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Anàlisi :: pobles i cultures vs poder i estats
Contra la Celebración de la Toma de Granada
23 ago 2003
dos artículos contra la conmemoración de la Toma de Granada recientemente recuperados, publicados en 1996 en el diario IDEAL
Andalucía se buscan.gif
Remitimos, por su posible interés, dos artículos contra la conmemoración de la Toma de Granada recientemente recuperados, publicados en 1996 en el diario IDEAL y que se han incluido en nuestro Archivo de Documentos - Carpeta Andalucía.

Saludos.



La Toma
Javier González Pulido


Las celebraciones oficiales, los juramentos las banderas y los himnos son algo más que excusas festivas, trámites administrativos, trapos coloreados o simples melodías. Si así fuera no suscitarían adhesiones o rechazos. Son símbolos que sirven para la autoidentificación y afirmación colectivas; útiles políticos que resumen, a manera de iconos, una situación y un proyecto político y social. Cuando su hegemonía es absoluta tórnanse rutina y predomina la estética, pero basta que sean contestados para que su función ideológica vuelva a primera plano.

La Toma es un acto descarnadamente representativo del genuino nacionalismo español y síntesis ejemplar de su relación con Andalucía y los andaluces. El surgimiento del nacionalismo andaluz rompió ese falso consenso y llamó la atención sobre los fundamentos integristas y xenófobos del nacionalismo español. Si el debate consecuente sale a la calle y no queda recluido en las cátedras es precisamente porque, a cuentas del pasado, se contraponen dos perspectivas políticas de nuestro presente y futuro como país: la españolista y la nacionalista andaluza. De un lado, quienes ven a Andalucía como una región subordinada de la nación española; de otro, quienes quieren construirla como nación libre y soberana.

El nacionalismo español reconvierte la Conquista en "Reconquista"; reniega tanto de los andalusíes de ayer como de los magrebíes de hoy; atrasa a su gusto y conveniencia el nacimiento de la idea de España como "unidad de destino en lo universal" y del Estado español como su cobertura. Surgido históricamente de la hoguera inquisitorial a lomos de la limpieza de sangre, se codifica en la Restauración para culminar con el legionario de la Guerra del Rif. Los andaluces son, a sus ojos, castellanos o españoles del sur con un acento y gracejo peculiar que induce a la risa ajena, sin cultura ni historia propias; oriundos de una tierra a la que el destino hizo pobre y que progresara al ritmo que España disponga. La Alhambra o el Legado Andalusí se degradan al nivel de meros recursos a exprimir para solaz de turistas y reclamo de inversores.

El nacionalismo andaluz no cae en el absurdo de querer sustituir a los Reyes Católicos por Boabdil o al fundamentalismo católico por el musulmán. La historia de Andalucía –como la de todos los países- es una suma de continuidades y rupturas que confluyen configurando una identidad singular y dinámica. Lo que se demanda al rechazar la Toma no es cambiar nuestra historia sino eliminar la mitología de Cruzada que impide asumirla en su plenitud y reconciliar a los andaluces de hoy con toda ella. Actúa igual que cuando subraya que flamenco y copla son patrimonio andaluz y no fachada de una pretendida españolidad o cuando recuerda que nuestra pobreza nace de nuestras derrotas seculares; de la forma en que el capitalismo español se desarrolló subdesarrollando Andalucía y de nuestra carencia de poder político propio.

Así, la exaltación de la Conquista es una apología, no sólo del sufrimiento pasado sino también de la pasividad y el sometimiento futuros. Una Andalucía consciente de sí misma –como demostró un 4 de Diciembre y un 28 de Febrero- transformada en sujeto activo de su propia emancipación nacional; que por tanto entienda su relación con el Estado español en términos estrictamente de intereses, no puede aplaudir a los antecesores directos de quienes hoy la subordinan. Por eso, aquellos –pocos o muchos- que la quieren libre y solidaria, se seguirán confrontando cada 2 de Enero con quienes quieren conservarla en su actual postración.

Texto de la versión extractada publicada como articulo de opinión en el diario Ideal, Lunes 8 de Enero de 1996
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Granada y la Toma
Javier González Pulido


El 2 de Enero de 1492 culminó la anexión castellana del emirato andalusí de Granada. Este hecho histórico es fundamento aún, mas de quinientos años después, de una conmemoración oficial conocida como Día de la Toma. Los actos, a tono con el contenido ideológico que los sostiene, incluyen la participación protagonista del Ejército español y una destacada vinculación a la Iglesia Católica. Dado todo su desarrollo, la Toma resulta ser una apología de la conquista militar y la uniformidad religiosa; una identificación excluyente con una visión conservadora y españolista de la historia de Granada y Andalucía y una exaltación de los Reyes Católicos que, a través del homenaje oficial que reciben, son convertidos en presunto modelo cívico. La vergonzante introducción subordinada de la figura de Boabdil, ultimo rey nazarí, no modifica en absoluto los términos de la Conmemoración.

