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Notícies :: globalització neoliberal
Sobre marxismo y anarquismo
11 ago 2003
.
1 de junio del 2000



Sobre marxismo y anarquismo



Francisco Fernández Buey





Se nos pregunta si es posible renovar hoy en día lo que fue el diálogo entre Marx y Bakunin. Voy a contestar brevemente a esta pregunta para luego argumentar mi punto de vista. La respuesta es: sí; no sólo es posible sino que además es necesario. Y sería bueno, y razonable, que este diálogo enlazara con el momento en que Marx y Bakunin aún colaboraban, es decir, con aquel momento anterior a la creación de la Primera Internacional en que Marx defendía el socialismo como "conquista de la democracía" y Bakunin traducía al ruso al Manifiesto comunista Dicho eso querría añadir enseguida que los motivos del desacuerdo que estuvieron en el origen del enfrentamiento histórico entre marxismo y anarquismo durante la Primera Internacional han caducado; que los motivos de fondo por los que chocaron Marx y Bakunin en la década de los setenta del siglo pasado hace mucho tiempo que quedaron superados; y también los motivos de fondo que enfrentaron a marxistas y anarquistas durante la guerra civil española. Quedarse en ellos, quedarse en aquellos motivos, no tiene sentido. O para decirlo con más precisión: poner esos motivos en primer plano sólo tiene sentido desde el punto de vista historiográfico.
Concretaré un poco más está convicción mía. Tanto si pensamos en el debate histórico sobre la mejor forma de organización de los de abajo para su liberación (o sea, sobre si ésta ha de ser predominantemente política o predominantemente socio-sindical) como si pensamos en la controversia sobre centralismo democrático o confederación, o en el debate entre espontaneidad voluntarista y dirección consciente (que llega desde fuera de las clases trabajadoras), o el debate acerca de la extinción o abolición del Estado, o en la controversia entre Marx y Bakunin sobre la forma de entender la historia y la naturaleza humana (que es lo que está por debajo de la controversia sobre acracia o dominación de clase), en todos los casos la conclusión a la que me parece que hay que llegar es la misma: hace mucho tiempo que las posiciones sobre estos temas se han hecho transversales y no corresponden ya propiamente a posiciones exclusivas de organizaciones marxistas y de organizaciones anarquistas.

Allí donde estos debates siguen estando en primer plano no hay apenas realidad social con la que enlazar. Y allí donde hay realidad social con una intención transformadora (en algunos de los movimientos sociales críticos y alternativos del mundo actual) lo que fue el ideario marxista y lo que fue el ideario anarquista (o libertario) se han ido fundiendo o casi.

Por eso, en líneas generales, hace ya varias décadas que ni los medios de comunicación ni lo que se suele llamar "opinión pública" distinguen con claridad entre ideas y actuaciones anarquistas e ideas y actuaciones marxistas. Más bien las confunden, confunden constantemente marxismo y anarquismo. Esto que digo era ya muy patente en los años setenta, durante el ciclo en que concluyen las movilizaciones de 1968. Un ejemplo: la tendencia generalizada de la prensa alemana a considerar "anarquistas" a los principales componentes de la Fracción del Ejército Rojo, el grupo Baader-Meinhof, cuando, obviamente, la formación de los mismos era más bien de orientación marxista en casi todo lo esencial. Otro ejemplo: la tendencia, existente también por entonces, y no sólo en la prensa desinformada y manipuladora, a considerar "anarquista" el bordiguismo, que toma su nombre de Amadeo Bordiga, uno de los fundadores históricos del Partido Comunista de Italia, enfrentado luego con Lenin, crítico de la URSS e inspirador en las décadas siguientes de varios grupos comunistas minoritarios, sobre todo en Italia y en Francia. Creo que se puede decir que casi todas las cosas interesantes para un punto de vista revolucionario que tomaron cuerpo en torno a 1968, tanto en Europa como en los EE UU de Norteamérica, son el resultado de la integración de ideas marxistas y anarquistas; esta integración o complementación se produjo a partir de la reconsideración crítica entonces en curso de las ortodoxias tradicionales correspondientes. Esta reconsideración crítica afectó no sólo a la versión estalinista y postestalinista del comunismo marxista, sino también a algunas de la ideas-fuerza del propio Marx (por ejemplo, la noción de "fuerzas productivas") y de Bakunin (por ejemplo, la idea de "acción directa"). Dos síntomas de lo que estaba cambiando por entonces tanto en el universo marxista como en el universo anarquista son los siguientes: 1º el choque entre Federica Monseny y Cohn-Bendit, en uno de los congresos anarquistas más sonados de la época, justo después de los principales acontecimientos de mayo del 68 en Francia; y 2º el choque de los principales representantes del movimiento estudiantil italiano (que se consideraban marxistas en su mayoría) con el PCUS y con el PCI. Pondré ahora algunos ejemplos de la fusión, integración o complementación de ideas marxistas y anarquistas:

