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"En el aborto hay algo potente: rompe el control de la dominación masculina"
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per Aliss |
03 jun 2017
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Reflexiones de Azul Curdo sobre el aborto en el contexto uruguayo, a través de las palabras de la publicación de la antropóloga Susana Rostangnol. |
La antropóloga Susana Rostangnol, doctora en antropología, estudia desde hace años las prácticas y representaciones en torno al aborto voluntario, cómo éstas son el resultado de las relaciones de género y cómo actúan para modificar o perpetuar esos vínculos. Entre juezas de concepciones puras y objetores de conciencia, la académica no duda: el éxito será mantener el derecho conquistado. Casi diez años después de terminar el trabajo de campo, Susana Rostagnol parió 285 páginas que celebran su implicancia como antropóloga feminista y describen cómo el aborto "condensa relaciones de poder que corresponden a la dominación masculina". Su nuevo libro (1) -presentado a fines de marzo- repasa el extenso trabajo de campo que realizó entre 2003 y 2007 -es decir, mientras el aborto era ilegal- en policlínicas barriales y en el hospital Pereira Rossell (2) en una coyuntura que conjugó debates parlamentarios, la ordenanza 369/04, (3) el veto de Tabaré Vázquez en 2008 a los artículos que legalizaban el aborto en la ley 18.426 de defensa de la salud sexual y reproductiva, y se extiende hasta el presente, tras aprobarse la ley de interrupción voluntaria del embarazo (Ive) en 2012.
"Mi subjetividad estuvo en juego durante todo el proceso de investigación. Mi compromiso político y académico con el proyecto de transformación social, y con la legalización del aborto en especial, me encorsetaron más de una vez. Las utopías exigen certezas (el feminismo tiene su propia utopía); la academia exige dudas", confiesa en la introducción de su libro. En el líving de su casa, con muebles y cuadros en tonos pasteles y celestes, que huele a sándalo y vainilla, Rostagnol recibe a Brecha y afirma: "Me tuve que separar un poco (de médicos y usuarias de salud) para poder escribir el trabajo. Tuve como una especie de saturación del tema y ahora volví desde otro lugar, no ya a observar tanto la atención en policlínica o en consultorio, sino con nudos como la objeción de conciencia", de la que hacen uso algunos ginecólogos para no habilitar abortos legales.
Su implicancia con el objeto de estudio incluyó acompañar a mujeres en sus procesos de aborto, "con sus desesperaciones o con sus miedos". Acompañar "es estar ahí. Y aprendí mucho, sobre todo de acompañar a mujeres que estaban y están en contra del aborto, aun después de haber interrumpido su embarazo". "Yo me sentí interpelada en muchas cosas. Al principio le adjudicaba al aborto -antes de saber mucho de él- un momento de empoderamiento de las mujeres. Y después me di cuenta de que para muchas no lo era. Incluso era todo lo contrario. Cada aborto es único, no es algo generalizable.Para algunas es un trámite, para otras es algo más difícil. Ninguna lo va a utilizar como método anticonceptivo."
Vínculos
El libro aborda distintas relaciones de género que se producen entre pacientes, entre ginecólogos y entre ginecólogos y pacientes, a partir de la experiencia del aborto voluntario. Entre sus notas del diario de campo que llevó a lo largo de su observación participante, la académica anota: "Los ginecólogos reparan sólo en aspectos estrictamente físicos, ignoran secretos familiares (que pueda acarrear la mujer al decidir abortar). Nadie le preguntó cómo se sintió frente al producto de la expulsión", ni por los dolores o sensaciones que manifestó tener una adolescente de 17 años que había utilizado 26 pastillas y esperaba ser atendida. "Rara vez preguntan (a las mujeres que están pasando por una situación de aborto) cómo se sienten", escribe, y más adelante analiza: "Los discursos médicos no hacen referencia a una mujer titular de derechos cuando están hablando de una en situación de aborto".
Estas anotaciones se dan más en el Pereira Rossell que en las policlínicas barriales, donde los equipos de salud interdisciplinarios (compuestos por médicos, psicólogas, trabajadoras sociales) conocen las trayectorias reproductivas de las usuarias y las historias de vida de ellas y de sus familias: "Allí las ginecólogas saben si la mujer tuvo episodios de violencia, saben qué vínculo tiene con su pareja, cuántos hijos tiene, cómo y dónde vive. Hay un compromiso con la gente, que no está en el Pereira porque la gente cambia todo el tiempo, es imposible sostener un vínculo de mayor confianza", comenta Rostagnol en la charla. Además porque en la sala de espera de la policlínica conviven todas: la que está embarazada, la que va a controlarse, la que va a abortar. Rostagnol anota en su diario que el ginecólogo le habla "amablemente" y que no ejerce el "habitus médico de manera autoritaria", aunque le cuestiona a la paciente: "Escuchame, chiquita, ¿por qué no usaste condón?".
Recordando esta escena ella enfatiza que estas relaciones de poder médico-paciente "no sólo están atravesadas por relaciones de género, sino también de clase, e incluso de raza-etnia", por lo que deben ser estudiadas desde la interseccionalidad. A esto le suma: "Hay que ver ciertos actos de subordinación como estrategias de resistencia, desde una aparente subordinación de las mujeres hacia los ginecólogos. Por ejemplo cuando una le dice a su médico: 'Sí, sí, voy a hacer tal cosa', y luego no lo hace y opta por tomar sus propias decisiones. En un primer momento puede leerse como un acto de subordinación porque no se sienten con fuerza como para responder, pero a la vez es un ejercicio de resistencia: no hago lo que me dicen, hago lo que yo quiero, pero no me enfrento". A la vez, durante sus observaciones en la sala de espera para recibir asesoramiento pre y pos aborto, destaca que se producía una suerte de communitas: una comunidad entre esas mujeres. "Las veías como si fueran amigas de toda la vida, aunque después no se vieran más. El estar compartiendo una experiencia fuerte las unía", dice.
En su diario pone en valor esta capacidad de tejer redes, compartir sabidurías y "desdramatizar el momento vital que están atravesando", a través de charlas, de compartir sus experiencias de aborto y sobre el uso del misoprostol que comenzaba a extenderse -e incluso a venderse clandestinamente en esas salas de espera. Recordando sus observaciones a los ginecólogos, Rostagnol describe cómo operan las jerarquías en sus relaciones de poder: "Haciendo este trabajo tuve la impresión de que la medicina como profesión, convertirte en médico, es de una jerarquía súper estricta, similar a la de un régimen militar. El residente de primer año es el escalón más bajo, no puede tomar ninguna decisión, y la obediencia la cumple sin cuestionar. Está muy claro que quien ocupa el puesto más alto en el escalafón es quien está lidiando con vidas, no puede hacer ensayo y error.
