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Notícies :: criminalització i repressió
«Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
25 nov 2015
Cuando se defiende con mentiras
Una respuesta a «Cuando se señala la luna»

Como uno de las personas implicados en la redacción del texto «Otra crítica al insurreccionalismo», me parecía necesario responder al recien editado Cuando se señala la luna. Sólo voy a analizar las partes que se dirigen contra «Otra crítica». Los que no han leido el libro deberían saber que se trata de una pequeña parte de ello. El grueso es una respuesta a otros textos, por ejemplo Crítica a la ideología insurreccionalista, o una exposición de lo que representa, para sus autores, el método insurreccionalista.

Dejando a un lado sus intentos de contribuir al debate y la profundización de la teoria, hay que subrayar que los autores de Cuando se señala la luna escogieron una forma de criticar basada en la ridiculización y el desprecio. En cuanto trata a «Otra crítica» utilizan la tergiversación interesada, argumentos falsos, el insulto y los ataques personales. Utilizan tácticas discursivas que rompen con la solidaridad y con unas prácticas mínimas de seguridad.

Reconozco, también por experiencia personal, que todos somos capaces de cometer estupideces. Intentaré formular mi respuesta de una manera que abra un camino hacia la buena comunicación y la crítica solidaria. Queda claro que hay compañeros, a todos los lados de las falsas líneas identitarias, que nunca superarán sus egos y su arrogancia: cuanto antes se autoaislen, mejor. Pero hay muchos más que estamos intentando superar nuestras miserias personales, mejorar nuestras prácticas de lucha y mejorar el trato con compañeros que tienen visiones contrarias a las nuestras. Espero que los autores de Cuando se señala la luna y que yo también pertenezcamos a este último grupo. Si es así, la crítica no puede sino ayudar.

Como primer paso, es necesario reconocer que «Otra crítica al insurreccionalismo» cayó en muchos momentos en un tono de desprecio, hipérbole e incluso arrogancia. Asumo la responsibilidad para este error. Textos así contribuyen a la mala sangre y obstruyen la buena comunicación. Puede que sea dificil responder a una práctica marcada por su arrogancia (en este caso, lo que yo entiendo como una parte del insurreccionalismo barcelonés) sin contraatacar de alguna forma. No obstante, el actual despropósito demuestra que hacerlo es contraproducente. Intentaré no repetir este error, aunque no me imagino capaz de conseguir, precisamente, un tono de respeto cuando se trata de autores que no se frenan ante la mentira y el insulto.

Las críticas que dirigen contra «Otra crítica» son: que está mal redactado y dificil de entender; que nunca se aclara que es el insurreccionalismo de Barcelona; que evita citar a textos concretos; que se basa en el desconocimiento de la realidad local; que peca de una visión totalmente equivocada de las luchas en Italia, Grecia y Chile; que tiene una visión equivocada de la represión y afirma que la acción anarquista provoca la represión; que señala «directamente a personas o entornos concretos», ayudando a la policía en la represión; y que surge de las ansiedades de alguien que necesita publicar un mea culpa. Creo que no he dejado ninguna crítca sin mencionar.

1. Mal redactado y dificil de entender
No vamos a decir que nuestro texto fue bien redactado. Los lectores pueden hacer esta valoración por sí mismos. No dudamos que habían errores (¿con «redacción extraña» querían decir «redacción extranjera»?) pero no fue por falta de esfuerzo ni de seriedad. Si fue dificil para entender, no nos lo comentaron ninguna de la docena de personas que nos comunicaron sus valoraciones del texto, incluso personas que no estaban de acuerdo y nos expresaron varias críticas. Por lo tanto desconocemos si se trata de un ataque barato por parte de los autores o si simplemente tienen otros criterios para la comprensión de un texto. No obstante, queda claro que no hacen una lectura precisa de los textos que quieren machacar.

2. Nunca se aclara que es el insurreccionalismo en Barcelona
El intento, con «Otra crítica», fue de criticar un conjunto de prácticas. Es una empresa dificil y nos parece que en el entorno, no existe ningún modelo para este tipo de crítica. En realidad, no existen líneas claras entre una práctica y otra. Entre los anarquistas, gracias a nuestro anti-dogmatismo, no llevamos carnés que nos identifican como insus u otros. Tampoco queríamos hacer una crítica textual, como hacen Proletarios Internacionalistas. El porqué se explica en la introducción de «Otra crítica». Lo importante son las prácticas, y la escasa producción literaria de la corriente insurreccionalista en Barcelona en los últimos diez años o es totalmente panfletaria, o son traducciones, o tiene buena calidad pero no trata de valoraciones concretas de las luchas en Barcelona. Nunca fue el propósito engendrar un debate textual con artículos y publicaciones, porqué éstos no reflejaban la realidad de las prácticas a la calle.

¿Como se critica a una práctica, sin referir (por motivos de seguridad) a personas o eventos concretos? Repetidamente, nuestro texto subraya esta dificultad. Ya en la introducción (p.7), se dice:

«No es posible definirlo actualmente porque existe como respuesta a una coyuntura que ya no se da en el estado español. Está además influido por una gran participación de no autóctonos, como algunos de los presentes autores cuyo insurreccionalismo refleja la experiencia histórica de otros lugares»

«Dado que el insurreccionalismo no es una corriente precisamente definida y delimitada y que no vamos a referirnos a textos concretos, vemos posible que esta crítica se vuelva demasiado amplia y que personas que no reproducen los errores que criticamos aquí, o reproducen algunos errores pero otros no, se vean tachadas indebidamente. Lo dejamos a cada individuo decidir si las críticas les describen o no. Al final es responsabilidad de todos mejorar las prácticas de nuestro entorno. Es precisamente éste el propósito del texto.»

Los autores de Cuando se señala la luna no hacen caso de esta explicación ni ofrecen ninguna idea en cuanto a como criticar una práctica. Hacen lo fácil: disimulen, como si nuestro texto no acertara en nada, como si no se estuviera hablando de nada real.

Es curioso, porqué todas las personas con quienes he hablado acerca del texto o acerca de críticas que aparecen en el texto sabían identificar las prácticas críticadas. Aunque no estuvieran de acuerdo con una u otra parte del texto, todo el mundo reconocía que el autoaislamiento, las malas prácticas de seguridad, ciertas estrategias antirepresivas y las actitudes de arrogancia y ego eran problemas reales en el entorno anarquista en Barcelona.

Y los autores de Cuando se señala la luna no responden al contenido de ninguna de estas críticas. Dicen que la mayoría del texto habla de la represión, cuando se dedica una parte igual para hablar de la arrogancia y el autoaislamiento. De eso hacen caso omiso. Y no extraña que no mencionen la crítica a la arrogancia, porqué su texto huele a soberbia y ego dañado. Lo digo porqué creo que constituye un gran obstáculo para la comunicación solidaria.

Tampoco en el caso de la represión responden directamente al contenido de nuestra crítica.


3. ¿Que se evita citar?
Ya se ha explicado, aquí y en el original, el porqué no se centra en textos insurreccionalistas sino en las prácticas. Sin embargo, en la segunda edición de «Otra crítica», sí que se hace una crítica extensiva y muy concreta de A Corps Perdu no.3, . No la hacen ninguna mención. Siguen el patrón de evitar todo el contenido de nuestra crítica.


4. ¿Que se basa en el desconocimiento de la realidad local?
Como ya mencionamos, todas las otras personas con quienes hemos hablado de estas críticas reconocían que correspondían a la realidad de la lucha en Barcelona, aunque muchas no estaban de acuerdo con nuestras conclusiones.
    Concretamente, los autores de Cuando se señala la luna mencionan una afirmación que publicamos en «Otra crítica» de que la represión de septiembre 2003 representó una derrota para la lucha, de la cual no se aprendió nada. Reconozco que tal afirmación constituye un hipérbole impreciso. Muchas personas, probablemente todas las personas implicadas, aprendieron a través de este golpe represivo. Quiero rectificar, por si cualquier persona del entorno golpeado se sintió menospreciado por nuestro texto. Lo que más precisamente quería comunicar era que otras personas en el movimiento anarquista no aprendieron unas lecciones para mí fundamentales sobre la relación entre aislamiento y represión.
    No obstante, no estoy de acuerdo con los autores en su acusación de que nuestra afirmación proviene del desconocimiento de la realidad local. Como siempre, su punto de partida es el desprecio y arrogancia, y parece que no pueden hacer una crítica sin sugerir que su adversario es de un intelecte o experiencia inferior. Las personas que publicamos «Otra crítica» conocemos varias personas del entorno golpeado en 2003 y la valoración de que la represión constituyó una derrota para la lucha está generalizada.


