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Notícies :: guerra
Análisis por el Dr. Mustafa Barghouti secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina
01 ago 2003
" Si nosotros podemos combinar el movimiento de solidaridad internacional y nuestra propia resistencia nacional, nosotros generaremos una fuerza comparable a la que luchó contra el apartheid en Sudáfrica."
¿Un lugar para nuestro sueño?: Análisis por el Dr. Mustafa Barghouti

- El Observatorio de Palestina ¿Un lugar para nuestro sueño? Mustafa Barghouti Al-Ahram
10-16 julio, 2003,

A menos que puedan trabajar en dirección a alguna forma de liderazgo colectivo democrático, los palestinos pueden perder algo más que únicamente su tierra, sostiene Mustafa Barghouti *


Tal como las discusiones sobre la Hoja de Ruta continúan, el pueblo palestino esta sujeto a nuevas formas de horror sin precedentes, nosotros podemos encontrar útil dejar a un lado los detalles de ese horror por un momento, y esbozar una apreciación global general de nuestra situación.
El proceso de Oslo produjo una tregua que duró siete años. Pero fue, con algunas excepciones, una tregua unilateral, la cual observaron ampliamente los palestinos, mientras que los israelíes continuaron sus ataques a nuestros intereses y territorio, arruinando así las perspectivas de paz.
Este ataque se llevó a cabo en tres niveles.
Primeramente, desde el asesinato de Rabin, Israel ha sido gobernado por la derecha. Bien es cierto que estuvo Barak en el intervalo entre Netanyahu y Sharon; pero una vez en poder, Barak siguió políticas que estaban totalmente en línea con los intereses derechistas. En particular, él minó la legitimidad de la Autoridad Palestina (AP) extendiendo el mito que era la AP la que había rechazado la "generosa" oferta política que él les había hecho, porque estaba determinada a destruir Israel. Esta leyenda alimentó el ímpetu adquirido por el sionismo derechista cuando buscó bloquear la creación de un estado palestino independiente.

Segundo: bajo Oslo, la construcción de asentamientos continuó de forma constante. Desde la firma de los acuerdos, se han creado más de 100 nuevos asentamientos, y el número de colonos israelíes en los territorios ocupados se ha duplicado. Esto no fue la expansión "orgánica " espontánea. Era el resultado de un deliberado y programado esfuerzo por cambiar el status quo a una magnitud sin precedentes en los anteriores 27 años de ocupación. De hecho, el único periodo durante el que la construcción de asentamientos significativamente se ralentizó fue el que precedió inmediatamente a la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, a continuación de la insurrección popular de la Intifada de 1987.

La expansión de los asentamientos después del 93 fue un proceso elaborado. No sólo fueron los asentamientos en si mismo, a menudo a gran escala, sino que necesitaron una red intrincada de carreteras para unirlos unos a otros y a Israel. El objetivo no era crear casas para una población israelí en expansión, sino cambiar la geografía económica y política de los territorios ocupados. A través de las actividades de los asentamientos, Israel ha buscado transformar Cisjordania en un territorio étnicamente israelí en el que los pueblos y ciudades palestinas no sean nada más que puestos aislados.
Entre 1967 y 1993, Israel había intentado alterar la realidad sobre el terreno, principalmente en Jerusalén. Durante la tregua de Oslo, buscaron transformar el carácter geográfico de los territorios ocupados en su conjunto para exigir estas tierras para ellos. Aunque esto no es nada nuevo, ya que es lo que, exactamente, Israel ya había hecho en el Galilea, el Negev, y Jaffa, donde tuvo éxito cambiando la demografía. En los territorios ocupados, sin embargo, a Israel se le presentó un problema más complejo, porque los palestinos se habían quedado allí, en su tierra.

Desde 1967, las demandas palestinas han disminuido progresivamente, mientras que las hechas por los israelíes han aumentado continuamente. Los palestinos fueron preparados aceptar no más del 22 por ciento de la Palestina histórica, en lugar del 45 por ciento que se les concedió bajo la resolución de partición de la ONU . A continuación de los Acuerdos de Oslo la ilusión que podría haber una solución de dos estados basados en las fronteras de 1967 se Evaporó. Las negociaciones subsiguientes se centraron esencialmente en cómo la propia Cisjordania debía ser dividida entre los dos lados. En este sentido, las propuestas de Barak bajo los Acuerdos de Oslo no eran substancialmente diferentes de aquéllas ahora hechas por Sharon.
Hay un tercer factor también. La destrucción sistemática de la Autoridad Palestina ha minado fatalmente su habilidad para construir sus estructuras y moverse hacia la creación de un estado independiente. Israel se ha aprovechado de la fragmentación del mundo árabe y de la complicada situación internacional a su vez, al reformular su conflicto, no sólo con los palestinos , sino en toda la región.