1º La obra y la actividad de Guy Debord (el autor de La sociedad del espectáculo y de las Consideraciones sobre la sociedad del espectáculo) en los márgenes, por así decirlo, de la Internacional Situacionista; una obra de la que algunos pensamos que tuvo un carácter premonitorio de lo que iba a pasar en el capitalismo tardío o globalizado;

2º La influencia de la obra de Karl Korsch en toda una serie de grupos y organizaciones antiautoritarias de finales de los años sesenta y comienzos de la década de los setenta, lo cual es relevante para la idea que quiero defender si se tiene en cuenta Karl Korsch había sido un marxista histórico que en algunos aspectos derivó hacia el anarquismo ya durante los años de la guerra civil española;

3º La orientación de la obra de Murray Bookchin, tal vez el anarquista más influyente en el movimiento ecologista social, sobre todo a partir de los ensayos recogidos con el título de Por una sociedad ecológica, donde, después de criticar duramente la idea y la práctica del socialismo, caracteriza precisamente la sociedad ecológica alternativa como "anarco-comunista", desarrollando la idea común (formulada por Marx y compartida por Bakunin) de una sociedad en la que regiría el principio: "de cada uno según sus posibilidades; a cada uno según sus necesidades".

4º La evolución del movimiento de los autónomos en Italia (y luego en otros países europeos), en el que se integran muy pronto elementos de la tradición marxista y de la tradición anarquista;

5º Lo que ocurrió aquí mismo, entre nosotros, con el efímero Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), en el que se funden, también muy pronto, guevarismo marxista y libertarismo.

Este constante intercambio de ideas marxistas y anarquistas, e incluso la fusión o integración, más menos conscientemente buscada entre ambas, se puede rastrear igualmente en algunas de las revistas alternativas que se publicaron en España entre 1976 y 1981, por ejemplo, en Negaciones (donde el punto de vista "consejista" hace de puente entre las dos tradiciones), o en El viejo topo (en cuya primera etapa se especuló varias veces sobre la actualización dialogada de marxismo y anarquismo), o, con otros matices, en Teoría y práctica y en la revista vasca Askatasuna (donde la influencia de las ideas de Debord, de un lado, y de Toni Negri, de otro, es muy patente, al menos en mi recuerdo). Este proceso interactivo y transversal ha sido, desde luego, por lo que hace a Cataluña y a España, no sólo minoritario sino, como era de esperar, excéntrico respecto de los dos polos tradicionales del marxismo y del anarquismo: el PCE y la CNT. Por lo que yo sé, en esos ámbitos todos los intentos de suscitar una reflexión y un diálogo de estas características sobre anarquismo y marxismo han fracasado hasta ahora. Hubo, sin embargo, a finales de la década de los setenta algo así como una iniciativa para repensar en común la nueva situación, sin ocultar las diferencias existentes entre las tradiciones; una iniciativa que se puede considerar todavía ahora como un antecedente interesante de lo que estamos haciendo hoy aquí. Me refiero al intercambio epistolar entre Joan Martínez Alier y Manuel Sacristán, hecho público en las páginas del número 8 de la revista Materiales, y hace poco mencionado en un libro sobre la tradición libertaria en Cataluña. Hay que aclarar que Martínez Alier estaba entonces, entre 1977 y 1978, si la memoria no me falla, peleándose con la CNT en una fase nueva de "Solidaridad obrera"; y Manuel Sacristán, a su vez, estaba entonces peleándose con la dirección del PSUC sobre el "eurocomunismo" precisamente desde la revista en la que se produjo aquel diálogo y que fue el origen de la actual mientras tanto.

