La cultura occidental cuenta con un fuerte arraigo valórico proveniente de la religión judeocristiana. En ella, se establecen los cánones de conducta de nuestras sociedades, las distinciones entre lo bueno y lo malo, y entre el cielo y el infierno. Más allá de nuestra creencia personal, estos valores están presentes en nuestra forma de mirar la vida. De esta manera, estamos domesticados de tal modo que matar nos resulta erróneo, así como no compartir y engañar a nuestras parejas... y además, nos parece sumamente lógico.

Los denominados pecados capitales son 7 según la enumeración que realiza Santo Tomás de Aquino (I-II: 84:4) y responden no la magnitud del acto sino que al origen de la mayor parte de los vicios en el mundo. De esta forma, el listado de pecados originales está conformado por los siguientes vicios:

Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.

Hoy en día, observamos sociedades o noticias ambientales en donde abundan los pecaminosos. El modelo de desarrollo nos impulsa al deseo de acaparar riquezas (avaricia) o envidiar a quienes han logrado los que nosotros no (envidia). También se observa una neurosis colectiva que predetermina las conductas de una manera agresiva ante un daño o dificultad (ira). Nos sometemos a la carrera de obtener alto honor y gloria (soberbia) al menor costo posible (pereza). Así, podemos finalmente "disfrutar la vida" con excesos (gula y lujuria) olvidando los altos valores del espíritu sensible del ser humano. Es un modelo de vida que a varios nos tiene preocupados e intranquilos. Los siete pecados capitales de tradición son un fiel reflejo de a donde nos hemos ido dirigiendo.

Pero como ya está dicho, no es el camino por donde todos queremos transitar. Ha ido naciendo una nueva manera de ver y vivir la vida. La sustentabilidad es una oportunidad tremenda, no solo para poder preservar nuestra especie sino que para superar la tremenda crisis espiritual en la que el ser humano esta inmerso. A continuación, planteo los siete pecados capitales y contemporáneos del ser humano para con el medio ambiente, en la línea de lo anteriormente señalado: su preservación y su crecimiento espiritual:

Uso de bolsas plásticas: Hace rato que se transformó en una de los peores hábitos inventados por el hombre. Su utilización es desmedida e innecesaria. Numerosas alternativas (ver I, II, III, IV y V) se han planteado en este sitio para unirse a la campaña en contra de éstas y así evitar su acumulación, altamente contaminante.

Ineficiencia eléctrica: El dejar las luces prendidas o sobre utilizar productos eléctricos provocan la "necesidad" de generar más y más fuentes de energía para la sociedad. Inaceptables son los casos de edificios iluminados por las noches o los grandes centros de reunión social con calefacciones o aires acondicionados evidentemente en exceso. Usar velas para una reunión puede resultar en una experiencia cautivadoramente mística.

Exceso de consumo: El consumo genera demanda de recursos y producción de desechos. Actualmente, el crecimiento y desarrollo sostenible es una opción lejana. Nuestro planeta esta sobrepasado en su capacidad, tanto de generar recursos como de absorber desechos. El exceso de consumo profundiza el problema medioambiental... y espiritual por supuesto.

Mal uso del automóvil: Estamos de acuerdo con que los automóviles son de gran utilidad en ciertos casos, sobretodo en aquellos que contemplan viajes de varias personas a lugares de difícil acceso. Pero hoy en día su uso esta siendo burdo, siendo la primera alternativa de transporte por su alto índice de comodidad individual. El transporte público y la bicicleta, son alternativas medioambientalmente sustentables y que te permiten estar en contacto con la naturaleza y las personas.

La ducha larga: Ya se ha discutido el hábito de la ducha diaria en este sitio. Sin embargo, el tema es tan sencillo como no caer en baños demasiado duraderos. Limítate a lavarte y no a pensar en la ducha.

La vida desechable: Antiguamente, las cosas duraban más que ahora. Por una parte por la aparición de la cultura desechable (úsalo y vótalo) y por otra por la tremenda facilidad que se nos da de renovar nuestros bienes a bajo costo. De esta forma, nadie se preocupa mucho de que no se pierdan objetos como cuadernos o calcetines pues basta con ir y por pocos euros comprar nuevamente lo perdido, con su adyacente costo medioambiental.

Decir NO al reciclaje: Otro vicio que nos provoca gran daño. Reciclar es maximizar la utilización de los recursos. Llama la atención de que no se hable en las aulas de economía o en la de los futuros empresarios del país. El reciclaje es una situación de ganador-ganador, pues por un pequeño esfuerzo cuidas el medioambiente y generas riqueza.

Seguro encontrarás otros muchos pecados humanos en su proceso acelerado de extinción. La invitación está hecha, a reemplazar el modelo de vida a cambio de una vida más sustentable en su camino a la felicidad.