Con este fin, Israel ha permanecido firmemente comprometido con tres reglas básicas (magistralmente descritas y documentadas por Raja Shehadah):
1. A ninguna entidad palestina debe permitirse controlar sus fronteras con cualquier otro estado. Cualquier entidad palestina futura debe ser, en efecto, "sin fronteras "--por siempre rodeada, ya sea a través de medidas temporales o permanentes, por población y ejército israelí.
2. Cualquiera poder de la entidad palestina o autorregulación del gobierno tendrá que permanecer funcional, no soberana.
3. Ningún convenio o acuerdo concluido con los palestinos o árabes (y aquí, Oslo es un caso en este punto) debe permitir impedir la capacidad de Israel para cambiar el status quo y crear nuevos hechos sobre el terreno en los territorios ocupados.

Para lograr estos objetivos, Israel se ha aprovechado de la falta de un acercamiento estratégico cohesionado por parte de los palestinos y de los negociadores árabes. Israel siempre ha sido favorable a las soluciones parciales y de transición, mientras ha ido desarrollando un tejido de leyes y decretos del ejército que le han permitido construir carreteras, crear asentamientos, y dar fuerza a los castigos colectivos a los palestinos.
Después de la erupción de la segunda Intifada, Israel empezó también a usar los medios de comunicación mundiales más eficazmente para cambiar percepciones internacionales de las realidades históricas actuales de su conflicto con los palestinos. Su objetivo principal no sólo era negar los derechos de los refugiados, sino tergiversar la interpretación de estos derechos--tanto así que, cualquiera que exigiera tales derechos se le acusará de querer destruir Israel. En el curso de esta campaña, los territorios ocupados se han retratado como "territorios disputados", la Intifada se reinventó como un conflicto militar entre dos fuerzas iguales, y la palabra "ocupación" se eliminó del vocabulario. Sharon parece verse así mismo como el hombre llamado a terminar el trabajo que Ben Gurion empezó en 1948.

¿Siendo este el caso, por qué alguien puede molestarse, en absoluto, con la Hoja de Ruta? ¿Por qué ha aceptado el propio Sharon, aparentemente la idea de un estado palestino? ¿Y por qué no se anexiona Israel todos los territorios ocupados, como se ha anexado Jerusalén y el Golán?

EL PROBLEMA DEMOGR�FICO: La primera razón para la vacilación de Israel para anexionarse los territorios es cuantitativa. A pesar de todos sus esfuerzos, Israel no ha encontrado todavía una solución a problema demográfico planteado por los palestinos, habiendo aprendido la dura lección de 1948, esos palestinos que todavía se mantienen en su tierra y que se han negado a salir. El mero hecho de su presencia en estas áreas es el mayor logro de la lucha palestina. Y esta presencia no es sólo un logro numérico, como fue antes de 1967. Hoy, la presencia palestina es dinámica, consciente, y comprometida con la resistencia. Su existencia continuada es costosa para Israel; de hecho, de muchas maneras, Israel es absolutamente incapaz de correr con el costo de la ocupación.

La opinión pública israelí es excesivamente sensible con el costo de la ocupación en términos de vidas humanas. Es más, la sociedad israelí y su economía simplemente no pueden sostener durante mucho tiempo una confrontación abierta. Esto es por lo qué Israel buscó con tanto ahínco detener la primera y la segunda intifada.

El derrumbamiento de la economía israelí bajo las presiones generadas por la Intifada está claro para todo el que lo quiera ver. Hoy, Israel está sufriendo el peor retroceso en su historia, acompañada por los niveles más altos de desempleo y evasión de capital que el país haya visto nunca. Las pérdidas de Israel desde el principio de la Intifada se estiman en 23 mil millones de dólares. La renta per cápita ha caído un 12 por ciento.

Israel también es muy sensible a la opinión pública mundial. Los israelíes son conscientes de que, aun cuando ellos se las han arreglado para mantener el apoyo de los EE.UU., están sufriendo una pérdida dramática de credibilidad en todo el resto del mundo. El apoyo público en Europa se ha derrumbado. La normalización árabe con Israel cojea. Los movimientos internacionales de solidaridad están brotando, algunos incluso están proporcionando a los palestinos protección directa mediante organizaciones en red. A pesar de las protestas de Israel, el movimiento de solidaridad palestino se ha unido a las fuerzas antiglobalización de las campañas mundiales, y ambas se están fortaleciendo mutuamente. Israel está perdiendo el apoyo del parlamento europeo, e incluso el parlamento británico está derivando lejos de ellos.

