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Anàlisi :: globalització neoliberal : criminalització i repressió : mitjans i manipulació
La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
24 jul 2003
Este texto, publicado por Chomsky hace 17 años en "Our Generation", sigue siendo útil si tenemos en cuenta la manipulación del lenguaje y de la Historia realizada por el poder capitalista (y en este caso en concreto, también por el leninismo).
Cuando los dos grandes sistemas de propaganda mundiales están de acuerdo sobre alguna doctrina, se requiere un esfuerzo intelectual para escapar de sus grilletes. Tal doctrina es que la sociedad creada por Lenin y Trotsky, y moldeada más tarde por Stalin y sus sucesores tiene alguna relación con el socialismo en un sentido preciso históricamente o con significado de este concepto. De hecho, si hay una relación, es la relación de la contradicción.

    Está suficientemente claro por qué ambos enormes sistemas de propaganda insisten sobre esta fantasía. Desde sus orígenes, el Estado Soviético ha intentado aprovechar las energías de su propia población y la gente oprimida de otros lugares en servicio de los hombres que sacaron provecho del fermento popular en Rusia en 1917 para conseguir el poder estatal. Una enorme arma ideológica empleada para este fin ha sido la proclama de que los directivos del Estado están llevando a su propia sociedad y al mundo hacia el ideal socialista; una imposibilidad, como cualquier socialista—seguramente cualquier marxista serio—debería haber entendido a la primera (muchos lo hicieron), y una mentira de proporciones de mamut, como la historia ha revelado desde los primeros días del régimen bolchevique. Los amos han intentado obtener legitimación y apoyo mediante la explotación del aura de ideales socialistas y del respeto que está correctamente acorde con ellos, para ocultar su propia práctica ritual, ya que ellos destruyeron todo vestigio de socialismo.

    Acerca del segundo principal sistema de propaganda mundial, la asociación del socialismo con la Unión Soviética y sus clientes sirve como poderosa arma ideológica para reforzar la conformidad y la obediencia a las instituciones capitalistas, para asegurar que la necesidad del auto-alquiler a los propietarios y directivos de estas instituciones será contemplada virtualmente como una ley natural, la única alternativa a la mazmorra “socialistaâ€?. Así, el liderazgo soviético se retrata a sí mismo como socialista para proteger su derecho de manejar el club, y los ideólogos occidentales adoptan la misma postura para prevenir la amenaza de una sociedad más libre y justa. Este ataque articulado contra el socialismo ha sido altamente efectivo para minarlo en el periodo moderno.

    Uno debe tomar nota de otro instrumento usado de manera efectiva por los ideólogos capitalistas estatales en su servicio al poder y privilegio existentes. La denuncia ritual de los así llamados Estados “socialistasâ€? está repleta de distorsiones y a menudo de simples mentiras. Nada es más fácil que denunciar al enemigo oficial y atribuirle cualquier crimen: no hay necesidad de tener que cargar con las demandas de pruebas o lógica mientras uno marcha en el desfile. Los críticos de la violencia y atrocidades occidentales a menudo intentan establecer la realidad récord, reconociendo las atrocidades criminales y la represión que existen mientras exponen los cuentos que son mezclados al servicio de la violencia occidental. Con regularidad predecible, estos pasos son interpretados de primeras como apologías del imperio del mal y sus sirvientes. Así se preserva el Derecho a Mentir en el Servicio del Estado, y la crítica de la violencia y atrocidades del Estado es socavada. Vale la pena también mencionar el gran atractivo de la doctrina leninista para la “intelligentsiaâ€? moderna en periodos de conflicto o sacudida. Esta doctrina permite a los “intelectuales radicalesâ€? el derecho a mantener el poder estatal y a imponer la cruda regla de la “Burocracia Rojaâ€?, la “nueva claseâ€?, en los términos del análisis de Bakunin de hace un siglo. Como en el Estado bonapartista denunciado por Marx, ellos se convierten en “los sacerdotes del Estadoâ€?, y en la “excrecencia parasitaria sobre la sociedad civilâ€? que dirige con mano de hierro.