5. ¿Que peca de una visión totalmente equivocada de las luchas en Italia, Grecia y Chile?
Aunque no es cierto que se salta de Barcelona a Italia «constantemente» (de hecho, se refiere al insurreccionalismo en Italia en dos partes del texto y procesos represivos en Italia en dos partes más), tengo que reconocer que en esto los autores tienen toda razón: los que ayudamos en la redacción del texto desconocemos la realidad de la lucha en Italia. Por mi parte, basé mi valoración en conversaciones con algunos compañeros de Italia, afines y no detractores de las prácticas insurreccionalistas ahí. Pero desconociendo la situación en Italia, no sabría localizar sus perspectivas en debates más amplios, valorarlas con mi propio criterio, ni discernir si se trata más de una crítica basada en la frustración y no en el análisis equilibriado. También entiendo, gracias a la crítica que hace Cuando se señala la luna, que los compañeros en Italia, leyendo esto, lo podrían interpretar como un menosprecio de sus luchas y una invisibilización de sus procesos. Fue un error publicarlo, y tampoco fue necesario para la crítica a las prácticas en Barcelona.
    Los autores también afirman que la descripción que se hizo de las corrientes insurreccionalistas en Grecia y Chile es totalmente equivocada, que nosotros no conocemos la realidad en esos dos paises ni conocemos compañeros de ahí, y si hemos ido, «ha sido como turistas.» Eso es objetivamente falso, y lo sabían. Es una pena que recurren a la mentira y nos obligan a publicar, en parte, nuestro curriculo revolucionario (una cosa que los insus estereotipados hacen constantemente y que no da para buenas prácticas de seguridad; aquí los autores demuestran que el estereotipo no carece de sustancia). Además porque no dudamos que ellos, antes de publicar mentiras y insultos, tuvieron la capacidad de buscar al menos alguno de las personas implicadas en «Otra crítica», compartir sus desacuerdos cara a cara y quizá aprender algo.
    Resulta que acertamos en nuestra valoración, tanto de Grecia como de Chile, y que los autores carecen, al menos en parte, de conocimientos de las luchas ahí (o que las conocen pero simplemente estaban motivados por el deseo de calumniar sus adversarios, no importando que tipo de mentira o insulto que tendrían que utilizar—esperamos que sólo se trata de ignorancia).
    Es un hecho que el situacionismo ha tenido una gran influencia en las corrientes insurreccionalistas (para que quede claro: los que favorecen la informalidad y descentralización, la acción directa, la propaganda por el hecho) en Grecia, desde la época de los '70 y '80, con afectos marcados entre muchos grupos hoy en día, mientras que Bonanno no ha tenido tanta influencia, y esa empezando bastante más tarde, tal y como afirmamos. Diethnis Vivliothiki, lo cual creo que era el primer editorial anarquista en Grecia después de la dictadura (de hecho se fundó antes, en 1971, y sus integrantes tuvieron una influencia importante en la ocupación de la Politécnica en 73), publicó traducciones de los situacionistas entre sus primeros libros. Lo mismo con Eleftheros Tipos. No podemos concebir que ningún compañero griego con conocimiento de esa época desconozca o dispute esta historia, ni que grupos anarquistas con una marcada influencia en el discurso y las prácticas de la insurrección de 2008 también demuestran características que remontan en el situacionismo; por ejemplo se puede nombrar los textos que salieron de la importante ocupación de ASOEE en Atenas, la cual los autores de Cuando se señala parecen desconocer por completo.
    Y en cuanto a Bonanno, ya no me acuerdo del año en que sus textos se comenzaron a traducir y difundir en griego, pero fue bastante más reciente. Y de la principal charla de Bonanno en Atenas, hace unos años, varios compañeros de ahí, de distintas corrientes ideológicas, de forma independiente me comentaron que la charla fue una decepción para todo el público. No dudo que algunas personas que asistieron podrían tener una valoración distinta, pero tampoco dudo que la valoración de mis compañeros es imprecisa. En específico, dijeron que Bonanno, en la parte de preguntas y debate, no tuvo ninguna respuesta para la cuestión de como afrontar a la represión. Por último tendría que decir que son las estrategias antirepresivas en gran parte generalizadas, que presencié en primera persona en Grecia, que me hizo repensar mis planteamientos sobre la represión y que, por contraste, me dejó bastante decepcionado por las estrategias antirepresivas típicas (hasta hace poco) en Barcelona.
    En cuanto a Chile, simplemente afirmamos que «el insurreccionalismo chileno viene de la autocrítica de sectores de la guerrilla marxista-leninsta». Sería dificil disputar este argumento, todo y que pueden haber muchos compañeros más jóvenes que en sus trayectos personales nunca se dieron cuenta de esta herencia. También se podría hablar de otras raíces del insurreccionalismo en Chile, como no, pero sobre todo en los 90 hubo un importante giro hacia el anarquismo en unos sectores marxistas que participaron en la guerrilla durante la dictadura y la transición a la democracia. Podríamos nombrar, por ejemplo, la gran influencia en el entorno libertario de Kamina Libre, el grupo de presos de la lucha armada; la reivindicación por los anarquistas de la historia de la VOP; y la centralidad de las luchas en las poblaciones, donde sí que ha habido un traspaso, en cierta medida, de la antorcha de la lucha desde vecinos marxistas a vecinos anarquistas.
    Ahora se verá si los autores tienen la vergüenza para rectificar o al menos reconocer su error y desconocimiento. Lo tienen bastante más dificil, dado que expresaron sus argumentos en la forma de insulto, con una clara intención de humillar, y ahora han quedado en evidencia.


6. Que tiene una visión equivocada de la represión y afirma que la acción anarquista provoca la represión.
Los autores no entran en el contenido de nuestra crítica a las prácticas antirepresivas del insurreccionalismo, a pesar de ser, según ellos, el «grueso» de nuestro texto. La excepción son dos menciones que tergiversan nuestros argumentos. En el primero, a página 69, exponen su visión de la represión, haciendo hincapie en el hecho de que la represión es un constante y no una consecuencia de nuestras acciones. Se da a entender que nosotros concordamos con la visión de los «socialdemócratas». De hecho, en nuestro texto, decimos el mismo respeto a la represión, y con bastante más detalle. En cuanto a consecuencias, analizamos a las consecuencias de nuestras estrategias antirepresivas, como valoración estratégica, pero después de hablar durante varios párafos sobre todos los procesos anteriors de la represión a nivel de ingeniería social, procesos que argumentabamos que los insurreccionalistas no han sabido afrontar. El hecho de que los autores de Cuando se señala la luna no hace ninguna mención a esta crítica muy específica nos hace pensar que acertamos: que al menos en su caso no disponen ni de la capacidad teórica ni de la madurez práctica de responder a aquellos procesos represivos.
    La segunda mención dice:
«Analiza superficialmente episodios represivos de la ciudad y supuestas reacciones pero no dicen en ningún momento cómo ellos, los redactores del texto, han reaccionado o cual sería la mejor forma de reaccionar» (72).
    Otra falsedad. Es cierto que nuestro trato de los episodios represivos de la ciudad fue superficial, más bien porqué no queríamos publicar detalles que no se deberían publicar. Pero analizamos durante varias páginas cual «seria la mejor forma de reaccionar» en unas situaciones hipotéticas pero bastante comunas de represión (páginas 14-19 en la segunda edición). ¿Es posible que olvidaron de leer un trozo que constituye 10% del texto total, o están mintiendo descaradamente con la esperanza de que la gente no tendrá el original a mano para desmentir sus argumentos?


7. Que señala «directamente a personas o entornos concretos», ayudando a la policía en la represión.
«Otra crítica» en ningún momento señala a personas concretas, y las pocas veces que menciona algún proyecto concreto, sin nunca nombrarlo, lo hace con tanta ambigüedad que ni los autores sabían reconocerlos y pensaban que referíamos a proyectos que ni siquiera estabamos criticando. Así que no es verdad decir que señalamos «directamente a personas o entornos concretos». Por otro lado, no creo que es un asunto de seguridad como ellos argumentan. La policía ya conocen nuestras publicaciones, y las aplicarán la etiqueta que les de la gana. ¿Acordamos como la policia francesa referió a los de Tiqqun como anarquistas?
    Si un editorial publica un libro de Alfredo Bonanno, referir a este editorial como «insurreccionalista» puede ser una imprecisión, pero no les expone a más peligro de represión. Este peligro ya corrían desde el primer momento de editar el libro. Es otro ejemplo del tan nefasto «clandestinitis», los intentos poco pensados de pasar desapercibido cuando la represión ya ha golpeado. Es como los animales que quedan parados cuando ya están en el foco de los cazadores.
    Otra cosa es cuando ciertos anarquistas intentan distanciarse de la represión y de las compañeras represaliadas, cosa que desgraciadamente ha pasado en nuestro entorno. A nivel estratégico es una respuesta estúpida que sólo aumenta a la represión. A nivel solidario es inaceptable, cobarde y vergonzoso. Pero una cosa es señalar a los insus como los anarquistas malos responsables para los ataques. Otra cosa es lo que hicimos nosotros: hablar de insurreccionalistas como una corriente entre varias, identificarse en parte con esta corriente (como dijimos explícitamente que también ha sido una influencia para nosotros) y hablar a favor de los ataques y las acciones ilegales, como también se hace en nuestro texto.
    Desde luego, es bastante hipócrita que hagan esta crítica cuando resulta que los autores de Cuando se señala la luna minan el anonimato de los compañeros que les caen mal. Y en este caso, nos exponen a la represión, porque ellos han señalado a personas muy concretas, en conexión a un texto anónimo que habla abiertamente de la ilegalidad.