Hoy, la liberación palestina se ha vuelto la causa de liberación nacional más importante del mundo. Incluso la actitud deplorable hacia el problema palestino que todavía prevalece en los Estados Unidos, gracias a la hegemonía del lobby en pro de Israel, es reversible. Sí los palestinos que viven en los Estados Unidos pudieran tener éxito, incluso durante un corto Tiempo, superando sus divisiones, venciendo sus miedos, y unidos en un lobby fundado por sus compatriotas más prósperos, las cosas podrían cambiar. Es notable que, a pesar del desequilibrio actual de poder, el Presidente George W Bush ha sido incapaz de barrer a un lado las dos condiciones básicas para cualquier solución viable: el establecimiento de un estado palestino independiente y democrático, y la terminación de la ocupación de 1967. Ni siquiera él podrá ignorar cualquiera de estas condiciones en el futuro, a menos que algún partido palestino o árabe le proporcione una excusa para hacerlo.

Israel también se enfrenta a obstáculos más inmediatos y concretos que la anexión simple y pura. Para decirlo con claridad, no hay ninguna manera militar de acabar con la Intifada y con la lucha palestina. Israel ha probado la solución militar, más de una vez, y esos esfuerzos siempre han fallado.
No sólo eso, sino que es imposible conseguir que los habitantes de los territorios ocupados abandonen sus casas -- el infame "transfer" sobre el que Sharon tanto ha fantaseado. La última oportunidad para Israel de llevar a cabo semejante "transfer" fue durante la reciente guerra en Irak, pero incluso entonces, ningún esfuerzo podría haberse hecho. Hay límites de lo qué la fuerza puede lograr, incluso cuando esa fuerza es abrumadora.

Por tanto, si no puede resolver sus problemas anexionándose los territorios, ¿qué es lo que necesita hacer el gobierno de Israel?.
Por exponerlo sencillamente: quiere una nueva tregua--un segundo Oslo que le dé el tiempo para trinchar lo que queda de los territorios palestinos ocupados y romper los restos del movimiento nacional palestino. El gobierno israelí quiere un nuevo periodo de alto el fuego - tan largo que sólo obligue a los palestinos. Quieren algo parecido a la paz, no la paz real. Ellos quieren que los palestinos acepten el status quo, en la esperanza de que, debilitados por divisiones y agotados por las dificultades diarias y económicas, a la larga simplemente abandonemos.

Así es cómo la idea de un estado interino, o un estado con fronteras provisionales, ha de llegar. Y esto es por lo qué Israel pone objeciones a la Hoja de Ruta -- aún cuando se manifiesta por un estado interino--porque la Hoja de Ruta implica una congelación de los asentamientos durante su primera fase.

Como palestinos, necesitamos aprender de nuestros errores. Los acuerdos de Oslo, respaldados por EE.UU. y otros garantes internacionales, requerían el repliegue del ejército israelí y su evacuación en 1999 de todas las áreas en Cisjordania y Gaza, con la excepción de las áreas fronterizas, los asentamientos y Jerusalén. Esto significaba que Israel debía entonces haberse retirado del 90 por ciento de Cisjordania y Gaza, a cambio del aplazamiento de los problemas de los refugiados, Jerusalén y de las fronteras. Estos últimos problemas se resolverían entonces a través de negociaciones debiendo estas haber sido completadas el mismo año. Nada de esto sucedió. A partir de septiembre del 2000, Israel tan solo se ha retirado del 18 por el ciento del territorio, ni tan solo ha negociado, ni siquiera planteado, las cuestiones de Jerusalén, los refugiados y los asentamientos. Lo único que ha hecho progresos durante este tiempo han sido los asentamientos y su red de carreteras cuya presencia creció, junto con el ejército y sus bloqueos de carreteras. Así pues, ¿ por qué continúa Israel proponiendo un estado interino, si no hay ninguna intención de preparar uno definitivo en la vida?

Es posible discernir varias razones detrás de esta conducta aparentemente incoherente. Para empezar, un estado interino permite a los israelíes posponer una vez más indefinidamente toda discusión de esas materias esenciales como son las fronteras, los refugiados, los asentamientos y Jerusalén. Su esperanza, por supuesto, es que con el tiempo estas materias se vuelvan imposibles de resolver, y por tanto que la búsqueda de una solución pueda simplemente ser abandonada.

