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Un fantasma recorre el Manifesto : el fantasma del feminismo
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per Aliss |
27 jun 2017
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Sugerente título para otro texto a compartir dentro de la línea del análisis marxista |
Para el socialismo internacional, 1998 es un año de recordatorios por la Insurrección de París y la aparición del Manifiesto Comunista. Este último, especialmente, adquiere relevancia por ser el documento de identidad del proletarido industrial, todavía más en el contexto de los temporales posmodernos y del neoconservadurismo, que luchan por perdurar.
El Manifiesto Comunista es el llamamiento a la emancipación humana demayor influencia universal, desde la Declaración de los Derechos del Hombre. Pese a haber pensado a la clase obrera como un todo, el sujeto enunciado será los varones adultos. En este documento, los particularismos genéricos y etáreos no tuvieron estatuto de conflicto. Estos matices sexistas se los podría comprender en el devenir de los acontecimientos históricos, pero no por ello justificarlos. Es de nuestro interés recrear el clima de ideas emancipatorias de la época entorno a la sujeción femenina, con el intento de visibilizar a ese colectivo con sus nuevas singularidades, impresas a partir de las revoluciones Francesa e Industrial. En esta dirección, descubrimos que existieron demasiadas puntas como para que pasaran desapercibidas de la problemática social de entonces: mujeres obreras, mujeres luchadoras, mujeres escritoras, mujeres pensadoras, mujeres sufragistas, mujeres demandando, mujeres aclamando justicia en el espacio de lo público. Mientras que en el espacio de lo privado, la división sexual del trabajo -determinada por la reproducción biológica- fue entendida desde representaciones patriarcales: como una división natural, con todo lo que este sentido invoca y , por lo tanto, soslayando su categoría de construcción socio-cultural.
¿Y qué sucedió con Marx y su mirada crítica? Hurgar en su mundo privado-afectivo es descubrir su necesidad de mantenerse en regla, bajo las pautas de la sexualidad reproductiva y el status quo familiar monogámico burgués. Es oportuno rescatar en este caso, como en tantos otros, el lema paradigmático de las feministas de la segunda ola: lo personal es político. Si Marx pudo manejar su intimidad con una moral judeo-victoriana sin pestañeos, ¿por qué nos debería extrañar la ausencia de desvelos por la situación de las mujeres en sus textos filosóficos y de barricada? No escuchó debidamente a Charles Fourier; pero tampoco inmortalizó a Flora Tristán, después de haberla seguido con atención de alumno en algunas de sus premisas. Se olvidó de ese Honoret de Balzac sacudido por las aberraciones machistas de la época, pese a que esta pluma distinguida de la literatura fue para Marx casi un objeto de culto. Cuando New York era todavía una aldea, más de trescientas mujeres escribieron La Declaración de Sentimientos, generando sin saberlo un manifiesto paralelo con esos doce puntos subersivos. Presumiblemente, no leída por los fundadores del socialismo científico
* Agradecemos las lecturas críticas hechas por la antropóloga Mónica Tarducci y el doctor Atilio Borón, en tanto las correcciones de estilo estuvieron a cargo de Santiago Ortíz. Que todo lo dicho no suene a rencor sino a perplejidad. Gracias a los esfuerzos develadores de la historiografía feminista, ya los fantasmas y los muertos se pueden sacar de los arcones. Entonces la memoria irá recobrando la claridad de la justicia. Los olvidos en el mundo de lo público El momento histórico de Karl Marx y de Friedrich Engels ya estaba impregnado por la radicalidad de las críticas y las polémicas que venían sucediéndose en torno a los derechos de ciudadanía civil, social y política de las mujeres, durante la desarticulación del Antiguo Régimen. En la Europa del siglo XVIII, dos figuras serán las precursoras de la teoría feminista de la modernidad. Olimpia de Gouges por un lado, inspirada en la Declaración de los Derechos del Hombre, redactó, en 1791, la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. Por el otro, Mary Wollstonecraft escribió, un año después, La Vindicación de los Derechos de la Mujer. Ambos constituyeron alegatos inaugurales contra el impedimento de ejercer la igualdad en el nuevo espacio de lo público, construído -paradójicamente- como espacio de igualdad. Es decir: un sistema político definido por la universalidad, esto es, por la no exclusión, acababa excluyendo a las mujeres. Durante la Revolución Francesa la participación femenina se expresó a través de una diversidad de formas de ciudadanía, entre ellas la de intervención directa.
Pero no sólo las mujeres cuestionaron la discriminación y la desigualdad, también se escuchó la voz de varones lúcidos. Los socialistas utópicos -Saint-Simon, Fourier y Owen- avanzaron un paso más: pusieron en discusión las prácticas afectivas y sexuales de la burguesía. Así, lograron visualizar en los fenómenos históricos epocales a los sectores más oprimidos de la sociedad industrial: los obreros, las mujeres y los niños. Charles Fourier, dirigiendo su crítica al sistema civilizado, develó al interior de la familia la represión de las pasiones y el dominio hegemónico masculino. Desde este punto de vista, denunció la perversidad de la moral burguesa. La emancipación del eros, la disolución de la monogamia y la liberación de las mujeres en cuanto a sus obligaciones domésticas y familiares, serán los ejes vertebrales de su ideal de sociedad futura. Asignaturas que, aún hoy, quedan pendientes. Su lema El grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la emancipación en general impactará en los análisis posteriores del marxismo y del liberalismo, por su despliegue de osadía.
