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El activismo religioso conservador contra la libertad sexual y el aborto
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per Aliss |
09 ago 2017
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En diversos textos publicados en esta web, se han abordado diversas realidades sobre la interrupción voluntaria del embarazo en Abya Yala que, de no conocer las intensas y constantes injerencias de las iglesias en la política pública de los países, se hace más compleja la comprensión de tan diversas realidades. |
Lo que podemos constatar en todo el mundo, es que desde hace años hay una intensa reacción de las altas instancias de las iglesias, especialmente la católica más conservadora, en todo lo que tiene que ver con el aborto, adoptando nuevas estrategias como la judicialización y la biomedicina, para penetrar en los espacios refractarios a las influencias religiosas.
Para visibilizar esta afirmación (nada extraordinaria por otra parte), he recopilado argumentos aparecidos en un estudio de investigación de José Manuel Morán Faúndes sobre el aborto y las iglesias, basado en las publicaciones de varios países de la “América Latina”, pero que con los adecuados ajustes contextuales, sus conclusiones pueden ser extrapolables a otras partes y aportarnos luz a las fuertes controversias.
En la introducción de su trabajo de investigación, José Manuel Morán Faúndes nos comenta lo siguiente:
“El cuerpo, la sexualidad y la reproducción son terrenos políticos en donde diversos actores se debaten disputando los sentidos de estas superficies, antiguamente circunscritas al ámbito de lo natural y de lo privado. La politización del cuerpo producida por las propuestas feministas y LGBTI1 ha impactado de múltiples modos sobre las sociedades, así como sobre los actores que operan en el espacio de lo público”. Unos de estos actores son las iglesias que, en algunos casos, al producirse el debate público sobre sexualidad y reproducción, “generó una pluralización de las posturas religiosas respecto lo sexual”, tomando distancias de las ideas conservadoras. Sin embargo, esto llevó a que en otros casos se reactivara “la defensa del modelo tradicional de familia y sexualidad”, dando como resultado “una serie de reflexiones en torno a la pluralización de las religiones y la religiosidad de las personas, a las (renovadas) estrategias y configuraciones de los sectores conservadores religiosos y a los límites normativos entre la religión y las políticas sexuales”.
Los “complejos modos” en los que la influencia que la religión se solapa sobre lo político, se ha demostrado precisamente en el terreno de la sexualidad, el cuerpo y la reproducción. Y es en el escenario de las disputas en torno al derecho al aborto en el que “la presencia de la religión se ha visto mayormente concentrada”, volcándose las iglesias, especialmente la católica, en el espacio público “para constituirse en actores claves en estos debates”.
La investigación de José Manuel Morán Faúndes, se circunscribe en “América Latina”, entre los años del 2009 al 2014, y analiza este “cruce entre aborto e iglesias” dividiendo la investigación en cuatro secciones.
La primera aborda la metodología. La segunda expone “los resultados de la indagación”. La tercera, discute los resultados identificando principales tendencias y focos de controversia, y la cuarta, como conclusiones, aborda los principales vacíos proponiendo algunas líneas de investigación.
Quisiera destacar que en la parte metodológica sobre los temas abordados en las diversas recopilaciones de publicaciones en las que se ha basado el estudio, se han hecho cuatro grandes categorías, siendo la primera, con un 66%, los relacionados “con la incidencia del activismo religioso conservador sobre las políticas de aborto”, es decir, “los discursos, estrategias y configuraciones de los actores religiosos organizados en contra del acceso y legalización/despenalización del aborto, como la jerarquía de la Iglesia Católica, ciertas iglesias conservadoras, organizaciones autodenominadas “pro vida”, entre otros.
Aquí constatamos el nivel militante reactivo del “activismo religioso conservador” para evitar los abortos, su legalización o despenalización según el caso.
Otra cuestión a destacar, es que un 10% de esas difusiones en las publicaciones sobre el tema aborto e iglesias, tenía que ver con las políticas favorables de ciertas iglesias o líderes religiosos que promovían el aborto.