Un estado interino también es muy útil a ellos que se esfuerzan en reformular el conflicto palestino-israelí ignorando los derechos básicos de los palestinos. El objetivo aquí es encontrar una solución que relevará Israel de la carga demográfica de la anexión, mientras que les permitirá seguir adelante y anexionarse la mayoría del territorio. Eso es por lo qué están proponiendo un estado en el 42 por ciento de los territorios: por que esto reduciría eficazmente el estado palestino "independiente" a una colección de enclaves geográficamente desconexos, a un "estado" qué no tendría ni soberanía " ni fronteras. A los palestinos se les permitiría vivir en guetos.
Puede haber un sistema que autoriza a los habitantes para gobernarse--e incluso perseguirse --. Pueden permitirles tener responsabilidades por su comida, por su salud, y su economía. Pero no tendrán ninguna soberanía sobre su tierra, y ninguna perspectiva de transformar sus guetos en un estado viable.

Los palestinos están acomodándose gradualmente a este destino terrible, a sorbos es la manera con que se hace que alguien beba una medicina amarga, con el pretexto que esta situación sólo es "temporal." Pero como hemos visto con Oslo, lo temporal pronto se volverá permanente; habrá siempre pretextos para la falta de progreso, y nunca se presentarán los problemas de Jerusalén y los refugiados como materias para la negociación, sino como obstáculos insuperables.

Ahora mismo, Sharon está pidiéndole a los palestinos que abandonen el derecho de retorno de los refugiados y que declaren el fin del conflicto. A cambio, les está ofreciendo únicamente unos abigarrados guetos para vivir. La solución de Sharon es la judaización y anexión de la mayoría de Cisjordania y Gaza y les está pidiendo a los palestinos que hagan concesiones históricas para permitir que esto ocurra. Él quiere que los palestinos renuncien a sus derechos para que puedan vivir en esclavitud permanente bajo el peor sistema de apartheid racista en la historia. En cuanto a la Hoja de Ruta, Sharon quiere seleccionar los elementos que le satisfacen y tachar los que no le gusta. Por eso es por lo qué él está haciendo 100 alteraciones al texto, bajo 15 reservas. Quiere detener la lucha palestina, mientras que se niega a congelar los asentamientos. Pretende revocar el derecho de retorno, mientras rechaza discutir sobre Jerusalén.

Los mapas impresos aquí muestran cómo Sharon es simplemente otro eslabón en la cadena Sionista. Los mapas muestran cómo las fronteras del estado palestino putativo siguen encogiéndose, hasta, finalmente, una pared que consagra la segregación racial se construye y los territorios ocupados están rotos en parcelas diminutas. El dispositivo de partición de 1947 daba a los palestinos el 45 por ciento del territorio, mientras que la solución de los dos estados basada en las fronteras de 1967 les había dado 22 por ciento del territorio. La propuesta de Sharon les daría no más del nueve por ciento. Las ilustraciones hablan por sí mismas; pero lo que realmente importa es la tendencia subyacente.

Considerando que los palestinos han perdido más tierra con cada confrontación, su resistencia ha crecido. Ellos se han negado a abandonar, su número ha continuado aumentando, y se han comprometido a una vida de lucha, a fortalecer sus estructuras institucionales, a reforzar el conocimiento de su nación, de sus derechos, y a reunir apoyo internacional. A través de todo esto, como un hilo conductor, corre el hecho que el factor humano es el más valioso bien que tenemos trabajando para nosotros.

En el pasado, nosotros empleamos, y algunas veces agotamos, nuestros recursos humanos domésticos. Incluso fallamos, particularmente desde Oslo, en organizar y emplear el potencial humano de los palestinos que viven en el extranjero. Lograr esto es uno de los objetivos centrales que la Iniciativa Democrática Nacional Palestina, lanzó en junio del 2002.

La Hoja de Ruta está condenada porque Sharon quiere que fracase y porque los Estados Unidos no están todavía en disposición de presionarle para que la acepte. El escenario más probable es que la Hoja de Ruta se alterará para acomodarla a las reservas de Sharon. Esto pondrá al pueblo palestino en una situación de peligro sin precedentes. Porque el conflicto ya no será un conflicto sobre el porcentaje de tierra que nos permiten tener, sino sobre nuestro derecho para sobrevivir como una nación con una causa para vivir y una identidad que mantener.

