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Notícies :: dones
Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
18 ago 2015
Publicado en "Estar de pie es propio de quien lucha".
“Nos dejamos llevar por manos ajenas como muñecos de trapo” (Horacio)


Hay crímenes horribles, mujeres que mueren de forma espantosa después de una vida de humillaciones, de palizas y de miedo. Hay mujeres que mueren porque un hombre desea verlas sometidas hasta un punto imposible si están vivas. Esa es violencia machista.

Las estadísticas oficiales consideran que todas las mujeres que mueren a manos de hombre (que sea o haya sido pareja de la mujer) mueren de violencia machista. Pero no todos los crímenes tienen ese origen, la violencia entre dos seres humanos (sean del mismo o de distinto sexo) proviene de múltiples fuentes, hay asesinatos fundados en el supremacismo masculino, sí, y otros que nacen de relaciones basadas en el desarraigo, trufadas por las drogas o el alcohol, atravesadas por la enajenación mental. Y hay agresiones y asesinatos que resultan de la exacerbación del conflicto en las relaciones afectivas, de una intimidad patológica hecha de dependencias, frustraciones y resentimientos, es evidente que tal cosa existe y que no es machista porque no se produce únicamente de los hombres a las mujeres sino también al contrario, de las mujeres hacia los hombres, y no solo entre parejas heterosexuales sino que sucede también entre las parejas del mismo sexo. Esto es violencia, pero no es machista. En cambio no se tipifican como crímenes machistas aquellos que se producen fuera de las relaciones afectivas pero que en muchas ocasiones, como en las violaciones, tienen su origen en el odio y la idea del imperialismo masculino.

Existe, si bien casi siempre vinculado a las instituciones del Estado, la violencia que se funda en una nueva corriente ideológica de supremacismo femenino o sexismo hembrista, que agrede al hombre por el hecho de serlo, que tipifica lo varonil como espurio, feo, denigrante e inútil y que llama a su destrucción o bien lo califica como inferior e imperfecto y por ello denigrable. Yo misma he podido asistir estupefacta a situaciones en las que un hombre es vapuleado, ninguneado, tratado como ser objeto (igual que hacen los machistas con las mujeres) por féminas que son muy conscientes de la indefensión del varón que, de revolverse, sería inmediatamente calificado de machista. He presenciado cómo cuando una niña agrede a un niño alguien dice “¡déjala que se defienda!” y he tenido que aclarar, yo, que soy firme defensora de la autodefensa desde la más temprana edad, que no se está defendiendo sino que está ofendiendo a otro. Que el sexismo avance, sea del signo que sea, es una gran lacra social.

En el código sobre redacción de los medios está prohibido dar informaciones que permitan vislumbrar la complejidad de la violencia que se produce entre los hombres y las mujeres, solo se muestra la violencia calificada de machista de tal manera que se explicitan las circunstancias cuando la misoginia es causa indiscutible y se evita la referencia a los detalles cuando estos pueden poner en evidencia otras motivaciones. Se evita dar publicidad a la violencia inversa (de las mujeres a los hombres), se justifica la que las mujeres ejercen sobre las criaturas que aparece siempre como producto de la enajenación o de la condición de víctima de quienes la practican negando la realidad de que eso es cierto solamente en algunos casos pero no en todos. Se invisibiliza la violencia que se produce dentro de las familias especialmente la que perpetran muchos adolescentes (mayoritariamente féminas) sobre sus familias (mayoritariamente sus madres), la que reciben los ancianos y ancianas (más ellas porque son más) y que es la más repugnante junto con la que se practica sobre los niños, tampoco se habla mucho del acoso y la agresión que se produce entre mujeres, la que se origina entre parejas de homosexuales y lesbianas, y sobre todo es innombrable el maltrato, teñido de sexismo en innúmeras ocasiones, que recibimos las mujeres en el ámbito laboral realizada por hombres o por otras mujeres, estas y muchas más violencias quedan invisibles y solo se presenta una como deleznable. ¿Nadie se pregunta por qué?

Yo sí, me resulta preocupante que haya víctimas olvidadas, que se oculten las verdadera magnitud de la violencia social dejando ver solamente una ínfima parte de sus dimensiones y que se esconda la violencia estatal e institucional, la que se produce en comisarías, cuartelillos, cárceles y en las calles, la que se esconde en las empresas, la que se produce en cualquier rincón en que una autoridad somete y humilla a un ciudadano o ciudadana, toda esa violencia que se invisibiliza bajo esta batahola emocionalista y fanática de un buenismo sospechoso.

La repugnancia que me produce el machismo y la que me provocan los crímenes contra las mujeres no me han ofuscado tanto la mente para no observar que tras estas campañas hay una intriga manifiesta.

