En el tema del acompañamiento, tal como se explica, parte de una posición asistencial, y sobre cuando digo esto no debería hacerse una lectura peyorativa o descalificadora, sino como la constatación de un hecho. Cabe la posibilidad de que ese planteamiento asistencial cambie a medida que la persona acompañada vaya recuperando parte de su autonomía y tenga una menor dependencia. Evidentemente se trata de un proceso y cada persona tiene el suyo.
Tal como se expone el acompañamiento en la introducción, se plantea como un apoyo o una ayuda, no desde el apoyo mutuo y/o la solidartidad colectiva, sino desde el ámbito profesional o del voluntariado. Se plantea ayudar en la inserción social de las personas a las que consideran en riesgo de exclusión social. El término inserción, no es muy distinto al de la reinserción que se propone en los centros penitenciarios. La diferencia más evidente, es que muy probablemente personas, de esos colectivos a los que se considera en riesgo de exclusión social, hayan sido rechazadas socialmente, desde edades muy tempranas, por su condición de funcionalidad diferente. Sin embargo en la reinserción se considera que la persona, en algún momento de su vida, “fracasó” socialmente, pero hasta ese momento, tuvo con mayor o menor fortuna, un entorno social que la contenía.
El educador social, así se presenta, plantea que las instituciones deben abrirse. No habla contra la institución sino de la reforma de la institución. Apela a los derechos y la igualdad de los derechos es “síntoma” de integración. Es decir, sólo tenemos derecho a los derechos cuando nos integramos, y para ello, unos profesionales, unos especialistas, te acompañan para que la persona que no está insertada, se “empodere”. Es decir, el “empoderamiento” no es más que el medio para insertarse, para tener los mismos derechos en un modelo económico-social que los barre complétamente, es decir, ninguno.
Los educadores sociales, salvo importantes excepciones, han sido elementos de control de este sistema, intentando integrar a través de las redes de salud y asistenciales a las personas que viven en la calle.
El educador entrevistado expresa que ha “trabajado” con personas de diferentes grupos sociales, es decir, el acompañamiento es interiorizado como un “trabajo” que complementa al resto de profesionales. El educador explica que el acompañamiento es dar un espacio para hablar cómo se siente la persona.
Explica que algunos informes que le llegan de las personas a las que acompaña desde su asociación, no los ha leído porque prefiere sacar sus conclusiones del contacto como la persona. También explica que la mayoría de estas entidades de acompañamiento funcionan a base de subvenciones, es decir, quienes acompañan hacia la autonomía de las personas, tienen la gran contradicción de ser dependientes de esas mismas instituciones a las que consideran que deben abrirse. ¿Pero qué puede suponer esa propuesta de abrirse? En mi opinión, es otro paso más hacia la privatización de toda la sanidad, eso sí, este paso no viene de la mano de recortes presupuestarios, sino que viene a mitigar la catástrofe ocasionada por estos recortes. De ahí los discursos que asumen para evitar ser rechazados completamente. Ahora dicen que es muy importante “el saber de las personas afectadas”, casi tanto como el de los profesionales, pero no nos engañemos, al que se le paga es al profesional, no a la persona con otra funcionalidad o un diagnóstico.
En la entrevista no se entra a debatir sobre la medicalización de todas estas personas a las que consideran en riesgo de exclusión. Y digo que las consideran, porque nadie se plantea dónde deben ser insertadas, cómo, porqué, para qué…
En la entrevista se intenta responder alguna de estas preguntas, pues hablan de derechos, cuando ya sabemos lo que son los derechos más básicos, algo que se debe firmar, pero no cumplir.
Una de las cuestiones que me ha llamado la atención, es ver cómo las personas que han sido objeto de algún diagnóstico psiquiátrico, ya hablan como los profesionales del asistencialismo social, y no al revés… Ahí vemos una importante tendencia que nos debería despertar muchas dudas acerca de todos esos discursos en el que profesionales multidisciplinares quieren insertarnos, empoderarnos, acompañarnos, desarrollar nuestras habilidades, etc…
En la entrevista no aparece ni un solo comentario a cómo nos enferma este sistema, a la imperiosa necesidad de un cambio que transforme radicalmente las relaciones de poder. Ni una alusión a la colectividad, a los procesos revolucionarios colectivos y a todos esos aspectos que determinan si una propuesta es revolucionaria o reaccionaria.
Sí, ahora está muy extendida esa forma del sistema del trato sensible, de las diferentes miradas, de la escucha para acompañar las decisiones de la persona acompañada…, pero no nos engañemos, no hay decisiones libres si no se conocen las diferentes opciones para tomar una decisión…, y todas estas personas tuteladas con las nuevas formas, son aleccionadas para que sus respuestas queden dentro de la norma, para que sepan las respuestas antes de que surjan las preguntas.
Nada de lo explicado por el educador o por las y los conductores del programa sería extraordinario, sino fuera porque la entrevista la realizan desde una asociación como Radio Nikosia, que promueve ese tipo de dinámica, y porque la entrevista aparece colgada en un blog que se llama educación crítica. destinado a promover el “pensamiento crítico”.
En ese mismo blog aparece otra reflexión y crítica acerca de un documental sobre la prisión, “Filosofia a la presó”, que más allá de compartir o no esa crítica y reflexiones, en esta ocasión sí que se parte desde un pensamiento crítico, tal vez porque el producto televisivo y espectacular, está siempre bajo sospecha de ser banal y superficial.
Sin embargo, esa misma actitud crítica desaparece frente a una asociación como Radio Nikosia, al que se le supone algo, algún valor crítico, y por tanto aparece fuera de toda sospecha, cuando es tan espectacular y mediatizada, la propuesta no el medio, tanto una como la otra. Quizás a alguien le pueda parecer esta afirmación una exageración, si es así, sólo tiene que buscar en hemerotecas y en la propia red, y ver el apoyo que ha recibido desde los medios de comunicación de masas, y desde las instituciones, aunque luego se hable de autonomía.
Esta es la actual paradoja, el sistema, por un lado intentando lavar la fachada de sus instituciones, y asociaciones que dicen trabajar para la autonomía y que son completamente dependientes del sistema de subvenciones, aunque en más de alguna ocasión de eso ni se hable, se oculte o incluso, se diga todo lo contrario.
El pensamiento crítico no puede ser nunca un pensamiento servil, domesticado, dependiente, condescendiente…, de manera que en vez de ir dejando los caminos sin salida, las vías muertas, lo que nos proponen es volver a retomarlos con la renovada esperanza de que nos conduce a algún lado, no importa donde, siempre y cuando nos acaben engañando diciendo que eso es la autonomía, de manera que interioricemos que las nuevas cadenas nos hacen libres. Si desde hace años, todos los días, nos venden mierda envasada y nosotrxs la compramos convencidos de que es alimento y comida, ¿qué no podrán hacernos creer?. Además, ahora también dicen que el pensamiento crítico es parte de su manera de ser y actuar… Siendo así, ¿quien va a dudar? |