Es esencial no permitir que la actual lucha sea desviada o reducida al punto de vista de Israel. El conflicto entre los palestinos y la ocupación israelí no es una disputa entre dos partes iguales; no es un desacuerdo sobre una transacción de un estado real. Uno no puede igualar a los oprimidos con el opresor, o los ocupantes con los que viven bajo la ocupación.
La lucha palestina, es la lucha de una nación privada de libertad, independencia y patria durante 55 años, y sujeta a la ocupación durante 36 años. Es la lucha de una nación que busca ejercer su derecho a la libre determinación--un derecho que normalmente es ejercido por todas las naciones, incluidos los israelíes.

Los palestinos están esforzándose para una patria que sea libre, soberana e independiente, donde las personas pueden vivir en la libertad y con dignidad, sin persecución o racismo. Nosotros queremos un hogar donde la ley sea defendida y los ciudadanos pueden dirigir completamente sus vidas. La parte que está amenazada en el conflicto actual no es Israel que tiene el cuarto arsenal más grande del mundo, la acumulación mayor de armas de destrucción masiva en la región, y uno de los ejércitos más poderosos del mundo. La parte amenazada es el pueblo palestino. No descansaremos hasta que tengamos un estado libre e independiente, en el que nosotros disfrutemos una soberanía genuina y plena, así como de una verdadera paz duradera.

Todos los palestinos necesitan identificar la verdadera naturaleza del conflicto, para remodelar el conocimiento colectivo de nuestra nación. Es igualmente importante que fortalezcamos nuestro compromiso con la democracia interior, como un requisito previo para transformar nuestra visión común en una acción común y para hacer del pueblo palestino tanto en el interior como en el extranjero, una fuerza con la que se tenga que contar.

EL CAMINO POR DELANTE: Ante los planes de Sharon, y en particular su plan para resolver el problema demográfico Palestino por un sistema de "guetos" y apartheid, necesitamos desplegar completamente los cinco métodos fundamentales que tenemos a nuestra disposición.

1 - Un liderazgo nacional unido
El primer paso es formar una dirección nacional unida que actúe en un marco para organizar la participación colectiva y definir nuestra estrategia de resistencia nacional, y guiar las diferentes formas de lucha y acción política, incluidas las negociaciones. El trecho que actualmente existe entre la Autoridad Palestina y el movimiento de liberación nacional tiene dos posibles resultados: puede causar una brecha catastrófica, o puede resolverse a través de la fusión de los dos lados en una dirección nacional unificada. Por supuesto, la situación actual también puede continuar simplemente como está. Pero mientras esto último puede evitar una brecha, al mismo tiempo que impedirá a la nación convertir sus sacrificios y constancia en logros concretos. El palestino no es el único pueblo que tiene diferencias dentro de sus filas. La única manera de resolverse estas diferencias es mediante elecciones democráticas. Tenemos que aceptar el punto de vista de la mayoría, mientras afirmamos el derecho de la minoría para continuar trabajando y expresando sus opiniones.

Si permitimos simplemente que la situación actual continúe, las circunstancias idóneas para celebrar unas elecciones nunca surgirán, y nunca habrá el ímpetu espontáneo en esa dirección. Lo que necesitamos es la acción puntual para formar una dirección unificada provisional – una dirección que puede proporcionar una pizca de coordinación y reconciliación, y ofrecer a nuestro pueblo la visión, el liderazgo, y la guía que ha faltado durante mucho tiempo a nuestro pueblo. Una dirección unificada es más que una simple reunión de los representantes de varias facciones. Estas facciones ya están representadas en muchas estructuras existentes --el Comité Ejecutivo, El Comité Coordinador de Facciones, y los diversos organismos de la Intifada. La dirección unificada debe ser un cuerpo ejecutivo, comprendido por los representantes de todas las fuerzas políticas, junto con representantes de la sociedad civil y personalidades públicas. Para ser eficaz, debe tener el poder para decidir la acción política futura, incluidas las posiciones en la negociación. Esta dirección debe ser autorizada para decidir las formas y tácticas de la lucha en cada fase.

Esta propuesta puede parecer extemporánea. Algunos se preguntarán cómo los movimientos islámicos, la Autoridad Palestina, y los demócratas pudieran nunca estar de acuerdo negociando posiciones comunes. La respuesta, sin embargo, simplemente es que esto es lo que tienen que hacer, si procuran el bien común para su pueblo más que sus propios intereses partidistas. De todos modos, lo que está proponiéndose simplemente es una dirección provisional que no impediría a ninguna parte defender su propio programa final ante la población en las próximas elecciones. El éxito de esta fórmula, sin embargo, requerirá un acuerdo general en dos materias: esas elecciones deben ser completamente libres( de todas formas de fraude nosotros dimos testimonio en las elecciones anteriores) y que todas las facciones deben comprometerse a las reglas del juego democrático, deben aceptar la decisión de la mayoría, y entender las ventajas de una política plural y la alternancia en el poder de
una manera pacífica.