En los últimos días asisto sobrecogida a la emergencia de una campaña sobre la violencia machista que apoyan sin rechistar hombres y mujeres, incluidas algunas personas a las que considero de reconocida lucidez en muchos asuntos, es algo que me alarma. Tomando como justificación un crimen horrible, un repugnante asesinato machista, se está fundamentando una acción igualmente espuria y depravada que dibuja un paisaje de guerra abierta entre “el hombre” y “la mujer”.

La consigna “Nos están matando” esconde una inquietante deducción, significa que “ellos”, los hombres, “nos” están matando a nosotras, las mujeres. Estas mañas del lenguaje, que pueden parecer inocentes pues muchos dirán que se refieren tan solo a los maltratadores no lo son en absoluto porque están construyendo un “ellos” y un “nosotras” que diseña un futuro en que seremos y nos comportaremos como dos especies diferentes y no solo eso sino como grupos enfrentados, el “ellos” y “nosotras” es, justamente, la frontera que divide dos ejércitos dispuestos a destruirse.

Leo en un popular blog esta pregunta, “¿Porqué los hombres matan a las mujeres?” y se contesta en 14 epígrafes que comienzan así “los hombres matan a las mujeres porque….” Son machistas… han sido educados para dominar… son tiranos… violentos… no son capaces de pedir ayuda… porque tienen impunidad, porque se considera normal en la sociedad…. Y hago notar que no escribe “los maltratadores” sino “los hombres” ¿Es esto una torpeza de la autora? Lo dudo de una persona que ostenta una larga lista de credenciales académicas y experiencia en los despachos del sistema público y privado de creación de políticas de género.

El 16 de agosto “El País” publica un artículo, “locura, odio y la delgada línea” en el que se trata del filicidio. Se presentan cinco casos concretos de muertes de criaturas a manos de sus progenitores, tres asesinatos cometidos por hombres y dos cometidos por mujeres (y se ponen más casos de hombres que de mujeres a pesar de que dos tercios de las muertes de menores se producen a manos de sus madres), para llegar a la conclusión de que ellos matan por odio, ellas por enajenación mental, por miedo o por angustia…. Ellos son monstruos, ellas víctimas. El método de sacar conclusiones universales de cinco casos elegidos para la ocasión por la propia autora es sencillamente rastrero y despreciable, pues con ese procedimiento podría demostrarse igualmente lo contrario o cualquier otra cosa que se nos antojase. Los sofistas ya acuñaron esta fórmula, cualquier mentira se puede demostrar racionalmente.

Tejemanejes lingüísticos y argumentarios grotescos se unen a la palabra de autoridad como la del marrullero Miguel Lorente que ha fabricado el conjunto de axiomas o verdades no demostradas en los que se basa todo un edificio de realidades por ello mismo artificiales, la de la ínclita Lidia Falcón, la antigua colaboradora de la falangista Marichu de la Mora en los años setenta del siglo pasado que se atreve a dar una cifra de maltratadores que es, a todas luces, inventada, o la de la señora Dancausa, cargo político del PP que en una entrevista decía que la violencia es un atributo de la masculinidad. Ellos han dividido el mundo entre maltratadores y maltratadas y parece que nada hay fuera del circuito del maltrato.

Al pueblo se nos trata como a párvulos, como a seres crédulos e irreflexivos que tragaremos sus consignas sin rechistar o se nos somete a la ya vieja fórmula del acoso, la culpa y el complejo. Muchos y muchas viven intimidados ante la posibilidad de ser señalados ante la opinión pública como machistas o colaboradores de los maltratadores. El viejo procedimiento de la Sección Femenina y los grupos de presión que fueron las beatas vuelve a funcionar hoy. Entonces hostigaban al pueblo, ellos y ellas, pero sobre todo a ellas, rompiendo su dignidad y su seguridad personal insinuando o afirmando que no tenían sus casas suficientemente limpias ni su vida íntima suficientemente respetable creando un complejo de inferioridad y una sombra de debilidad en muchas mujeres que las llevó a competencia para ser las más recatadas, o al menos parecerlo, y tener su hogar como los chorros del oro usando toneladas de productos químicos y entregando su vida a una obsesión compulsiva. A los y sobre todo las rebeldes se las sometía a la humillación y el escarnio público.