No sé si se podría hacer de otra manera, pero el tema es que es así". En tanto se sigue viendo el cuerpo de la mujer como "cuerpo de madre", existe un "control patrimonial de los cuerpos", dice la antropóloga uruguaya, retomando a Giulia Tamayo, y explica: "Patrimonial en el sentido patriarcal, pero también como cosa que tiene un valor. El cuerpo como patrimonio del macho".
Riesgo de qué
Rostagnol analiza el modelo de reducción de riesgos y daños implementado en nuestro país por Iniciativas Sanitarias, y critica que éste parta de la base de que el aborto es algo riesgoso para la salud."Es tomar la parte por el todo, dejando al aborto como una cuestión epidemiológica, bajo el control ginecológico", que lo vuelve "un acto de medicalización de la reproducción y del cuerpo de la mujer". Un ejemplo del control patrimonial del cuerpo que "no promueve la libertad ni la expansión del derecho de la mujer como sujeto moral capaz de tomar sus propias decisiones".
Abordarlo epidemiológicamente es otra estrategia del "biopoder sobre el cuerpo de las mujeres", de "control de la población", afirma, y no duda en calificar a la ginecología como una disciplina masculina, en su lógica y en su estatus, "independientemente del sexo" de la persona que ejerza la profesión: "La voz ginecológica es masculina". Así como hay ginecólogas y ginecólogos que generan empatía con las mujeres, hay otros y otras que ejercen mucho control y dominación sobre las usuarias, "más del que ellos creen". "Muchas veces, hablando con ginecólogos fuera del consultorio, ellos te cuentan cómo están empoderando a las mujeres, pero luego los ves en acción y no lo hacen. Tienen sus mejores intenciones, pensando que las están respetando, y no: les están ordenando hacer algo; pero todos decimos que actuamos de una manera y a veces lo hacemos al revés. No son hipócritas ni están mintiendo. Somos gente contradictoria.
También es cierto que en estos vínculos, que son de a dos, muchas veces las usuarias van esperando que les digan qué hacer. No van esperando tener una relación horizontal, donde ellas van a decidir qué hacer. E incluso se infantilizan porque no obedecieron a lo que el médico les indicó. Es un vínculo complicado que hay que deconstruir", señala. En todos estos años de debate, la discusión sobre el aborto ha quedado cada vez más vinculada a lo legislativo, a lo legal y a modelos de políticas públicas de salud sexual y reproductiva como "formas de controlar y normalizar" los cuerpos de las mujeres, en detrimento de considerar sus decisiones reproductivas.
El aborto voluntario "rompe el control de la dominación masculina", evidencia una práctica sexual y, a nivel individual, supone una "subversión" de la mujer contra el control patrimonial que el biopoder ejerce sobre ella. "Acá hay algo muy potente -dice la antropóloga-: la mujer que aborta está decidiendo no ser madre, no cumplir con ese mandato, con ese atributo social asignado, no se subordina a ese supuesto destino de las mujeres de ser las reproductoras, se deslinda de eso y muestra que la vida de nadie se resume en ser madre."
Sin embargo, ella sabe que aunque ahora abortar puede ser una decisión "más libre", sigue habiendo distintos grados de aceptación respecto del aborto, en especial si es voluntario. "Todavía cuesta aceptar, e incluso entre nosotras nos cuesta escuchar, cuando una mujer manifiesta que no quiere ser madre. Otra cosa es si esgrime razones económicas, coyunturales, familiares, por las que en ese momento no puede llevar adelante un embarazo no esperado."
Condenado, tolerado, negado
En Uruguay el aborto "siempre tuvo condena, tolerancia y negación", afirma el trabajo de Rostagnol. "Yo creo que la condena empezó a acabar desde los años noventa. Antes de la dictadura creo que era otra cosa, pero no conozco bien; creo que había más libertad, por algunos cuentos y relatos. Pero sí podemos decir que hasta fines del siglo pasado el aborto era una acción socialmente condenada e individualmente tolerada. Y la manera de compatibilizar la condena social y la tolerancia individual era negando el hecho. A mí me parece que la ordenanza 369 cumple un papel fundamental, casi mayor que la ley de la Ive, en el sentido de que permitió que se hablara del aborto sin temor a represalias legales. Con la ordenanza el aborto toma estado público y se asegura que los médicos puedan guardar el secreto profesional. A esto se le suma, tiempo después, la denuncia de un médico a una paciente y se arma una movida de juntar firmas y apoyar a esta mujer."
Pos ley, pos crucifixión
Según Rostagnol, cumplir con la ley 18.987 "casi que parece una carrera de obstáculos". "Se puede hacer, pero no es fácil, porque sigue habiendo dificultad para acceder a los servicios de interrupción voluntaria del embarazo, hay dificultades para que el equipo interdisciplinario se reúna y atienda de manera simultánea a la mujer que quiere abortar, hay altos porcentajes de objetores de conciencia en varios departamentos del país", enumera. "Antes -estoy pensando en las mujeres del Interior- quizás sabían de alguna clínica clandestina y se venían hasta Montevideo para abortar, porque no querían que alguien se enterase. Se me ocurre que ahora, como la práctica sigue estigmatizada, muchas mujeres no van tampoco a su lugar más cercano a hacerse un aborto (legal, en el sistema de salud), porque no quieren que su entorno lo sepa, entonces se hacen un aborto clandestino", opina.
Ante los altos porcentajes de objetores de conciencia detectados en varios departamentos del país, en ciudades como Salto o Young, donde llegan al 100 por ciento de los ginecólogos,(4) Rostagol subraya: "La mujer tiene el derecho legal y moral de hacerse un aborto. La objeción de conciencia en sí misma no es un derecho sino una práctica para resguardar su pensamiento o sus creencias.