Aunque breve, aquel fue un intento de hacer balance crítico de lo que habían sido marxismo y anarquismo pensando hacia el futuro. Había, además, en el caso de este intercambio (que sería algo más que epistolar, puesto que Martínez Alier pasó en seguida a colaborar durante algún tiempo en la revista mientras tanto) un vínculo teórico y práctico que permitía pensar en una aproximación: la convicción de la importancia que tenía integrar la problemática ecológica en la perspectiva tradicional (marxista y/o anarquista) de transformación social. Pero justamente la confrontación y el diálogo entre Martínez Alier y Sacristán, que sin duda fueron productivos para la formación de otras personas más jóvenes (yo mismo creo haber aprendido unas cuantas cosas de aquella experiencia) refuerza lo que acabo de decir sobre el carácter excéntrico de este tipo de circulación de ideas marxistas y anarquistas: los dos, Martínez Alier y Sacristán, quedaron fuera de lo que era la línea principal de preocupaciones de las organizaciones respectivas, la CNT y el PCE-PSUC. La ilusión "eurocomunista" que, como se sabe, pronto acabaría en nada, minorizó a Sacristán; y Martínez Alier, en el otro lado, se vio acusado de "marxista". Esto, aunque no suele recordarse ya, también es parte de nuestra particular "transición". Y, sin embargo, sin esas influencias entrecruzadas apenas podría explicarse el origen del movimiento antinuclear en Cataluña, que ha sido una de las bases del posterior ecologismo social. Y no sólo aquí.

Querría añadir, de todas formas, que el fracaso de estos pocos intentos de reflexionar en común sobre lo que estaba ocurriendo en el plano ideológico y en las prácticas sociales desde 1968 no se debió sólo a la fijación de las direcciones de las dos principales organizaciones marxistas y anarquistas, sino también a los prejuicios arraigados en la mayoría de los intelectuales entonces comprometidos con una y otra opción, es decir, a la tendencia (de la que también yo tengo que autocriticarme) a mirar mucho más hacia atrás, hacia el pasado, hacia los grandes debates de otros tiempos, que hacia adelante, hacia los problemas a los que habría que hacer frente en el inmediato futuro. Basta con repasar los documentos de las Primeras Jornadas Libertarias celebradas en Barcelona (parcialmente recogidos en Ajoblanco) y compararlos con lo que se estaba escribiendo por entonces en algunas de las revistas teóricas marxistas no particularmente vinculadas al PCE (como Zona abierta o El cárabo, por ejemplo) para darse cuenta, de golpe, de hasta qué punto la fijación respecto de los debates del pasado ha contado entre nosotros al hablar del presente. Y basta con repasar lo que ha sido la evolución política de muchos de los intelectuales que entonces llevaban la voz cantante en esto de la confrontación entre anarquismo y marxismo (Semprun Maura, Racionero, José Ribas, el Savater del "Panfleto contra el todo", de un lado; Tamames, Solé Tura, Claudín, Paramio o Escudero, de otro) para ilustrar a los más jóvenes sobre la inanidad de aquella superposición de discursos.

Ahora querría precisar que cuando digo que los motivos de fondo del enfrentamiento histórico entre marxismo y anarquismo han caducado no pretendo implicar en esta afirmación que haya que olvidar o silenciar la historia de los conflictos, controversias, desavenencias y enfrentamientos físicos. Creo que hay que volver sobre esta historia porque es lo que ha dado cuerpo a tradiciones diferenciadas, particularmente en el movimiento obrero. Pero también me parece que es hora ya de reflexionar sobre esta historia en común, y tal vez partiendo de aquellos casos más dolorosos que nos obligan, precisamente por ello, a revisar tópicos y prejuicios. No para ocultar o justificar nada, sino para explicar y superar situaciones.