8. Que surge de las ansiedades de alguien que necesita publicar un mea culpa.
Ya no tenían bastante con una carencia de escrupulos correspondiente a un periodista, ¿ahora tienen que jugar a psicólogo?
    Puedo decir por mi parte que el texto «Otra crítica» no surge en absoluto de ningún deseo de rectificar o publicar un mea culpa, como afirman los autores (p.72). Aunque parece que los autores se consideran en una cima de radicalidad y combatividad, de ningún modo nos apartamos de la lucha ni retrocedemos hacia posturas más legalista o lite, como insinuen. Al contrario, en el texto hay una identificación explícita (p.7) con el insurreccionalismo, pero con él de otros lugares y no de Barcelona. Además la crítica se basa en gran parte en la iquietud de que el insurrecionalismo en Barcelona ha quedado estancado en posturas y de ciertas actitudes pasivas y autocomplacientes, evitando una radicalidad real y multifacética. Por mi parte, no me siento decepcionado por el insurreccionalismo en Barcelona porque desde el primer día me ha parecido amargado y derrotista, en sus maneras de comunicar, criticar y analizar; y porque, por otro lado, yo estoy totalmente localizado en el entorno que la policía o los populistas podrían llamar «insurreccionalista» y de aquí no me he movido, como bien saben los autores. En general no estoy decepcionado con las luchas en Barcelona, sino el contrario. Traté de criticar a una postura estancada que muchos entienden y representan por la etiqueta «insurreccionalista». Sigo creyendo que una práctica insurreccionalista renovada y radical podría emerger en Barcelona, y que hace falta una práctica combativa capaz de extenderse, para hacer frente al populismo creciente.

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Comentaris

Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
25 nov 2015
Enlace a "Otra Crítica al Insurreccionalismo"
http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/32041
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
25 nov 2015
Yo nunca pertenecí al entorno insurre, sino más bien al otro el del anarquismo social, dado mi romanticismo de creer en una posible revolución social. Pero sí que he compartido muchos espacios con las compas insurres y cuento con muchas amistades.

En este caso aunque he escuchado muchas autocriticas en espacios informales, nunca se realiza ésta de forma sistemática para escribir algo así como una "historia oficial".

De todas formas mi crítica viene por el fuerte carácter barcelonés del mundillo insurre, con algunos puntos de conexión a través de las okupaciones en otros pueblos y ciudades (Korneyà, Viladecans, Girona, Manresa etc). El insurreccionalismo cayó en una ghettización muy fuerte que lo apartó de cualquier posibilidad de expansión justo en el momento clave. Fue hacia el año 1999-2001 cuando hubo una subida de las luchas en la calle. El movimiento anarquista creció bastante y las insus también. Sobretodo en la primavera de 2001 se puso bastante "de moda" por así decirlo. Pero en vez de aprovechar la oleada asamblearista de la antiglobalización se apartó de ella, por refors. Hoy en día tenemos a quienes salieron de allí mandando en Barcelona.

Vamos a ver, no se trata de hacer críticas destructivas, pero sí saber en qué mundo vivimos. En aquellos años todo lo que se había construido en varios años se fue al garete en 2003 por unas pocas detenciones. Ni siquiera del nivel de la represión ahora. A mí eso me demostraba debilidad.

Hoy en día todas hemos cambiado. Y tenemos la soceidad que tenemos. El espacio político que debería estar ocupando el anarquismo lo está ocupando la CUP y la Esquerra Indepe. Y el insurreccionalismo al rechazar cualquier avance de la organización de la sociedad corta sus alas, ya que ignora que puede convertirse en la avanzadilla del movimiento popular, como en Euskal Herria hizo la juventud de los 80 y 90. Obvio que no sería un movimiento anarquista insurreccionalista si no un movimiento anarquista que activara y organizara la sociedad.

Te separas de la gente que lucha (si, vale, muy refors, pero luchan) y te aislas. Luego no esperes que la anarquía vaya a triunfar como por arte de magia. Los barrios obreros se vuelven fascistas. Las clases medias votan a la Colau. En los pueblos el activismo se apunta a la CUP "porque es lo único que hay". ¿No veis aquí un problema? Aún no entiendo de qué insurrección habla el insurreccionalismo si no quiere ser un actor de la sociedad en la que vivimos.

Afortunadamente el movimiento libertario actual va por otros derroteros. Espero que tengáis un poco de autocrítica y le déis unas vueltas al tema.

Salut i Anarquia
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
25 nov 2015
El problema que veo, es que te crees lo que dices...

No sé dónde viviste tú esa "historia" de los años 1999-2003, pero a mi no me encaja o por lo menos no pones nombre a muchas cosas...

Pides autocrítica a las demás, pero te excluyes de ella como si tú ya la hubieras hecho.
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
25 nov 2015
"Hace falta una práctica combativa capaz de extenderse, para hacer frente al populismo creciente."

Para 4 gatos que somos y en vez de pensar que hace falta una práctica combativa para hacer frente al puto Estado, a la represión y la miseria... No, hace falta una práctica para enfrentarse a la corriente anarquista que ahora está tomando fuerzas y que el autor del texto considera "populismo".

Bravo, luego habrá quien se sorprenda de que haya récords de participación electoral y de que la fuerza anticapitalista más reconocida popularmente sea la Esquerra Indepe... Así vamos genial.
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
25 nov 2015
Se trata de la época iniciada con el Princesa que culminó en el verano del 2001, aunque siguió en los bloques negros del No a la Guerra y sobretod en als okupaciones y tal. Las movidas del 12O, algunas historias de CSOs fueron una enseñanza para mucha gente. no sé para voostrs, claro
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
25 nov 2015
Gracias “A”, agradezco que pongas nombres y que no se quede todo en la entelequia o en nuestra libre imaginación. Ahora empieza a encajar algunas de las cuestiones que dices.

De todas maneras, déjame decirte que si no perteneciste al “entorno insu”, perteneciste al anarquismo a secas o al anarcosindicalismo. Lo de anarquismo social es una recuperación actual de quienes pretenden “incidir” en el espacio social, junto a los movimientos sociales. Y déjame decirte también, que sindicatos del tipo CC.OO. y UGT, también pertenecen a ese espacio de los “movimientos sociales” y todos sus “satélites” también.

En el estado español y más concretamente en Barcelona, el insurreccionalismo viene de la mano de una lucha muy concreta, que es la que has evitado nombrar.

Sí, es cierto que con el Princesa, se puede decir que se “inicia” una época, pero no que culmina en el 2001… Esa época del Princesa era una convocatoria amplia a todos esos movimientos sociales que mostraban cierto antagonismo al sistema, pero que con el paso del tiempo, se quedó más concentrado en propuestas anarquistas que, mirando hacia otras partes, confluyeron en los bloques negros que surgían en las cumbres de jefes de gobierno, o en los movimientos antiglobalización.

El “No a la guerra”, no fue una convocatoria del bloque negro, ni para el bloque negro… Era una convocatoria muy amplia que abarcaba a partidos del ámbito parlamentario de la llamada izquierda, hasta anarquistas o personas que no se alienaban en una orientación política concreta, pero que se oponían al bombardeo de las poblaciones civiles en Irak. Por llamarlo de alguna manera, su punto de vista era más humanitario que político.

Comparto contigo que los CSO’s, también fueron lugares de aprendizaje, y aunque no empezaron por la denuncia de la especulación y la propiedad privada o por la recuperación de espacios abandonados, con el tiempo fueron reconociendo esas necesidades, especialmente entre las personas más jóvenes.

Como decía, los planteamientos insurreccionales empezaron a tomar fuerza en el estado español y en barcelona en particular, a raíz del reclamo de un grupo de compañeros anarquistas italianos presos…, y fue precisamente en la lucha anticarcelaria donde consiguieron extenderse los planteamientos más insurreccionales, aunque con bastante confusión, especialmente en los primeros años.

Proponer una “historia oficial insurreccional”, no es un absurdo, es ignorancia. Precisamente uno de esos compañeros italianos presos, escribió un libro explicando su trayectoria personal y vital, y hay abundantes textos insurreccionales, pero dudo mucho que alguien se plantee hacer de ello una “historia oficial”, pues dejaría de ser insurreccional y anarquista.

En cuanto a la “ghettización” de la que hablas, sólo es posible nombrarla desde la ignorancia de qué es el insurreccionalismo y cuales son sus prácticas. Confundir “ghetto” con grupo de afinidad, es como confundir una actividad privada con clandestina.

Cuando alguien, por así decirlo, habla de “modas” en los ámbitos políticos, denota ciertos prejuicios, aunque esa sea una palabra utilizada a menudo para menospreciar algo.

Si realmente crees que si los anarquistas hubiesen seguido apoyando las movilizaciones antiglobalización o del 15M, el momento sería diferente, es que no te das cuenta contra qué sistema estás luchando. Cuando alguien se ha implicado en movilizaciones de ese tipo, y se ha comprometido hasta las últimas consecuencias, o ha acabado en prisión, o en un cargo de responsabilidad en el gobierno. En eso se podría decir que quien no sabe en qué mundo vive, no somos quienes repudiamos ese tipo de colaboración, u organizarnos con quienes persiguen el poder, porque si algo se consigue, son esos que buscan el poder quienes acaban beneficiándose.

Los sindicatos mayoritarios no lo son por la gracia de un ser divino, sino por el apoyo que tuvieron en las luchas durante muchos años. ¿Y de qué sirvió…? Para que pudieran vendernos obteniendo sus beneficios económicos y políticos.