En cuanto a las otros dos grupos de temas, uno tenía que ver con “el aborto y la religiosidad”, “es decir, con las formas en las que la religiosidad de las personas modela sus actitudes, opiniones y prácticas relacionadas con el aborto. Y finalmente el otro grupo, abordó la cuestión de “los límites entre las políticas religiosas y las políticas de aborto”, priorizando los análisis y reflexiones “en torno a la idea de la laicidad”.
El activismo religioso conservador
La politización de la sexualidad, promovida por amplios sectores de los movimientos sociales, pero especialmente por los movimientos feministas, de mujeres y LGTBI, ha provocado “la reacción de los sectores más conservadores religiosos” que lejos de aceptar el reconocimiento y la incorporación social de los derechos sexuales y reproductivos, “han rearticulado su presencia y estrategias” para participar en los espacios políticos con la finalidad de “obstruir el reconocimiento y la aplicación de estos derechos”.
Una de las cuestiones que destaca el estudio, es que el ámbito “del activismo religioso conservador es heterogéneo”, bien por la tradicional hegemonía que continua teniendo el catolicismo en los territorios, bien por los privilegios institucionales que aún conserva en determinados lugares o por la fuerza política de sus liderazgos. Por ejemplo, en “América Latina este activismo es liderado en términos generales por la jerarquía de la Iglesia Católica”, aunque también se perciben otras iglesias minoritarias no cristianas que han reactivado su presencia política con el fin de “impactar sobre las políticas sexuales”, siendo “ciertas Iglesias evangélicas conservadoras las que han captado mayormente la atención de algunas investigaciones”, debido al aumento de dichas iglesias en la región, “incitado nuevas formas de activismo religioso conservador basado en alianzas ecuménicas en rechazo a los derechos sexuales y reproductivos”.
Pese a las tensiones históricas, estas alianzas no son una novedad, ya en los años 90, “el catolicismo y el islam se unieron para enfrentar la agenda de los derechos sexuales y reproductivos en las conferencias de las Naciones Unidas”.
La incidencia hegemónica de la iglesia católica en cada uno de los países estudiados es diferente y viene determinada por el papel desempeñado por la iglesia en los periodos dictatoriales o en los conflictos armados. “En aquellos países donde la jerarquía católica defendió los derechos humanos violados en las dictaduras y regímenes armados, una vez retornada la democracia, tendió a cobrar una “factura moral”…, exigiendo prerrogativas tutelares en materia de sexualidad”. Chile es un claro ejemplo y “uno de los pocos países del mundo donde el aborto es criminalizado sin excepción”, convirtiéndose en “actor
clave para el mantenimiento del consenso social y político, lo que le otorgó un inusitado poder para negociar y ejercer presiones, a fin de evitar la consolidación los derechos sexuales y reproductivos, entre ellos el derecho al aborto”.
Un caso todavía más paradigmático fue la campaña presidencial de Dilma Rousseff en Brasil en 2010, cuando tras las presiones de las iglesias conservadoras que le hacía perder votantes religiosos, publicó una carta comprometiéndose a no legalizar el aborto en su mandato, quedando así al descubierto el poder de las iglesias para decidir el apoyo o rechazo a cada candidatura.
Cabe decir que si bien las iglesias tuvieron su ámbito de influencia en las agendas electorales, lo que parece que explica con mayor certeza la intencionalidad de voto, fueron variables como la percepción de corrupción.
Otra de las explicaciones del impacto de las directrices religiosas conservadoras en las políticas, son las claras y directas vinculaciones con los partidos políticos, en los que los candidatos hacen un alarde y ostentación de su profesión de fe, influyendo activamente contra contra de los derechos sexuales y reproductivos en las esferas legislativas.
Aparte de estas jerarquías eclesiásticas conservadoras, se han detectado la presencia de otros agentes, agrupaciones civiles y organizaciones no gubernamentales (ONG) confesionales, que operan complementando a la iglesia con sus “acciones organizadas en contra de los derechos sexuales y reproductivos y en defensa de una moral sexual conservadora” y que además “con el fin de defender una política sexual restrictiva” y actuando como fuerza civil en espacios en los que las iglesias no están bien vistas.
Hay estudios (Mujica) que establecen “una relativa continuidad entre las oligarquías conservadoras de comienzos del siglo XX y las nuevas ONG conservadoras religiosas”. Esta es una de las estrategias llevadas a cabo por el activismo religioso conservador para integrarse en el espacio político de la sociedad civil.