Para no demorarme en esto pondré otro ejemplo: Tierra y libertad, la excelente película de Loach, habría ganado en intensidad dramática, y nos habría hecho pensar más a todos, si en las secuencias dedicadas a la Barcelona de 1937 hubiera introducido una reflexión sobre esta circunstancia: Camillo Berneri, anarquista italiano, que acababa de criticar muy agudamente la táctica de Federica Monseny, lee en Radio CNT-Barcelona el elogio fúnebre de Antonio Gramsci, comunista marxista, también italiano, que murió víctima del fascismo mussoliniano, y él mismo muere asesinado unas semanas después suguramente víctima de otros que luchaban contra el fascismo, admiraban a Gramsci y criticaban a su vez el punto de vista anarquista sobre guerra y revolución. Berneri y Gramsci estaban entonces, por así decirlo, en los márgenes de las dos tradiciones. Pero hoy en día pensar en sus destinos, comparar sus obras y ponerlos a dialogar idealmente nos sitúa en el centro de la reflexión que hay que hacer.

Esa es una forma posible de enlazar con el pasado. Pero si lo que se pretende es reanudar un diálogo que, por lo demás, está en la calle, en algunos de los movimientos sociales existentes, hay todavía otra forma, tal vez menos conflictiva, de orientarse: pensar en una política cultural alternativa para el presente, que es lo que algunos están haciendo ya al replantearse una cultura ateneísta a la altura de los tiempos. Esta debería tener una agenda propia, autónoma, no determinada por la imposición de las modas culturales ni por el politicismo electoralista de los partidos políticos.

Importa poco el que, al empezar, unos hablen de conquista de la hegemonía cultural y otros de aspiración a la cultura libertaria omnicomprensiva. Lo que de verdad importa es ponerse de acuerdo sobre qué puede ser ahora una cultura alternativa de los que están socialmente en peor situación, una cultura autónoma que dé respuesta al modelo llamado "neoliberal" y a lo que se llama habitualmente "pensamiento único". Por desgracia, la tradición politicista de unos y la tradición activista de otros no deja mucho tiempo todavía ni siquiera para pensar en lo que debería ser la agenda de una cultura ateneísta alternativa. Se dedica mucho más tiempo a la crítica, por lo demás fácil, del consumismo y de los programas televisivos más vistos. Habría que preguntarse, en cambio, cómo se sale en nuestras sociedades del "malestar cultural" y cómo se construye una nueva cultura de la solidaridad internacionalista, qué redes de comunicación (más o menos subterráneas o minoritarias) existen ya y qué redes habría que crear para un uso alternativo de los medios de comunicación existentes.

Para eso seguramente se necesitan "grupos de afinidad" distintos de los existentes. Éstos, en la mayoría de los casos han sido inducidos por la cultura dominante: bien por razones técnicas (cuando la afinidad queda reducida al uso de tales o cuales tecnologías de la información y de la comunicacion en constante expansión), bien por motivaciones estrechamente políticas (derivadas, además, de la agenda electoral de los partidos políticos mayoritarios). Los "grupos de afinidad" que más falta hacen ahora tendrían que arrancar justamente de la experiencia libertaria, la cual pone el acento no en lo político, ni el uso de tal o cual técnica, ni en la limitación de las actividades a un solo asunto, sino en lo social y en lo cultural (en un sentido amplio); y que, de paso, entiende el pluralismo como pluralidad de ideas, como método para facilitar la inventiva y garantizar la descentralización desde abajo, no como permanente cristalización de la superposición de corrientes.

Comentaris

Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
Molt interessant. Felicitats per aquest article.
Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
algo de debat:

http://www.lahaine.org/b2/articulo.php?p=1022&more=1&c=1
Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
Voldria saber si l'article té amo o només cal citar l'autor per publicar-lo en qualsevol mitjà. M'interessa molt perquè crec que val la pena fer-lo córrer.
Apreciacions sobre el text
12 ago 2003
Hi ha moltes coses que es diuen al text que no són del tot correctes. Per exemple quan parla de anarquistes, ho fa com si fossin seguidores de Bakunin. Lo bo de l'anarquisme que no te ideòlegs, o al menys les anarquistes no les consideren com a tal. Té tanta importància per a l'anarquisme Bakunin, Kropotkin, Tolstoi, Stirner, Proudhom o Bonano, Hakim Bey, Deborg o el iaio del l'ateneu del meu barri. No és una ideologia com a tal, no es basa en pensaments polítics tancats i teóricament infalibles. Es basa en pràctiques quotidianes encara que tingui un poso idealista arrel de les tendències anarco-comunistes portades a terme pel anarcosindicalisme.