Aseguras que “todo lo que se había construido en varios años se fue al garete en 2003 por unas pocas detenciones”. No sé a cuento de qué viene ahora a cuantificar las detenciones, pero desde luego fueron unas cuantas y no pocas… Que no tengas memoria, es otra cuestión, pero recuerdo que precisamente en el 2003, en una de las operaciones policiales, ya detuvieron a siete compañerxs y hasta ese momento el número de encarcelamientos fueron unos cuantos, ninguno deseable. Aquí no se trata de conseguir muchos “mártires”, puede que eso le interese a alguna iglesia o nueva secta del anarquismo, pero no a la anarquía.

No es tanto que hoy en día hayamos cambiado, sino que los tiempos, las condiciones, las circunstancias, los contextos e incluso las personas, han cambiado.

El espacio político que ocupa la CUP o la EI, es un espacio parlamentario y ahí no hacen nada lxs anarquistas. De lo que no te has percatado es de que desde esos sectores, en otros momentos muy próximos porque no se planteaban la entrada en el gobierno, lo que están haciendo es apropiándose de la historia y los referentes anarquistas. Y es por eso que en alguna ocasión la CUP ha convocado el acto en recuerdo de Facerías, o que el 20N, personas de la izquierda autoritaria, participen en actos en memoria de Durruti.

Quienes no participamos del expolio, ni histórico, ni de memoria, ni cultural, ni político, tampoco participamos con esa gente. Y no es que nos aislemos, sino que tomamos posiciones para el combate. Claro está, hay quienes se niegan a entrar en ese combate, porque lo que quieren es aglutinar masas a su alrededor. Masas que se puedan dirigir, pero no te confundas, si alguien las va a dirigir, esos serán los autoritarios o quienes se hayan convertido al autoritarismo aunque digan que son libertarixs.

Si la gente se apunta a las CUP, no es "porque es lo único que hay”, sino porque no quieren la confrontación y precisamente por evitar la confrontación, nos metieron n los pactos de la moncloa, se aprobó una constitución que ampara los crímenes del franquismo y dota a los criminales de impunidad, se llamó amnistía a lo que no fue una amnistía y vida a lo que no es vida.

La insurrección no es la revolución, sino actos que en un contexto de revolución, debieran ser la chispa de esta, pero claro, vosotros, con vuestros miedos, “cuando se señala la luna…”

Repito, ¿tu autocrítica dónde queda?
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
26 nov 2015
mi autocrítica coincide con parte de la critica insurre: la CNT de los 90 apestaba, la CGT no era diferente de cualquier otro sindicato. Los ateneos se podían contar con los dedos de una mano. No habia específicas. Y al final mucha gente que queríamos hacer algo nos teniamos que ir a los movimientos sociales.

Hoy ya no creo que pase eso. Pero es tarde para mucha gente, que ya se ha metido en otros movimientos adaptándose y abandonando el movimiento definitivamente (como las libertarias de las cup).

Por ultimo, me acusas de arrogancia y hablas de que sois de un sector que "tomamos posiciones para el combate", enga ya nen no te flipes que es más peligro para el estado el yihadismo (casi inexistente en españa) que el anarquismo insurreccionalista.
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
26 nov 2015
Disculpa, me he leído de nuevo lo que he escrito y no sé dónde te "acuso" de arrogancia.

Ja, ja, ja, ja... Me ha hecho mucha gracia que nombres juntos al anarquismo y al yihadismo. Parece que tus preocupaciones son las mismas que las del estado.

Tal vez no te parezca que el anarquismo insurreccionalista no le preocupe al estado, pero es al que en estos momentos persigue. ¿Recuerdas las últimas operaciones policiales...?

Efectivamente, lo que te decía al principio vuelve de nuevo. No sé dónde has vivido tú esas histórias, pero vuelven a desencajarse completamente. No puedes interpretar lo sucedido a tu antojo para que el mundo se coloque donde tú quieres que esté situado, pero los hechos son los hechos, y si los has vivido, lo podemos hablar e intercambiar impresiones, pero si no los has vivido, ¿de qué me hablas..., de lo que te han contado?

Por si no lo sabías, en los 90 se hicieron dos encuentros internacionales del anarquismo en Barcelona, uno lo convocó la CNT y el otro lo hicieron conjuntamente la CNT con otros colectivos y grupos libertarios. Puede que fueran los estertores de una organización moribunda, pero decir que apestaba cuando todavía no estaba "muerta", es precipitarse.

En cuanto a la CGT, en los 90 apenas había comenzado su camino como CGT, y por tanto no se le podía comparar aún con el resto de sindicatos mayoritarios, pues todavía tenía un poderoso germen libertario. Y sí, es cierto que ateneos quedaban muy poquitos, y las específicas, no sé a cuáles te refieres, pero la FIJL, MM.LL., o FAI todavía coleaban, incluso EE.AA, tenían buena salud..., aunque no duraron demasiado. De hecho desaparecieron casi todas en el mismo periodo y sólo la FAI continuó. Pero esa FAI ya nada tenía que ver con la FAI de la época revolucionaria.

Me suena a pésima excusa eso de que "la gente que queríais hacer algo os tuvisteis que ir a los movimientos sociales"..., pues había suficientes grupos o CSO's claramente anarquistas, incluso a finales de los 90, la CNA tenía un grupo en Barcelona.

Si necesitas disculparte de algo, no es necesario, simplemente reconoce tu deriva y sé consecuente.
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
26 nov 2015
Ah!, se me olvidó aclararte algo más.

Cuando digo que "tomamos posiciones para el combate", no sé que entiendes tú, pero el combate no es sólo con armas y es todos los días. Tómatelo como mejor te guste.

Y lo de que "somos de un sector", no sé a qué te refieres porque aunque hable en plural, me refiero a personas que no renunciamos a nuestras ideas, y eso no me sitúa en el insurreccionalismo, pues no hablo por él, sólo de él y de lo que he vivido, pues no eres el único que "ha compartido espacios" con compas "insus"

Si así interpretas la historia, en base a tus suposiciones, cualquier parecido con la realidad no es más que una coincidencia.
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
28 nov 2015
Uauh, flipo con la arrogancia y la incapacidad de autocrítica de ese. ¿Será el del libro? No comparto las perspectivas de A pero queda muy claro que "para "A"" se imagina el único anarquista consecuente en el mundo (claro, él y sus pocos amigos)
Claro, claro, los anarquistas insus no se han autoaislado ni tienen problemas con arrogancia y tratamientos autoritarios hacia los demás.
Y claro, claro, no hay más otras opciones de lucha entre el postureo y purismo de los insus y el populismo de apoyar a CCOO o apoyar a la CUP. Tu sigue creyendolo, es evidente que vuestra lucha está teniendo mucho éxito. Al menos muchos libros sí que estáis vendiendo.
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
29 nov 2015
Ah!, vale, te había entendido mal. Ahora entiendo que no soy yo quien "te acusa de arrogancia", sino que eres tú el que "me acusa". Qué jaleo, ¿no?, realmente sabes lo que dices o lo dices porque algo hay que decir aunque no tenga sentido.

Me ha quedado claro que no tienes la más mínima capacidad para entender más que reafirmar tus prejuicios. Y voy a intentarlo de nuevo, para ver si diciéndolo con otras palabras, te enteras de algo. No tengo ningún interés espacial con esta repetición, sólo dejarte claro que te estás meando encima y no sólo ni te das cuenta, sino que además, le dices a lxs demás que llueve.

En ningún momento he dicho que sea "insu". Tampoco he escrito libro alguno. Lxs únicxs anarquistas consecuentes, ni somos tú, ni yo, ni "A" Y sospecho que si queda alguno consecuente, no estarían aquí escribiendo y si tuvieran que escribir, no dirían nuestras chorradas.

Te repites con lo de la autocrítica. Como siempre, sólo reclamáis la autocrítica de las demás. La vuestra no existe, para qué reclamarla.

¿Que hay "insus" que se han autoaislado...? Eso lo sabrás tú, que eres como dios, omnipresente, nada arrogante, y menos autoritario con tus afirmaciones totalitarias.

Sobre "otras opciones de luchas", sin dudarlo, "habélas haylas", pero no estamos hablando de ellas. Si hablamos de Barcelona o Catalunya, tengo mis dudas que haya luchas colectivas contra este sistema, y ahí, para aclarártelo, incluyo al insurreccionalismo.

Aquí, en mi equivocada opinión, de momento lo que entiendo que hay son resistencias.

Y como no tengo más libros que los de tus prejuicios, no estoy vendiendo ninguno, y tampoco creo en casi nada...

Por si aún no te has dado cuenta, no concibo al insurreccionalismo como una lucha, sino como parte una de ella, y esa parte se llama subversión, y que sin que las otras partes de la lucha estén activas y conscientes, es pólvora mojada, pues no sirven como chispa para la revolución.

Pero de ahí a decir que el insurreccionalismo no sirve o no tiene sentido, hay un gran trecho.

Y esto no es una autocrítica, pues no soy "insu", pero también te digo que en las circunstancias en las que estamos, prefiero eso a presentarme a las elecciones o a ir a colaborar a un centro cívico del ayuntamiento o querer ir a hacer algo en una prisión "por lxs presxs".

Para tí podré ser arrogante, pero no soy estúpido, y puede que sea poco consecuente y estar desorientado por no saber hacia dónde ir, pero tengo muy claro lo que no quiero, y entre eso que no quiero, son "compañeros" que no saben hablar, debatir, y que utilizan sólo la descalificación sin entrar en nada de lo que he expuesto.