Otra de las estrategias es “la acción directa sobre las mujeres para persuadirlas de no abortar”, así como la participación, tanto en espacios legislativos como la organización de movilizaciones callejeras y, a partir de los años 90, la judicialización de los derechos sexuales y reproductivos, dejando el protagonismo que antaño ocuparon los clérigos, a abogados católicos que, desplazando los razonamientos religiosos y de la fe, estratégicamente han recurrido al lenguaje de los “derechos humanos”, asociando “algunos derechos sexuales o reproductivos como el aborto, con atentados contra el derecho humano a la vida y los crímenes de lesa humanidad ocurridos durante la dictadura”.
Los sectores católicos consideran que no es necesario apelar a la fe, sino que “al considerar que las verdades morales están inscritas en una ley natural accesible mediante la razón”, hay que recurrir a los “derechos universales”.
Otra de las estrategias de estos sectores católicos ultraconservadores, es la de recurrir a actores médicos vinculados con la bioética. “Si a lo largo del siglo XX pareciera ser que los/as médicos/as religiosos/as, y especialmente los/as católicos/as, centraron su oposición a la autonomía reproductiva y las políticas poblacionales a partir de argumentaciones demográficas y economicistas (66), a partir de finales del siglo sus argumentos parecen haber girado hacia el campo de la bioética”, en la que se destacan tanto las ramas laicas como las confesionales. Dentro de estas últimas, la jerarquía católica ha desarrollado una línea conservadora como una estrategia central para oponerse a las demandas feministas y LGBTI.
En este sentido se señala que “el entrenamiento en bioética ha sido una estrategia privilegiada por sectores católicos conservadores para oponerse al derecho al aborto”, diferenciándose así de los activistas autodenominados “pro-vida”, y renovando los discursos con “un lenguaje biologicista moderno, muchas veces genetista”.
Para estos sectores católicos conservadores de la bioética “ha destacado la relevancia que ha adquirido una acepción restrictiva del concepto “vida” en su oposición al aborto”, pasando a ser en centro del discurso conservador religioso “que busca modular las regulaciones jurídicas, creándose una zona de indistinción entre la vida protegida por el derecho y la mera vida biológica”.
“Un análisis genealógico del concepto “vida” sostenido por la jerarquía católica” ha mostrado la mutabilidad de este concepto a través del tiempo, pasando de las razones teológicas para condenar el aborto en 1869, hasta el lenguaje biologicista que adoptó en 1974 y perdura hasta la fecha.
En estos estudios se muestra, no sólo el fenómeno de relativo “descentramiento” del activismo religioso conservador con la incorporación de nuevos actores en el espacio público, sino también “los desplazamientos discursivos que han acompañado estos procesos”, tanto las estrategias legales como las del campo biomédico, confluyendo “en lo que Vaggione ha denominado “secularismo estratégico”, adoptando los sectores religiosos “una retórica secular, principalmente científica y legal, pero sin disminuir su grado de dogmatismo”, pudiendo incidir así “en espacios donde difícilmente la religión por sí misma podría penetrar”. |
This work is in the public domain |
Comentaris
Re: El activismo religioso conservador contra la libertad sexual y el aborto
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per por el momento bien |
10 ago 2017
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Tampoco hace falta un bombardeo, Alyss! ;) |
Humanidad el embrión y derecho al aborto
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per . |
10 ago 2017
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Buenas Aliss:
Este texto reitera el contenido esencial del texto que publicó hace unos días en “Aborto: nacimiento de una idea”:
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/514182?show_comments#514189
Texto al que le conteste en el comentario titulado “Sin eufemismos tecnocráticos: Dar muerte a un embrión”.
La debilidad, quizás culposa, del texto que ha publicado más arriba es que vuelve a ocultar la ideología malthusiana que los estados capitalistas y la oligarquía globo-oligopolista, empleando la ONU y sus agencias, es cierto que promueven, dentro de una agenda sobre todo enfocada a reducir las poblaciones de la periferia y a los proletariados de los centros imperialistas, y de responsabilizar de la pobreza a la natalidad y no al sistema capitalista, cuyos beneficiarios quieren conservarlo pues les va muy bien con él.
