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Resumen de la charla cancelada sobre crítica del autogestionismo (C de Negación)
19 des 2014
La presentación de la publicación Cuadernos de Negación y la charla acerca de la crítica del autogestionismo decidió suspenderse para sumar esfuerzos a la organización de la solidaridad con las detenidas y los detenidos del caso Pandora.

Sabemos que con estos ataques el Capital y el Estado no busca otra cosa que dividirnos, frenarnos y meternos miedo, y justamente por esto, hoy más que nunca debemos continuar con nuestra actividad, nuestras discusiones y organización. Mientras nos sumamos a las diferentes iniciativas de solidaridad con las compañeras detenidas, queremos dejar planteada, aunque sea de manera sintética y virtual, la discusión prevista para hoy a la tarde sobre la alternativa autogestionista. Invitamos a que nos hagan llegar todos los comentarios, criticas, respuestas e inquietudes que surjan, esperando tener la posibilidad de otro encuentro con las compañeras y compañeros de esta región del mundo.

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Resumen de la charla

Frente a la mitificación de la experiencia argentina de las fábricas recuperadas (ocupadas) y los emprendimientos cooperativos de los trabajadores desocupados se hace totalmente necesaria la crítica al proceso mediante el cual una mera forma de supervivencia pasó a ser una supuesta forma de lucha contra el Capital y el Estado. Proceso que a su vez se va repitiendo en muchos lugares del mundo y en los últimos años de manera cada vez más marcada en el estado español.

En el nº 3 de Cuadernos de Negación decíamos: «En la gestión del capital a manos de la clase trabajadora, se continúa sin poseer autonomía con respecto a las leyes de la producción capitalista. Esto reforma el capitalismo poniendo a los mismos trabajadores a preocuparse del comercio, olvidando que lo que necesitan es en realidad la destrucción de ese comercio por más “solidario” o “justo” que lo consideren. (…) la fábrica bajo control obrero no es más que los obreros bajo control de la fábrica».

En el caso argentino se presenta al kirchnerismo como responsable de terminar con las luchas de los años 90 y del 2001, provocando una deriva reformista entre los partidarios de la autogestión, ocultando las propias debilidades del movimiento y de la ideología autogestionista. Siempre existe la excusa de que el Estado viene a corromper las buenas intenciones de la gente.

Para nosotros, las alternativas políticas como son los gobiernos populistas de Latinoamérica o ahora Podemos y Guanyem en el estado español, son tan responsables de la canalización de las luchas hacia la paz social como las alternativas económicas del autogestionismo.

Como resultado, otra vez se terminó en la defensa del trabajo asalariado, en la defensa de la economía nacional por parte de los propios trabajadores, que volvieron al curro bajo condiciones aún peores que antes y con salarios inferiores. Si los burgueses dejaban las fábricas era justamente por la baja rentabilidad que estos negocios suponían y quienes se encargaron ahora de asumir toda la responsabilidad fueron los propios trabajadores.

Al Capital lo único que le interesa es crecer, que los proletarios produzcamos valor incesantemente durante toda nuestra vida “útil”. La burguesía no es más que un mero representante de los intereses del Capital en las relaciones de producción, y si los proletarios continúan produciendo aún sin burgueses, no cambia en absolutamente nada la producción capitalista. Por el contrario, muchas veces cambios que antes para el capitalista era impensable imponer, ahora se introducen respaldados por la necesidad de los mismos trabajadores, por llegar al mínimo nivel de competitividad en el mercado.

El autogestionismo parte a su vez de una apología de la autogestión como forma organizativa, pero que pocas veces nos dice cuál es el contenido que se recubre bajo esa forma. Lo mismo ocurre con el asambleismo, como si las asambleas en sí mismas fueran garantía de algo.

Lo que nos interesa a nosotros es justamente esa discusión de contenido, comprender realmente cómo funciona el capitalismo para no caer una vez más en su defensa bajo una forma diferente.

Sin querer ponernos detallistas, entendemos que la producción capitalista funciona a partir de unidades de producción aisladas entre sí, basadas en la propiedad privada y unidas sólo a través del intercambio. Los seres humanos son despojados históricamente de sus medios de vida y obligados a trabajar para sobrevivir, a la vez que la producción está totalmente desligada de las necesidades humanas. No importa lo que se produzca mientras pueda ser vendido, lo único que interesa es el crecimiento del Capital. Esto lo podemos ver en todas partes, lo vivimos en nuestras condiciones de vida y de trabajo, en la calidad cada vez más degradante de las mercancías, en la nocividad de los procesos productivos, etc.

Es por esto que de ninguna manera nos podemos plantear la gestión de este sistema, sino que, de lo que se trata es de su más urgente destrucción. Volvemos a insistir en que los cambios progresivos, sea a través del gestionismo, del institucionalismo, no nos conducen más que a reforzar lo esencial de esta sociedad. No queremos organizar y mejorar el trabajo, queremos terminar con el trabajo. No queremos hacer el comercio más justo, queremos terminar con el intercambio. No queremos sobrevivir, queremos vivir.

«Los explotados no tienen nada que autogestionar, a excepción de su propia negación como explotados». (Ai Ferri Corti)

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