Hamas y la AP han tenido reservas en el pasado. Ahora mismo, el problema es que Hamas y la AP, o parte de la AP, todavía albergan dudas.
Algunos líderes de la AP quieren la unidad, pero no están preparados para involucrar a otros en decisiones políticas. Quieren apoyo sin responsabilidad, legitimidad sin elecciones periódicas, y el derecho para negociar en nombre de la nación sin el pueblo dándole un mandato claro a través de los medios democráticos. Todas estas actitudes deben acabar, y ser reemplazadas por los principios de participación y compromiso. Al final, un mandato electoral democrático se necesita para mantener una credibilidad sólida para cualquier negociador palestino. Semejante mandato restauraría el equilibrio a las negociaciones que se han inclinado hacía un solo lado hasta ahora. Sharon puede negociar con apoyo aplastante de un Knesset elegido, mientras que Abu Mazen, como Yasser Arafat antes que él, sólo pueden contar con un gobierno minoritario que representa no más de un quinto de la población Palestina, y apoyado por un Consejo Legislativo cuyo mandato electoral, basado solo en una sección del pueblo palestino, expiró en 1999.

El Presidente Arafat, con todo su peso político y a pesar del hecho de que fue elegido democráticamente, tendría que remontarse a los Consejos Nacionales y Centrales para afianzar el respaldo político para sus decisiones.
Abu Mazen está en una posición aun más débil. Él no ha sido elegido para su cargo actual y le falta la estatura de Arafat dentro de Fatah o de la OLP. Más que cualquier gobierno anterior de la AP, Abu Mazen necesita una dirección nacional unificada para apoyarlo, hasta que puedan celebrarse elecciones. Y nadie debería permitirse aplazar la celebración de elecciones.
Por otra parte, el gobierno nunca logrará la legitimidad que necesita para dirigir las negociaciones. En cambio, tendrá que renegociar cada decisión separadamente con las diferentes facciones, un proceso que sería injustificable en principio, como insostenible en la práctica.

Hay cuatro cosas que la población palestina necesita hacer en esta coyuntura: (a) preservar nuestra unidad nacional y no permite a nadie desafiar la integridad de nuestra visión; (b) superar los intentos de sembrar la división en nuestras filas; (c) nutrir nuestra legitimidad nacional y capacidad independiente de decisión en un momento cuando incluso las naciones poderosas parecen incapaces de hacerlo; y (d) introducir verdaderas reformas internas que limpien el liderazgo de acusaciones de ineficacia y malversación. En el nivel político, necesitamos liberar nuestro sistema
político de las restricciones anticuadas, abrir el sistema la plena participación, particularmente de mujeres y jóvenes, redistribuir los recursos de manera que se apoye la lealtad de los menos favorecidos y su capacidad de permanecer en su patria, y dar energía a nuestros recursos humanos--la fuente principal de nuestro vigor--en la forma más amplia posible.

Nosotros necesitamos, por tanto una dirección nacional unificada como una estructura temporal que se disolverá una vez las elecciones hayan tenido lugar. La lucha, tanto a través de los cauces diplomáticos como través de otros medios políticos, no puede ser dirigida por personas divididas por choques de intereses, o a través de decisiones tomadas por una minoría que es contestada fuertemente por la mayoría. Nosotros tampoco podemos permitirnos el lujo de confundir al mundo, y sobre todo a nuestros amigos, con conflictivos mensajes y retórica.

2 - Elecciones libres
Los palestinos están facultados para unas elecciones libres y democráticas, facilitadas por una presencia internacional que reemplazaría las fuerzas israelíes. Deben permitirnos elegir a las personas en quienes nosotros confiamos para negociar todos los aspectos de la solución final. Éste es el único rumbo de la acción que puede acabar con la marginación del pueblo palestino y puede permitirnos tomar una parte activa par conformar nuestro propio futuro.