La gran figura del feminismo entre los socialistas utópicos ha sido Flora Tristán. Fue precursora en vincular las reivindicaciones de género con las de clase, al decir: ãla mujer es proletaria del proletario. Hasta el más oprimido de los hombres quiere oprimir a otro ser: su mujerä. Esta luchadora ardiente propulsó también el internacionalismo. Atravesó toda Francia, animando a los trabajadores a unirse y a organizarse a la voz de Proletarios del mundo, uníos. Fue un claro anticipo del posterior paradigma marxista, que no cuenta con el debido reconocimiento de su autoría.
Pero no todo el sexismo se dirimió en el campo de las ideas políticas, sino también en el de la literatura de la época. Gustave Flaubert, Honoret de Balzac, Henry Ibsen, alertaron sobre la desigualdad genérica. En tanto, la movida parisina se vió enriquecida con la iniciativa de Eugene Niboyet al fundar el primer periódico feminista: La Voix des Femmes, editado de marzo a junio de l848.
Olvidos en el mundo de lo privado
Los atisbos movimientistas de las mujeres por sus derechos en el mundo de lo público no fueron comprendidos en el Manifiesto Comunista como un manifiesto de resistencia, de acción y presión, pese a los deseos expresados en este texto: ã… los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente..ä.Aún menos comprendieron las condiciones de funcionamiento de la unidad doméstico-familiar.
Por explicar el antagonismo capital- trabajo, se diluyó en el concepto de desigualdad de clase el de género: por un lado, en el proceso de producción entre asalariados y asalariadas y por el otro, en la unidad doméstico-familiar entre trabajo doméstico y trabajo asalariado. Una de las manifestaciones más medibles de esta desigualdad entre los sexos es la remuneración. En el mercado laboral, las mujeres recibiendo una paga inferior . En la familia, careciendo de retribución material. La división sexual del trabajo no fue tratada en el Manifiesto , por considerarse parte de la relación natural. De modo que dejaron sin abordar teóricamente la categoría de reproducción biológica, categoría constitutiva de la división de tareas entre los géneros al interior de lo privado; espacio que, de esta manera, se conforma para las mujeres en generador de desigualdad y sometimiento.
Por cierto, el Manifiesto Comunista no fue la única obra de la época que desconoció la función que cumple el trabajo doméstico femenino: la de reposición de la fuerza de trabajo, condición necesaria para la extracción de plusvalía. Una de las razones de esta tendencia radicó en que el estudio de la organización de la producción material, enfatizó lo económico. A consecuencia de esa determinación analítica imperativa, la doble jornada y el trabajo doméstico quedan ocultos en el proceso productivo.
Al priorizar la producción material, se soslayaron las variables de consumo y de intercambio, constitutivas y básicas de la unidad doméstico-familiar. Con estas formulaciones, se reforzó ese ocultamiento, dada su imposibilidad de abordar el rol protagónico de las mujeres dentro de las estructuras de parentesco. Perdieron de vista el hecho de que los sujetos no sólo viven y trabajan en clases, también en familias.
A diferencia de Engels, Marx no pudo, por encontrarse consustanciado con el clima de la época, sustraerse de las teorías evolucionistas sobre la familia, entre ellas, la obra del etnólogo Lewis Henry Morgan. Para Morgan, el camino hacia la civilización habría recorrido cinco estadios: de la horda promiscua originaria se llegaba a la familia patriarcal monogámica. Pero en el siglo XIX los antropólogos no fueron los únicos en hablar sobre la existencia del patriarcado. El historiador J.J. Bachofen fue su principal difusor. El patriarcado, fase final y superior de la Historia, superaría inevitablemente al poder de las mujeres. Los hombres eran forma y espíritu, mientras que las mujeres naturaleza y materia. La imposición de los valores superiores masculinos, y con ellos los de la familia patriarcal, posibilitaría finalmente el nacimiento del Estado, creación suprema del espíritu humano.
No cabe duda que F. Engels, con su obra ãLos Orígenes de la Familia, la Propiedad Privada y el Estadoä, de l884, logró despegarse de esta línea de pensamiento evolucionista. Su magistral formulación en torno al desarrollo antagónico entre hombres y mujeres en la familia monogámica y en torno a la primera opresión de clase, que fue la ejercida por el sexo masculino sobre el femenino, así lo expresa. Pero es ésta otra discusión.
Presumiblemente, fue todo este sistema de representaciones ideológicas que contribuyó a la invisibilidad del género femenino en el Manifiesto Comunista..
Redondeando conclusiones
De ser un mero programa partidario con estética de barricada, pasó a constituírse en una brillante conceptualización del capitalismo y en un llamado a derribarlo; adquiriendo así una vida propia que inspiraría a las luchas obreras durante el siglo XIX. Por lo tanto, recordarlo no es sólo un hecho nostálgico o una efeméride. El Manifiesto, pretendió ser un programa teórico-práctico de urgencia de una agrupación replegada a la clandestinidad. Posiblemente, por esta razón presentó omisiones . Lo que resulta incomprensible es que con las numerosas reediciones, ésto no se haya reparado. Si bien es un texto reflexivo de la política pensada desde la historia, lo que no debería haber estado ausente es el colectivo de mujeres en tanto sujeto de derechos en acción.