Afirmas que "me imagino que soy el único anarquista consecuente en el mundo (yo y mis pocos amigos)"

Te diré que no me conoces de nada, y por tanto tus fantasías son tuyas y hablan más de ti que de mi. No tienes ni puñetera idea de lo que imagino o dejo de imaginar, y a ti tampoco te lo voy a contar. ¿Hablabas de mi arrogancia, y la tuya?

En cuanto a si tengo "pocos amigos", decirte que las cantidades y los tamaños no son mi preocupación, es la tuya y la de los prepotentes. Tampoco tengo sólo amigos, también tengo amigas, amiguis y amigues. No concibo el mundo en masculino y sean lxs que sean, son diversxs. ¿Tu realidad cotidiana cuál es...? Es una pregunta retórica, es decir, no se pide respuesta, sólo pongo en evidencia cuál es tu imaginario, y desde luego, poco o nada tiene que ver con el mio.

Hablar de los años "X", sin haberlo vivido y sin citar fuentes, es cuando menos arriesgado si te encuentras a alguien que sí que los ha vivido. Y a eso le puedes llamar "arrogancia", pero "ese" le llama experiencia, y por descontado, no soy imparcial, pero tampoco miento o me invento el mundo como a mi me gustaría que fuera.

Cuando alguien afirma con total rotundidad que "la CNT de los 90 apestaba" y lo hace sin sentir vergüenza alguna, por lo pronto me parece que es un exceso gratuito, tan prepotente como cuando tú me llamas "ese".

Cuando se pone un ejemplo de qué organizaciones, asociaciones y grupos, como CC.OO. y UGT, forman parte de los movimientos sociales, y alguien interpreta que se hace alguna comparación con CC.OO. se puede aplicar aquello de, "cuando se señala la luna, el necio se queda mirando el dedo..."

Internet tiene muchas "ventajas", la primera es que se puede decir auténticas barbaridades sin sentir que se hace el ridículo, o se puede insultar al primero que no piensa como tú, algo que cara a cara no te atreverías a hacer, porque intentarías guardar las formas.

Y cuando digo insultar, es insultar porque te da la gana, sin argumento alguno, sin necesidad de explicar porqué llamas a lxs demás arrogantes, ni tener que explicar porqué aseguras que lxs demás no hacen autocrítica. Ya se ve dónde está la arrogancia y dónde no hay autocrítica.

Ahora aúlla otra vez y sigue flipando.
Re: «Cuando se señala la luna»: tergiversación, falsedad y ego
30 nov 2015
Apreciaciones al libro de los selenitas.

Recientemente se ha editado un libro en España que bajo el título Cuando se señala la luna, trata de defender el verdadero “insurreccionalismo” de las falsas críticas que se le han hecho. Los propios autores expresan en las primeras líneas del libro que la idea del mismo es partir de la crítica de los errores de las “falsas críticas” contra el “insurreccionalismo”. Al mismo tiempo expresan su intención de que sirva de base para futuras discusiones. Nuestro libro, Crítica de la ideología insurreccionalista, ocupa un lugar destacado dentro de lo que ellos combaten como “falsas críticas”. Es algo a destacar que compañeros influenciados por la ideología insurreccionalista leyeran y reflexionaran sobre nuestro texto, pues gran parte del “ámbito insurreccionalista” lo rechazó desde el título. Por todo ello, nos pareció importante leer ese libro, discutirlo y redactar una respuesta detallada. Si bien es cierto que su lectura nos llevó a cuestionarnos si era necesaria una respuesta a un texto que insistía en lo mismo que ya habíamos criticado en nuestro libro y poco más teníamos que añadir, valoramos que la respuesta podía servir para clarificar mejor algunas cosas y contraponernos a algunos métodos y confusiones que oscurecen la crítica a la ideología insurreccionalista que en su día hicimos. De ahí que decidimos dedicar esfuerzos para hacer una respuesta detallada.

El libro está estructurado en tres partes. Una primera en la que se expone lo que podríamos denominar por cómo lo presentan, el “verdadero insurreccionalismo”, en la que niegan que exista como ideología -les incomoda hasta la misma denominación insurreccionalista- afirmando que es más un uso que empezó a realizar el Estado (pero lo cierto es que mucho antes ya se empezó a utilizar). En la segunda parte abordan las “falsas críticas” al “insurreccionalismo” donde pasan revista a nuestra crítica, a Amorós y por último al texto Otra crítica al insurreccionalismo. La última parte, la más interesante, exponen textos realizados por compañeros sobre episodios de lucha que califican como exponentes del “metodo insurreccionalista”. Profundicemos en todo ello.

La introducción a la primera parte (pag 15-20) comienza aclarando, a modo de apunte, lo que para ellos es por una parte insurrección, y por otra el “método insurreccional”. Antes de nada quieren desmarcarse de lo que denominan “aventureras”, poniendo ciertos ejemplos de acciones de dos militantes del pasado: Bakunin en Praga y Malatesta en Benevento («cualquier aventura de este tipo nos parecería delirante» afirman). Pero los ejemplos no son muy afortunados para el objeto propuesto, pues no tienen nada que ver uno con otro. En el ejemplo de Bakunin, desde luego si se refieren a 1848, en plena ebullición de las revueltas en Europa, la labor de éste en Praga en 1848, no fue en absoluto una “aventura”. La actividad de Bakunin no fue ir a generar una revuelta, sino que integrada en las labores militantes su actividad consistió en impulsar y estructurar (con más o menos acierto) la revuelta que ya había estallado en esa localidad. Respecto a la actuación de Malatesta y Carlo Cafiero en Benevento estamos en otro caso que sin atender a la correlación de fuerzas e inspirado por la famosa acción ejemplar que dominaba en esa época entre ciertos sectores militantes, querían generar con su acción la insurrección.

Tras esta anotación, los autores pasan a explicar esa diferencia entre insurrección y “método insurreccional”. Nos parece muy importante que los compañeros afirmen que la insurrección no es un acto individual, sino social (pag 17 párrafo 1). Sin embargo no asumen todas las implicaciones que esto conlleva, de ahí que la crítica a la “insurrección individual” no vaya a la raíz y mantenga concesiones a la atomización. En consecuencia en la página 19 insisten en que pese a que es social, pese a que con la acción individual no es bastante, aclaran que «sin iniciativa individual nada puede suceder, de que es necesario fortalecerse, incluso rebelarse, individualmente, o de que para organizarse de manera autónoma son necesarias personas que tiendan a una autonomía individual...» Se sigue preso de una visión atomizada de la lucha y de la insurrección como criticamos en nuestro libro. No conciben precisamente que lo fundamental, lo crucial para la insurrección y la lucha en general es precisamente LA RUPTURA CON LA AUTONOMÍA INDIVIDUAL tratando de asumir todo como comunidad de lucha. Y aclaremos además que desde esa perspectiva de ruptura con la autonomía individual y el atomismo, toda acción, por muy minoritaria que sea, incluso aunque sea realizada por un sólo proletario, ya no responde a su criterio individual, a la autonomía individual, sino al social, a intereses y necesidades sociales de una clase, actúa como expresión de la totalidad. Pese a que es una obviedad, desde la vulgaridad se hace de la experimentación personal en cada suceso un hecho individual, aislándolo de su contexto social. Para nosotros la actitud de compañeros como Severino de Giovanni, el que en muchas ocasiones se ve forzado a actuar solo o con muy pocos compañeros, no es la de un individuo que asume su individualidad y autonomía íntegra y total, libre y rebelde, si no la representación de la poca fuerza que en ese momento tiene la comunidad de lucha pero que, a pesar de eso, de ese aislamiento y debilidad, no se da por vencida y se expresa y actúa a contracorriente, revolucionariamente, asumiendo las tareas de la revolución; entre las que destaca la denuncia del pacifismo ideológico de La Protesta y de otros defensores del orden burgués. La “iniciativa individual” no existe como tal en este contexto pues la misma es una expresión de la comunidad de lucha, es impulsada por los intereses y necesidades de su clase y no tiene nada que ver con la “autonomía individual en lucha” que decide partiendo no de las necesidades de la lucha, sino de las del individuo autónomo. No es otro el secreto del centralismo orgánico que los autores del libro confunden con el centralismo socialdemócrata1.
LA DIFERENCIA FUNDAMENTAL ES QUE LA CONCEPCIÓN INSURRECCIONALISTA AFIRMA Y REIVINDICA LA PARTE COMO DIFERENTE DE LA TOTALIDAD (DE AHÍ LA NECESIDAD DE REIVINDICAR SU AUTONOMÍA) Y EN CONSECUENCIA LA TOTALIDAD NO ES OTRA COSA QUE LA SUMA DE PARTES AUTÓNOMAS. POR CONTRA EL CENTRALISMO ORGÁNICO AFIRMA LA PARTE COMO EXPRESIÓN DE LA TOTALIDAD. EN TODA LA HISTORIA ES PRECISAMENTE EN LA LUCHA CONTRA EL CIUDADANO, CONTRA EL INDIVIDUO AUTÓNOMO, Y LA RUPTURA CON TODO ESO Y TODAS LAS IDEOLOGÍAS QUE LO SOSTIENEN, COMO EL PROLETARIADO SE CONSTITUYE EN CLASE, ASUME SU ORGANICIDAD -EVIDENTE CON SUS LÍMITES- Y DESENCADENA LA INSURRECCIÓN (CON MAYOR O MENOR MASIVIDAD). Y este centralismo orgánico, repetimos, no tiene nada que ver con el centralismo formalista, democrático, con modelos organizativos... sino que es la naturaleza misma del proletariado constituido en clase y su proceso.