Recuerde que le he incluido un análisis estructural del proceso de caída de la natalidad, que se aúna con el fomento del oligárquico, monopolista y reformista maltusianismo derivado de la lucha de clases, en el artículo de Gervás y Pérez-Fernandez titulado “Retraso del embarazo: La congelación de óvulos por razones sociales.”:
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/514223
También le he señalado que en la URSS se prohibió el aborto por cuestiones colectivas, y que todas las pruebas apuntan a que la feminista radical y comunista proletaria Alexandra Kollontai estuvo de acuerdo con esa prohibición, en “Alexandra Kollontai, Stalin y el aborto”:
http://barcelona.indymedia.org/newswire/display/514168?show_comments#514190
Obviamente los partidarios malthusianos de reducir población proletaria en Las Américas, y quienes gestionan en el centro imperialista el maltusianismo social, el control de la natalidad o familiar y el abortismo desde hace 40 años, siempre van a intentar reducir la oposición al aborto a la oposición de la Iglesia Católica, y sus sectores más reaccionarios, y así, desde esa caricatura, es más fácil situar apriorísticamente el debate en un eje conservadores/progresistas e irracionalidad/racionalidad. El problema es que los argumentos de los pro abortistas contienen serias contradicciones además de graves implicaciones y consecuencias a largo plazo, en muchos planos.
La Negación Interesada de la Humanidad del Embrión.
La negación de la humanidad del embrión humano, además de ser un fraude, tiene serias consecuencias colectivas.
En principio, la reivindicación del derecho al aborto no implica necesariamente la negación de la humanidad de los embriones humanos. Por ejemplo, yo mismo sostengo que una mujer violada que haya quedado embarazada, una mujer cuyo embarazo puede poner en riesgo su vida o una mujer que haya concebido un embrión anormal que daría en una persona adulta totalmente incapaz, tiene que tener el poder de decisión sobre si mata o no al embrión. Y reconozco la humanidad del embrión. Es mi contradicción. Pero hay quienes no quieren tener contradicciones y prefieren desconocer la trascendencia del acto que van a cometer o que se desconozca la del que invitan a cometer, que es matar a un ser humano. A las mujeres se les está diciendo que el embrión no es un ser humano completo, y que matarlo no es en realidad matarlo, pero hay varios sectores sociales directamente en sostener esta falsedad:
En Mundosputnik leemos que:
"Antes de elegir una profesión uno sabe qué tipo de trabajo implica y sabe que le pagarán por la ejecución de las tareas implicadas. Por ejemplo, si eres periodista no puedes elegir no entrevistar a un determinado tipo de personas porque no te gusta, así es en cualquier empleo donde un profesional no puede elegir hacer solamente la parte del trabajo que le gusta", ejemplificó
"Lo mismo pasa cuando uno elige ser ginecólogo, tiene que saber que hay mujeres que se embarazan porque lo planificaron y otras cuyo el embarazo no fue deseado. Una vez que eres ginecólogo no puedes decir que solo quieres trabajar con mujeres que quieren su embarazo. Esto es inaceptable", añadió el experto.
Acceso negado: los obstáculos al aborto en Europa
https://mundo.sputniknews.com/salud/201708091071425621-paises-europeos-derecho-abortos/
Destaco que en esta posición está presente la jergología malthusiana de la “planificación familiar”, control capitalista, en realidad, del embarazo no deseado, (pero si provocado) que incluye el no planificado, el imprevisto, y el no deseado a partir de determinado momento (a consejo de Mónica Oriol, por ejemplo).
El sentido de esta declaración consiste en que los tecnócratas de las clínicas que practican el aborto, bajarían su consideración social y verían empeorada su autoimagen si reconocieran una obviedad tan grande como que el embrión – o la embriona – es un ser humano completo, en determinado estado de desarrollo. Por ello, apoyan la teoría de la supuesta propiedad del embrión sobre el embrión y la teoría de la inertidad del embrión, con la negación de su cualidad de sujeto y su carácter de humano, deshumanizándolo. Todo el staff del maltusianismo (banqueros, demógrafos, políticos, antropólogos) y el ala generista del feminismo, también están de acuerdo en sostener concretamente esta falacia de no humanidad del embrión.