Hay que ensayar nuevas lecturas para enriquecer la teoría crítica del capitalismo con la teoría crítica del patriarcado; ampliando así el cuerpo teórico en torno a la explotación, la desigualdad y la injusticia universales. Y las feministas tenemos, en este sentido, aportes que hacer.
Hoy, a 150 años de su aparición, lo entendemos como un documento de pleno interés para dirigir nuestra mirada. Su significación histórica y política es indiscutible. Por ello, intentamos centrar la cuestión en ciertos interrogantes sugestivos:
– ¿Por qué las luchas emancipatorias de las mujeres no fueron consideradas en el Manifiesto como luchas contra la opresión?
– Cuando el Manifiesto invoca a la clase obrera, ¿incluía o excluía a los movimientos de reclamo de mujeres?
– En el Manifiesto se hace referencia a las mujeres como un instrumento de producción de la burguesía. Cabría preguntar entonces qué se quiere decir cuándo se dice producción. ¿Se refiere a la producción económica formal, a la producción económica doméstica o a la reproducción biológica?
– Así también en este documento se señala que la burguesía reduce las relaciones familiares a simples relaciones de dinero. ¿ Se supone con ello que en el mundo privado no existían ya desigualdades e injusticias?
-¿ Por qué no incorporar hoy las resignficaciones que hacen los estudios feministas sobre las categorías clásicas del marximo (plusvalía, alienación, explotación, producción) al ámbito particular de la unidad doméstica y familiar? Cómo también por qué no incorporar los nuevos términos acuñados en torno al trabajo doméstico?
El particularismo de la teoría feminista enriquece la categoría clase con otra forma de opresión: la patriarcal. Si en el siglo XIX existía una fuerte desigualdad entre la teoría feminista y la del capitalismo, en la actualidad los estudios feministas implican un camino sin retorno. Su acelerado trayecto, forjado desde los años 60, viene demostrando que no es un campo en el cual desaparece la importancia de las luchas entre el capital y el trabajo, ni es un conjunto de temáticas subordinadas a la contradicción principal. Es, por el contrario, la forma en que se expresa hoy la lucha por las condiciones materiales de existencia y de ciudadanía plena de la mitad de la población.
Mabel Bellucci-Viviana Norman
Mabel Bellucci: Activista feminista. Investigadora y Especialista en Estudios de la Mujer. Ensayista.Integrante del colectivo editor de la Revista Doxa. Miembra del Area de Estudios Queer y Multiculturalismo de la Universidad de Buenos Aires. Miembra del grupo de estudio Familia: Una visión antropologica y cultural del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Buenos Aires.
Viviana Norman: Socióloga. Docente de la Universidad de Buenos Aires. |
This work is in the public domain |
Comentaris
Más que spam político es un amasijo de majaderias
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per . |
28 jun 2017
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Amasijo de majaderias que, además, no tiene nada que ver ni con el marxismo ni con un crítica seria feminista al marxismo. El problema del anticomunismo pedante, que forzosamente deviene igualmente en antifeminismo pedante, es que tiene las patas muy cortas. Dejo aquí las alusiones en EL Manifiesto del Partido Comunista a la cuestión de la mujer, la familia, los niños, la producción, el trabajo, el proletariado y el socialismo tal y como estaban a la altura de 1848 en la perspectiva revolucionaria:
**********
"- Cuanto menores son la habilidad y la fuerza que reclama el trabajo manual, es decir, cuanto mayor es el desarrollo adquirido por la moderna industria, también es mayor la proporción en que el trabajo de la mujer (*proletaria) y el niño (*proletario) desplaza al del hombre (*proletario). Socialmente, ya no rigen para la clase obrera esas diferencias de edad y de sexo. Son todos, hombres, mujeres y niños, meros instrumentos de trabajo, entre los cuales no hay más diferencia que la del coste.
(...)
- Las condiciones de vida de la vieja sociedad aparecen ya destruidas en las condiciones de vida del proletariado. El (*hombre) proletario carece de bienes. Sus relaciones con la mujer (*proletaria) y con los hijos no tienen ya nada de común con las relaciones familiares burguesas;.
(...)
- Esos tópicos burgueses de la familia y la educación, de la intimidad de las relaciones entre padres e hijos, son tanto más grotescos y descarados cuanto más la gran industria va desgarrando los lazos familiares de los proletarios y convirtiendo a los hijos (*de los y las proletarios) en simples mercancías y meros instrumentos de trabajo.
(...)
- ¡Pero es que vosotros, los comunistas, nos grita a coro la burguesía entera, pretendéis colectivizar a las mujeres!
El burgués, que no ve en su mujer (*burguesa) más que un simple instrumento de producción, al oírnos proclamar la necesidad de que los instrumentos de producción sean explotados colectivamente, no puede por menos de pensar que el régimen colectivo se hará extensivo igualmente a la mujer (*proletaria o burguesa).
No advierte que de lo que se trata es precisamente de acabar con la situación de la mujer (proletaria o burguesa) como mero instrumento de producción.
(...)