Hoy, quienes nos negamos a asentir ante las campañas de las instituciones del Estado, los medios del sistema y el ejército de los funcionarios a sueldo de las arcas públicas somos rápidamente tildados de agentes del machismo y colaboradores del maltrato. Igual que ayer hubo mujeres que decidieron sostenerse en su lugar y no defenderse del apelativo de “guarra” o de “puta” que les lanzaban las funcionarias de la Falange Española que fueron llamadas por muchos las “monjas del Estado”, no deberíamos hoy las personas de bien disculparnos por defender la justicia y la equidad entre los sexos.

Lo cierto es que la capacidad de crear estados de pánico y alarma social por parte de la industria de la conciencia es cada vez más poderosa, una potencia que se funda tanto en lo que se dice como en lo que se oculta y que tiene la facultad de mover la sociedad en la dirección que diseñen.
Ya he denunciado los muchos datos sobre la violencia social que se esconden, se calla también el hecho de que las cifras globales de la violencia machista –incluso con las estadísticas oficiales- es uno de los más bajos de Occidente y del planeta ¿Qué justificación tiene crear un estado de terror bajo la consigna “nos están matando”? ¿Por qué no se hacen campañas parecidas en Finlandia ¡la civilizada Finlandia! cuyo número de muertas por millón de mujeres triplica el de España?

No es la vida de las mujeres lo que se protege, no, es el progreso del miedo y del odio entre las mujeres y los hombres lo que se maneja. La enemistad entre pares y la violencia son consustanciales al sistema porque justifican la existencia del Estado y sus estructuras de castigo y de orden; sin delincuencia, sin crimen y sin violencia social no podría fundamentarse la necesidad de esa maquinaria que monopoliza la regulación de todos los actos de la vida y el castigo a los infractores. Además el odio tiene otra derivación amable al poder, destruye al individuo, envenena las emociones y el entendimiento, estupidiza porque impide usar la inteligencia y destruye la dignidad porque envilece nuestro concepto de nosotros mismos. El pueblo (tanto los hombres como las mujeres) resulta así dañado en lo más profundo, en el centro del sujeto y sus valores y se hace más vulnerable y sometido.

Todas las dictaduras buscan un chivo expiatorio, aquí ha sido el hombre, pero no todos los hombres, únicamente los hombres del pueblo, los hombres sin poder (los poderosos no maltratan como se ha visto en el caso de López Aguilar). El varón es una víctima propiciatoria que exculpa al Estado, que es quien le señala y es también el origen verdadero de la violencia como crimen y barbarie.

Es completamente falso que la violencia provenga del macho o de la testosterona. En la especie humana la agresividad que traspasa los límites naturales del conflicto de convivencia se origina justamente en la aparición de las instituciones de dominación social y territorial, el Estado, como bien señala Edgar Morin en “Breve historia de la barbarie en Occidente”.

Es en los cuarteles, las fábricas, las cárceles y las instituciones de control y de poder sobre el pueblo (que hoy son muchas incluidas las del Estado del bienestar) donde se fragua y se moldean las formas de violencia sin barreras, donde se produce y reproduce ininterrumpidamente el ciclo de la violencia. Me pregunto por ello por qué no se dan datos que serían reveladores sobre la profesión o la biografía de los maltratadores, ¿de dónde vienen? ¿Cuántos tienen profesiones relacionadas con la violencia (policías, guardias, militares, porteros de discotecas…)? ¿Cuantos han pasado antes por la cárcel? ¿Cuántos vienen del desarraigo? ¿Cuántos de la expansión de las drogas que corre pareja al modelo moderno de vida y que son en los hechos promocionadas desde dentro del sistema? Y hay más preguntas que muy pocos se hacen ¿cómo fueron criados? ¿Dónde y cómo se fragua un monstruo o un asesino?

Se aprovecha esta operación y la inclinación favorable de la opinión pública para empezar a hablar de una mayor intervención estatal en estos asuntos, incluso con críticas y acusaciones a los “poderes públicos” (¡qué contrasentido!) de no haber protegido bien a las mujeres. No se debería pedir al origen del mal que sea la solución del mal. Quienes siguen pidiendo más policía, más castigo, más cárcel y más represión, quienes siguen atizando el odio de sexo contra sexo ¿se han preguntado cómo podría salvarnos el Estado que es el origen de la barbarie de nuestra propia barbarie?

Lo cierto es que estamos a las puertas de un salto cualitativo en el diseño de una sociedad enteramente nueva que separe a las mujeres y los hombres definitivamente con el argumento de la seguridad–el argumento de todas las dictaduras- De momento se pide la imposición de un modelo de instrucción para varones para extirpar la violencia de su naturaleza ¿Habrá luego castración obligatoria?

Cuando vayan contra los hombres las mujeres no nos sentiremos concernidas, los abandonaremos. Los veremos ir al matadero sin hacer nada, con ellos irán nuestros hijos, en eso nos adoctrinan hoy, para eso nos preparan.