Las elecciones fortalecerían la resistencia civil y fortificarían el aparato de un estado independiente. No serían difíciles de organizar. De hecho, las elecciones figuran en la Hoja de Ruta, un comité independiente ya se ha formado para dirigirlas, y un fondo europeo se ha destinado. Las elecciones son la única manera con que nosotros podemos acabar con el desequilibrio actual entre las demandas israelíes y palestinas. ¿Cuántas veces ha sucumbido la comunidad internacional a la manipulación usada por Israel de que es un estado democrático mientras que Palestina no lo es? Las demandas palestinas tienen que ser respaldadas por la participación pública en el proceso democrático. Las elecciones establecerían la responsabilidad para cada funcionario público palestino, representante parlamentario, y negociador.

Es difícil imaginar que el aparato del estado palestino pueda ser creado sin celebrar primero elecciones municipales, al Consejo Legislativo, y a la presidencia. Todo esto son cuestiones urgentes. No se han celebrado elecciones municipales desde 1976. El mandato del Consejo Legislativo expiró en 1999, y como resultado le falta tanto la autoridad política como moral para ratificar cualquier acuerdo acerca de la solución de paz final.
El Consejo Nacional Palestino que es supuestamente la fuente principal de legitimidad para la OLP ha sido consultivo durante una década, y no se espera que celebre elecciones pronto. En términos prácticos, la mayoría de sus poderes ya se han sido sustraídos de él. Esto es verdad también para la mayoría de los otros cuerpos de la OLP cuyos poderes han sido subsumidos dentro de la AP. Como resultado, la vida democrática dentro del la OLP simplemente ha venido a una parada.

Una vez la democracia haya sido reavivada, los palestinos tendrán un argumento poderoso con el que traer a la realidad la demanda de Israel que es el único país democrático en una región poblada por bárbaros, y esa opresión y terror del ejército son, por consiguiente, necesarios para proteger su democracia. La implicación del amplio movimiento democrático en las elecciones también refutaría la demanda israelita que los palestinos son gobernantes despóticos o los fundamentalistas fanáticos.

3 - El rechazo de soluciones parciales
Como palestinos, debemos resistirnos a todos los intentos por sabotear la esencia de nuestra independencia nacional. En particular, debemos negarnos a ser arrastrados en el túnel oscuro y largo de "soluciones" parciales y de transición. En cambio, debemos insistir en el establecimiento de un estado independiente con soberanía plena, que tenga mandato real sobre sus fronteras, sus recursos naturales y sus reservas de agua. Nosotros debemos considerar, por consiguiente, con cautela cualquier fase definida como un "estado interino" o un estado con fronteras provisionales. Debemos insistir que todos los problemas relacionados con la paz final sean dirigidos y resueltos: asentamientos, fronteras, Jerusalén, y los refugiados.
En el léxico de Israel, medios "temporales" significan " permanentes." Sólo deben usarse medidas verdaderamente temporales para aliviar la presión y devolver la crisis al marco, como pasó bajo Oslo. Lo que se necesita es una posición colectiva que rechaza soluciones parciales y de transición e insiste que cualquier solución debe incluir los cuatro problemas centrales: refugiados, fronteras, Jerusalén, y asentamientos. La única solución real es la creación de un estado independiente, democrático con soberanía auténtica y control sobre sus fronteras, territorio, espacio aéreo y recursos naturales.

Los palestinos tienen el derecho y la facultad de resistirse a la idea de un estado interino. Yo no he encontrado a un solo emisario, europeo o americano que estuviera entusiasmado o incluso ligeramente esperanzado en un estado interino. Eso es porque la idea es simplemente, y por sí misma evidentemente, insostenible. Si figura para algo en la Hoja de Ruta, sólo puede ser porque se adoptó bajo presión israelí. En contestación a este tipo de chantaje, nosotros debemos insistir en un estado palestino totalmente soberano.
En otras palabras, nosotros debemos insistir en una paz real duradera, paz para acabar con el sufrimiento de ambos pueblos.

4 - El apoyo para la eliminación de franquicias
La Iniciativa Nacional Palestina ha hecho un llamamiento para revitalizar los potenciales del pueblo palestino y para el despliegue de este potencial en la lucha para la liberación y la independencia. Para hacer esto, debemos mantener el apoyo suficiente para el trabajo y eliminación de franquicias en secciones de la población en los territorios ocupados. Y debemos encontrar una manera de reunir a los palestinos del exterior a la causa, restaurando los lazos entre ellos y el resto de la nación. Esto puede hacerse a través del reavivamiento del proyecto nacional y de las diversas formas de lucha civil y pública contra la ocupación.