Nada más ridículo, por otra parte, que esos alardes de indignación, henchida de alta moral de nuestros burgueses, al hablar de la tan cacareada colectivización de las mujeres por el comunismo. No; los comunistas no tienen que molestarse en implantar lo que ha existido siempre o casi siempre en la sociedad.
Nuestros burgueses, no bastándoles, por lo visto, con tener a su disposición a las mujeres y a los hijos de sus proletarios -¡y no hablemos de la prostitución oficial!-, sienten una grandísima fruición en seducirse unos a otros sus mujeres (*burguesas poligamas).
En realidad, el matrimonio burgués es ya la comunidad de las esposas. A lo sumo, podría reprocharse a los comunistas el pretender sustituir este hipócrita y recatado régimen colectivo de hoy por una colectivización oficial, franca y abierta, de la mujer (*burguesa o proletaria). Por lo demás, fácil es comprender que, al abolirse el régimen actual de producción, desaparecerá con él el sistema de comunidad de la mujer que engendra, y que se refugia en la prostitución, en la oficial y en la encubierta".
Manifiesto del Partido Comunista
(1848) K. Marx & F. Engels
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
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¿Y dicen estas señoristas que qué de EL Manifiesto del Partido Comunista? Es muy fácil de comprender, señora Aliss, que estas señoritas y sus correctores son teóricamente insolventes e intelectualmente inconfiables. Son, por supuesto, muy bien recibidas todas las críticas rigurosas que las feministas serias hagan al marxismo, las majaderias en cambio no.
Agur |
Re: Un fantasma recorre el Manifesto : el fantasma del feminismo
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per Aliss |
28 jun 2017
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Sr “.”, con sus “aportaciones”, no responde a ninguna de las cuestiones planteadas:
– ¿Por qué las luchas emancipatorias de las mujeres no fueron consideradas en el Manifiesto como luchas contra la opresión?
– Cuando el Manifiesto invoca a la clase obrera, ¿incluía o excluía a los movimientos de reclamo de mujeres?
– En el Manifiesto se hace referencia a las mujeres como un instrumento de producción de la burguesía. Cabría preguntar entonces qué se quiere decir cuándo se dice producción. ¿Se refiere a la producción económica formal, a la producción económica doméstica o a la reproducción biológica?
– Así también en este documento se señala que la burguesía reduce las relaciones familiares a simples relaciones de dinero. ¿ Se supone con ello que en el mundo privado no existían ya desigualdades e injusticias?
-¿Por qué no incorporar hoy las resignificaciones que hacen los estudios feministas sobre las categorías clásicas del marxismo (plusvalía, alienación, explotación, producción) al ámbito particular de la unidad doméstica y familiar? Cómo también ¿por qué no incorporar los nuevos términos acuñados en torno al trabajo doméstico?
Entiéndame, no tengo a mano las direcciones electrónicas de Marx y Engels para preguntárselo.
Le resalto para que no se le extravíe la siguiente cuestión, “enriquecer la teoría crítica del capitalismo con la teoría crítica del patriarcado; ampliando así el cuerpo teórico en torno a la explotación, la desigualdad y la injusticia universales”.
Para ser “un amasijo de majaderías”, dicen algunas cuestiones para las que usted, no tiene la explicación. Yo tampoco, se lo aseguro, pero claro, la cátedra marxista la tiene usted. |
Re: El fantasma del feminismo y el fantasma del estalisnismo, cada vez mas cerca
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per cuidad la ciudad |
02 jul 2017
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Ciertamente, considerar que las matanzas entre tutsis y hutus fuera resultado de un 'caldo de cultivo' promovido por las potencias colonizadoras en Africa explica solo en parte la magnitud de la tragedia. Siempre hubo guerras tribales en tierras africanas. Lo monstruoso fue que los hutus radicales interhawe aprovecharon una situación de vacío de poder para 'ajustar cuentas pendientes' con los tutsis y los hutus moderados, a los que consideraban favorecidos y colaboradores del 'poder blanco' colonial. Como resultado hubo casi un millón de muertes 'a machetazos' casi todos tutsis y hutus moderados. Mujeres violadas y asesinadas, familias enteras degolladas, niños y ancianos pasados a cuchillo, desarmados y sin armas para defenderse.
Al contrario que en el reciente 'caso Farré', transcurridos 23 años de aquella matanza, un velo espeso de silencio cómplice y olvido 'occidental' cubre y escamotea los 'por qués' de la tragedia de Ruanda. Algo que de algún modo favorece al poder blanco colonial y también a los defensores del 'black power'.
Eso mismo es aplicable a la aparición monstruosa del Tercer Reich en Alemania. Desde la Shoah hemos visto al Estado de Israel cometer crímenes de lesa humanidad mientras la inmensa mayoria de la sociedad occidental bienpensante miraba hacia otro lado. Las categorías aqui, como 'judíos', 'alemanes', 'negros', 'mujeres', 'homosexuales', 'ricos', 'pobres', 'tutsis' y 'hutus moderados'... simplemente naufragan.
Y aparecerán sin duda 'naufraguistas' que saquen provecho del naufragio para dedicarse al saqueo. Apuntarán el fantástico progreso que han vivido en apenas dos siglos los esclavos negros estadounidenses que se quedaron quietitos mientras los yanquis blancos y los sudistas blancos se mataban para liberarlos de la esclavitud o dejarlos en ella. Mientras que los negros 'libertos' de Haití no han hecho otra cosa que arruinar millones de vidas, devastar un territorio antaño paradisiaco y saltar de tirano en tirano durante esos dos siglos.