Per l'altra banda es fica dins el marxisme tota una sèrie de teories i pràctiques que caldria comentar. Hi ha una divisió clara entre marxistes autoritaris i no autoritaris. Els primers són coneguts, perquè són els que més han existit i s'han deixat veure, comencen amb Lenin i Trostky i continuen amb Stalin, Mao, Pol Pot, etc. Són ideologies que basen la victòria del comunisme en la imposició del mateix canviant les estructures económiques i polítiques i deixant de banda que la gent s'ho cregués o no, per això, tenien uns aparats de propaganda i de repressió tant perfectes.

L'altre grup, els marxistes no autoritaris, són tots aquells que afafant les principals teories de Marx, però deixant de banda els seus determinismes, actuen per un comunisme que no agradaria a les linies més ortodoxes de les organitzacions comunistes. Dins d'aquest grup podria entrar Rosa Luxemburg o Guy Deborg, amb totes les diferències que hi puguin haver i tots el peros sobre aquests personatges.

A més a més, dins el marxisme no autoritari va començar a sorgir tendències autònomes, deixant de banda la idea del sacrosant Partit (o de les seves derivacions amb altres noms) i organitzant-se per temes concrets (1 de maig, manis antifes) o per afinitat. Pràctica molt comuna dins els ambits anarquistes. De esta manera podem trobar que hi ha llocs on poden "conviure" anarquistes i comunistes (no autoritaris) com a l'Alemanya dels 80, avui dia a l'organització Antifascist Aktion o al 68 a l'Estat francés.

Sobre el tema de la guerra civil a l'Esta espanyol crec que es un tema molt sobat...Però de totes maneres m'agradaria matissar, no ens trobàvem davant anarquisme vs comunisme, ja es va veure que no. A un costat teníem anarquistes i marxistes de POUM i per l'altra a stalinistes i republicans de tota mena. El POUM encara que diuen que era trostkista, i en una època era simpatitzant, va declarar que no tenien res a veure amb el trostkisme, sinó que eren marxistes. Es prou evident que ens trobavem amb un teme entre autoritarisme vs antiautoritarisme (aquí també amb tots els matissos posibles) i no entre anarquisme vs comunisme.

Sempre ens volen fer veure que hi ha un conflicte entre comunisme i anarquisme. Però s'ha vist al llarg de la història de comunistes que no estaven d'acord amb el comunisme oficial i que és el que històricament ens ha arribat. És per això que el debat anarquistes vs indepes ho veig de la mateixa manera. És un debat sense sentit, ho veig més entre anarquistes vs comunistes autoritaris (leninistes) idepes. Ja que deixant de banda el debat del nacionalisme la defensae d'una llengua, cultura o sentiment identitari d'algú sempre que ho faci sense imposició a ningú un/a anarquista no hauria d'estar en contra, però com la majoria de cops aquest independentisme sí que es basa en l'autoritarisme l'anarquisme respón a la contra i acaba agafant postures anarco-espanyoles.

Espero que serveixi per a debatir una mica i no per a caure en insults sense sentit...o no, potser d'aquesta manera es fa tot més evident.
Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
Reprodúcelo si quieres, no creo que nadie te denuncie, je je. Lo escribe Francisco Fernández-Buey, posiblemente la persona que más sabe de Marx en este país. Ha escrito libros como "Marx sin ismos", ha publicado infinidad de textos sobre infinidad de temas "emancipatorios" (por llamarlo de alguna forma)....en Internet se encuentran muchos de sus últimos escritos. Sólo con entrar en google e introducir su nombre, encontrarás muchas cosas.

Como profe es un poco tostón, pero reconozco que sus lecturas me abrieron, definitivamente, los ojos al pensamiento crítico. Con él empecé a leer, precisamente, a Antonio Gramsci, a Simone Weil, a Bertrand Russell (un autor muy querido por mi), a Amartia Sen (para asuntos económicos)......
Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
Vaya, excelentes artículos, el de Fernández Buey por una parte, pero sobretodo el de autónoma. Particularmente éste último me ha servido para despejar un poco más el panorama y ver con más claridad ciertas cosas.