Por otro lado, los autores, en coherencia con la ideología insurreccionalista, tampoco parecen entender el salto cualitativo que supone la insurrección. De ahí que definan a la Italia de los 70 como contexto de insurrección generalizada. Evidentemente para nosotros Italia es posiblemente el país de Europa donde en esos años de grandes luchas, la guerra social entre el proletariado y la burguesía fue más profunda y violenta. Pero no podemos hablar de insurrección ni de proceso insurreccional, y eso a pesar del nivel armado y la riqueza del asociacionismo proletario que asumió el movimiento proletario. Precisamente una cuestión vital para el importante balance de esas grandes luchas mundiales de los 60-70 es extraer el por qué en Europa el proletariado no fue capaz de llegar a desencadenar la insurrección. En su respuesta encontramos parte del balance de esa época que queda oculto si comenzamos a hablar de insurrección por todas partes.

A continuación, de la página 25 a la 39, nos exponen lo que podríamos denominar como el “verdadero insurreccionalismo”, pues como dicen [pag 25 último pfo], «tema aparte sería si esas ideas se entendieron de forma parcial, si se interpretaron mal o si directamente no se entendieron en absoluto, al menos a un nivel amplio, principalmente en el Estado español». La “sorpresa” es que palabras más, palabras menos, matización aquí, matización allí, este “verdadero insurreccionalismo” que nos exponen es el que ya conocíamos y sigue los ejes ideológicos que nosotros hemos criticado. Ni siquiera se critica las actuales derivas de esta ideología hacia el nihilismo y las caricaturas desarrolladas. Sería repetirnos volver a realizar una crítica detallada. Pero sí pensamos importante insistir en el tema de la ideología, que por lo general es tan mal comprendido y es lo primero que nos critican. Así es, lo primero que afirman es que el “insurreccionalismo” no es una ideología, sino un método: «No existe el insurreccionalismo como ideología, tampoco existen los insurreccionalistas como sujetos, como categoría de individuos, o al menos eso creemos. Existe un método, una hipótesis, unas ideas, unas experiencias». Y es verdad que es lo que constantemente repiten muchos “insurreccionalistas” contra nuestra crítica.

Lo mismo han dicho los más sutiles defensores del leninismo, del troskismo, del consejismo, del pacifismo... para defender su ideología. Que todo era un tema táctico, de método2. Evidentemente, por mucho que quieran negarlo u ocultarlo algunos de sus defensores, para nosotros la existencia de la ideología insurreccionalista es una realidad incontestable que sólo puede negarse ocultando el ABC de lo que significa una ideología y su materialización.

Se ha escrito hasta la extenuación la famosa frase de Marx de que la ideología es una falsa concepción de la realidad. Sin embargo hay una incomprensión total de cómo se materializa, incluso entre muchos de los que dicen rechazarla. Para los revolucionarios la contraposición a la ideología, como falsa concepción de la realidad, siempre fue y tiende a ser la base de su acción. La ideología no es, como nos quieren hacer creer, una serie de ideas, o una teoría, la ideología es la transformación de un conjunto de ideas en fuerza material que sustituye la verdadera percepción humana y trastoca su práctica. El ser humano ideologizado, en lugar de percibir directamente la realidad, la interpreta por medio de la ideología particular que le domina. En lugar de utilizar los criterios de la praxis para comprender el mundo, utiliza ideas aisladas. En el mundo real es la propia actividad real la que determina las ideas, en el ideológico son las ideas las que quieren determinar la realidad. Y cuando la ideología, como fuerza material, apresa al ser humano haciendo de él su propia materialización, la ideología se personifica y logra dirigir la práctica. Evidentemente toda ideología se levanta sobre una base material.

La lucha del proletariado por abolir su condición y levantar sobre sus escombros una sociedad sin clases es una pelea constante contra concepciones ideológicas que le obstaculizan conduciendo su práctica hacia falsos caminos. La ideología socialdemócrata es la ideología por excelencia de la contrarrevolución. La fuerza material de esta ideología es el pilar de mantenimiento del orden social capitalista. Sobre todo porque su particularidad radica en que se infiltra en el seno de los que luchan. Su esencia es trasladar las concepciones que provienen del mundo burgués al interior de nuestra clase negando e invirtiendo las determinaciones del proletariado -determinaciones que le empujan a luchar, a derrumbar esta sociedad y constituyen el contenido de su programa revolucionario- no sólo neutralizando la potencia subversiva del proletariado, negándolo como clase, sino incluso haciendo de él al mismo tiempo y a diferentes niveles un férreo defensor de su propia esclavitud, un reproductor a escala ampliada del capital. TODAS LAS IDEOLOGÍAS DE LA CONTRARREVOLUCIÓN QUE ACTÚAN EN LA BARRICADA DE LOS QUE LUCHAN CONTRA EL CAPITALISMO PARTEN DE LA IDEOLOGÍA SOCIALDEMÓCRATA. Leninismo, estalinismo, antifascismo, consejismo... La particularidad que contiene cada una de estas ideologías viene dada tanto por el contenido socialdemócrata que aplica como por el que desecha.

En ese sentido la ideología insurreccionalista es el producto de rupturas totalmente incompletas con la ideología socialdemócrata. A través del conjunto de todas esas no rupturas específicas con la socialdemocracia que tratamos de explicar en nuestro crítica se materializa la ideología insurreccionalista. Desde ese punto de vista la relación entre ideología socialdemócrata e “insurreccionalismo” deja de escandalizar. Así es, pese a la contraposición que el “insurreccionalismo” afirma respecto al parlamentarismo, pacifismo, etapismo..., contraposiciones que evidentemente son expresiones de la lucha histórica del proletariado, la no ruptura con ciertas concepciones socialdemócratas fundamentales no harán sino cristalizar esta ideología. Su concepción de las clases, de la organización, del individuo, de la insurrección, del qué hacer... se basan en la ideología de la socialdemocracia. Y es lo que a lo largo de las páginas de nuestro libro hemos tratado de poner de relieve.

Por eso para nosotros esto nada tiene que ver con métodos, simples ideas, experiencias... sino con ideologías puras y duras. Cuando la realidad material exige al proletariado la cristalización de estructuras permanentes y formales, y en lugar de captar esa realidad y tratar de materializar esa necesidad, se la niega en base al «método» que señala a todo lo formal y permanente como el peligro inminente de la contrarrevolución del que lo informal y circunstancial estaría exento; cuando toda una serie de tareas determinadas por la revolución son desechadas y ridiculizadas, por que «el método» dice que se trata de hacer esto y lo otro a pesar de la eminente realidad; cuando la existencia terrenal del proletariado y la burguesía es omitida porque no puede ser abordada desde el marco conceptual del «método»; cuando se parte no del sujeto colectivo, sino del individuo autónomo y sus ideas -y se quiere hacer creer que este individuo existió siempre-, cuando a la insurrección se le despoja de sus principales características, cuando todo es comprendido por la mediación del «método»... estamos en el terreno de la ideología, donde «el método» acaba dirigiendo toda la práctica. El método se muestra entonces como lo que es: una ideología. Cuando las necesidades reales de la revolución son desplazadas por criterios ideológicos estamos hablando de la ideología.

Somos conscientes, como decía Marx, que «así como no se juzga a un individuo por la idea que se haga de sí mismo, tampoco se juzga una época de transformaciones por la conciencia que tiene de sí.» (Karl Marx, Prefacio de la Contribución a la crítica de la economía política). En ese sentido en una parte del epílogo del libro decimos:

«Esto no significa, y no nos cansaremos de repetirlo, que muchos de los proletarios que se reivindican de tal ideología, como algunos compañeros que se autodenominan insurreccionalistas, en realidad no estén luchando a nuestro lado, codo con codo, asumiendo la lucha por la abolición del capitalismo. Porque como decíamos durante el texto 'no es lo que dicen, sino lo que hacen', porque muchos de esos proletarios realizan, en su propia práctica, una ruptura con las concepciones de la ideología que dicen defender. Así, por ejemplo, muchos compañeros que se reivindican del insurreccionalismo participan en el impulso de estructuras que nada tienen que ver con el informalismo, otros son un factor importante en la reivindicación del proletariado como sujeto histórico de la revolución, otros asumen una diversidad de tareas que desborda el marco especializado del insurreccionalismo... Es decir, esos compañeros, todavía bajo la etiqueta insurreccionalista, están ya realizando una crítica práctica de esa ideología, están ya siendo impulsados por la propia comunidad de lucha de la que son parte a mandar a la basura las ideas y prácticas fundamentales de esa falsa concepción de la realidad y de la lucha, están ya siendo impulsados por sus propios intereses a luchar por la insurrección proletaria.»
Y más adelante aclarábamos:
«Es verdad que todas las expresiones de la comunidad de lucha tienen/tenemos debilidades, grietas por donde entran ciertas ideologías. Es la brecha por la que se cuela la contrarrevolución. Por eso es fundamental luchar contra todas esas debilidades, contra todas las ideologías que se reproducen en nuestro terreno. No hay otra forma de librarse de la influencia de nuestro enemigo, no hay otra forma de llegar a adquirir la fuerza revolucionaria necesaria para derrumbar este mundo inhumano »

Siguiendo la lectura del libro de la luna pasamos de este capítulo al de la «crítica de las falsas críticas».