El mensaje oculto aquí es MUCHO CUIDADO con los avances emancipatorios que vende, propugna y obtiene el feminismo interclasista, blanco, plutocrata, de origen protestante, liberal y puritano para 'la mujer' (occidental, blanca, de clase media y clase obrera) no vaya resultarle ese guiso una bazofia y más amargo de lo que pensaba, como les sucedió a los tutsis y a los haitianos, cuando se creyeron libres.
COMENTARIO QUE DEBERIA IR ADJUNTO AL POST SOBRE 'EL FEMINICIDA FARRË Y EL ESPECTACULO MEDIATICO' |
Re: Un fantasma recorre el Manifesto : el fantasma del feminismo
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per Aliss |
02 jul 2017
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En respuesta al último comentario
No era mi intención pretender explicar la magnitud de la tragedia de hutus y tutsis, sino exponer que la raíz de tal tragedia, tiene claras influencias colonizadoras de los países europeos, en cuanto a la administración de terror y muerte.
Sí, siempre hubo “guerras” tribales, en África y en todas partes, pero nunca de la magnitud que se produjeron a partir de las criminales invasiones europeas, que en nombre de dios, el progreso, la democracia, la libertad o de alguna multinacional, sembraron los territorios de cuerpos masacrados. Hasta la invasión del hombre blanco, esas tribus jamás se masacraron y diezmaron en esa proporción sus poblaciones, pues las luchas no obedecían a la propiedad de los territorios. Las poblaciones tribales comienzan su rápido decrecimientos a partir de las invasiones de los ejércitos de hombres blancos, dotados de culturas y tecnologías de destrucción y muerte, hasta ese momento desconocidas por la inmensa mayoría de grupos tribales.
Y es esa concepción de entender la guerra, el exterminio del otro, la dominación, el sometimiento, lo que hace que posteriormente, los grupos de origen tribal, respondan con inusitada violencia, no solo frente al invasor, sino ante otros grupos tribales con los que tenían cuestiones pendientes. En ocasiones por haber impuesto su hegemonía a estos grupos tribales, en ocasiones por haber colaborado con el invasor y sus cruentas matanzas y en ocasiones simplemente por desatar el terror y una orgía de sangre.
Como he intentado explicar anteriormente, estoy de acuerdo que por sí solas las categorías como “'judíos', 'alemanes', 'negros', 'mujeres', 'homosexuales', 'ricos', 'pobres', 'tutsis’…”, son insuficientes para enfrentarse a los sistemas de opresión y dominación, pues no son más que visiones parciales y limitadas, y es cierto que hay quienes aprovechan esas circunstancias en el desconcierto y la necesidad, para conseguir pingües beneficios.
Pero eso es también desviar la atención de la raíz de esa cultura de muerte y destrucción que ha sabido exportar y difundir esa “maravillosa” civilización occidental enraizada en esas prácticas eugenésicas que, luego van diciendo, aborrecen.
Esas categorías de las que usted decía que “naufragan”. no son menos “inútiles” que otras categorías desde las que usted intenta explicar el “desastre”, como “esclavos negros estadounidenses…”, “yanquis blancos”, “sudistas blancos”, “negros 'libertos’”, “feminismo”…
“El mensaje oculto aquí” NO ES “MUCHO CUIDADO con los avances emancipatorios”. ¡NO SEÑOR!
“El mensaje oculto aquí” ES EL MIEDO A LA LIBERTAD tan habitual en los falsos revolucionarios que sólo aspiran a ser parte del poder y a imponer su manera de entender el orden.
Y le voy a explicar porqué su discurso no sólo es racista, sino que además neoliberal y misógino.
Usted afirma que: “Apuntarán el fantástico progreso que han vivido en apenas dos siglos los esclavos negros estadounidenses que se quedaron quietitos mientras los yanquis blancos y los sudistas blancos se mataban para liberarlos de la esclavitud o dejarlos en ella”
¡NO SEÑOR! Usted pretende pasar un hecho como “objetivo”, cuando es tremendamente falaz y falso y encubre, en parte, ese origen de la “tragedia”.
Para su información, sé que lo sabe pero se lo voy a recordar una vez más, “los esclavos negros estadounidenses” también fueron parte de la lucha por la liberación de la esclavitud. La diferencia entre “los esclavos negros estadounidenses” con los “yanquis blancos” antiesclavistas, es que estos últimos no luchaban por liberación alguna, sino por un cambio social de la esclavitud de las plantaciones de algodón (en poder de los terratenientes “sudistas blancos”), a una esclavitud en el incipiente tejido industrial, necesitado de la mano de obra de las plantaciones, y en poder de las oligarquías “yanquis blancas” del norte.
Una vez más, “los esclavos negros estadounidenses” fueron engañados por los hombres blancos que no cumplen nunca sus tratados. Es ahí donde están los verdaderos engaños de los “avances emancipatorios” y no en los que usted “denuncia”.
Usted sólo ACUSA y CULPA a un feminismo denostable y a los negros, categorizaciones ambas igual de “falsas” que las que usted dice denunciar, pero que solo lo hace para encubrir esos silenciados intereses de los oligarcas blancos, neoliberales, racistas y de clase.