Pienso que la reflexión teórica es importante en tanto nos permite analizar de manera fría y detenida los acontecimientos sobre los cuales inciden los movimientos sociales.

Más este plano teórico, enteramente racionalista y pretendidamente científico, establece con frecuencia barreras de comunicación entre los movimentos, porque al establecer y definir las diferencias entre unos y otros, puede provocar que tales diferencias se transformen en zanjas, en abismos, que imposibiliten la comunicación y fomenten el pasto apropiado para que prosperen las mini-autarquías en los movimientos sociales.

Hay una gran película brasilera, lamentablemente muy poco conocida en Europa, de Glauber Rocha, Dios y el Diablo en la Tierra del Sol, filmada en los años sesenta y parte de lo que se llamó por entonces el Cinema Novo, uno de los movimientos cinematográficos más valiosos en la historia del cine mundial. Allí Dios (la derecha, si se quiere) peleaba con el Diablo (la izquierda, se supone) en una lucha fatricida cuyo preciado botín era la Tierra del Sol. Al terminar la película se revela que la tierra no es ni de Dios ni del Diablo, sino del hombre, a saber, del pueblo.

El pueblo, los pueblos, son los únicos que tienen el derecho legítimo de realizar su transformación de la manera como mejor les parezca, en entera libertad. Esto depende lógicamente de los antecedentes históricos que se presenten y de la creatividad y valor que cada pueblo pueda imprimir a su liberación.

Pero en muchas oportunidades, tales creaciones superan las teorías de entonces, porque la praxis SIEMPRE estará por delante de la teoría, o al menos motorizará los cambios que luego serán teorizados para buscar su mejoramiento. Este binomio praxis-teoría implica, luego, la negación de teorías, o parte de ellas, no sólo pasadas sino tal vez descontextualizadas, y por consiguiente el abandono, o falta de apoyo, por parte de los seguidores y militantes de estas teorías. Consecuencias: no se apoyan causas verdaderamente revolucionarias porque estas no se ajustan a los principios teóricos que diseñó algún grupo letrado.

Una vez le preguntaron al Che "¿Cómo se hace una revolución?", a lo que contestó "haciéndola...".

Esto ocurre hoy en el mundo, está ocurriendo ahora, y a esta reflexión es a la que hago un llamado...

Saludos...
Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
Interessant, el texte d'en Fdez. Buey. Penso, però, que està fonamentada, en alguns moments, en fets o apreciacions incorrectes.
Molt més interessants les reflexions/aclariments/puntualitzacions d'Autònoma.
L'anarquisme no és una ideologia: és una manera de viure; és una pràctica quotidiana.
Aquest ha estat sempre el seu punt feble. Això és el que li ha donat la seva envejada -i per això calumniada- bellesa.
Salut!
Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
A ver....si el anarquismo es una forma de vida, entonces yo me considero anarquista, pues no me adapto a las cánones impuestos por la sociedad ni a la de tres. Además practico una vida mentalmente libre, inadaptada y preparada para no reprimir ninguna de mis instintos y emociones. Si esto es anarquismo, yo lo soy.

Sin embargo, y allí reside la gran diferencia entre mi forma de pensar y la de un anarquista ortodoxo, está en que yo creo en los estados. No en las formas en que actualmente existen, ni mucho menos; pero sí en unos estados que aunque no han existido de forma perdurable, sí se han dado aunque de forma muy breve: la democracia pura y dura; el poder tomado por los de abajo; el voto como verdadera voz y no como papel mojado. Sería farragoso ahora repasarlos; pero allí están en la historia, ofreciéndonos modelos de cara al futuro.

Y sobretodo, creo en los estados por un motivo: porque es lo que demanda la gente, al fin y al cabo. Uno puede renunciar perfectamente a los modelos sociales en los que su vida se desarrolla. Y hay que explicar -de nuevo- a la gente que eso no equivale a perder cosas.

Aunque -y eso lo tengo muy claro- ésos estados sí equivaldrían, para cierto tipo de gente, a una pérdida de capital, riqueza y codicia -con todas las cargas de monopolios ideológico-económicos que eso conlleva. Y no es tan difícil conseguirlo. Sólo hacen falta periodistas, jueces, políticos, profesores, economistas, trabajadores del día a día conscientemente dispuestos a construir la igualdad.