Cabe decir que si todos los médicos dijeran que objetan, estarían invalidando la ley y, por lo tanto, no estarían cumpliendo con el acceso a la salud". "El médico es un servidor público que tiene que bregar por hacer cumplir una ley sobre el derecho a la salud. En un caso extremo, es una desobediencia civil porque no está cumpliendo con su ejercicio como servidor público, y está negándole a una ciudadana su derecho a su cuerpo, a su decisión, a su libertad..., le está negando su libertad. Los médicos deben saber que (atender a una mujer que aborta) es parte de su trabajo, y que si no (quieren hacerlo) deberían cambiar de trabajo. Es un nudo. A veces se malentiende el uso de la objeción de conciencia por parte de los objetores." Sobre el presente, la antropóloga concluye: "Estamos en un momento bastante complicado. Los grupos neoconservadores antiderechos están teniendo más fuerza a nivel global. Esperemos ir a más, recuperando el aborto como un derecho de las mujeres, no sólo como un tema de salud pública, pero lo poco que tenemos en derechos reproductivos es tan frágil, que mantener lo alcanzado en estos años es un éxito en este momento.
Alcanza con ver lo que ocurrió en Mercedes (véase "Amparo contra una ley", Brecha, 03-III-17) con una jueza que dio lugar a un recurso de amparo al supuesto progenitor para impedir la interrupción legal de un embarazo y que hablaba de los derechos de un embrión. Estos cuestionamientos no han sucedido con otras leyes. Tenemos que pensar qué estrategias armar para sostener lo frágil de estas leyes que tanto nos han costado conseguir".
Crecha - Azul Curdo
Notas
1) Aborto voluntario y relaciones de género. Políticas del cuerpo y de la reproducción. Universidad de la República, Ediciones Universitarias, Montevideo, 2016]
2) En salas de espera, consultorios, salas de internación, emergencia y cuartos médicos del Hospital de la Mujer Doctora Paulina Luisi, del Centro Hospitalario Pereira Rossell, y en policlínicas públicas de atención primaria en barrios periféricos, así como en ateneos médicos y seminarios para residentes de ginecotología.
3) Ordenanza 369/04 del Ministerio de Salud: "Asesoramiento para una maternidad segura. Medidas de protección materna frente al aborto provocado en condiciones de riesgo".
4 )"Salud sexual y reproductiva y aborto en Río Negro, Soriano y Paysandú", Mysu, Montevideo, 2015. |
This work is in the public domain |
Comentaris
Daños colaterales
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per . |
03 jun 2017
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- "El aborto voluntario "rompe el control de la dominación masculina", evidencia una práctica sexual y, a nivel individual, supone una "subversión" de la mujer contra el control patrimonial que el biopoder ejerce sobre ella. "Acá hay algo muy potente -dice la antropóloga-: la mujer que aborta está decidiendo no ser madre, no cumplir con ese mandato, con ese atributo social asignado, no se subordina a ese supuesto destino de las mujeres de ser las reproductoras, se deslinda de eso y muestra que la vida de nadie se resume en ser madre".
Esta antropóloga ¿está sugiriendo que el metodo de destruir embriones es una forma de lucha contra la dominación masculina? Perdón, pero entonces es un método no legitimo si el acto sexual ha sido voluntario, y no es legitimo porque ha aparecido un tercero o una tercera, llamada o llamado a ser el daño colateral de esta supuesta forma de control de la dominación masculina. Aquí hay algo más que una potente herramienta, aquí hay un tercero o una tercera que será destruida/o.
-"La objeción de conciencia en sí misma no es un derecho sino una práctica para resguardar su pensamiento o sus creencias."
Perdón, pero el juramento hipocrático, que yo sepa implica defender los cuerpos humanos, no destruirlos, ni siquiera para eliminar contradicciones sociales. Si esto es correcto, un medico o una médica que se niega a destruir un embrión sano en una madre sana esta ejerciendo su derecho a ser médico, lo que implica respetar su juramento. No son solo creencias, o simples pensamientos, son principios. Médico y funcionario no son lo mismo, y lo que esta antropologa está reclamando es la desaparición de los médicos y su transformación en funcionarios de las contradicciones sociales, funcionarios de la manipulación de la vida humana reducida a mera materia biologica, en último término. |
Re: "La dominación feminazi es igual o peor que el machismo"
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per para que te vayas actualizando, bonita |
04 jun 2017
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Bonus
una-defensa-feminista-de-los-derechos-masculinos/ |
Re: "En el aborto hay algo potente: rompe el control de la dominación masculina"
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per Aliss |
05 jun 2017
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Sí, una actualización muy liberal, besugo.
Nada más iniciar su intervención, Wendy McElroy ya nos da una ligera pista del tipo de acto al que asiste, y para el que le han llamado a participar: “… quizás la única (esperanza) para que el feminismo vuelva a ser relevante de nuevo… está en escuchar la voz de los hombres que demandan justicia, el tipo de hombres que oiréis hablar esta tarde”.
¿Con ese preámbulo qué nos podemos esperar?. Para Wendy el feminismo está moribundo, pues “ quizá sólo tiene una única esperanza para volver a ser relevante”.
Compara las voces de estos hombres actuales, a las de las mujeres de los 60, sólo que las mujeres de entonces, no pidieron libertades y derechos, los reclamaron y las llevaron a la práctica a contracorriente y bajo una importante presión social, familiar, política, etc…
Actualmente no he visto manifestaciones de hombres como las que sí están documentadas de las mujeres en los años 60 y posteriores. Wendy compara una lucha colectiva por derechos y libertades, con quejas individuales de “justicia” que, en nada se asemejan. Unas son luchas colectivas por libertades y la otra, la reafirmación del estado de derecho liberal e individual.
Wendy afirma que los hombres se QUEJAN que sus denuncias como víctimas de la violencia no son tomadas en serio por la policía. Lo que no explica, es a qué violencia se refiere, y de quién parte esa violencia. Compara la violencia de la que se quejan los hombres, con las violaciones de las que eran víctimas las mujeres y hace referencia al abuso conyugal.
El abuso conyugal es un espectro muy amplio de violencias que, si se da de la mujer hacia el hombre, la violación difícilmente puede producirse, y no es que comparta la percepción de la policía, sino que dudo mucho de que esas denuncias se produzcan tal y como las expone.
Que pueden darse abusos conyugales por parte de cualquiera de los conyuges, sean hombres, mujeres o lo que sean, CIERTO. Violaciones es bastante más difícil, y con ello no digo que imposible, pero dudo mucho que sea como dice Wendy que explican esos hombres. En los 60, todas las mujeres que denunciaban podían decir que habían sido objeto de todo tipo de abusos y discriminaciones, y cuando querían denunciar, eran revictimizadas por sus formas de vestir, andar, o porque debían de estar en casa y no en la calle o cualquier otra cuestión. No me imagino a estos hombres que van a denunciar el abuso conyugal a la policía, siendo burlados por su forma de vestir, etc…, a lo sumo les harán sentir las risas de humillación de “no ser lo suficiente hombres…”. Lo que contradice completamente los argumentos de esa semejanza con los 60 y de la existencia de un supuesto poder femenino.