Y, sobre esa posición profundizan generando una importante, sino crucial consecuencia, que es la llamada autoritaria a la prohibición de la objeción de conciencia en la profesión médica.
En realidad, también podrían reclamar directamente lo que en los hechos están practicando, el poder matar a los embriones legalmente sus madres supuestamente por su propia decisión y libre voluntad, simplemente estableciendo la propiedad de la madre sobre el embrión, y apareciendo como ayudantes técnicos a ese acto. Pero solamente con ello no podrían masificar el abortismo. Es por esto que se observa una voluntad política malthusiana en el embellecimiento del hecho de abortar ocultando las condiciones concretas y el sentido concreto del acto que se realiza: Dar muerte a un ser humano.
Pero como hay que cubrir este hecho y a quienes lo realizan, para que el esquema abortista-malthusiano no se caiga también hay que negar la objeción de conciencia de los ginecólogos. Pero negar la objeción de conciencia, lo que implica negar radicalmente el juramento hipócrático, en el puesto de trabajo implica tecnocratizar totalitariamente esa profesión y, finalmente, abrir la espita a la tecnocratización (en el sentido de una militarización socio-laboral que a quien interesa es al gran concentrado en crisis) de toda y cualquier profesión con ese mismo falso argumento.
Esto es nefasto, sino realmente monstruoso, implicando que incluso los mismos ginecólogos que ahora exigen esa expulsión de sus compañeros que no asumen romper el juramento hipocrático, más adelante no podrían, en otras prácticas que puedan surgir a medida que aumenta la artificialización de la reproducción humana, alegar objeción de conciencia para su no realización. Es pues un paso atrás descomunal, cultural y del progreso humano contra la obediencia ciega, de manera que, por ejemplo, aquel bombero bizkaino que se negó a cubrir un cargamento de mercancías peligrosas al darse cuenta de que eran en realidad armas con las que se iba a bombardear civiles en Yemen, alegando objeción de conciencia, tampoco lo podría hacer. Y así en mil casos más. Pregunto,¿ la burocracia nazi no es eso precisamente en lo que se escudaba, en su deber de cumplir órdenes? La enseñanza de esta situación es que de una falsedad se pasa a otra de esta otra y a otra hasta que todo queda turbió y envenenado.
Reivindique, señora Aliss, si quiere, el aborto sin restricciones por su convicción de la primacia de la voluntad de la madre renunciante a partir de su (supuesta) propiedad del embrión, lo que finalmente, por el mismo motivo, necesariamente es el aborto sin causa ni explicación, pero no lo haga en función de la no humanidad del embrión, porque eso es falso. Estamos ante cuerpos humanos completos, organismo humanos en determinado estado de desarrollo, tan organismos humanos como el de la renunciante a la maternidad o el del cualquier otro hijo de vecino.
Agur |
Re: El activismo religioso conservador contra la libertad sexual y el aborto
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per Jo |
10 ago 2017
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Esta muy bien para montar un programa de radio
en una emisora Episcopal o similar. Muchas gracias por el debate. |
Re: El activismo religioso conservador contra la libertad sexual y el aborto
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per Aliss |
11 ago 2017
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Sr “.”, si el texto reitera, ¿y qué…?
Reitera el tema, las estrategias de las jerarquías eclesiásticas conservadoras, especialmente la católica. Pero aporta más datos y detalles que el otro no contenía, como por ejemplo que dentro de la medicina bioética hay una corriente laica y otra religiosa y que la iglesia católica conservadora ha hecho esfuerzos para la incorporación de los médicos católicos en los discursos bioéticos del aborto, y que es de esa incorporación que salen discursos como el de “ser humano completo”.
Sr “.”, puedo equivocarme, pero tengo memoria de la cantidad de despropósitos que va soltando cada vez que cuelgo algo que usted entiende que tiene que ver con el feminismo.
La agenda de las jerarquías de la iglesia católica ultraconservadora y la suya, son copiadas una de la otra en sus argumentos y discursos. Eso también se lo he repetido, y lo repito porque usted no hace más que reiterar una y otra vez lo mismo. SI alguien se puede proclamar “campeón” de la reiteración, es usted sr “.”, hasta el punto de aburrir.