También MIENTE al decir que hutus y tutsis respondieron con la ‘barbarie’ cuando “se creyeron libres”. Usted equipara colonización a liberación.
“Los avances emancipatorios que vende, propugna y obtiene el feminismo interclasista, blanco, plutocrata, de origen protestante, liberal y puritano para 'la mujer’” y que se supone que usted denuncia, no sólo son ridículos en comparación con los que usted encubre, y que es un cambio en eso que llaman ‘paradigmas’, en las nuevas formas de esclavitud productiva y que forma parte de las luchas de dominación de clase, raciales, coloniales y patriarcales.
Usted niega sus actitudes racistas, misóginas, patriarcales…, pero no hace más que encubrir la dominación de clase que responde con todas esas manifestaciones.
Sus únicos “argumentos” es CULPAR al feminismo, a los negros y sus movimientos de liberación, mientras encubren una y otra vez los intereses económicos de las multinacionales y sus gobiernos occidentales de esta terrible y tremenda “tragedia” que asola toda la humanidad, mientras los mantiene adormecidos y agradecidos en sus sociedades del malestar. Prefieren la muerte lenta de sus ociosas y aburridas vidas “tranquilas”, y tienen un terrible miedo a la libertad de los grupos humanos y de los pueblos.
Sabe, sus argumentos son muy similares a los de un tal Rodrigo Mora, conocido y reconocido por sus escritos, charlas y publicaciones, en las que a su estoicismo y al atractivo comunal, les añade discursos racistas y misóginos.
Feministas, usted (ustedes) o yo, generalizamos con las categorizaciones por igual, por tanto esa supuesta denuncia que hace, queda invalidad y no es legítima, pues puede ser perfectamente comprensible desde la complicidad necesaria para la comunicación abierta, que no la defensiva.
PD.
Fíjese quiénes “naufragan” que, uno acusa al feminismo de “socialdemócrata y burgués”, mientras usted, en el título de su comentario, lo acerca al “estalinismo”. |
Premarxismo
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per . |
02 jul 2017
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Bien, creo que después de este pronunciamento de Aliss ha quedado meridianamente claro que Aliss no conoce el marxismo.
Aliss se cree que la historia es una lucha de identidades estáticas "coloniales" y "de género" en constante oposición, pero la teoría marxista y la de Lenin, y toda la que surgió de la III Internacional respecto a la historia del desarrollo (Materialismo dialéctico + materialismo histórico) la desconoce por completo.
Para que esta señora retomara el hilo del análisis histórico riguroso materialista debería empezar por estudiar una síntesis básica, - pero no facil de alcanzar -, que sostiene que 'el motor principal de esta fase de la historia del desarrollo es la lucha de clases' (I Internacional).
No, el motor de la historia actual de la especie humana no son los prejuicios y los ventajismos del color de la piel, el género recibido, la religión o la diferencia de edad contextual de los sujetos, sino la lucha de clases. Por ejemplo, por nada de esto han surgido los muy inquietantes, colosales y siniestros arsenales bélicos superdestructivos que padecemos en la actualidad, ni ocurrieron tampoco las dos guerras generalizadas mundiales anteriores. No, estas guerras surgieron por intensas antagonias entre las dos grandes clases mundiales, el proletariado y la burguesia, exacerbadas por la enorme agudización de las contradicciones sistémicas de la acumulación de capital en todo el mundo.
El genocidio de Uganda, - y docenas de otros procesos antagónicos localmente superdestructivos en los últimos dos siglos -, no tienen que ver con el cpitalismo colonial histórico sino con la plasmación histórico-terrritorial en la fase imperialista del capitalismo, con su combinación de fuerzas internas y externas, de la lucha de clases internacional. La determinación de la posición concreta de esa peculiar formación económico-social en el proceso de desarrollo del mercado mundial forzó una determinación estructural tendente al incemento de la extracción de plusvalía, durante la cual las fuerzas de clase progresistas internacionales y nacionales combinadas, por su insuficiente desarrollo y capacidad, no fueron capaces de detener ni mitigar la tendencia destructiva y retardataria de las sinergias capital-imperialistas que terminaron explotando destructivamente contra la población, en este caso tutsi, pero no solo tutsi. La oligarquía hutu y los imperialismo que la manipularon, más todas las fuerzas fascistas internas e imperialistas externas se combinaron de tal forma que desembocaron en un genocidio. Pero el moviniento proletario internacional no logró articularse a tiempo para detenerlo
Pero para Aliss nada de esto esto tiene sentido, para ella las presiones del desarrollo del imperialismo y del colonialismo interno que este percute para explayarse destructutivamente y restbalecer su tasa de ganancia no son responsables de ese desenlace genócida. El genocidio se trataría en su teoría socialdemócrata del resultado de una jerarquización de identidades históricas y no de una dinámica de las estructuras y lucha de clases mundial en desarrollo, con lo cual Aliss nos lleva con sus teorías a antes de Engels, Marx, Luxemburgo, Bujarin, García Oliver, Kolontai, Trotsky, Stalin o Mandel, y Castro y Gevara, entre otros y otras.
