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Comentari :: amèrica llatina
Argentina. La ciencia y la educación como costos a reducir
17 oct 2016
Durante el neoliberalismo del gobierno de Carlos Menem (1989-1999) y tal como lo había anunciado su ministro de Economía Cavallo, hoy en el gobierno liberal de Mauricio Macri se vuelve a hablar y deslizar que los científicos "se van a tener que ir a lavar los platos". Esto ocurrió literalmente, muchos emigraron, otros se aislaron y muchos al quedar excluídos tuvimos que dedicarnos a hacer cualquier otro trabajo frente a la necesidad, tirando así a la basura años de estudio, formación, enorme esfuerzo personal e inversión del Estado.
Cuando el gobierno de Menem atacó a los científicos siguiendo el plan económico del Consenso de Washington, hubo un desbande generalizado en el sector porque lamentablemente hay mucha individualidad en la mal llamada comunidad. Cada uno trataba de salvarse como podía, salvar lo suyo y su jardincito o tratar de congraciarse con el enemigo. Esto lo sabía de sobra Menem y hoy lo sabe perfectamente Macri, y les viene como anillo al dedo. Los principales sindicalistas, como ahora hacen los jerarcas y burócratas en la Confederación General del Trabajo, se vendieron y traicionaron a los trabajadores. Incluso el actual ministro de Ciencia y Técnica Lino Barañao que viene del gobierno anterior, se está comportando hasta ahora como un traidor, como un mercenario al que todo le va bien mientras no toquen sus intereses, y no dudó en pasarse al nuevo patrón liberal.

Si el gobierno de Macri bajó el presupuesto en ciencia, y por ejemplo está ajustando en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en un país donde dicen que la principal ventaja comparativa es justamente agropecuaria, es claro que no le interesa desarrollar la ciencia y tecnología local, van a traer todo de afuera. No hay que engañarse, esa es la verdadera mentalidad colonizada y entregadora de los neoliberales conservadores de los países menores, y por mas globos de color con que lo encubran eso es lo que en los hechos van a hacer.

Para el poder económico que se aduenó del poder político en Argentina, que incluye a los mayores empresarios y banqueros con documento argentino, predomina la concepción de que aún con un presupuesto para ciencia mucho mayor que el actual, varias veces superior al mejor de los años anteriores, los científicos argentinos no tienen posibilidad de desarrollar ni competir con líneas mundiales de investigación y desarrollo relevantes, en vista del esfuerzo y financiación enorme que dedican las potencias centrales. De esto están profundamente convencidos.

Las consecuencias destructivas de esta clase de ideas aplicadas sobre el sector científico-tecnológico argentino extensivas también a todos los niveles de la educación, ya las vimos en el anterior ciclo liberal. Así por ejemplo, en los 90' se cerraron por años las escuelas técnicas y el ingreso al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), que da empleo a una importante cantidad de científicos y técnicos. Dado que para los liberales de los países menores es imposible que la ciencia y tecnología pueda competir con aquella de los desarrollados, resultan no ser prioridades sino otros gastos mas para reducir. De modo que restringen la investigación científica a unos pocos desarrollos, que sean subsidiarios para las grandes corporaciones extranjeras y la economía neoliberal afín al capitalismo mundial. En los 90' por ejemplo, se observó que comenzó de un enorme flujo de dinero hacia la Secretaría de Minería y el Servicio Geológico Nacional. Ahora se ve otra vez lo mismo, ya que también en el plan angloestadounidense del régimen conservador de Macri está, entregar los recursos del país al extranjero a precio vil.

Algo similar ocurre en la educación completando la subordinación ideológica al poder económico. Quieren educación privada que sirva a sus intereses, minimizando la educación pública y que no sea gratuita, como en Chile y como lo fue en la epoca de la dictadura civico militar de Onganía en los 70'.

La resistencia y adaptación no son suficientes, si los propios ajustados y afectados, los científicos, no oponen una fuerte y rápida ofensiva colectiva y muy activa contra estas políticas infames del gobierno liberal macrista, se va a repetir lo que ya pasó. Les van a pasar por arriba, lisa y llanamente. Este gobierno no tiene términos medios, va por todo y esta cambiando la forma de vivir a los argentinos, bonanza económica extraordinaria para pocos los mas ricos a costa de empobrecimiento y desgracia para la mayoría. Si dice negociar aplica el engaño y la sorpresa, y mucho menos va a conciliar. Actúa desde la soberbia y prepotencia de una relación de fuerza favorable, el gran desafío y creatividad para los científicos es unirse y revertirla sin pérdida de tiempo, la prudencia y la demora no son una opción con gobiernos reaccionarios y autoritarios como éste, solo le permiten ganar tiempo y avanzar cristalizando el desguace del sistema científico.

Lamentablemente Argentina dá un paso para adelante y dos para atrás, y este retroceso tiene que ver con la mente colonizada de una gran parte del pueblo que cree que piensa por sí misma en su beneficio cuando replica inconcientemente lo que el poder económico, su verdugo, necesita.

Si bien la ciencia es neutra hasta cierto punto, esto no es extrapolable a la enorme batalla que debemos dar, que necesariamente pasa por lo ideológico y lo cultural.

Si se quiere enfrentar realmente el problema, cuando de grupos humanos se trata hay que mencionar virtudes y miserias de las que poco se habla. La pasividad, la cerrazón emocional del individualismo, los intereses personales por encima subordinando los colectivos que estan siendo amenazados, la envidia, la hipocrecía, la soberbia, el temor y el acomodo que divide, reinaron entre no pocos científicos en los 90', ya lo probamos en el triste ciclo anterior hace dos décadas y así nos fue. Es una obligación para los que pasamos por toda esa porquería, hacercelos saber a quienes no lo vivieron y recordarselos a quienes tienen poca memoria.

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