Wendy sigue con las preocupaciones de salud, diciendo que son ignoradas frente a las de las mujeres. Parece que Wendy dice que esos hombres se quejan de que haya más gasto en enfermedades que afectan a la mujer, cuando, de ser así, la queja debería de enfocarse, no a lamentarse del “gasto del cáncer de mama”, que nunca es suficiente, sino en demandar una mayor inversión en enfermedades que afectan al hombre. Esa expresión de que “sus preocupaciones sobre su salud son ignoradas FRENTE A LAS DE LAS MUJERES…”, es significativo y elocuente.
Debo decir, para no reventar, que específicamente con las mujeres hay lo que algunos médicos llaman “encarnizamiento médico”, y no es cierto que se invierta menos en las enfermedades de hombres que en las de mujeres, pues hasta hace bien poco, la mayoría de estudios comunes se habían hecho con la medida del hombre. Es decir, cuando los médicos nos decían que iba bien beber un vasito de vino con las comidas, en ese estudio sólo habían escogido a hombres, y además, se había hecho con un solo tipo de vino. Y como este ejemplo hay cientos en los que se han escogido a hombres para el estudio, y luego el resultado se nos ha aplicado también a las mujeres.
Otra de las cuestiones que señala, es la discriminación en la custodia de los hijos e hijas, y puede que esta sea una de las cuestiones en las que más cerca esté de tener razón. No en las demás que expone. Para quienes aseguran que no existe el patriarcado, me atrevería a decir que en parte, esas decisiones judiciales vienen motivadas, sí, por leyes, pero leyes prescritas desde una concepción patriarcal en la que se concebía al hombre como el que aportaba la economía de la familia, y la mujer sus cuidados. Así, en la separación, la mujer sigue al cuidado de los hijos y/o hijas, y el hombre pasa la pensión. ¿Justo?, no estamos en un mundo justo. ¿Por qué en esta cuestión sí habría de serlo?
El último de los ejemplos que dice Wendy de las quejas de los hombres actualmente, es que “la violación de hombres en la prisión, casi no se discute…” ¿Hay que discutir algo sobre esto? Que hay hombres que violan a otros hombres, eso es evidente, y bastantes más que mujeres que violan a hombres. Que en las prisiones sucede que unos hombres violan a otros, pues claro, en la calle abusaban de las mujeres, de los niños, de las niñas, porqué en una cárcel que solo hay hombres no iban a abusarlos también. Aquí el problema, no son las mujeres, sino los propios hombres y el sistema que concibe y permite el abuso de unos sobre otras, y la existencia de una institución, como la carcelaria, que es disciplinaria y que dice “reinsertar”, es decir, devolver a la sociedad al abusador que se adapta perfectamente al espacio disciplinar. El sistema en el que vivimos está jerarquizado en el continuo y sistemático abuso de arriba hacia abajo, y los abusadores lo reproducen en cuanto tienen oportunidad a través del abuso laboral, sexual, judicial, etc… y en el lugar que pueden.
Wendy no habla de que esos hombres se quejan de las violaciones de las mujeres en prisión, la mayoría abusadas o violadas por hombres que las custodian. Eso sí que parece no tener importancia social, pues ni tan siquiera lo mencionan los que se suponen hombres preocupados, abusados o que denuncian las violaciones. Aquí no le interesa hacer una comparativa con las mujeres, ni explica que en sus orígenes las cárceles fueron pensadas para hombres y que las mujeres son privadas de libertad, en un espacio mucho más hostil para ellas que para los hombres. Y si hablamos de personas transexuales, homosexuales, intersex…, pues ahí tenemos cuales son las violencias que realmente se invisibilizan en las cárceles.
Por tanto, pese a lo que dice Wendy, no es cierto que esas quejas de los hombres actuales, se parezcan lo más mínimo a la situación en la que se encontraban las mujeres en los años 60. Categóricamente INCIERTO Y FALSO, pues en aquella época no había ni divorcio, y golpear a la compañera que abandonaba el hogar familiar, no era delito alguno, sino ley familiar y obligación del hombre.
Y esa situación en la que se encontraban las mujeres de los 60, tal vez se veía agravada para personas cuya sexualidad escapaba a la norma. En este país que llamáis España o estado español, había recintos carcelarios exclusivos para personas que subvertían la sexualidad normativa y la moralidad. La tan renombrada ley de vagos y maleantes, cuyos inicios se señalan en la república, es asumida y ampliada por la dictadura fascista de este país, persiguiendo toda sexualidad no normativa de los y las trabajadoras, y disculpando las de las oligarquías.
Wendy también se equivoca cuando dice que “las mujeres obtuvieron de los hombres igualdad ante leyes razonables… y un poquito de respeto” Todo FALSO. Los “hombres” no estaban en posición de ofrecer “leyes razonables”. Esto es un absurdo. No conozco leyes hechas por hombres (o mujeres) que sean razonables, siempre defienden algún privilegio.
Si hubiese sido así, esas “leyes razonables” que dieron esos hombres, son las que ahora generan sus quejas, por tanto, o lo que reclaman esos hombres va contra lo “razonable”, o lo que dieron, nunca fue “razonable” y ahora sufren las consecuencias.
En fin, que Wendy desde el inicio, ya parte de hipótesis falsas y terriblemente contradictorias, de manera que se refuta ella sola con sus afirmaciones.
Basta constatar que, por lo menos por estos contextos, no hay tales movimientos de base y mucho menos esas preocupaciones organizadas. Entiendo que Wendy, en el contexto del lugar que hace su discurso, intenta insuflar la autoestima de los concurrentes, desde esa concepción tan yanki del pensamiento positivo, combinándola con el espíritu antiautoritario de las ocupaciones de espacios públicos que se han dado en los USA, y adaptándolo a su auditorio, al que convierte en activistas.
Vemos, sin lugar a dudas, que ese activista que describe Wendy, no tiene nada en común con las discriminaciones contra las que se levantaron las mujeres que iniciaron el movimiento feminista, como tampoco tienen nada que ver con el Occupy Wall Street y escapa a tener un planteamiento político claro. Otra forma más de interclasismo que frente a sus quejas, reclama reformas que recorten derechos a las mujeres, disfrazándolas de equidad.