A mi modo de ver, el defecto del anarquismo es su falta de ambición política a largo plazo. O sea que estamos en lo mismo de siempre, aunque habrá que ver si en los próximos años, el anarquismo ahora en pujanza es capaz de cambiar las cosas, o por el contrario persiste en sus trece de no autorizar ningún tipo de alternativa de poder allí arriba. Es por eso que estoy expectante. Por que yo creo en la toma del poder, por parte de la gente; en la praxis, sí, pero con contenido y organización. Sino no servirá de nada y nadie nos creerá. Jamás.
Re: Sobre marxismo y anarquismo
12 ago 2003
Y un apunte más: el anarquismo ibérico se comportó muy autoritariamente durante la primera parte de la guerra civil y la revolución: patrullas policiales, fusilamientos más bien prejuiciosos, campañas de agresiones de todo tipo y contra todo tipo de gente, actos de burla y humillaciones públicas (que pusieron en contra a buena parte de la población acerca de las excelencias del anarquismo)....allí están los testimonios. O es que no conocen las acciones del Cojo de Málaga? Ni me dirán que no sabían que en el Camp de la Bota los anarquistas, supuestamente antiautoritarios, también fusilaban a todo quisque que les llevara la contraria?

Lupas se necesitan sobre aquellos desgraciados incidentes protagonizados - a mi modo de ver- por gente que ni era anarquista, ni era comunista, ni era nada de nada....simplemente seguían una moda y la interpretaban a su bola.
Re: Desengáñate, no hay anarquismo de estado
13 ago 2003
Vamos a ver H.Marx, sino tre adaptas a los cánones, ¿cómo te puedes adaptar a un estado por mucha democracia pura y dura que permita?. Eso ya es un canon. O sea, tú te adaptas a unos sí y a otros no y por eso no puedes reflejarte en l@s anarquistas. La institución, sea esa la que sea, es la que nos roba la vida y por eso estamos en contra de ellas (asumiendo todas las contradicciones que representa vivir en una sociedad capitalista y muy burocratizada).
Es imposible creer en algo y justificar esa creencia en que es lo que demanda la gente (navegar a favor de la corriente), porque entonces hasta podríamos acabar comiendo comida basura, leyendo cultura basura, viviendo con trabajo basura,... si a la gente les parece que esto es lo que hay (que curiósamente es lo primero que te sueltan).
Si la gente quiere hacerse cristiana, iré siempre contra corriente. Si la gente quiere dirigir el futuro de sus propias vidas, estaré allí para llevar la mía al mejor puerto que me permitan los vientos, intentando no confundir a la gente con que mi viaje es el mejor.
Al poder no hay que darle alternativa, más que su propia disolución y no hay mayor ambición política, que juntarse un grupo de conciencias libres y decidir en todo momento hacia dónde desean caminar juntas. A tí puede que esto te parece poco, pero para mi, no hay otra sublimación mayor de la ambición, descubrir que nuestros proyectos individuales y/o colectivos, se juntan se contaminan, se separan y se vuelven a reencontrar, las veces que se de la ocasión y poder compartir cada una de esas experiencias. Ningún estado permitirá que se comparta ninguna otra experiencia que no sean las institucionalizadas desde su ámbito de poder.
En cuanto a los crímenes del anarquismo, ¿qué nos vas a contar?. Nadie dice que l@s anarquistas fuesen salvajes buen@s, pero tampoco lobos para el hombre y la mujer. La historia que tu insinúas, no deja de ser una de las mil y una leyendas que corren de esa etapa histórica y fíjate si la gente le tenía miedo a la anarquía, que en algunas regiones la mayoría lo era y lo vivía día a día. En donde la anarquía no era muy numerosa, es más fácil encontrar historias de esas que dices, pero claro, siempre puestas en boca de fascistas, comunistas, u otros "istas". Si contamos las muertes causadas por los fascistas, las provocadas por los comunistas (precísamente, de varios libros en inglés y que hacían referencia a las personas ejecutadas durante la contienda civil, estuve contrastando los nombres, orígen, militancias y cargos que aparecían en las diferentes publicaciones y te sorprendería la cantidad de personas que fueron fusiladas por los comunistas que controlaban el frente popular, bajo acusaciones de traidor a la república, colaborador de los fascistas,... y luego resultó que eran militantes libertarios (CNT, POUM, FIJL,...) que habían luchado encarnizadamente contra los sublevados fascistas.
Interpretaciones de la historia, hay una por persona, intentar ser objetivo es difícil, pero dejar a un lado los prejuicios a la hora de hacer una nueva mirada a los hechos, es posible y saldrá algo de lo que tú dices, pero seguramente comprobaremos que en el contexto, apenas sí es relevante.
En la revolución y en la guerra civil, no fue precísamente del anarquismo ibérico desde dónde salieron las políticas más autoritarias. Hubo grupos como la FAI, que imitando a las organizaciones estalinistas, crearon sus "chekas", pero incluso esas son pura anécdota de un grupito de iluminados que aspiraban a la toma del poder, como cualquier otro partido socialista o comunista.
Desengáñate, no hay anarquismo de estado y es muy probable que digas que por un lado eres anarquista, porque ciértamente tras la caída del muro, muchos autoritarios han tenido que rehacer sus tesis y algunos han abrazado postulados tradicionalmente anarquistas (no exclusívamente anarquistas) e incluso se han reclamado para sí algunas de esas tradiciones libertarias. ¿Moda o adecuación a los nuevos tiempos que corren?.
Re: Sobre marxismo y anarquismo
13 ago 2003
estic al·lucinant. Ja era hora. Un debat a indymedia sense insults, desqualificacions... Màgnífic, ja era hora. Visca el pensament, visca la crítica i l'autocrítica
Re: Sobre marxismo y anarquismo
13 ago 2003
Si, yo también celebro el tono de cordialidad.