No comparto agendas con la ONU. Ya en una ocasión me acusó de trabajar para la industria reproductiva. Todo un farsante que se inventa, tergiversa y manipula a conveniencia informaciones, estadísticas, palabras, haciendo un uso excesivo de una demagogia sensacionalista. Parece que encuentra algo divertido en todo eso.
Los embriones no son “cuerpos humanos completos”, a no ser que usted sea un embrión y por eso se considere ser humano completo, y a las demás, nos conciba como embriones “a su imagen y semejanza”.
Sr “.”, desde la infinita distancia que nos separa, y ya que usted no se ha privado de decirme lo que soy y lo que no soy y algunas cosas más, permítame que le explique mi impresión reflexionada acerca de usted.
En cuanto al cigoto, embrión y al aborto, usted niega que existan diferencias, para usted el cigoto, el embrión, el feto, el bebé, el niño pequeño son siempre “seres humanos completos”. No ve diferencias, sólo etapas de lo mismo.
En la cuestión del aborto, aunque le ha costado apuntar algún matiz, para usted los abortos son genocidios, asesinatos y las mujeres que abortan, unas asesinas y genocidas. Tampoco hace diferencias con los asesinos y los genocidas que pretenden gobernar nuestros destinos.
Si se trata de malthusianismo, de nuevo no ve diferencias con el neomalthusianismo anarquista. Para usted ambos son lo mismo.
Anarquismo y comunismo autoritario para usted tienen la misma finalidad con diferentes tácticas.
En cada cuestión que he compartido en la web, esa ha sido casi siempre su respuesta. Una dificultad para la diferenciación. Una negativa para reconocer las diferencias…, lo que me hace sospechar que no soporta lo diferente y necesita uniformizarlo todo siempre bajo el significante del “mal”, de lo maldito, del desastre, de lo que nos va a llevar a la perdición en el más amplio sentido moral aunque lo exprese en dialéctica marxista.
Pero lo curioso en usted, es que cuando hay una etapa indiferenciada sexualmente en el cigoto-embrión, en la que no se aprecian aún las diferencias sexuales y que sólo están en los marcadores cromosómicos, entonces usted necesita diferenciarla para recuperar el sentido moral de la normalidad bimorfista, de la falsa dualidad bien-mal, macho-hembra.
Por más que lo difunda a los cuatro vientos, no hay tal colapso civilizatorio con el cruce de culturas. El colapso es el capitalismo, y a ese sistema no se le combate exclusivamente desde la lucha de clases del proletariado, sino también desde las luchas de clases racial, sexual, cultural, relacional…, y desde el sentimiento de equidad antiautoritario.
A mi no me parece problemático ni contradictorio compartir textos cuyas ideas no me identifican y debatir el porqué no las comparto. Me parece que el debate en las ideas que nos pueden hacer avanzar, es necesario. Debatir lo que nos pueda interesar, aunque no esté expuesto desde nuestra percepción ideológica, no nos contamina el pensamiento, lo agudiza , lo afina y lo hace más crítico.
Lo que está de más es la descalificación por sistema. Porque usted no utiliza las diferentes categorías políticas para definir, sino para descalificar e insultar. Ahí, tampoco sabe diferenciar, todas somos lo mismo: feministas, socialdemócratas, burguesas, subvencionadas, pelelas del capital, colaboradoras malthusianas, etc…
Si no le queda clara mi postura, el único recurso que me falta es hacerle un plano, pero nunca se me dio bien la cartografía. Para mi tampoco es siempre grato tener que responder mil veces lo mismo, porque en cada respuesta usted hace otra interpretación errónea y no me parece que usted tenga dificultades cognitivas para la comprensión. Es cierto que a la hora de explicarme no estoy muy afortunada, pero lo sospechoso es esa capacidad para tergiversar los significados de las palabras, se digan como se digan. |
La farsa anticlerical de la socialdemocracia y el aborto en condiciones capitalistas
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per . |
11 ago 2017
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Hace unos días, Danilo Albin, en el diario Publico, publicó un artículo relativo a la política de subvenciones a ONG’s, del gobierno español del PP:
El Gobierno declara de “utilidad pública” a varios grupos católicos y antiabortistas.