Wendy afirma que cualquier discrepancia o disidencia frente al discurso feminista, nos convierte en antifeminista o en antimujeres. FALSO. Se es antifeminista o antimujer, cuando las opiniones son antifeministas o antimujer, no por discrepar. En no pocas ocasiones en estas páginas, y discrepando del feminismo, se me ha “tachado” de feminista sin serlo. En no pocas ocasiones en estas mismas páginas, por opinar y defenderme como mujer, se me ha “calificado” de feminista. Es decir, quienes llaman feminista (como si se tratara de un insulto) a cualquier mujer que defiende sus derechos, no son las feministas, sino quienes son antifeministas, antimujer, misóginos o combinaciones de los tres términos.
En cuanto a Wendy, ella se define como feminista individualista, lo que ya es una premonición de lo que podía decir. No concibe la lucha de clases y necesita dotarse de una historia tan falsa como su trayectoria. Defiende la propiedad y el individualismo. Se refiere a la prostitución como “elección de forma pacífica”, sin concebirla como un cúmulo de violencias sociales y patriarcales. Repite una y otra vez, igualdad, leyes, propiedades, pacíficamente…
Cuando se refiere al aborto, su planteamiento es maniqueo. ¿Quién ignora al “padre”…? SI la decisión última, no del aborto como ella dice, recae sobre la mujer, será por algo y no porque se excluya al hombre. ¿Cuál es el compromiso de ese hombre con respecto al embarazo, gestación y futuro nacimiento del bebé? Si los hombres pudieran embarazarse, la decisión última sería de ellos, pero no es así.
Wendy dice: “un cuerpo de mujer, una elección de mujer” ¿Sabe alguien qué significa eso? Sólo es un puto eslógan calcado de “un hombre, un voto”. ¿Alguien puede explicar qué es una lección de mujer?
Desconozco si es debido a la traducción o a una torpe impostura, pero algunos comentarios no dejan lugar a dudas de la falsedad. “Mi libro más reciente (…) tenía un largo ensayo sobre el aborto y me aseguré de que fuese escrito por un hombre…” Aquí nos habla de una antología en la que parece que recoge un texto sobre el aborto escrito por un hombre, que seguro que no abortó. A esa antología la llama “mi libro más reciente”. Supongo que la última decisión la tuvo ella para decidir que era “su libro”, y no la antología que recopiló y en la que probablemente participó, como no.
Si una mujer decide llevar a cabo el embarazo, también cabe la posibilidad de que ese hombre que Wendy dice que es “el responsable legal de proveer apoyo financiero hasta los 18 años”, se desentienda del hijo o hija, y deba de sostenerlo su madre. Si el hombre no desea tenerlo y la madre sí, tenemos el ya olvidado “baby boom”, qué mala es la memoria cuando nos interesa, y sus consecuencias. Por tanto es FALSO que el hombre no pueda escaparse de la paternidad. De hecho gran cantidad de padres que convivían diariamente con sus hijos e hijas, escapaban habitualmente de la paternidad. La ley de paternidad se hizo para los hijos e hijas que iban a nacer, no para los y las nonatas.
Es FALSO que se hayan silenciado las voces de los hombres en ese o en otro sentido. Simplemente muchos no abren la boca porque saben lo que hay, y en determinadas cuestiones, hay que tener mucho cuidado con lo que se dice que se desea, porque se puede cumplir y luego "no hay marcha atrás", sino huída en estampida y desaparición.
Muy interesante la fantasía histórica de Wendy sobre la teoría del feminismo. No hay una concepción de los hombres como clase y de las mujeres como otra clase antagónica. De lo que se habla es de géneros, no de clases. Pero sabiendo que Wendy no esta por la lucha de clases, no me sorprende esa manera de descalificarla al compararla con su no menos odiada política de géneros.
Si como ella dice, “la supuesta opresión se encuentra en todos los aspectos de la sociedad”, cabría esperar que la lucha fuese contra toda la sociedad, y no “entre sexos”. En mi opinión, la opresión no es nada “supuesta”, eso también me explica lo a gusto que Wendy se encuentra en ella.
La ignorancia de Wendy se pone de manifiesto al decir que “la medicina, por ejemplo, a menudo separa los sexos”, y lo que ignora es que fue la medicina la que hizo la distinción de géneros, la que escribió las primeras líneas de la teoría de géneros a través de los roles, justo para patologizar los comportamientos no normativos, no ajustados a su rol, de las mujeres, y no por las diferencias biológicas. La homosexualidad, sin ir más lejos, llegó a ser considerada por la medicina como una perversión, y aún actualmente mantiene el trastorno de disforia DE GÉNERO camuflado en sus manuales.
Pero esto no es todo, Wendy, desde su liberal feminismo individualista afirma que LA PROPIEDAD ES UN BÁSICO DERECHO HUMANO, junto con el disfrute del propio cuerpo.
El colofón lo rubrica con la cuestión del acoso sexual, refiriéndose a él como “palabras y otros comportamientos no violentos que es considerado ofensivo”. Para ella en el acoso sexual, no hay nada sexual, ni violencias, sólo es ofensivo. Tampoco concibe que pueda haber ofensas violentas o que violenten a la persona, o incluso ofensas sexuales y violentadoras, haciendo de todo ello una especie de conspiración de profesionales que se ganan muy bien la vida y desapareciendo literalmente a la mujer acosada sexualmente, y poniendo en su lugar a una “industria del acoso sexual”, dejando así el acoso de ser el problema.
Y por supuesto, no podía faltar un clásico, la cuestión que llena de mayor dramatismo esa “guerra de sexos” que se dicen que hacen unas, las feministas, pero que siempre está en boca de otros, los antifeministas y antimujeres.
Leyendo el ejemplo del hombre que se presenta en el juzgado de familia y se suicida, me surgen muchas dudas, pero ninguna aparece en el escrito de Wendy.
El incremento de suicidios, y especialmente en los USA, tienen que ver con otras razones ajenas a la tutela de los hijos e hijas, y relacionadas con la medicina. De nuevo la medicina aparece para hacer otra nueva "intervención estelar", en connivencia con la industria farmacéutica, y que no parece importarle lo más mínimo a la feminista individualista. Tal vez porque se trata de multinacionales privadas.