Antes de nada queremos dejar claro que nuestra crítica no es falsa, es absurdo calificar como falsa una crítica por el simple hecho de contener diferencias sustanciales.

En la presentación a esta parte nos introducen en la crítica a los tres textos que van a realizar. Es curioso a modo de anécdota cierta afirmación que hacen en esta sección: «...manifiestan [esas críticas] básicamente su propia interpretación de lo que para ellos significa insurreccionalismo cuando ellos mismos se autodenominaron insurreccionalistas o forman parte de un espectro que se consideró así, siempre, lo asuman o no, desde una perspectiva ideologizada» (pag 47 pfo 3). A remarcar que en esta afirmación insinuen cierta ideologización en torno al “insurreccionalismo”, cuando insisten a lo largo del libro que eso no existe. La parte dedicada a despachar el texto de Otra crítica al insurreccionalismo» y a Amorós apenas aporta gran cosa. Aplican la misma metodología que para respodernos a nosotros, limitarse a evadir del terreno del contenido. Al primer texto lo tachan de pataleta infantil. A la crítica de Amorós se limitan básicamente a rellenar páginas y páginas criticando su personalidad y demás aspectos personales que se convierten en el objeto de la respuesta desplazando el eje importante: el contenido.

La parte dedicada a responder a nuestro texto se presenta bastante pobre. Lo primero que queremos subrayar es que los autores, parten de una práctica ajena a nuestros intereses, es decir elaborar clasificaciones que se utilizan para impedir todo esfuerzo reapropiativo, toda discusión compañera. Ya andamos podridos de esa práctica. Se nos dice marxistas, leninistas, bordiguistas, autoritarios... y punto a la línea. Así se cierra la discusión. Es evidente que se busca liquidar toda discusión, impedir la homogenización de nuestras rupturas con respecto a esta sociedad. Y es una práctica invariante de las sagradas familias.

En este caso, los autores, nos amalgaman con los bordiguistas y su familia numerosa, en concreto a alguno de los PCI. Si bien Bordiga fue uno de tantos militantes que en momentos tuvo sus rupturas y aspectos importantes, a despecho de los bordiguistas no tragamos con el mito de Bordiga y no dudamos en denunciar que dicho militante tuvo terribles y graves posiciones que le colocaron en momentos cruciales al lado de la contrarrevolución. Hay más mito que otra cosa. Pero por encima de todo la maniobra de los autores del libro es fea pues algunos de ellos saben perfectamente que no tenemos nada que ver con esas sectas3, y además es triste pues se refieren en sucesivas ocasiones a nosotros como compañeros. Pero entre compañeros no cabe este tipo de actos. Esas maniobras son ajenas a nuestra comunidad de lucha y buscan descalificar, difamar, amalgamar.

En lo que respecta al contenido de su crítica a nuestro libro la mayor parte están basadas en evadirse del terreno de la crítica con toda clase de peripecias. Por eso cuesta hasta tomarse en serio dicha crítica. Pero vamos a algunos puntos

En la página 47, en el último párrafo y principio de la 48 los autores de la luna critican que nos centremos en Bonnano para realizar nuestra crítica.

Como decimos en una nota de la página 27 de nuestro libro «Si a lo largo de este texto tomamos las posiciones de Bonanno como referencia fundamental de la ideología insurreccionalista, es porque creemos que él reproduce las tesis fundamentales sobre las que se alza esta ideología. Tenemos que insistir que pese a todo, pese a que Bonanno es desgraciadamente uno de los más destacados difusores de esta ideología, su práctica ha estado ligada, en mayor o menor medida, a las necesidades del proletariado y en ese sentido lo consideramos un compañero de lucha. Lo aplicado a Bonanno puede hacerse extensivo, lógicamente, a otro nutrido grupo de compañeros que reproducen estas contradicciones en su militancia.» Desde luego a nosotros lo que menos nos importa es quien dijo que. Sabemos y conocemos otros referentes, publicaciones... Pero lo importante es el fondo, las posiciones que criticamos y que todos comparten, no las personalidades.

Pág 48, último pfo, primera frase afirman: «El primer capítulo del libro... busca demostrar que para esa 'corriente anarquista italiana' el proletariado no existe, así como tampoco el concepto de clase»

Cualquiera que haya leído nuestro libro se percatará que en ningún lado afirmamos que el “insurreccionalismo” negaba la existencia de clases, sino que negaba el proletariado como clase, como sujeto de la revolución en base a una concepción socialdemócrata de las clases. Como decimos en la página 47: «Toda esta desdichada noción del fin del proletariado y del trastocamiento de todas las condiciones productivas del capitalismo no arrastra al insurreccionalismo a abrazar el aclasismo como otras corrientes modernistas. No llega al extremo de afirmar el fin de las clases sociales y sus luchas, o a afirmar que la explotación de clase ha dejado lugar a la explotación de los pueblos, de las naciones oprimidas, aunque ciertamente hay un cierto coqueteo con todo esto. Éste es el motivo por el cual el insurreccionalismo sigue hablándonos de lucha de clases y, de forma nebulosa, de sus dos movimientos antagónicos –proletariado y burguesía, comunismo y capitalismo, humanidad y capital–, expresándolo bajo los términos dominantes y dominados, incluidos y excluidos [...]»

En la pag 49 nos explican lo que quería decir Bonanno con las categorías excluidos e incluidos y la herejía que hicimos en nuestra crítica mostrando nuestra más absoluta ignorancia y nuestros prejuicios. Nuestros autores dicen: «Nuestra interpretación, basada en la misma lectura pero sin ningún prejuicio terminológico e ideológico nos lleva a otra conclusión: entre los explotados están aquellos que por su herencia (cultural, material, etcétera) o la vida que llevan son aceptados como parte del proceso productivo, es decir, lo que Bonanno denomina como incluidos, luego están los que son considerados superfluos, los que ya no se necesitan para el ciclo de producción y consumo, que son quienes al mismo tiempo amenazan la ilusión de bienestar y de paz social, los excluidos.»

Lo primero, y lo más importante es que nuevamente aquí comprobamos la desastrosa concepción sobre clases que nosotros criticamos. No se comprende que el proletariado es una clase en tanto que sujeto de la revolución. Recordemos la atinada frase escrita por el Mil que publicamos en nuestro libro: «La fijación de quien es proletariado no es, como pretende la burguesía un estudio sociologista o de un nivel de ingresos: es la delimitación de quien es el sujeto de la revolución.» Para nuestros autores las clases simplemente existen sin más, son un dato mas de la realidad y es en ese sentido que hay excluídos e incluídos, desde una visión sociológica.

Dicho esto, la cantidad de textos y publicaciones que hemos leído referidos a estos términos, las distintas discusiones que hemos tenido, incluso las discusiones con Bonanno, algunas conferencias de Bonnano... En todos lados hablan de clases sociales diferentes, por un lado el excluido, por el otro el incluido. Es la primera vez que oímos desde esta ideología que se trata de una misma clase. Pero todo vale con tal de salir del apuro. Hay que explicar entonces la tonelada de textos sobre la cuestión. Que nos expliquen e “interpreten” por ejemplo qué demonios quiere decir Bonanno con lo siguiente:

«Si bien es cierto que hoy es necesario librarse de los viejos esquemas que tuvieron su época, en base a los cuales razonábamos hasta ayer como si tuviésemos delante la sacrosanta verdad, si hoy ya nadie bosqueja un análisis partiendo de ridículas dicotomías como la de burguesía y proletariado, es igualmente cierto que no podemos hacernos sostenedores de un abstracto humanismo naturalista. No podemos, en otras palabras, hablar de defensa de la naturaleza, de salvaguarda del hombre contra los peligros de la técnica,de resistencia contra todo proceso de desculturización impuesto por el poder, si no insertamos todo ello en la realidad social específica que tomamos a examen, la cual, por mucho que pueda variar desde los países más avanzados desde el punto de vista económico a los más atrasados, presenta siempre una constante: la división de clase entre dominantes y dominados, entre incluidos y excluidos.» (textos para la IAI).

Pero peor se comprende la «interpretación» de los autores cuando Bonanno sentencia: «Porque luchamos junto a todos los excluidos por aligerar y posiblemente abolir las condiciones de explotación impuestas por los incluidos.» (Nueva vuelta de Tuerca Bonanno)

En todas partes hay una confusión gigantesca con todo esto y no hace más que confirmar algo que decimos en la pag 51-52 pues somos conscientes del tinglado en el que se metió Bonanno y la ideología insurreccionalista:

«Lo único que demuestra el atolladero en el que se ha metido el insurreccionalismo es la insostenibilidad de todo este tinglado.[...] Lo importante para nosotros es mostrar cómo estas clases sólo están en la cabeza del insurreccionalismo.»

Página 49 «Sin tener en cuenta que nadie niega la existencia del proletariado, entendido este con su definición clásica....»

