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Notícies :: pobles i cultures vs poder i estats
La investidura de Mas: un asunto de estado (I)
per El faro rojo	04 oct 2015
El foco mediático político en Cataluña se centra des del día 27 de septiembre en el posible (o imposible) acuerdo entre la CUP i Junts pel Sí acerca de la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat. Des del viernes, y hasta el próximo jueves, los anticapitalistas han ordenado una apagada informativa en sus filas, e incluso su cónclave nacional de este sábado se ha realizado con suma discreción en un pequeño pueblo cerca de Ripoll. La prensa presente no saco nada pese a que varios medios desplazaron a algunos periodistas a cazar declaraciones e incluso a poner la oreja. Sin duda, la presión del entorno de CDC hacia la CUP se les había escapado de las manos, a unos y otros. La orden de rebajar el ataque del entorno nacionalista y el apagón informativo de la CUP ha amainado, de momento, la tormenta. Oficialmente, solo hay una negociación encima de la mesa, la que encabezan Josep Rull (CDC) i Marta Rovira (ERC) por parte de JxSí, y la que lidera una comisión formada por dirigentes y diputados de la CUP por su parte. Nada más ha trascendido por el momento, pero no son pocos los entornos donde se habla de otros posibles espacios de negociación.
A nadie se le escapa que CUP no es ERC. Por lo menos, estos últimos parecen bastante más tozudos, especialmente en su empeño en poner punto y final a la carrera política de Mas, al menos como presidente. ERC ya asumió el coste político en su momento aguantando los incumplimientos reiterados de los nacionalistas a lo largo de la última legislatura, pero especialmente tras aceptar, resignados, la OPA hostil de Mas sobre su partido. Gráficamente, los republicanos ya se han comido el sapo, y no quieren saber nada más el asunto. Lo qué ya era visible entre las direcciones políticas se ha explicitado más aun este fin de semana tras el Consell Nacional de ERC, celebrado también el sábado, y es que ERC se mantiene al margen de la bronca entre CDC y la CUP sobre la investidura. Los republicanos no van a romper su acuerdo con Mas, pero tampoco van a ensuciarse las manos con este asunto. Si nacionalistas i anticapitalistas se ponen de acuerdo, ERC lo estará, si no, pues que sea Mas quien decida. Las cosas, pues, no parecen nada fáciles para la CUP, que ha cerrado filas y ha reiterado su negativa a dar la presidencia a Artur Mas. En CDC empiezan a darse cuenta de la realidad, y de que depender de la CUP no es lo mismo que aguantar su solida -pero inofensiva en términos de aritmética parlamentaria- dialéctica política con tres escaños. Los nacionalistas no andan cortos de estrategas, empezando por el propio Mas que se ha demostrado como un hábil y duro negociador, capaz de acorralar y dejar sin escapatoria a sus presas. Y si no, que se lo cuenten a Junqueras. Pero esta vez se la juegan con alguien muy distinto a quien parece importar poco el coste electoral del bloqueo, e incluso de unas elecciones anticipadas. En la CUP miden sus éxitos electorales, por descontado, pero miran sobretodo si sus pasos sirven efectivamente pasa alcanzar sus objetivos. Se ha hablado mucho de su coherencia, incluso de su honestidad, algo muy noble y fácil de entender desde la ética política. Este pobre análisis carece de la verdadera razón de ser de la izquierda independentista: quiere lograr sus objetivos y no escatiman en riesgos pasa ello. No ser trata -solo- de coherencia, si no sobretodo de la vuelta a la política de masas de un movimiento político altamente ideológico, algo que ha venido cotizando a la baja hasta ahora. Tampoco se le debería escapar a nadie que CDC no juega solo una partida por la independencia, si no que juega sobretodo una batalla de una facción de la burguesía catalana en espacios claves del poder económico y político de Cataluña. Más allá de eso, que tampoco es novedad alguna, es evidente que el Estado -en su acepción más amplia de relaciones de poder- ve con extrema preocupación lo que está pasando en Cataluña. De hecho, se ha producido uno de los peores escenarios teóricos que se podían dar: que la coalición independentista quedara a merced de la izquierda anticapistalista y, sin ánimo peyorativo alguno, antisistema. Cabe esperar que el estado desplegará toda su maquinaria jurídica, judicial, mediática e incluso de servicios de información (CNI) y que, de hecho, ya lo hace. Pero sería iluso pensar que el Estado va a renunciar a desarmar políticamente el llamado “proceso” y hacerlo fracasar. Al gobierno español no le ha costado demasiado utilizar medios represivos, pero también es cierto que el escenario político en Cataluña requiere otras soluciones. Y en contra de lo que se suele decir en Cataluña, en “Madrid” no son tan tontos, aunque a menudo las cabeza visibles en los partidos lo puedan parecer, e incluso serlo. Retomando el hilo de la única negociación oficial, sorprende que nadie haya puesto encima de la mesa otras opciones de que Mas sea presidente sin el apoyo -ni tácito, ni explícito- de la CUP, lo que supondría un giro absoluto en el guión que todo el mundo da por hecho.
Mira també: https://elfarroig.wordpress.com/2015/10/04/la-investidura-de-mas-un-asunto-de-estado-i/
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