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DE ESTE LADO de acá (DESDE DENTRO)
25 ago 2003
Testimonio de una mujer presa en una cárcel portuguesa
De este lado, viven apenas sombras iguales que se proyectan en las paredes.
El cielo es gris, cerrado y reducido al espacio de una ventana con rejas.
Los colores son pardos, iguales. El aire pesado. La sintonía de los sonidos es metalizada y grosera (áspera), con ruido de hierro que se superpone a los gritos y lamentos. Los días son iguales a las noches.
Los calendarios lentos negándose a dejar caer las hojas de un otoño de esperanza.
Los sueños no existen porque las pesadillas empujan para el abismo del desespero.
Y vida no hay!!
Hace tiempo.
Tiempo de esperanza contado en minutos. Minutos que tienen el tamaño de años.
Dos años, dos meses, dos días en que se transforma el tiempo... de este lado.
La primera vez que atravesé un portón de hierro que separaba los dos lados, sentí como temblor (vibrar) de respeto y estremecimiento de duda.
Duda por todo lo que es desalentador e interminable.
¿Cómo sería el mundo de este lado?.
¿A quién iría a encontrar detrás de aquella puerta cerrada?.
¿Será un rostro conocido que me sorprenda dramáticamente encontrar a un amigo?.
El corredor me parecía interminable... ... el rodar de la llave.
Las bisagras mal lubrificadas. lúgubremente ruidosas, tenían el timbre metálico de un gigantesco cofre que escondía almas en su interior, en vez de barras de oro o joyas. Aunque no por eso menos valiosas. Se sentía el frío del suelo, la humedad hedienta de las paredes, la palidez de la luz, el silencio del ruido falso, el eco de los pasos, el sabor amargo de las tragedias, la sospecha de las miradas, el ansia de libertad.
En el engullir de un sollozo afectado, que me dificultaba hablar, iba un deseo tímido de renuncia a seguir.
Cuando bajé los ojos, melancólicos, afloró en mi rostro una lágrima que provocaba un biombo bazo (opaco) de una falsa dureza. ¿Dónde descubriría consuelo?. ¿Dónde encontraría algo adecuado para amenizar (suavizar) la tragedia?. ¿Dónde descubriría la esperanza?. ¿Dónde encontrar el bálsamo para la herida sangrante de n corazón?.
Me acuerdo del sabor amargo de una sensación única... inconfortablemente insensible.
¿Después?... las semanas se hicieron meses. Y los meses se transformaron en años. Los rostros cambiaron. Y los temas se repitieron.
Los corredores ahora ya no me huelen a moho, de tan habituada que se volvió mi nariz al hedor ácido de la prisión.
El bater de pies en el suelo tiene un sonido familiar. Dejé de escuchar el ruido de las cerraduras. Ya no surge el temor de ver un amigo... de este lado.
Cuando tengo la seguridad de volver a ver un amigo... de este lado
Se quebró el hielo de una separación extraña, caldeada en el calor de la mutua aceptación, los vínculos de la camaradería firme.
Ahora?!. Apenas la penumbra falsa de una luz enterrada de energía adulza los contornos que acabé por aceptar...y la esperanza.
Esperanza de vivir y de que, quizás, un día se deje propagar (predicar) el cinismo entre los “hombres�.

M.N.
(mujer presa en Portugal)
Sindicat Terrassa