El análisis del listado de beneficiarios se centra en que varias de las asociaciones son anti abortistas, no da los números exactos de los fondos asignados y se le olvida aclarar que bajo este gobierno del PP se han practicado legalmente en torno a 800.000 abortos, “sin causa ni explicación”, de los cuales en torno al 75% lo han sido por cuestiones económicas.
Es contradictorio, pero cuando consideramos que también se le ha asignado cierta cantidad a una asociación de gays cristianos comenzamos a comprender de qué va todo esto, y no va tanto de una utilidad pública como de una utilidad política, que tiene que ver con los votos y las cuotas de poder institucional. El papel de la socialdemocracia en este bionommio conservadores/progresistas, PPSOE, es más que denunciar la supuesta promoción del anti abortismo, fingir que hay una política antiabortista conservadora en ejecución, aceitando la máquina electoral del rival-amigo. Es una farsa que dura ya cuatro décadas.
Pero en las últimas dos décadas, coincidiendo con la inmigración de varios millones de mujeres trabajadoras, el fraude ha ido quedando cada vez más a la vista pública. El número de abortos se llegó a doblar, y en lugar de poner medios para evitar estos incrementos tan brutales del abortismo, lo que se hizo en 2010 fue aún facilitarlo más bajo la bandera de la libertad de las mujeres “a decidir”.
En 2012, mientras se negaba que las causas económicas determinaban la proliferación del abortismo, la feminista comunista Empar Pineda avisaba de que la causa de esta proliferación se debía a “la situación socioeconómica de la mujer y de su pareja” y de que “tres de cada cuatro interrupciones en su centro se deben a este motivo, en alza por la crisis”. El segundo en importancia es “el embarazo no programado, que pone en solfa el proyecto de vida”, y el tercero —menos del 10% de los casos— son fallos en el método anticonceptivo.”
Lo personal pesa más que lo social para abortar
Como vemos, no se hablaba de embriones deseados/no deseados, sino de las causas reales para darles muerte.
Un calculo del número total de abortos registrados desde el momento en que la llegada de la gran inmigración de mujeres trabajadoras, ( Aborto en España ) comenzó a reflejarse en la elevación del abortismo, considerando desde 2003 a 2017 (suponiendo 94.000 abortos en 2016 y 2017) nos da la cifra de 1.527.291 abortos provocados. Tenemos pues que en torno a un millón cien mil embriones habrían sido abortados por causas económicas, si hemos de creer la muy creible estimación de Empar Pineda. Esto quiere decir que faltán más de un millón de niños y adolescentes en esta formación económico-social a causa del abortismo malthusiano y de control barato de la fuerza de trabajo. Y muy problablemente, la mitad de esa cifra corresponde a abortos padecidos por mujeres trabajadoras inmigradas.
Más allá de las farsas y perfomances mediáticos, incluyendo las farsas anticlericales de la socialdemocracia, la política pro abortista del PPSOE ha estado claramente enfocada a abaratar costes en reproducción del proletariado, endógeno e importado. Entretanto, se nos dice que “más de 700.000 menores extranjeros estudiaron el pasado curso en España bajo condiciones complejas para progresar debido a unos recortes que dificultan los planes de inclusión.” ( No son inmigrantes, son niños. ).
¿Extranjeros? Más bien son los sobrevivientes a la política abortista capialista malthusiana del régimen, que sigue el modelo imperialista interno antinatalista del proletariado, impulsada por los brutos malthusianos de la OMS, y gestionada por las dos alas del reformismo con garrote quebrado en la socialdemocracia por la financiarización y en la democracia cristiana por el abortismo.
Faltan, pues, 1.500.000 personas, de los cuales al menos unos 600.000 serian hijos de trabajadores inmigrados, y al antiguo reformismo le ha sucedido la ingeniería social del bajo coste, que también concierne a los embriones, quienes se juegan la cuestión principal; Ser o no ser. Para todo esto es para lo que ha servido y sirve el aborto “sin causa ni explicación” cuya denuncia a Aliss le molesta tanto.
Agur |
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