    En periodos en los que hay poco desafío a las instituciones capitalistas de Estado, los mismos compromisos fundamentales llevan a la “nueva claseâ€? a servir de directivos e ideólogos estatales, “golpeando al pueblo con el bastón del puebloâ€?, en palabras de Bakunin. No es muy extraño que los intelectuales encuentren la transición desde “comunismo revolucionarioâ€? a “celebración de Occidenteâ€? tan fácil, volviendo sobre un guión que ha evolucionado de tragedia a farsa durante el pasado medio siglo. En esencia, todo lo que ha cambiado es la valoración de dónde está el poder. La sentencia de Lenin de que “socialismo no es nada sino el monopolio capitalista estatal hecho para beneficiar a todo el puebloâ€?, el cual por supuesto debe confiar en la benevolencia de sus líderes, expresa la perversión del “socialismoâ€? hacia las necesidades de los sacerdotes del Estado, y nos permite comprender la rápida transición entre posiciones que superficialmente parecen diametralmente opuestas, pero que de hecho están bastante cercanas.

    La terminología del discurso político y social es vaga e imprecisa, y constantemente degradada por ideólogos de uno u otro color. Sin embargo, estos términos tienen al menos algún residuo de significado. Desde sus orígenes, el socialismo ha significado la liberación de los trabajadores de la explotación. Como observó el teórico marxista Anton Pannekoek, “esta meta no es alcanzada y no puede ser alcanzada por una nueva clase dirigente y gobernante que sustituye a la burguesíaâ€?, sino que sólo puede ser “realizada por los mismos trabajadores siendo dueños de la producciónâ€?. La apropiación de la producción por los productores es la esencia del socialismo, y medios para conseguir esto han sido ideados regularmente en periodos de lucha revolucionaria, contra la amarga oposición de las tradicionales clases dominantes y los “intelectuales revolucionariosâ€? guiados por los principios comunes de directivismo leninista y occidental, adaptados a circunstancias cambiantes. Pero el elemento esencial del ideal socialista permanece: convertir los medios de producción en la propiedad de productores libremente asociados y de este modo en propiedad social de gente que se ha liberado de la explotación de su patrón, como un paso fundamental hacia un más amplio reino de libertad humana.

    La “intelligentsiaâ€? leninista tiene una agenda diferente. Ellos concuerdan con la descripción que Marx hace de los “conspiradoresâ€?, quienes “se apropian del proceso revolucionario en desarrolloâ€? y lo distorsionan para sus fines de dominación; “De aquí su más profundo desdén por un alumbramiento más teórico de los trabajadores sobre sus intereses de claseâ€?, los cuales incluyen el derrocamiento de la Burocracia Roja y la creación de mecanismos de control democrático sobre la producción y la vida social. Para los leninistas, las masas deben ser estrictamente disciplinadas, mientras que los socialistas lucharán para lograr un orden social en el cual la disciplina “se convertirá en superfluaâ€? ya que los productores libremente asociados “trabajan según su propio acuerdoâ€? (Marx). El socialismo libertario, además, no limita sus intentos al control democrático de los productores sobre la producción, sino que busca abolir toda forma de dominación y jerarquía en cada aspecto de la vida social y personal, una lucha sin fin, ya que el progreso en conseguir una sociedad más justa llevará a nueva intuición y entendimiento de formas de opresión que pueden estar ocultas en la práctica y conciencia tradicionales.