Sobre las reconversiones ideológicas post-muro de Berlín te doy la razón. Los marxianos de verdad, ya hacía décadas que habían abierto los ojos, y no les hizo falta que su mundo se les desmoronara tras la caída del telón de acero: simplemente, ya sabían que lo de Rusia un espectro, y una realidad rimbombante para los de abajo (ahora, sin duda, más oprimidos y jodidos gracias al neo-liberalismo, todo hay que decirlo).

Guerra civil: hombre, cada uno dará su opinión. Pero hay cosas objetivas. Mi abuelo era anarquista, pero hizo migas con comunistas del PSUC que lo respetaban (otra de tantas historias). Mi otro abuelo era católico y de derechas, luchó -por fuerza- en el bando republicano y manifestaba simpatía por la CNT.

En todo caso: los más malos de la película siguen inamovibles del poder: los herederos de la reacción que llevó a la guerra civil, destruyendo los cimientos de un proyecto de estado más que interesantes para la igualdad, para los niños y su educación, para la mujer, para las nacionalidades....es por eso que yo seguiré creyendo que tarde o temprano un cambio en la estructura de poder será necesario. Y ello instaurando un estado alternativo. No digo anarquista. Digo justo, redistributivo.....
Re: Sobre marxismo y anarquismo
13 ago 2003
Más arriba quería decir que los marxianos ya sabían que la URSS no era el supuesto paraíso de justicia que los estalinistas seguían viendo, incluso tras las revelaciones de sus crímenes. Si alguien vio en la caída del muro una derrota, es que no comprendía la naturaleza -fosilizada, prácticamente anti-marxista- de aquél helado mundo. Un espectro de lo que quería y no podía ser, vaya. Por mil causas: tanto externas como internas -éstas, basadas en la paranoia, principalmente.

Quien en 1954 no lo entendiera así, es que estaba muy ciego.....

PD: por cierto: a Oblachenko, consul ruso en BCN durante els Fets de Maig y partícipe de la toma de Petrogrado en Octubre del 17, Stalin lo envio al gulag. Al Campesino, militar comunista de la línea dura, también....escapó y lo encontraron en Teherán. Renegó de su pasado. Sólo un par de datos que atestiguan que los gulag lo alimentaron, principalmente..... comunistas.
Re: Sobre marxismo y anarquismo
14 ago 2003
Para estudiar el fenómeno del anarkismo bajo un ponto de vista marxista, recomiendo leer el siguiente documento:

http://www.elmilitante.org/index.asp?id=muestra_doc&id_doc=3

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