La historia es de por sí inmodificable y su investigación e interpretación son, por naturaleza, abiertas. Sin embargo, la celebración de un hecho, sus circunstancias y contenidos son, por contra, una decisión política sujeta a la contraposición de valores y proyectos sociales colectivos y por tanto, susceptible de alteración. El Ayuntamiento de Granada, a finales del siglo XX y gracias a los votos de PP y PSOE, acaba de reafirmar su identificación con un anacrónico y reaccionario modelo de ciudad, de país y de sociedad; resumible en la tríada Trono, Espada y Altar.

Al rechazar la moción de transformación de los actos del 2 de Enero presentada por Izquierda Unida y hacer oídos sordos a las propuestas de otros colectivos, el Ayuntamiento congela la imagen de Granada en el siglo XV; como si creyera que la iconografía de cruzada de 1492 siguiera aún vigente. El debate sobre el Día de la Toma no es, por tanto, sólo una discusión sobre lejanos acontecimientos insertos en un concreto contexto histórico, sino, sobre todo, una cuestión ligada al modelo de Andalucía contemporánea que se quiera construir. Es así lógico que, reiteradamente, los actos de la Toma sean rechazados por quienes se identifican con principios socialistas y aún liberales y/o apuestan por la construcción nacional de Andalucía como país de larga y plural historia y cuya identidad nacional ha de recuperar críticamente todo su pasado, sin exclusiones ni privilegios, para poder levantar su presente y su futuro.

La propuesta de IULV-CA pretendía iniciar un proceso, abierto y participativo, de profunda modificación del contenido y desarrollo de los actos del 2 de Enero que les confiriera forma y fondo realmente integradores. Una transformación perfectamente compatible con el mantenimiento de aquellos elementos populares -como el requerimiento a la ciudadanía en la Plaza del Carmen que provoca su respuesta "¿Qué? "- que se han incorporado al ambiente festivo de principios de año.

Queríamos que el 2 de Enero conocido hasta ahora como Día de la Toma se denominara en adelante como Día de Granada, manteniéndose como fiesta local. Que el Pendón castellano se quedara bien guardado en su histórico arcón y que de tremolarse una bandera, fuera la Verdiblanca que representa e identifica a toda la Andalucía de hoy, de la que Granada forma parte. Que desde el balcón del Ayuntamiento, tras gritar el nombre de Granada y escuchar los ¿qué? de los granadinos y granadinas, en lugar de rendir vasallaje a unos reyes castellanos de hace cinco siglos, se vitorease a la Libertad, a la Igualdad y a la Solidaridad. Que en vez de ensalzar a unos controvertidos monarcas, visitándolos en su tumba, se rindiera tributo de admiración y respeto a figuras inequívocamente granadinas de ejemplar e indiscutible contribución a la libertad o a la cultura como pudieran ser Mariana Pineda o Federico García Lorca. Una celebración cívica y civil, aconfesional, democrática y andaluza; en consonancia con lo mejor del pasado de la Ciudad de la Alhambra y de lo que queremos que sea su futuro. La cerrazón y la intolerancia no han permitido que este sueño se haga ya realidad. Aún así, seguiremos batallando cada año hasta que los actos de la Toma se conviertan en un mal recuerdo superado.

Publicado en el diario Ideal, Martes, 31 de Diciembre de 1996



NOTA

No se dispone en este momento del texto de la Moción en donde se desarrollaba de forma articulada la propuesta de transformación del 2 de Enero -a la que se refiere el segundo articulo- redactada, presentada y defendida por su autor en el Pleno del Ayuntamiento de Granada durante su etapa como concejal. El autor abandono -con otras personas- IU a finales de diciembre de 1999.

En lo que respecta a los actos de la Toma, el Gobierno municipal tripartito de Granada (PSOE-IU-PSA) los mantuvo durante su mandato en todo lo fundamental, con mínimos añadidos accesorios luego retirados y la supresión de la ofrenda floral ante la estatua de Boabdil que el PP incorporó en el mandato anterior como recurso para atenuar las criticas. El Grupo de IU en el Ayuntamiento de Granada ni ha recuperado la moción ni ha vuelto nunca a proponer nada parecido a lo que en ella se recogía.

Ni IU ni PA (donde militaba el concejal que luego paso al PSA, en donde además es hoy aún su secretario general nacional) plantearon al PSOE nada relativo a la Toma a la hora de formalizar la pasada coalición de gobierno, limitándose a no acudir a los actos.
Mira també:
http://www.eListas.net/lista/andalucialibre

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