No será la primera vez en la historia, ya lo hicieron las sufragistas, quienes en las dos grandes guerras europeas llamaron a sus maridos y sus hijos a morir por la patria y matar a los maridos y los hijos de las otras mujeres. Se alinearon con el propio Estado bajo la promesa de que eso las emanciparía, una emancipación que consistió sobre todo en acceder al salario.
Y ¿qué será de nosotras cuando se haya realizado esa sociedad de castas? Nuestro destino más probable será el trabajo incesante para el emergente capitalismo neo-esclavista y servir como úteros en las ya incipientes granjas humanas. Antes es posible que asistamos a un periodo de conflagraciones civiles, procesos exterminacionistas sobre los varones parecidos a los genocidios étnicos y religiosos que se han producido a lo largo del siglo XX y que se fraguaron con consignas y narraciones muy parecidas a las que ahora mismo puedo ver en los medios y las redes sociales.

Recomiendo la lectura de “Peor que la guerra: Genocidio, eliminacionismo y la continua agresión contra la humanidad” de Daniel Jonah Goldhagen en el que reflexiona sobre la naturaleza del genocidio desde el estudio del nazismo, el periodo de la limpieza étnica en Yugoslavia o el genocidio de Ruanda. Cuando se estudia la historia se hace evidente que la barbarie humana siempre tiene un inicio y una justificación que va calando en las sociedades a través de mecanismos muy complejos. Toda locura comienza presentándose como un camino hacia el bien y la justicia.

¿Parece demasiado distópico? Muchos de los escenarios que dibujó la ciencia ficción ya han sido realizados.
Mira també:
http://prdlibre.blogspot.com.es/2015/08/contra-los-crimenes-machistas-y-la.html

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Comentaris

Re: Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
18 ago 2015
Contra Padro Esteban, su antifeminismo y su amigo del.alma Felix Rodrigo Mora.

Aún nose como se cuelan en indy escoria coo esta.
Re: Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
18 ago 2015
Caramba, antifrm, muchas gracias por tu aportación, realmente tu razonamiento aclara mucho el debate.
Estaba dudoso, reflexionando sobre los graves temas planteados, hasta que por suerte tu brillante argumentación me ha convencido. Ole chaval/a!
Re: Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
18 ago 2015
Prado Esteban (PE) y Félix Rodrigo Mora (FRM), no son ni remotamente parecidos, aunque compartan ciertas opiniones. FRM generaliza sin hacer distinciones, PE puntualiza y matiza bastante más su discurso. Muchas de las cosas que dice el texto, se las podría aplicar ella misma:
“Nos dejamos llevar por manos ajenas como muñecos de trapo” (Horacio)
“Que el sexismo avance, sea del signo que sea, es una gran lacra social”
“Los sofistas ya acuñaron esta fórmula, cualquier mentira se puede demostrar racionalmente”

Denuncia la ocultación de otras violencias para desviar la atención y menospreciar la violencia contra las mujeres, machista o sí, pues las muertes de hombres, mujeres, hombras y mujeros por las otras violencia, son cuantitativamente más numerosas, pero eso no cambia una realidad patriarcal.

Parece que quiera disculpar las muertes actuales de las mujeres, porque según ella, PE, ahora son las cifras más bajas, como si esas muertes fueran menos muertes.

PE acierta en su análisis en muchas cuestiones, pero luego las lleva hacia teorías que pudieran parecer conspiranoicas. Y sí, la violencia contra mujeres de algunos hombres en el poder, es ocultada o desmentida, y eso forma parte de esa lógica patriarcal que protege a quien está en el poder, siempre y cuando sostenga dicho sistema. Y para eso importa muy poco que esa violencia la ejerza hombre, mujer, hombra o mujero.

Algunos de los ejemplo que utiliza, rayan la ridiculez, como por ejemplo cuando habla de violencia entre parejas "del mismo sexo", como si esa violencia no pudiera ser también machista, como si, por el hecho de tener una sexualidad diferente a la heterosexual, no se fueran a repetir y reproducir los mismos roles patriarcales.

Y sí, PE tiene razón cuando afirma que las campañas institucionales "no es la vida de las mujeres lo que se protege", pues pretende hacerlas dependientes de las instituciones del Estado.

Y sí, PE tiene razón cuando habla contra las instituciones como sustentadoras de las violencias, y no sólo contra la mujer, pero PE olvida o no nombra una institución tan fundamental como la de la familia, que es el espacio de mayor impunidad por todo lo que comporta.