    El antagonismo leninista a los más esenciales rasgos del socialismo fue evidente desde el mismo comienzo. En la Rusia revolucionaria, los soviets y los comités de fábrica se desarrollaron como instrumentos de lucha y liberación, con muchas imperfecciones, pero con un rico potencial. Lenin y Trotsky, al asumir el poder, se dedicaron inmediatamente a destruir el potencial liberatorio de estos instrumentos, estableciendo el mando del Partido, en la práctica su Comité Central y sus Líderes Máximos- exactamente como Trotski había predicho años antes, como Rosa Luxembourg y otros marxistas de izquierda advirtieron en esos momentos, y como los anarquistas habían entendido siempre. No sólo las masas, sino incluso el Partido debía estar sujeto a “vigilante control desde arribaâ€?, mantenía Trotsky mientras hacía la transición desde intelectual revolucionario a sacerdote de Estado. Antes de hacerse con el poder del Estado, el liderazgo bolchevique adoptó mucha de la retórica de gente que estaba unida a la lucha revolucionaria desde abajo, pero sus verdaderos compromisos eran bastante diferentes. Esto era evidente antes y se convirtió en clarísimo cuando asumieron el poder del Estado en Octubre de 1917.

    Un historiador simpatizante de los bolcheviques, E. H. Carr, escribe que “la inclinación espontánea de los obreros a organizar comités de fábrica y a intervenir en la dirección de las fábricas fue inevitablemente alentada por una revolución que llevó a los obreros a creer que la maquinaria productiva del país les pertenecía a ellos y podía ser manejada por ellos a su propia discreción y para su propia ventajaâ€? (el énfasis es mío). Para los obreros, como un delegado anarquista dijo, “Los comités de fábrica eran elementos del futuro... Ellos, no el Estado, deberían ahora administrarâ€?. Pero los curas del Estado sabían más, y se movieron enseguida para destruir los comités de fábrica y para reducir a los soviets a órganos de su control. El 3 de Noviembre, Lenin anunció en un “Decreto de Refuerzo sobre el Control de los Trabajadoresâ€? que los delegados elegidos para ejercitar tal control iban a ser “responsables ante el Estado del mantenimiento del orden y disciplina más estrictos y de la protección de la propiedadâ€?. Cuando el año acababa, Lenin señaló que “nosotros pasamos del control de los obreros a la creación del Consejo Supremo de Economía Nacionalâ€?, que iba a “sustituir, absorber y suplantar la maquinaria del control de los obrerosâ€? ( Carr ). “La misma idea de socialismo está encarnada en el concepto de control de los obrerosâ€?, se lamentó un sindicalista menchevique ;el liderazgo bolchevique expresó el mismo lamento en acción, demoliendo la misma idea de socialismo.

    Pronto Lenin iba a decretar que el liderazgo debía asumir “poderes dictatorialesâ€? sobre los trabajadores, quienes debían aceptar “incuestionable sumisión a una voluntad únicaâ€? y, “en los intereses del socialismoâ€?, debían “obedecer incuestionablemente la voluntad única de los líderes del proceso de trabajoâ€?. Mientras Lenin y Trotsky procedían con la militarización del trabajo, la transformación de la sociedad en un ejército del trabajo sometido a su voluntad única, Lenin explicaba que la subordinación del trabajador a “la autoridad individualâ€? es “el sistema que más que ningún otro asegura la mejor utilización de los recursos humanosâ€?- o como Robert McNamara expresó la misma idea, “la vital toma de decisiones... debe permanecer en la cúspide... la amenaza real a la democracia viene no de la demasiada dirección, sino de la poca direcciónâ€?; “si no es la razón la que dirige al hombre, entonces el hombre pierde su potencialâ€?, y la dirección no es otra cosa que el mando de la razón, lo que nos mantiene libres. Al mismo tiempo, el “faccionalismoâ€?—por ejemplo, cualquier cantidad mínima de libre expresión y organización—era destruido “en los intereses del socialismoâ€?, ya que el término fue redefinido para sus propósitos por Lenin y Trotsky, quienes procedieron a crear las estructuras proto-fascistas básicas convertidas por Stalin en uno de los horrores de la edad moderna.