Un alto el fuego y cese de las operaciones militares, si es así, al final, libraría a la Intifada de sus asociaciones militares, reafirmaría la integridad moral de la causa nacional palestina, y abriría la puerta grande a las masas en el compromiso de unas formas más amplias de lucha civil. El cese el fuego no significa acabar con la lucha de forma alguna, y las negociaciones por venir deben reflejar el curso que esa lucha tomará, particularmente desde lo más reciente y prometedor, no sólo es continuar sino escalar. Uno ya puede darse cuenta de cómo se desarrollará la lucha, observando los planes de Israel para nuevos asentamientos y para la judaización extensa de Jerusalén. La negativa de Sharon para negociar sobre Jerusalén y los
refugiados son un caso en este punto.

5 - Reunir solidaridad internacional
Nosotros necesitamos reunir el apoyo del creciente movimiento de solidaridad internacional. Un día, la historia recordará quizás que el logro más importante de la intifada de Al-Aqsa fue reavivar el apoyo del movimiento de solidaridad internacional por el pueblo palestino que había menguado debido a nuestro fracaso en defender nuestros propios derechos eficazmente y la impresión falsa producida por Oslo que la paz se había logrado, cuando realmente las garras de la ocupación y de los asentamientos no habían dejado nunca de rasgar nuestra tierra palestina.
La creación de la campaña internacional de redes de organizaciones para proteger al pueblo palestino (GIPP) fue un paso inteligente hacia la reforma del movimiento de solidaridad internacional. Y ese movimiento de solidaridad puede extenderse todavía más allá. Junto con nuestro propio desafío público, es un baluarte importante para la lucha palestina. Si nosotros podemos combinar el movimiento de solidaridad internacional y nuestra propia resistencia nacional, nosotros generaremos una fuerza comparable a la que luchó contra el apartheid en Sudáfrica, Una fuerza capaz de exponer las malas consecuencias de la ocupación y de los asentamientos llevar al fin de la ocupación y el racismo los cuales nuestro pueblo ha sufrido mucho tiempo.

Si esto fuera logrado, mantendría al fin una vindicación parcial de nuestra población después de un siglo, sino siglos, de sufrimiento. Durante generaciones, no hemos conocido sino la norma extranjera, y hemos tenido que soportar persecución e injusticia. Durante siglos, nunca tuvimos una oportunidad para gobernarnos, determinar nuestro propio futuro, planear nuestras vidas, y vivir en libertad y orgullo. Todavía a pesar de esto, hemos podido superar nuestro sufrimiento, hemos desterrado nuestro sentido de victimismo, y lo hemos enfocado en la automejora y la educación. Ciencia, profesionalidad, y lucha nacional se han vuelto, para cada uno de nosotros, en una manera de rendirle homenaje a nuestra Palestina querida.

Los palestinos han ayudado a construir docenas de países y han apoyado los logros de movimientos de liberación nacionales. Ahora es el tiempo de tener nuestro propio estado y finalmente lograr la libertad que nos merecemos. Esto representaría un logro mayor, no sólo para los palestinos, sino para el resto de la humanidad y para la causa de la paz con justicia por todo el mundo. Sería un logro para los israelíes, también, porque ellos podrían finalmente ver el mundo en una completa nueva perspectiva, no sólo bajo los cañones de las armas y a través de los fuselajes de los helicópteros Apache. Los israelíes deben ser conscientes de que una nación que tiene que perseguir y ocupar a otras para sobrevivir no puede ella misma ser libre.


Los palestinos en todas partes necesitan tener fe en ellos y en su capacidad de lograr la libertad y la independencia. Esta fe nos ayudará a conservar la integridad moral de la lucha palestina y quedar libres de lo que pueda empañar esta integridad.

Que nosotros debemos confiar en nosotros mismos y debemos desarrollar nuestro propio potencial fue la lección que aprendimos de la experiencia dolorosa de la primera conferencia de Camp David en 1978. Cuanto más organicemos a nuestro pueblo, sociedad civil, y aparato oficial, más eficaces seremos en nuestra lucha.
Debemos vencer divisiones y abrazar la democracia como los medios de resolver todas nuestras diferencias. La diversidad debe volverse una fuente de vitalidad, no de división.

La Iniciativa Nacional Palestina puede abrir nuevos horizontes para el pueblo palestino y puede permitirnos reavivar nuestro potencial, consolidar nuestra decisión, dar energía a nuestra lucha, y lograr nuestra meta de un estado libre, pacífico, independiente, y democrático.
Tan difícil como parece, yo estoy totalmente seguro que hay un lugar para nuestro sueño; que hay un lugar para la paz y para Palestina.

* El autor es secretario general de la Iniciativa Nacional Palestina y presidente de los Comités de Ayuda Médica Palestina.
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