdida de identidad de sus indígenas y eso a los mestizos parece no preocuparles, y esta es la principal crisis de la ciudad, el racismo solapado es una de las causas de la mediocridad, conformismo, indiferencia e indolencia de la sociedad.

Este pueblo es el ideal para el populismo político, los dirigentes y sus grupos de interesados mezquinos y con una pobreza mental que asusta solo alimentan el engaño por medio de la moral de doble vía a la sombra de un nuevo mesías que nunca aparece. Incapaces de reconocer “al malo conocido que un bueno por conocer” tampoco se promueve nuevos cuadros que piensen en función de una integración restauradora para poder hablar de pluriculturalidad.

Políticamente esta sociedad le apuesta a fabricar enemigos, le apuesta a las soluciones pasionales, a ilusionar multitudes con promesas sin más esfuerzos que el voto, el pueblo asiste a marchas a favor y en contra del líder de turno saturado de demagogias para ignorantes, son instrumentos de intereses personales.

Este es un instinto suicida que hace que la gente siga a los políticos como las serpientes al flautista, instinto de la manipulación política no es ideología peor fe. Hay que entender que ni la cultura ni la economía se acomodan a la fe peor a las ideologías, este tipo de aventuras resulta costosa y trágica cuando los discursos se agotan y el mago va dejando problemas en los mercados, estadios, polarización, racismo, división y falta de recursos económicos y sobre todo, la evidencia de un racismo que carcome la cultura y al turismo que carece de creatividad e innovación, situación que arruina la esperanza y la legalidad.

El grupo de concejales, nueve en total son en sí mismos una contradicción, incapaces de representar a su ciudad para que indígenas y mestizos coexistan en un sistema socio político de crecimiento y progreso solidario.

No pasan de ser grupos de interés y eso sería explicable siempre y cuando se practique la discrepancia en función de una sociedad diversa que supere la desigualdad, inequidad y pobreza.

Elegidos como concejales coordinan los intereses y necesidades de la población, de una ciudad del siglo XXI que respeta la cultura de un pueblo milenario, como no lo hacen pierden su función de intermediarios éticos entre la alcaldía y el pueblo pluricultural.

Sin embargo hay honrosas excepciones no políticas cuya lealtad, capacidad, ingenuidad, honradez está dirigida al pueblo. Destaco a los concejales Héctor Sánchez y a la señora Luzmila Lema, mestizo e indígena, “no soy político” coincidieron en decir, “apoyo al pueblo y a mis colegas con lo que es bueno para la sociedad, con lo que no, no”.

Lamentable que al Sr. Alcalde Gustavo Pareja Cisneros, sus direcciones no lo apoyan políticamente, parece abandonado a su suerte sin una estrategia publicitaria que comunique a la ciudad su gestión en las zonas rurales del cantón y eso que están obligados a hacerlo no solo por gratitud y lealtad sino porque el pueblo merece conocer las obras, hechos y resultados si lo que se busca es una reelección.

En este contexto saludo al Ing. Vicente Gualsaquí director de obras públicas del municipio por su lealtad al alcalde y a su ciudad, preocupado por la actual situación política y por la falta de presupuesto, “hago lo que puedo con lo que hay”.

Se presume que existen más de 20 pre candidatos para la alcaldía, esto es típico en Ecuador, cualquier mamarracho desea ser presidente, alcalde, prefecto, asambleísta, es un ejemplo de la escasa conciencia y reflexión de los políticos.

Una mención aparte a la señora y concejal Magdalena de la Torre, por superar tristezas del pasado, estoy seguro que lo lograra porque todo depende de usted estimada señora, su fuerza está en su valía y en Dios.

Raúl Crespo.

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