    El fallo al entender la intensa hostilidad hacia el socialismo por parte de la “intelligentsia leninistaâ€? (con raíces en Marx, sin duda), y el correspondiente mal entendimiento del modelo leninista, ha tenido un impacto devastador en la lucha por una sociedad más decente y un mundo habitable en Occidente, y no sólo allí. Es necesario encontrar una vía para salvar el ideal socialista de sus enemigos en ambos centros de poder mundiales, de aquellos que siempre buscarán ser los sacerdotes del Estado y los directivos sociales, destruyendo la libertad en el nombre de la liberación.

Comentaris

Re: La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
24 jul 2003
No todo lo que dice Chomsky puede pasar por cierto. Ni tiene en cuenta las condiciones de hostilidad en las que la URSS se desarrolló, ni parece respetar mucho la idea de la toma del poder, como método para hacer la revolución (la única forma, de hecho: el resto son bñandas chácharas). Sin ánimo de ofender, pero el salto hacia la modernidad que la sociedad rusa dio gracias al modelo post-Octubre del 17 fue conmovedor. Tanto que Occidente se asustó, y creó a Hitler, la economía de guerra, la guerra fría, la calumnia, la masacre, el insulto y la agresión en contra de la URSS - o lo que ellos creían que estaba cercano a la URSS: o sea América Latina, �frica, Asia: centenares de millones de muertos a causa de la lucha anticomunista en todo el mundo.

"Es que aquello era un infierno", se dice: por eso en Rusia hoy la gente clama por el retorno del comunismo; y no sólo en Rusia, en toda ex-república soviética que se precie.

Es que Stalin creó el Goulag: y no se dice que fue un invento de los zares, que el mismo Lenin sufrió? Además las cifras se han exagerado: ni millones ni nada por el estilo; algunos miles y muchas evasiones. Criticable....pero seguro que no meterían en un gulag a Bush? -no estaría mal, no?-

Chomsky defiende, por otra parte, la Cuba de Fidel Castro, un sistema muy parecido al de la URSS, con un aparato de socialistas (sí amigo, un partido político) en el poder, para articular un Estado que controla el Banco y las grandes empresas de productividad, impediendo el enriquecimiento y la explotación ilícita. Calcadito al modelo de los soviets que Lenin potenció, alentó, creó, dirigió -sí, esa palabra que algunos no soportan, pensando en que el ser humano "espontaneamente" lo sabe hacer todo por sí solo: y así nos va, desorganizados y sin referentes revolucionarios-...y además recomendó que Stalin fuera apartado del Partido.

No voy a ser yo quien hable mierda ni de Marx ni de Lenin. No. Eso se lo dejo a la sempiterna propaganda ultraderechista, siempre contraria a la Revolución con mayúsculas, como la acaecida, com muchísimo sufrimiento, en la URSS...los saltos adelante nunca son felices; feliz es esta nuestra sociedad, inamovible, individualista, proclive a lo fascista, gustosa de tapar la desgracia propia y mentir acerca de la ajena; que mata a millones; que hace apología del diente por diente; que niega y controla "democráticamente" y que -¿lo digo?- destruye cualquier atisbo de Estado, apropiándoselo para proteger, cada vez más, los intereses de la oligarquía.

Chomsky lo dice mejor: vivimos en la Dictadura del Mercado (los consumidores aquí; los miserables allí: mueren a causa de nuestros hábitos, literalmente -esto lo dijo Marcuse: otro "sucio" comunista para no pocos a su derecha e izquierda-) y Estado del Bienestar para los negocios de la minoría oligárquica.


TODO EL PODER PARA LOS SÓVIETS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Re: La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
25 jul 2003
solidaridad amb Sóviets i Bolshevikes del món.
solidaridad amb tots els visitants de Forum 2004.
solidaridad amb tots els gossos.
solidaridad amb els galgos.
i amb el gallec i seu casa encantada.
todo el poder para los okupes.
Re: La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
25 jul 2003
Ah!