Se escapa a toda lógica el que la desesperación de perder a los hijos e hijas, se convierta en una profecía cumplida por el suicidio. Quien les acaba privando definitivamente de los hijos e hijas, más que la ley o los juzgados, es el suicidio.
Sorprende que después de una extensa queja sobre las políticas y leyes de protección de las mujeres frente a la violencia de género, la conclusión para revertir esta supuesta situación de "discriminación de los hombres", sea aplicarles esa misma ley a ellos. Vaya, parece que al final esas malas y perversas leyes, solo lo son si favorecen a las mujeres.
Ese feminismo “devastador” del hombre, es propuesto por Wendy como referente para “el movimiento masculino”. De risa si no fuera tan grave. |
Re: "En el aborto hay algo potente: rompe el control de la dominación masculina"
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per Aliss |
05 jun 2017
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No soy médica, pero tengo mis dudas de que Hipócrates, en su juramento, incluyera a los embriones junto con los humanos.
Según tus argumentos, deberías dejar de respirar, cada vez que lo haces infinidad de organismos vivos, mueren. Algunas religiones orientales utilizan tapabocas para evitar "asesinar" a esos organismos vivos.
Hay religiones como la católica, que al embrión lo consideran un ser humano. La potencia, no es el ser, aunque en ella se halle toda la información. |
Re: "En el aborto hay algo potente: rompe el control de la dominación masculina"
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per gore |
05 jun 2017
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En el aborto hay algo potente: muchas futuras feministas radicales, futuras hijas de feministas radicales en estado embrionario, desaparecerán por el sumidero.
Por lo demás, pocas ventajas veo en el aborto.
Como siempre, reivindicando la tragedia, la muerte , el dolor y la miseria.
¿no seria mas facil evitar los embarazos no deseados? Preservativos, anticonceptivos, pildora del dia despues, marcha atrás, metodo ogino, DiU, pomada espermicida, acabar ejaculando fuera, hacerlo por detrás, 69, etc.
Pero no.
Hay que ser de 'izquierdas' y reivindicar el aborto, la sangre, el desgarro, cercenar, matar, morir desangrada, dominar al macho, etc.
¿por qué a la 'izquierda' le toca siempre bailar con la mas fea? ¿qué bonito, el gore? |
Otra Gran Hermana feminista burguesa
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05 jun 2017
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El discurso de los "hombres-victima" que esta Gran Hermana feminista burguesa "individualista", Wendy McElroy, era lo que nos faltaba por leer en materia de obsesión por imponer el capitalismo al proletariado.
No hay ningún sujeto denominado "LOS HOMBRES" como nos plantea esta señorona burguesa. Lo que hay es un proletariado multiagredido por la burguesía y sus aliados, una parte de la cual llega a niveles de fanatismo en su defensa de la imposición de la propiedad privada tan extraordinarios como estos:
-“(…)(*propongo) el derecho del padre a renunciar a sus derechos paternales y su responsabilidad, dándole así la oportunidad de renunciar a la paternidad igual que una mujer puede renunciar a la maternidad.”
Precisamente cuando surge un movimiento social en los EEUU de hijos anómicos de padres y madres, a causa de la prostitución reproductiva extendida por el capital biomédico en las última décadas en el negocio del mercado de producción y venta de niños, ya salen las McElroy de turno a proteger a ese capital biomédico, - que vería reventado su negocio superexplotador de prostitución reproductiva masculina (y femenina) si este movimiento anti-anómico avanzara -, proponiendo que los padres puedan legalmente negar a sus propios hijos su filiación, y dejándolos tirados como perros en la existencia a la que él mismo les ha traido sin que se lo pidiera. Esto es una forma de aborto masculino, no menos grave que el femenino y tan interesado políticamente como aquel, y fomenta la inermidad para incrementar la mercantilización de la infancia así como la crueldad contra las nuevas generaciones humanas, siendo una forma extrema de edadismo que nos quiere presentar como fundada en farsas archiburocráticas de tal calibre como el bodrio de “los derechos masculinos", otra nueva entelequía antiproletaria de la nueva hornada de las universidades burguesas yankees.
Si esto no fuera suficiente como para aclalrarea a la McElroy como una nueva Gran Hermana burguesa, se inventa un sujeto, "los hombres-victima" al quedice que va a “ayudar”. ¿Victimas? Seremos damnificados, pero no victimas. Victima es quien ha sido vencido y los hombres proletarios no estamos vencidos ni necesitamos burguesas que nos dirijan, y, en todo caso, lo seríamos de la clase capitalista, no del generismo como nos propone en esta maniobra de desvio la McElroy. El discurso de esta Gran Hermana Feminista Burguesa viene a hacer control de daños del descalabro de la alienación generista, por un lado, al par que ya da pasos adelante para proseguir el desarrollo de la explotación, en la fase de la robotización, por otros medios. Control de la natalidad, eliminando tanto la paternidad como la maternidad en el proletariado.
Por último, si la McElroy realmente hubiera querido ayudar a hombres damnificados por agresiones generistas-capitalistas lo que tendría que haber hecho es decirles la verdad en esa discusión: Un padre que se suicida porque no le deja ver su coprogenitora a sus hijos, está A/ dando la razón a la decisión de la madre y B/ perjudicando implacable e irreparablemente a sus hijos/as. Pero el discurso de la victimización al que se nos quiere reducir, junto al de la desresponsabilización, que tan bien viene al capital, en el caso de decir la verdad no serviría para vender libros en el mercado en auge de los damnificados por el generismo-capitalismo, o capitalismo feministra burgués de izquierda, puesto que, como estamos viendo con la McElroy, en este desdoblamiento "indibvidualista" lo hay también de derechas. |
Un embrión es cientificamente un ser humano
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06 jun 2017
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Buenas Aliss:
Un embrión de la especie humana no tiene otra definición cientifica que la de un "ser humano" en determinado estadio de desarrollo, pero finalmente un ser humano. Por esto, cuando se mata a un embrión humano se mata a un ser humano. Esta es la verdad, que no hay porque adornar o intentar disimular con eufemismos y trivializaciones exquisitas diciendo que se "interrumpe un embarazo" o se borra una "información".
Efectivamente, abortar es un acto que no consiste meramente en borrar información, ni simplemente en anular una potencia, como quien realizara una operación meramente mental sobre un ente ideal o aplicara mecanicamente una fuerza superior sobre otra menor sin un sentido real de una destrucción de un ser vivo por otro ser vivo: Consiste en matar a un ser vivo de la especie humana. Esto es lo realmente "potente" en el acto de abortar, que se está matando a un ser humano.