Las relaciones sociales de produccion y propiedad, que forman la base material de la lucha de clases, serían secundarias ante las relaciones sociales de consumo e identidad contextual, que serían las principales. Es sociologismo burgués, puro y duro. Así pues, no es que sea antimarxista ( y en cierto modo antianarquista), es que es premarxista. |
Re: Un fantasma recorre el Manifesto : el fantasma del feminismo
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per Aliss |
02 jul 2017
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Debo darle la razón. Desconozco en profundidad el marxismo. O por lo menos, desconozco en profundidad la teoría marxista, pues he expuesto en numerosas ocasiones que no soy marxista. Y de hecho he empezado a publicar textos marxistas, a raíz de que alguien hizo una aportación que despertó mi curiosidad.
Dicho esto, le aclaro que el marxismo no es el origen de todo. El marxismo también se inspiró en las prácticas y experiencias de otros pueblos, grupos humanos y personas. De hecho, buena parte de las ideologías comunistas, surgen de la observación de la vida comunitaria de los pueblos indígenas. Y he dicho “comunistas”, no marxistas.
Pero vayamos a lo que usted apunta, pues de entrada no le voy a contradecir, pues entiendo que “el capitalismo colonial histórico”, es una consecuencia de la “fase imperialista del capitalismo”. En el caso de Uganda, sospecho que hay también resentimientos de la hegemonía de un pueblo sobre el otro, incluso antes de la invasión colonial capitalista y de las influencias ideológicas europeas.
Si usted repasa y relee, verá que la conversación viene de antes, en referencia a Haiti, donde no soy yo quien elude la cuestión de clase en las masacres que allá se produjeron, y es desde esa lectura, que insisto en la influencia colonial en cuanto a las formas de matar, pero evidentemente, detrás de esas muertes están los intereses de los gobiernos europeos.
Usted mismo puede comprobar que he expuesto que antes de la aparición del hombre blanco, las luchas tribales no tenían esos componentes genocidas, porque esos pueblos no concebían la propiedad.
Y retomando esa “síntesis básica”, usted señala con razón que “el motor principal de esta fase de la historia del desarrollo es la lucha de clases' (I Internacional)”
Fíjese que habla de “motor principal”, pero no único. Si hay un “motor principal”, es que existen otros motores que son los que habitualmente usted niega, y que tiene que ver con condiciones raciales, identidades sexuales, etc…
Si vuelve al anterior texto, en el que aparece la cuestión de la esclavitud, también podrá comprobar que expongo que una de las razones del comercio de esclavos y esclavas de África hacia Abya Yala, tiene una poderosa causa, y es que los indígenas, según los invasores españoles, no servían para el trabajo en las minas. Hay estoy señalando la cuestión de la producción, pues si algo hemos hecho históricamente los pueblos indígenas, es trabajar para la comunidad, no para la productividad.
No voy a discutirle sus referencias al “premarxismo”. Soy de origen indígena. Nuestros pueblos estaban antes de Marx y todas sus teorías sobre lucha de clases, producción, propiedad, plusvalías, burguesías y proletariados, etc… Eso lo fueron introduciendo ustedes según las necesidades de sus imperios y los momentos históricos. Usted intenta analizarme desde sus lógicas coloniales y eurocéntricas.
Personalmente he expresado mi afinidad con el anarquismo, pero comprobará que no me he “proclamado” anarquista en ningún momento porque tampoco coincido con todas sus expresiones. Por ejemplo, incluso para mi, como indígena que estoy muy permeada por su cultura occidental, me es complicado comprender la individualidad stirneriana o propuestas de los socialistas utópicos que se proponen como antecedentes del anarquismo.
PD.
Cuando hace referencia al genocidio en Uganda, dice: “Pero el movimiento proletario internacional no logró articularse a tiempo para detenerlo” Puede extenderse un poco más, cómo hubiese podido el “movimiento proletario internacional”, detener el genocidio. Se lo pregunto porque históricamente, los genocidios de los pueblos nativos, jamás se ha detenido. En una ocasión expuse como ejemplo que los revolucionarios sandinistas, al triunfar la revolución y subir al poder, siguieron con el exterminio de misquitos. Los exterminaban los somocistas para arrebatarles sus territorios, y los siguieron exterminando los sandinistas. Y podía hacer una extensa relación de genocidios en los que “el movimiento proletario internacional” no intervino. Tal vez porque nunca consigue “articularse a tiempo”. Hoy el genocidio de pueblos indígenas ante el silencio de ese “proletariado internacional”, dicen, porque tienen otras preocupaciones. |
La guerra imperialista en el centro de África
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02 jul 2017
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Buenas Aliss:
Se olvida usted de la III Internacional, de extensas luchas anticoloniales y antiimperialistas apoyadas por el movimiento proletario internacional, de que ahora hay una guerra entre monopolios europeos y anglosajones por el saqueo de los recursos naturales de África, (5 millones de personas muertas en el Congo en las últimas dos décadas, frontera, por cierto, con Uganda e intimamente relacionada con la guerra genócida en Uganda, y con el desarrollo de la informática y la telefonía móvil) que solo se ha aminorado algo cuando han aparecido los capitales chinos a invertir, ganar mercados y disputar recursos por vías comerciales y no directamente militares, no basadas directamente en los intereses de los complejos militares industriales propios de las potencias imperialistas centrales.
