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Ecuador, espantoso terremoto y espantoso futuro
18 abr 2016
Solo la unión y la fuerza del pueblo nos sacara de esta crisis económica y social
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Ecuador, espantoso terremoto y espantoso futuro.

Ni las autoridades ni el pueblo tenemos experiencia con terremotos de gran magnitud, hemos sufrido temblores fuertes, inundaciones, deslaves, vientos huracanados, sequias, erupciones leves de volcanes, etc. Pero ningún terremoto cuyo epicentro este localizado en una ciudad de la costa ecuatoriana con una intensidad de 7.8 grados en la escala de Richter y a 10 kilómetros de profundidad.

El pueblo ecuatoriano siempre se unió en momentos difíciles como en las guerras con Perú y en otros problemas naturales; pero, en los tiempos que vienen empezaremos a saber lo que es humanismo, lo que podemos hacer, de que estamos hechos, cual es nuestra realidad y descubrir nuestra ambivalencia porque cada valor comporta lo contrario dentro de la razón y de nuestra locura ya que somos fabricantes de herramientas y mitos persiguiendo un interés material para gozar o simplemente vivir la vida.    

Vivíamos con una tendencia negativa no solo por la crisis económica, sufríamos una crisis moral y cultural compleja e incierta rematada por un terremoto doloroso y dramático cuya paradoja es, la enorme importancia de reconocernos, aceptarnos y unirnos con voluntades respetadas.

Los ecuatorianos sabemos que la politiquería afecto nuestra historia, sabemos que los ofrecimientos de los políticos no son nada seguro pero debemos vivir con eso y lo improbable tenemos que construirlo nosotros, el pueblo, para tener certeza que esta unión y solidaridad que está demostrando por el terremoto sea una unión para construir otro país, el país que queremos porque no hay fuerza más poderosa para el cambio de las sociedades que la firme voluntad de las personas en la solidaridad mutua.

En estos momentos necesitamos esperanza y la forma más alta de esperanza es superar la desesperación y lo estamos consiguiendo con el trabajo profesional, solidario de los bomberos, militares, policías, rescatistas, voluntarios y por la actitud de la secretaria de gestión y riesgos del gobierno también por la gestión del vicepresidente Jorge Glas, encargado del país ya que el presidente Correa se encontraba fuera. Las decisiones políticas tomadas por el Sr. Glas, estados de emergencia y excepción inmediatamente después del terremoto pusieron algo de orden en la nación.

Manabí es la provincia más desbastada por el terremoto, Esmeraldas, los Ríos, Guayas, Santa Elena, Los Tsáchilas, son las provincias declaradas en emergencia por el alto número de infraestructura destruida, casas y edificios derribados con personas adentro.

En una sociedad como la nuestra las razones para solidarizarse son muchas pero sería deshonesto de mi parte hacer creer que la solidaridad bastara para mejorar la situación de Ecuador, claro que, la solidaridad y la unión son el primer paso.

El segundo paso será despertar, tomar conciencia, salir de la indiferencia resignada tipo desanimo, abandonar de una vez por todas el conformismo, la viveza criolla, la impuntualidad, la especulación, el individualismo para pensar que no solo hay que resistir hay que luchar contra lo que nos revuelve el estómago y esto solo es una etapa en el pensamiento, una señal de alarma que nos impulse a construir otro futuro.

Este artículo fue escrito un día después del terremoto producido a las 19:00 horas del sábado 16 de abril; se conoció por medio de la TV la devastación producida en ciudades y pueblos de la provincia de Manabí. Rescatar a los vivos de las ruinas es prioritario sin embargo hay miles de personas que lo perdieron todo y…la situación del país no está para entregar viviendas a las familias que las perdieron, los emprendimientos también son difíciles porque la banca suspendió los créditos porque no hay consumo, producción, liquidez, etc.

Estamos en una recesión económica, el desempleo en los últimos meses subió al 5.7% y cada vez es más difícil para nuestro gobierno acceder a nuevos créditos. La deuda pública se sitúa en más de 34.000 millones de dólares y nuestro PIB se redujo de 110.000 a 94.000 millones de dólares en el último año entre otros factores económicos que nos empujan a aceptar que estamos en una recesión no en un bache económico como afirma el gobierno.

En estos precisos momentos el único dinero disponible está en la banca privada sin respaldo en el Banco Central, la pregunta es ¿tomara el gobierno ese dinero para los damnificados? ¿Y, el resto de la gente? Amanecerá y veremos.

Esta catástrofe natural nos enseña que algo de ahorro para la temporada de vacas flacas, es un asunto de sentido común también.

Este susto, sobresalto, deben empujarnos a otros sentimientos como el de la confianza en nuestra evolución como pueblo, nunca debemos subestimar nuestra capacidad para reorganizar el país y para reorganizar nuestra conciencia y poder realizar grandes tareas justas e importantes como el compromiso coronado por el éxito.

¡Tenemos que volver a empezar, solo el pueblo unido puede hacerlo, emulemos a esos pueblos devastados por las guerras mundiales! Los ecuatorianos si podemos lograrlo, adelante hermanos, demostrémonos y demostremos al mundo que, “si se puede”.        

Con el terremoto debe culminar una etapa de nuestra existencia como Republica, un momento poco eficaz para impulsar otros métodos más confiables y oportunos a las circunstancias para evolucionar a otras etapas culturales y políticas, no niego que esto sea difícil de aceptar de ahí mi tristeza. Mi tristeza es porque mis artículos poco logran expresar la necesidad de un cambio pero ya, no logro transformar mis palabras en una realidad de cambio.

Mis artículos aún son ineficaces no tienen efectos decisivos, el paso de las letras a la realidad es muy arduo sobre todo para alguien a quien le importa en primer lugar el pueblo por tanto estoy obligado a decirme y a decirles que no es suficiente lanzar mensajes de esperanza y confianza hay que indignarse, criticar, opinar diferente e ir contra el sistema sectarista, mediocre, oportunista y corrupto.

Las mujeres y hombres tenemos que ser valientes para luego de superar esta crisis no nos amedrentemos ante las dificultades económicas y políticas que debemos superar con el voto en el 2017, pero hagámoslo bien, es nuestra oportunidad participativa si queremos hacer real los valores que queremos para nuestros hijos, valores que con conciencia deben importarnos como pueblo unido, guerrero y pujante.
       
Raúl Crespo.

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