Si esto, como sugiere la antropologa uruguaya, puede hacerse como un método más para luchar "contra la dominación masculina" entonces esta señorona malthusiana sugiere matar a inocentes para obtener ventajas frente a culpables, supuestos o reales. Pues bien, esto es mentira y es un fraude. El método de matar embriones humanos no se está empleando, en último análisis, con el objetivo de enfrentarse a una supuesta dominación masculina (bastaria con no acostarse con hombres para así eludir esa dominación), se está empleando fundamentalmente para A/ mantener estable la estructura y cantidad de la propiedad privada alienada por la burguesia y sus aliados/as y B/ para eliminar sobrantes, esto es, fundamentalmente matar a los pobres antes de que se puedan defender, y para reconvertir fuerza de trabajo reproductiva femenina no productora de plusvalia en la Esfera de la Reproducción en fuerza de trabajo productora de plusvalia en la Esfera de la Producción.
Esto, inmediatamente, significa que los embriones humanos abortados no solo son eso, seres humanos concretos, pecualiares e irrepetibles sino que, además, son PERSONAS SOCIALES por cuanto ya estan introducidos en unas relaciones sociales, con clase social y estatus biopolítico, que pesará en l balanza de sus supuestos dueños/as cuando decidan si los van a matar o no. A unos embriones se les dará muerte y a optros se les darán los mayores cuidados. Estas desigualdades, netamente burguesas, gentrificadoras de la reproducción biológica, no son casualidad ni son defendibles desde una posición real de izquierda (las fuerzas y personas de izquierdas se definen por aquellos/as que parten del principio de igualdad, y las personas sociales/embriones matados no están siendo tratados igualitariamente respecto a los no matados). Quede claro que, además, estas personas sociales, masculinas o femeninas, seleccionadas para ser matadas, no son seres potenciales, sino que son seres humanos reales, con voluntad y deseo de vivir como demuestran a cada segundo que crecen y se alimentan. Por tanto, no solo potencialidad, ni mera potencia sino, más allá, son seres en la historia, tratados por sus congeneres de una forma (brutal) concreta.
Los catolicos, Aliss, no dicen especificamente que los embriones son seres humanos, lo cual es cientificamente innegable, lo que dicen concretamente es que tienen alma y es "pecado nmortal" matarlos, causa de ir al infierno despues de la muerte.
Pues bien, yo no digo eso, de hecho me da igual si tienen alma o no, lo que sostengo es que los seres humanos merecen un respeto, - empezando por el de no ser reducidos a ser considerados mera 'información' o simple potencia disociada- y quienes no los respetan, especialmente durante su debilidad y dependencia, no pueden luego salir pidiendo para sí mismos/as los mismos derechos y libertades que han negado a otros, el derecho a ser cuidado. Como pulveriza toda igualdad y reciprocidad, solidaridad y ecuanimidad, en las relaciones sociales entre generaciones y personas, especialmente contra los más débiles, el abortismo es una de las formas principales de derrota estratégica interna de las fuerzas revolucionarias del proletariado. El aborto es contrarrevolucionario. Por eso se tolera y se fomenta en prácticamente todos los países capitalistas, denominando nada menos que salud reproductiva a lo que es dar muerte a un ser humano que en desarrollo está garantizando, precisamente, la reproducción, al par que, se nos avisa, por parte de la oligarquía de que los seres humanos (o sea, el proletariado mundial), somos una plaga, a la que hay que controlar, erradicando a los sobrantes. Eso es lo que la antropología socialdemocrata burguesa quiere ocultar. |
Re: "En el aborto hay algo potente: rompe el control de la dominación masculina"
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per Aliss |
06 jun 2017
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Sería importante, si lo que quiere es debatir, empiece por no poner en mi boca, conceptos o ideas que no he dicho.
Un embrión es un embrión, no un ser humano. En eso no vamos a ponernos de acuerdo, por mucho que invoque a la ciencia. Para su información, la ciencia también tiene ideología. Ya sé que lo sabe, pero se lo repito y recuerdo porque esa es la ciencia que invoca, la de una ideología concreta: grupos pro-vida.
En otra ocasión ya le hice notar cómo manipulaba los términos. El ser humano es el que nace, y además le volveré a repetir que para esa ciencia, la médica, el embarazo empieza a contar desde el momento en que la mujer es fértil, cuando ovula, tenga o no tenga relaciones sexuales.. Por tanto, si una mujer ovula y no mantiene relaciones sexuales, médicamente “interrumpe” su embarazo en el momento de la regla. Esos óvulos de los que se desprende, también tienen toda la información.
No he dicho que abortar sea borrar la información. Esos son sus inventos sobre mis palabras, y lo hace con la única finalidad de manipular. Sí, manipular haciéndome quedar como una zote que dice tonterías. Pero insisto, las tonterías son las suyas y su particular manera de expresar cuándo nace un bebé. Ridículo, no, lo siguiente.
Mire, a mi lo que diga la antropóloga, me sucede como lo que dice usted. Ella habla de “su dominación masculina” y usted de “matar proletarios”. Para matar, para morir, primero hay que nacer. No pocas ocasiones se dice que un bebé nació muerto. Y si no hay nacimiento, lo que se dice es que perdió el bebé que ESPERABA. ¿Entiende el significado del término verbal?
Sí, para usted eso son eufemismos para evitar llamar a los abortos, espontáneos, involuntarios o voluntarios, “asesinatos de seres humanos”. Supongo que en alguna ocasión se ha masturbado, o ha mantenido relaciones sexuales con métodos anticonceptivos… ¿Eso son intentos de asesinato también? Sus eyaculaciones contienen toda la información, pero como no ha fecundado nada, no cuenta. No cuenta por eso y porque es suyo. Para usted las mujeres somos asesinas en potencia si reivindicamos el aborto.
Otra de las tonterías que dice, es que los embriones tienen voluntad. Las capacidades volitivas y cognitivas aparecen con el desarrollo del cerebro. Ni tan siquiera un bebé que acaba de nacer tiene voluntad. Usted se refieres a instinto de supervivencia, pero incluso un embrión no tiene instinto de supervivencia, como no lo tiene el huevo de la gallina, aunque dentro esté toda la información del pollito.
Los aportes proteícos de un huevo y de un pollo, son diferentes. No es lo mismo el pollo, carne, que el huevo, no carne.