Y PE no se equivoca cuando dice que hay una "violencia que se funda en una nueva corriente ideológica de supremacismo femenino...”, pero habla de "nueva corriente", y la violencia contra la mujer no es nueva, al igual que la violencia contra cualquier persona. Por tanto, esa "nueva corriente" no es significativa en cuanto a la violencia contra la mujer y sí lo es en cuanto a las violencias, frente a las cuales las mujeres en general no quedan excluidas.

Negar la violencia contra las mujeres, o anteponer la violencia contra los hombres o menospreciarla porque hay otras violencias que afectan a más personas, es hacer justamente de lo que se queja PE, e invisibilizar situaciones como el feminicidio en el que la relación de mujeres muertas es tan extensa, como para no quedarse indiferente, menospreciarlas o desviar la atención diciendo que es el feminismo el responsable del feminicidio.

PE no parece misógina, FRM sí. A PE no le hemos escuchado decir tremendas tonterías sobre la homosexualidad o los negro y negras, a FRM sí.

Es por eso que me parece que no se pueden comparar. Yo no comparto todos los feminismos y puedo entender algunas de las cuestiones que plantea PE, pero insisto en que hace una interpretación muy prejuiciosa. Como cuando habla de esa campaña “Nos están matando”, que no dice lo mismo que la pregunta “¿Porqué los hombres matan a las mujeres?”, y porque al igual que FRM, en ocasiones asume también un rol de víctima perseguida por sus ideas:

“Hoy, quienes nos negamos a asentir ante las campañas de las instituciones del Estado, los medios del sistema y el ejército de los funcionarios a sueldo de las arcas públicas somos rápidamente tildados de agentes del machismo y colaboradores del maltrato”

El rechazo no es por repudiar a los feminismos oficiales, como pretende hacernos creer, sino por algunas de sus conclusiones.

También se vuelve tan perversa como esas relaciones que hacen las instituciones de género y los feminismos oficiales con los hombres, asociándolos a "asesinos o violentos". PE se pregunta “¿dónde y cómo se fragua un monstruo o un asesino?”. Un maltratador no es ningún monstruo, de la misma manera que la enajenación de una mujer no le lleva inevitablemente a matar a su hijx... No, PE, los maltratadores no son monstruos, no hay que ponerles ningún atributo mítico o extraordinario, sólo son hijos de este sistema. Hijos que han aprendido como es el patriarcado y lo han asumido como referente.

“Cuando se estudia la historia", también es posible reconocer de dónde proviene esa violencia y las otras violencias, ¿y si es el Estado quien las genera o permite, por qué señalar al feminismo y no al sistema productivo, o al familiar, o a cualquier otro?

Para una persona tan "ilustrada", eso no puede ser "una torpeza" y PE no es tan distinta de las feministas que señala.
Re: Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
18 ago 2015
Las mismas feministas burguesas terminaran por espabilar a las mujeres obreras dándoles muy serias lecciones sobre cual era su verdadero objetivo, y eso valdrá más que muchos artículos como este. Eso si, no por esto creo que sea inútil. Así que gracias por el esfuerzo, y no se diga luego que nadie avisó.
Re: Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
20 ago 2015
El problema es crear un clima contra el debate, la libre expresión y discusión.

Que haya todo una parafernalia que haga que parezca que una/o tenga que sentirse machista por cuestionar, con más o menos fuerza, aspectos de los feminismos.

A quienes contribuyen en mantener ese ambiente hay que pedirles responsabilidades, porque poco favor le hacen a la causa de la emancipación de las mujeres, los hombres, la cuestión del género el sexismo, el patriarcado... quienes crean esos privilegios de "esto es lo bueno, y vamos en pelotón, si cuestionas algo de esto eres machista" (o eres 100% feminista o eres machista)

Y si no te sientes 100% etiquetado como feminista? ¿Eres machista? ¿Y si no te sientes 100% etiquetado como anarquista, eres capitalista?
Re: Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
22 ago 2015
¿Feministas burguesas? SI:

Lo individual está conectado con lo social: el caso Badinter-Rato
http://lasinterferencias.blogspot.com.es/2015/08/lo-individual-esta-cone
Re: Contra los crímenes machistas y la guerra de sexos
22 ago 2015
Acojonante el tal antianti, dice que PE utilza tacticas sofistas al mismo tiempo que se inventa algunas cosas por el camino, aunque estoy bastante de acuerdo con él.
Pero el machismo es solo una de las violencias y su origen no es estructural, sino el ego/poder de toda persona junto con la mayor fuerza física del hombre. Y plantear que la violencia entre hombres(y mujeres) sólo existe desde que nació el concepto de Estado es una estupidez, de las pocas que leí en el texto, vaya.
Sindicato Sindicat