Y olvidó Chomsky un detalle. Si en la URSS hubo Revolución y se extendió el clima revolucionario a buena parte de Europa, fue gracias a lo mucho que apretaron Lenin y compañía para dirigir la guerra en contra de los opresores...esto es convertir la guerra imperialista en guerra de clases. Y así fue. Solo jamás hubiera venido. Si miramos los países europeos en general, sus poblaciones morían como hormigas lobotomizados por ideales nacional-oligárquicos....Lenin, los socialistas, los marxistas hicieron entender a mucha gente que luchar a muerte por los intereses de la empresa capitalistas era un crimen. En los países en que no se dio esto la gente siguió muriendo engañada. En Rusia no: los soldados traicionaron a sus patrioteros amos capitalistas, porque existió una propaganda revolucionaria, un corriente de consciencia social nacida del desespero y canalizada para derrocar todo un sistema. Salto adelante, pues.
Re: La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
25 jul 2003
Hermano Marx, siento decirte que te confundes en varios puntos.

Para empezar, Chomsky no dice que tras la caída del zar Rusia no avanzara, sino que el sistema impuesto por los bolcheviques no era ni por asomo socialista.

En cuanto a que "la gente" de Europa del Este "clama por el retorno del comunismo", es cierto que el sometimiento tras la caída del muro ha llevado a muchos a desear una vuelta a lo anterior. Sin embargo, esto no significa que amaran lo anterior, pues muchos no es que no amen, sino que odian tu supuesto "comunismo", incluidos Marx y Engels, lo cual es causa de la propaganda de sus tiranías, que para justificar sus atropellos usaron a estos pensadores, precisamente lo que denuncia el texto.

Por otra parte, nunca he oído que Chomsky sea un castrista empedernido. Ya que lo dices, podrías probarlo, aunque dudo que puedas. Además, haces un flaco favor a Cuba diciendo que su modelo es leninista. Desde luego que hay similitudes, pero el control social es mucho menor, la represión por la fuerza bruta es mucho menor, y Cuba no es un Estado imperialista como la URSS.

También dices que Lenin potenció el modelo de soviets. ¿En qué te basas: en el ABC o en el Pravda? Cierto es que la cúpula bolchevique participó e intentó dominar los soviets antes de su toma del poder, pero tras ella, Lenin y Trotski no los potenciaron en absoluto, sino que los sojuzgaron y despreciaron (menos el Soviet Supremo, ése sí se potenció).

En cuanto a tus opiniones sobre la necesidad de liderazgo, tú sabrás sí quieres obedecer como una ovejita. Yo desde luego no.

En cuanto a tu opinión sobre la "destrucción del Estado", da la casualidad de que no está sucediendo hoy, ni mucho menos, sino que éste es una pieza fundamental del engranaje capitalista, sin la cual éste no hubiera funcionado jamás. Lo que está desapareciendo ahora es la función social del Estado, que es algo relativamente reciente que se ganó con mucha sangre. Te aseguro que vas a seguir teniendo "atisbos" de Estado durante mucho, mucho tiempo.

Otra cosa: el clima revolucionario europeo de la década de los 20 y 30, aunque obviamente fue espoleado por el ejemplo del pueblo ruso al derribar su tiranía, no vino precisamente de los bolcheviques. Éstos simplemente influyeron en crear grupos sumisos a sus intereses en cada país, lo cual tuvo efectos terribles para las perspectivas revolucionarias mundiales, como sucedió en la revolución española de 1936.

Por último, aunque no soy marxista, te rogaría que no confundieras a Lenin con Marx, ya que el texto tampoco lo hace. Quién sabe, pero yo personalmente creo (y el texto incide en esa idea) que Marx no se hubiera identificado con la burocracia bolchevique.
Re: La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
25 jul 2003
Y se me olvidaba el gran lema, traicionado luego por su propio creador. Por si acaso, los socialistas de verdad deberían haber añadido algo:

TODO EL PODER PARA LOS SOVIETS, Y NINGÚN PODER PARA LOS DICTADORES.
Re: La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
26 jul 2003
Yo defiendo completamente el modelo de soviets, o unión social para controlar la producción y la base productiva de la sociedad. Es complicado, pero el único momento en que esto fue así, se dio entre los años 1917 y 1924. Hay que saber empero que la Rusia zarista era un Estado feudal pre-capitalista. Había que construir, como paso necesario, un capitalismo dirigido por el Estado que, en el fondo, funcionó: lo que aquí tardó 500 años, allí en 20 se hizo; se hizo una transición demográfica rápida, se urbanizó y electrificó el país y se alfabetizó a casi el 100% de la población. Mucho sufrimiento, seguro. Pero menos que la agonía de 500 años acaecida en la Europa capitalista-mercantil, sin derechos ni pan para la mayoría.

No defiendo la vuelta de aquello: es imposible; el capitalismo ha avanzado mucho y ahora superarlo sería un acto más fácil, si no se opusieran violentamente las Oligarquías Mundiales Unidas. Pero aunque un socialismo puro no se diera en la URSS, a causa del retraso socio-económico de unos pueblos feudalizados, sí que podemos decir que el paria subió de categoría. Hijos de campesinos y obreros se convertían, con suma facilidad, en ingenieros, profesores, literatos, músicos. Disponían de casa gratis y de educación gratis. Por eso hoy nadie quiere quitar las estátuas de Lenin del país: porque su aportación es vista todavía la liberación en toda la regla.

Por otra parte, Chomsky defendió el pasado 1 de mayo la Revolución Cubana, en la Habana, junto a Castro. Criticó las ejecuciones, pero alentó a resistir (aquí pruebo la conexión, pues, entre Castro y el pensador americano -a mi tb me gusta).

Lenin -como Marx- habló de superar el Estado, tras la asimilación del socialismo. Esta idea es hoy por hoy imposible, visto -como tu bien señalas- que el Estado se lo apropia a día que pasa -y tras el "derrumbe" soviético, visto como una "victoria" por la Rapiña- el Monopolio. Yo propugno y creo en otro tipo de Estado que defienda al débil hasta darle las herramientas básicas para su liberación y castigue al Monopolio y la Extorsión. Nunca defiendo su lado policial-granhermanesco. Obedecer como una ovejita, no. Pero sí que quiero un compromiso personal para con la sociedad, y si eso pasa por obedecer a unas ideas positivistas y siempre abiertas al cambio y al compromiso positivo, pues las obedezco.

Yo opino que los Estados somos todos los que vivimos en sociedad. La visión doctrinaria de la máquina que funciona sola vá más ligada al neoliberalismo que al sentido clásico e idealista de Estado. Y es la vía neoliberal la que hay que combatir.

Y en cuanto a las revoluciones, yo opino que no vienen solas. Que alguien debe espolearlas. La revolución del 36 no hubiera sido posible sin un Durruti, sin una reacción fascista, sin un gobierno de izquierdas en el poder del Estado y sin unas fuerzas políticas socialistas bien organizadas. 4 factores de revolución. Y su fracaso vino, sobretodo y ante todo, por que la guerra se estaba perdiendo. Eso es innegable ya que para la represión franquista lo mismo era uno de la CNT-FAI que del PSUC o del PSOE o de ERC, PC, POUM....la unión que nosotros todavía no somos capaces de hacer, la reacción la hace...igualándonos ante el pelotón de ejecución.
Re: La Unión Soviética contra el Socialismo, por Noam Chomsky
27 jul 2003
Mira, no tengo tiempo para responderte todo. Sólo un par de cosas. Primero,lee más sobre la revolución del 36 (igual sí la conoces bien, pero tu comentario no me lo aclara), y segundo, Chomsky no estuvo el 1 de mayo en La Habana junto a Castro. Lo que se leyó ese día fue un manifiesto firmado por Chomsky y otros, contra el embargo y contra una posible agresión imperialista. Que yo sepa, esto no es una "conexión" con Castro. Si así fuera, todos los antiguerra estaríamos en "conexión" con Sadam.
En general, creo que te falta información.
Un saludo.
Sindicat Terrassa