Otra de las tonterías manifiestas que expresa, es cuando habla de “igualdad”, del “principio de igualdad”. Por si aún no se había dado cuenta, no somos iguales. Nadie es igual a alguien. Hay una cuestión que es el principio de equidad, deseable. Pero la igualdad no siempre es deseable. A mi, por ejemplo, no me gustaría ser como usted.
Las personas sociales son las que viven en sociedad. El embrión no tiene una sociedad de embriones para socializarse en su desarrollo. Ese desarrollo viene marcado por la información que tiene, no por su voluntad. ¿Ha oido alguna vez hablar de las “hélices”, del ácido desoxirribonucleico, ese es al que usted llamas “voluntad”, pero le aseguro que la voluntad no se parece en nada al ADN. Estamos hablando a nivel celular, y de ahí hasta llegar a un ser humano, queda mucho camino. El ADN no sólo lleva información genética, también cumple otras funciones estructurales en secuencia. Por eso digo que son potencia. Todo está ahí, aunque aún no sea nada.
Eso que idealiza con “el deseo de vivir cada segundo que crecen y se alimentan…”, es pura fantasía. No hay conciencia y tampoco consciencia y la voluntad es una potencia compleja pero consciente. El crecimiento no es una cuestión de voluntad. Se crece si se tiene la potencia para ello y si se estimula esa potencia con la alimentación y el movimiento.
Los católicos utilizan su misma expresión: Aborto = Asesinato, no venga aquí ahora a vendernos otro de sus cuentos.Si además dicen que tienen “alma”, pues peor para ellos. Todas y todos vamos a morir y nadie vamos a resucitar para contar que vimos nuestras “almas”. ¿Qué invento es eso de “pecado mortal”? A mi me suena la pena de muerte que gran parte de esos católicos antiabortistas la defienden “a muerte”.
Le voy a volver a repetir. Un embrión de humanos, tiene toda la información y es la potencia de un ser humano. Pero como todo, ese embrión debe desarrollarse siguiendo el proceso secuencial adecuado, porque puede darse el caso de que ese mismo embrión llegue a un punto que aborte espontáneamente. ¿LO ENTIENDE?. Cuando se produce un aborto espontáneo, quién es la asesina, la madre, ¿no?.
Deje de inventarse teorías. Las burguesas también abortan y no creo que eso sea “eliminar los sobrantes” Para usted todos los abortos son “pobres” e “indefensos”.
Lo que es contrarevolucionario es la dependencia, la falta de autonomía. Y lo que propone usted es que las mujeres deban parir para que le queden bien sus discursos.
Ya tardaba en insultar a la antropóloga.
Señor “Gore”
¿Sabe usted que algunas mujeres, más de las que usted pueda imaginar, son violadas. ¿Usted piensa que el aborto es el resultado de una noche de fiesta, borrachera y sexo…? Hay unos supuestos para el aborto. De hecho la píldora del día después, es también un aborto que saldrá en forma de coágulo con la regla… Y que ahora el señor “.” no me diga que “un coágulo es un ser humano”, que me meo de risa.
El aborto no es “algo de izquierdas”. Es una reivindicación de las mujeres, y ahí, menos derecha, podrá encontrar de diferentes clanes.
PD.
Ah!, sr “.”, el punto B, como no lo explique de otra manera, me temo que será difícil que lo entienda. No soy marxista y no hablo sólo para marxistas. También puede ser que no tenga tantas luces como para entender la “hermenéutica” marxista. |
Consecuencias de clase
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per . |
07 jun 2017
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"Le voy a volver a repetir. Un embrión de humanos, tiene toda la información y es la potencia de un ser humano. Pero como todo, ese embrión debe desarrollarse siguiendo el proceso secuencial adecuado, porque puede darse el caso de que ese mismo embrión llegue a un punto que aborte espontáneamente. ¿LO ENTIENDE?. Cuando se produce un aborto espontáneo, quién es la asesina, la madre, ¿no?".
Las fantasias de que un cigoto es una coágulo son como lo de que arrancar del útero un embrión humano sano en desarrollo es 'salud reproductiva'. Fantasias de insustanciales que todavía se mean de risa cuando se les señala una realidad.
Un ser humano es una totalidad, de inicio a fin de su desarrollo es un ser humano completo y nunca terminado hasta que muere o es matado. ¿Por qué negar esto? ¿Por qué insistir en que un embrión no es un ser humano integral? Hay intereses en ello, por ejemplo, en el estado español se han abortado dos millones y medio de seres humanos, como mínimo, en las ultimas décadas con los objetivos de clase arriba expuestos. A causa de que se importaron diez millones de personas a inicios de los años 2000, una parte de las cuales se estableció en el estado español, el pavoroso desgarro en el cuerpo colectivo no es visible a primera vista, tanto más cuanto que unos 50 millones de personas visitan por cuestiones turísticas estos territorios todos los años, camuflando asi el impresionante geriátrico de masas que nos han construido los capitalistas y sus aliados con el aborto y la negativización capitalista de la maternidad y la paternidad proletarias. El envejecimiento social no se produce por la mayor prolongación de la vida supuestamente favorecida por una baja natalidad, como se nos quiere hacer creer, se produce por la subreproducción social y la gran escasez de personas jóvenes que dejaron la masificación del aborto y la negación toyotista de la natalidad durante 40 años. Y esto, Aliss, tiene consecuencias.
El derecho individual burgués choca aquí con las necesidades colectivas. Preguntémonos ¿por qué antes no se abortaban sistemáticamente los embriones humanos? Porque las distintas generaciones iban apoyándose unas a otras solidariamente para poder vivir, pero eso la masificación del aborto y la negativización de la reproducción humana, sobre todo proletaria, con el objetivo de mantener estable la estructura de la propiedad privada, lo ha destruido, confiándose los sectores y clases en proceso de aburguesamiento en que esos seres humanos que se está abortando y que en realidad son la garantía de la reproducción no solo biológica sino también social, podrán ser sustituidos en esa función por el ejercicio del immperialismo demográfico y por la seguridad social. ¿Seguro? Los capitalistas y sus aliados de clase media fueron capaces de incentivar el aborto hasta masificarlo, y de convencer a millones de madres y padres de que mataran a sus propios hijos y ahora, cuando ya no es rentable, van a sufragar generosamente la seguridad social... Ay, me parece que no habéis integrando bien los datos.
Claro que el aborto no es de izquierdas, como bien reconoces. Nunca lo fue. Y pronto lo demostrará de forma palmariamente brutal la realidad. |
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