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Notícies :: corrupció i poder
Mordaza: si tocan a una nos tocan a todas
per Naiz	11 jul 2016
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Hace un año el rodillo parlamentario de la mayoría absoluta del PP aprobaba la Ley Mordaza. La combinación de la corrupción desparramada, donde a un escándalo le seguía otro mayor, con los devastadores efectos de la crisis, socavó la credibilidad de su clase política y la legitimidad de los cimientos del Estado. Y es precisamente en ese tipo de coyunturas, en esos claroscuros, donde los neofranquistas y su agenda involucionista, en definitiva, los monstruos, adquieren todo su relieve. Poca broma. Los datos son devastadores: un año después, casi 6.000 ciudadanos han sido sancionados en Euskal Herria. De ellos, 3.959 lo fueron por multas impuestas por la Ertzaintza. Las administraciones estatales y autonómicas, o los propios mandos policiales por su cuenta, han querido imponer una nueva normalidad poniendo un precio individual a la protesta y a la expresión colectiva de opiniones, algo fundamental para la existencia de una país libre y radicalmente democrático. Además de mostrar en todos sus excesos la genética franquista del PP, se pretende criminalizarlo todo. Imponiendo arbitrariamente multas astronómicas quieren silenciar la voz popular en la plaza pública, evitar que las protestas se hagan más amplias e ingeniosas, cerrar los cauces a la indignación. En este país, con esa legislación, con las anteriores o incluso por encima de toda ley, desde los cuarteles y las cloacas del Estado, atacar a la disidencia, sobre todo al independentismo, ha sido común e impune. Tras conocer la guerra sucia, la tortura masiva y mecanizada, la excepcionalidad de la aplicación de la «legislación del enemigo», pudiera parecer que las consecuencias de la Ley Mordaza son algo de menor trascendencia. Nada más lejos de la realidad. Esa ley no puede ser parte de una nueva normalidad, donde las consecuencias solo recaen sobre los afectados. Cualquier ataque a alguien debe ser sentido como afrenta propia. Porque si tocan a uno, nos tocan a todos.
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