Usted está escribiendo en la red mundial de medios independientes Indymedia, que en su momento tuvo 120 nodos en los cinco continentes habitados, participando en un movimiento contra la guerra de agresión imperialista contra Irak, en la coordinación social de la mayor movilización de masas internacional planetaria habida hasta ahora (20 millones de personas en todos el mundo contra la guerra).
Me cuenta la historia de las identidades indigenas americanas, pues bien, sepa que eso mismo ha pasado en Europa. De hecho para pagar las expediciones para saquear América saquearon primero los ejércitos imperiales a Navarra y a Granada, sacándolas como países de la historia, además de otras invasiones y saqueos en Italia. Todo esto forma parte de la dialéctica de la lucha de clases y del desarrollo de los tipos predominantes de propiedad; Los americanos no son atacados por llevar plusmas de colores y tener la cara pintada, como aquí hace dos milenios, son atacados para hacerse con sus tierras y sus recursos. Los americanos del sur de América se libraron de ser exterminados precisamente porque la corona de Castilla conservaba restos feudales y tenía dos tendencias, una a feudalizar población, haciéndola vasalla de los nuevos amos, y otra a saquear a conciencia para rentabilizar inversiones en barcos, armas y ejércitos. Por eso los americanos del sur eludieron un exterminio al nivel de lo que ocurrió en el norte de America, donde la tendencia capitalista industrial no feudalizaba, simplemente robaba las propiedades y destruía a las poblaciones campesinas y cazadoras-recolectoras pre-existentes, colocando a parte de la población sobrante de las metrópolis como pequeños propietarios.
Aquí en Europa lleva ocurriendo eso mismo desde hace más de 2000 años (sino 5.000). Y parecido en China y la India, y de hecho ya estaba ocurriendo en América cuando llegó el gran pulso de crecimiento del capitalismo comercial en el siglo XVI. En Girona, por ponerle un ejemplo, desembarcaron hace 2200 años unos tipos que se hacían llamar "los romanos", practicaban el esclavismo y querían ser ricos hacendados todos, y estaban obsesionados con la minería. De hecho no hay prácticamente un monte en la península sin una cata minera hecha por ingenieros romanos. Estos romanos estuvieron 700 años saqueando, teniendo parte en esa expansión y saqueo un sector de los indigenas, que colaboraron con ellos. Aquí se hablaba el euskara, que probablemente es la única lengua ibera que queda, y el celta, fundamentalmente. Pues bien, lo barrieron casi todo y metieron lenguas latiñolas (indoeuropeas) por todas partes, que fueron las que luego exportaron a América.
Eso y cosas parecidas han pasado en todos los sitios, tiene su parte negativa y su parte positiva, pero además no tiene vuelta atrás, con la excepción quizás de que los indigenas de Europa recuperemos al menos el euskara, pero poco más. Lo mismo digo para el nahuatl y el quechua, entre otros.
Los sandinistas atacaban a los contras, que estaban ayudados por sectores de los misquitos que manipularon los contras. Las armas de los contras se las daban los imperialistas, las compraban estos con el dinero de la droga vendida en Europa, que devasto a la juventud proletaria urbana euroepa en los años 1970s-80s. La droga era de la sembrada en Afganistan, (Irangate), se trataba de derrocar al gobierno socialista de Afganistán para tumbar a la URSS, financiar la guerra con la droga, y dedicar una parte de las ganancias a financiar la guerra contra la revolución sandinista en Nicaragua, lo que fue una lucha a vida o muerte, sin hablar de que los sandinistas son también indoamericanos en su mayoría. O sea, el cuadro es más amplio de lo que usted plantea.
Todo está más conectado y articulado de lo que parece, en una economía mundial, un sistema mundial productor de mercancias, pero no es tan fácil articular movimientos mundiales socialistas, anarquistas y democráticos. Aún así, docenas de millones de comunistas y anarquistas murieron a principios del siglo XX en Europa en su lucha contra el imperialismo y el capitalismo, especialmente en su forma más desquiciada, la fascista. Por ejemplo, en Barcelona hubo una insurrección revolucionaria contra el envio de soldados a hacer la Guerra en África, que conllevó una gran represión contra el movimiento obrero anarquista. Y en la guerra civil de 1936 uno de los objetivos principales revolucionarios del proletariado fue impedir la creación de un imperio español en África. Y esa guerra costó un millón de vidas.
Y así son miles de ejemplos en los que actitudes de oposición y resistencia al imperialismo de masas proletarias por todo el mundo han o impedido o dificultado las acciones políticas agresivas del imperialismo, y sus tendencias de desarrollo más antidemócraticas y fascistas todavía. Pero el imperialismo no es solo una política, también es una dinámica estructural, una economía mundial, y la fase final de un modo de producción histórico, y hasta que no haya agotado todas sus posibilidades de desarrollo no va a caer, si bien, es cierto, se puede acelerar su abolición e impedir o al menos dificultar mucho sus tendencias destructivas y explotadoras, que lo son hacia adentro y afuera de los pincipales centros mundiales de acumulación de capital. Si no se entiende la interconexión entre las luchas proletarias por todo el mundo y a través de las épocas no se entiende nada, pero ese es el resultado lógico de la política de las identidades, a la vez premarxista y posmarxista, en lugar de la comprensión de la lucha de clases mundial de manera abarcativa, rigurosa y en toda su verdadera complejidad. |
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