¿Definición clásica? Por qué no explican a qué definición clásica se refieren. Bien, más adelante lo dejan caer, pag 52, «reconocer la modificación de la figura del 'obrero', teniendo en cuenta que durante gran parte del siglo veinte proletario y obrero fueron casi sinónimos».
PRECISAMENTE ESTA DEFINICIÓN CLASICA E IDENTIFICACIÓN PROVIENE DE LA SOCIALDEMOCRACIA Y HA HECHO ENORME DAÑO HISTÓRICAMENTE SEPARANDO SECTORES DEL PROLETARIADO. Como decimos en la página 43 «Toda la teoría insurreccionalista tiene como presupuesto ideológico esencial la concepción socialdemócrata, leninista, o más exactamente, estalinista, que asimila el proletariado al obrero industrial. Concepción materialista vulgar que identifica la mercancía a la producción de cosas, definiendo a la clase revolucionaria sin práctica, sin contraposición de intereses, sin movimiento. Es siguiendo al pie de la letra esta concepción idealista y sociológica de las clases como la teoría de la desaparición del proletariado puede recrear una fantasía que nos traslada al funeral del proletariado.» Un poco antes habíamos dicho en la pag 29 «El insurreccionalismo es incapaz de comprender esto al identificar exclusivamente como proletario, al igual que hace la socialdemocracia, a uno de sus polos de desarrollo: el obrero industrial.»

Más adelante nuestros autores actúan como trileros para desviar la atención de nuestras críticas hacia las posiciones de Toni Negri (fin pag 52 y 53). Es una grosera distorsión decir como dicen en la página 52 que «Según el texto Crítica de la ideología insurreccionalista esta supuesta negación del proletariado acercaría a estos anarquistas italianos a las posturas de intelectuales izquierdistas como Toni Negri...» Malabarismo. Una cosa es decir que esta supuesta negación del proletariado acercaría a estos anarquistas italianos a las posturas de intelectuales izquierdistas como Toni Negri (COMO DICEN ELLOS), y otra MUY DISTINTA es afirmar, como realmente hacemos, que la negación del proletariado que hacen «estos anarquistas italianos» proviene de ideas de intelectuales izquierdistas como Toni Negri. Pero quizás ellos no sean capaces de ver esa “pequeña” diferencia. La mención explícita en nuestra crítica no deja lugar a dudas (pag 23): «El insurreccionalismo llegó a la conclusión a principios de los años ochenta de que las viejas clases sociales se habían extinguido, haciendo suyas las ideas dominantes de aquellos momentos. Todos sus análisis y sus desarrollos sobre los cambios en el capitalismo se fundamentan en las ideas provenientes de personajes como Jeremy Rifkin o Toni Negri, cuya característica común es ser expresiones diferentes de una misma teoría, que asegura, que las transformaciones producidas en la red productiva desde la década de 1970 hicieron desaparecer al proletariado.» Pero es una buena salida rellenar hojas criticando las posiciones de Negri en lugar de responder a nuestra crítica.

[fin pag 54 y pag 55] Como el que se agarra a un clavo ardiendo encontraron una pequeña cita presta a la manipulación para argumentar nuestra labor de falsificadores. Entre las decenas de citaciones parece que se frotaron las manos con una. Así en el último párrafo de la pag 55 dicen «Así una cita que critica al sindicalismo anarquista, que durante mucho tiempo fue visto como la única forma de incidencia en las luchas específicas desde una perspectiva anarquista [SIC], con un poco de arte los compañeros del libro la transforman en un llamamiento hacia vaya uno a saber qué»
Remitimos a que repasen las hojas previas desde la página 24 y se queden con la totalidad a la que hace corolario esa frase y no con la parte. Comprobarán al igual que cualquier lector puede hacerlo, CÓMO «OCULTAMOS» LA CRÍTICA AL SINDICALISMO.
Pese a que nuestra cita sobre anarcosindicalismo está descontextualizada sigue presentando los mismos problemas, siendo posmoderna porque es incompleta, porque supone que el anarcosindicalismo no está aggiornado (por la reestructuración productiva, los cambios...), es decir fue una herramienta neutral que sirvió pero ya no.
Ni Bonanno, ni Cavallieri, ni ningún texto es una biblia, estamos de acuerdo, pero si todos son igual de parciales, contextuales con «mayor o menor acierto» ¿que referencia tomar? ¿o hacemos como Foucault y los posmodernos para quienes los libros son herramientas neutrales que se pueden usar o no según las circunstancias? No es una casualidad como, por ejemplo, en algunos lugares algunos compañeros se obsesionan con diseñar sus materiales con gráficas de herramientas ¡Pero la teoría no es una herramienta para la práctica! El planteamiento de la teoría como sierva de la práctica es producto de una concepción que separa a ambas.
Y sobre la cita de Bonanno sobre los 70, es preciso aclarar que ya ni él ni el movimiento razonan así, y eso es importante.

En la pag 58. sobre el Ai ferri corti, sin comentarios, ver el uso compañero que hacemos en el capítulo de insurrección del texto Ai ferri corti para defenderla.

En la página 61 hacen una utilización fea de Lavazza, compañero preso, con motivo de las críticas que le hicimos a ciertas posiciones que defiende en su libro autobiográfico. Queremos recordar lo que decimos en la pag 172 «La represión o la muerte de compañeros no puede inhibir esta necesidad de la crítica. Si por eso fuera nunca se podría criticar nada, nunca sería el momento. Entre otras cosas porque eso es la regla general en nuestra vida, en la vida de los revolucionarios, es más, es la regla de la gran mayoría del proletariado. La represión, la tortura, la muerte, no es una excepción, son el contexto terrorífico bajo el que se despliega la lucha de clases, son el medio natural en el cual emerge la crítica armada y el arma de la crítica contra este mundo.» Para nosotros Lavazza es un compañero de lucha por muchas otras razones y en ese sentido nos hemos solidarizado con situación y entre otras cosas hemos difundido sus escritos en las diversas luchas en las que ha participado entre rejas. Y es un compañero que aunque sobreviva a una situación cotidiana trágica no lo consideramos por ello menos capaz de seguir reapropiándose de las lecciones de la lucha ni de impulsarlas. Es por tanto un compañero al que criticaremos sus derivas comunalistas, como a Jean Marc Rouillan le criticaremos otros aspectos, por muchos años que hayan pasado en prisión. En este sentido, nos parece peor la victimización y, por lo tanto, anulación de él como combatiente, que podría entenderse de los comentarios de los autores de la luna.

Página 63 sobre la organización. En la parte que dedican a la organización se desvían del meollo y no se dice nada de nuestra crítica precisa del informalismo y el afinitarismo tal como la defiende esa ideología. Ni nada dicen de la relación luchas masas-minorías. Prefieren adjudicarnos falsamente posiciones de defensa de la masa contra las minorías totalmente denunciadas por nosotros en el libro.

En la página 67 vuelven sobre el proletariado para subrayar nuestra idealización de este sujeto, nuestro mesianismo.

Como decimos en la pag 38-39 «La imagen idílica y celestial que algunos se han creado del proletariado sólo está en sus cabecitas pensantes y se resquebraja ante la realidad, cuando el sujeto revolucionario deja por un período largo de revolverse contra la sociedad. Entonces, estos adoradores del proletariado mitológico, defraudados por el sujeto de carne y hueso, anuncian que la clase ha dejado de existir para siempre. La contradicción que contiene en su ser el proletariado de ser una clase explotada y a la vez revolucionaria no es, ni por asomo, comprendida. Por eso se quedan sorprendidos cuando el proletariado, después de poner en jaque al capitalismo mundial, pasa, acto seguido, a aceptar sumisamente todas las barbaridades a las que le somete el capital. No pueden concebir que sea el mismo sujeto que ha sido disuelto, desestructurado por la derrota. Pero más boquiabiertos se quedan cuando después de defenestrarlo e inventar nuevas clases, de repente, lo que era un siervo dócil, se transforma en una pesadilla para sus amos prendiendo fuego a diestro y siniestro.»

Una de las últimas página que nos dedican (pag 68) vuelve a recordar al lector, no se le olvide, esa falsificación sobre nosotros. Que si somos seguidores de Bordiga y del PCI, que si ocultamos nuestra terrible terminología al «esconder términos como dictadura del proletariado o partido» que hubieran preferido que las utilizáramos en cada página, y no las pocas veces que lo vimos pertinente en el libro, etc, etc. Como si nuestro criterio no fuera siempre exponer sin pelos en la lengua, con el único criterio que defender lo que consideramos correcto independientemente de las concepciones y prejuicios dominantes. Pero todo vale con tal de levantar la bandera a la moda anticomunista y cerrar filas entre algunas familias ideológicas que sólo la mención de esos términos les produce urticaria, familias que se encargan, esas sí, de esconder que el mismo Bakunin e incluso Malasteta tan citado en su libro, defendieron términos tan proscritos y malditos como dictadura del proletariado.

Tras todo esto llegamos a la última parte del libro. En ella exponen experiencias de diversas luchas que califican de insurreccionalistas y que puede ser lo más interesante. No vamos a discutir si tal o cual ejemplo es o no “insurreccionalismo”. Esas cuestiones preocupan más a las familias que buscan clasificar y adjudicar la práctica de nuestra clase. No es nuestro terreno. Sí podemos afirmar que en algunos de esos ejemplos la influencia de la ideología insurreccionalista, arrastra a límites evidentes, pero también percibimos cómo esa influencia es rota aquí o allá por las mismas necesidades de la lucha.

Nada más tenemos que decir. Sólo esperamos que al menos hayamos dejado claro que esa no es nuestra luna.

18 noviembre 2015.
Proletarios Internacionalistas
Sindicato Sindicat