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Comentari :: amèrica llatina
Argentina. La CEOcraCIA y la ciberguerrilla del gobierno en las redes sociales
19 jul 2016
La enorme evolución en las comunicaciones tiene entre sus consecuencias actuales, el peso significativo de las operaciones de amplio espectro utilizando las redes sociales de Internet. Tal el caso de las revoluciones de colores en los Balcanes, las primaveras árabes, las desestabilizaciones en Ucrania y en América Latina entre otros. En los hechos, su eficiencia en catalizar los procesos de desequilibrio desmiente a muchos expertos que subestiman la influencia de estos mensajes masivos en las redes. En Venezuela, Brasil y especialmente en Argentina se usan como arma política en la ofensiva para derrotar al adversario. A diferencia del mensaje indiferenciado y colectivo del gobierno anterior, el actual gobierno de Macri utiliza masivamente mensajes personalizados, clasificados por edad, género, zonas e intereses, tal vez copiando a los trolls que usan Hillary Clinton y Donald Trump en sus campañas. En Argentina el 80% de los mayores de 18 años tiene una cuenta en Facebook. Para el macrismo los objetivos a la vista, son neutralizar a ciudadanos que confronten ideológicamente o se opongan a la administración neoliberal vigente y formar opinión para mantener una imagen positiva de Macri y el gobierno.
La evolución de la revolución técnico-científica en comunicaciones que se incubó en las potencias occidentales desde hace décadas y que se ha intensificado significativamente en las últimas, será necesariamente aplicada por éstas en todos los planos posibles, sean procesos sociales, políticos, en lo militar, etc. Así por ejemplo, en las revoluciones de color en los Balcanes, en Oriente Medio y Ucrania, los medios de comunicación masiva y las redes sociales en Internet han sido utilizados para manipular a los pueblos en acciones de guerra y desestabilización contra los gobiernos, cuidadosamente analizadas y programadas por los servicios de inteligencia occidentales.

El creador de Internet originalmente diseñada como arma para la guerra militar, y actualmente mayor motor que la mantiene en funcionamiento, es Washington. Es irrisorio esperar que quienes inventaron esta tecnología, la conocen en profundidad y la mantienen en plena actividad, no controlen su contenido y distribución a pesar de la declamada existencia de libertad. Además, el control y espionaje a gobiernos y millones de ciudadanos ya ha sido ampliamente denunciado por ex agentes que trabajaban en las mismas entrañas del monstruo.

Actualmente las operaciones de Estados Unidos y sus aliados para desestabilizar a gobiernos que confronten con sus intereses ideológicos, económicos o de sus transnacionales es de espectro completo. Abarca todo el rango de posibilidades, no se excluye a ninguna. Sin ir más lejos, desde 2010 está operando a pleno el Cibercomando de los Estados Unidos (U.S. Cyber Command; USCYBERCOM) que actúa en sintonía con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA; National Security Agency) ambos tienen el mismo director. Las acciones sucias de espionaje masivo clandestino de la NSA se conocen ampliamente por Edward Snowden; mientras que no es poco la misión del Cyber Command: planear, coordinar, integrar, sincronizar y conducir actividades para: dirigir las operaciones y defensa de redes de información específicas del Departamento de Defensa y, preparar, dirigir en tiempo y conducir operaciones militares de espectro completo en el ciberespacio para habilitar acciones en todos los dominios, que aseguren a Estados Unidos y sus aliados libertad de acción en el ciberespacio y negarla para nuestros adversarios. En este contexto se insertan las redes sociales, y no constituyen una cuestión menor.

En cuanto a los cambios de régimen y sus innovaciones bendecidos por Washington, van desde el clásico golpe militar sangriento aplicado ad nauseum en América Latina, y hoy como el que parece haber fogoneado contra Turquía, no solo hay divergencias internas entre los líderes locales, sino que el gobierno de Erdogan entró en contracciones con Washington, cuando dos semanas atrás cambió radicalmente su política exterior acercándose a Rusia y para mejorar sus relaciones con Siria e Irak. Pero las operaciones de desestabilización pasan por todo tipo de mecanismos violentos o no, sin límite de creatividad y de medios. Tal como fueron los golpes de estado parlamentarios en Honduras y Paraguay. Los intentos de golpe con variadas técnicas en Brasil donde ha pesar de las declaraciones suavizadas de Dilma Roussef, la embajada de Estados Unidos tiene un rol fundamental, en Bolivia, Ecuador, Venezuela y ahora en el Salvador.
La innovación es que todos estos golpes se desarrollan dentro de la legalidad y las democracias representativas occidentales. Incluso lo que algunos analistas consideran un verdadero golpe perfecto en el caso de Argentina, en que se amplificó el descontento y los errores del gobierno de Kirchner generando odio visceral en una masa crítica de la población, y se utilizando hábilmente la división de la oposición, se logró inclinar la balanza hacia el triunfo de un gobierno liberal de derecha con perfil filofascista e incondicional a la Casa Blanca, que nunca había podido acceder al poder político directamente por elecciones. Hoy grupos neonazis asisten a reuniones con el Jefe de Gabinete Marcos Peña, y la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley, en la misma casa de gobierno. En este proceso se observaron claramente algunas de las componentes de estas nuevas técnicas legales, como la utilización el poder judicial, parte del poder legislativo y los poderosos medios de comunicación locales/internacionales occidentales y las redes sociales.

Probablemente siguiendo las directivas de la embajada y el ejemplo de su rector Estados Unidos, el gobierno de Macri viene operando desde la campaña electoral o antes con una red social más o menos visible para formar opinión y manipular la agenda, los temas, el sentido común, instalar hashtags e imágenes y, con otra enorme red sucia encubierta y clandestina de los llamados trolls (provocadores) y fakes (falsificadores), que incluye a un ejército de empleados pagos por el gobierno que se jactan de ser uno de los más preparados del país en redes, al que se suman militantes del PRO y simpatizantes macristas. Se calcula que a diferencia del alcance limitado que tiene un programa de TV por cable o los diarios, un meme (mensaje simbólico) del Presidente en Facebook puede propagarse rápidamente a 10 millones de personas. La red macrista minimiza el uso de robots (o bots) con mensajes psicológicos favorables pero mecánicos, ya que éstos son fácilmente detectables.

Las ciber operaciones sucias macristas, vienen siendo denunciadas entre otros, por el conductor televisivo Tinelli, por políticos de la oposición como Aníbal Fernández, Daniel Scioli, el senador Sebastián Galmarini, madres de Plaza de Mayo y otros. El comando macrista de ciberguerrilleros trolls y su gigantesca red funciona desde la Casa Rosada en una Subsecretaría llamada de Vínculo Ciudadano, que motoriza la acción del gobierno en las redes sociales. Allí varias decenas de especialistas en informática trabajan a cargo de Guillermo Riera, que fue empleado de La Nación, ex militante de la Ucedé y que dirigió la campaña digital de Macri el año pasado, y hoy está bajo el control del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Según se denunció, el administrador de la enorme tropa de usuarios anónimos es Octavio Paulise. El objetivo de estas redes cibernéticas negras es inducir respuestas masivas que neutralicen y supriman a opositores, usuarios que hablen en contra de la administración macrista o que confronten ideológicamente con el neoliberalismo vigente. Por otro lado, su misión es influir en las redes sociales para que se mantenga como sea, una buena la imagen del gobierno y de Mauricio Macri.

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Sindicat Terrassa