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Anàlisi :: pobles i cultures vs poder i estats
Anarquismo social, una corriente de futuro
03 set 2014
Sense Estat, no existiria capitalisme.
Aris Tsioumas es militante en las luchas sociales griegas, Aris nos traslada en el siguiente artículo de esta nueva entrega de la revista Estudios un plan de programa político y expresión organizativa del movimiento anarquista social. Dos compañeros debaten y actualizan ese discurso para nuestro contexto. Ilustración: Crisis Valero.


UNA PASIÓN CONSTRUCTIVA

Ignacio Cardiel | CNT Zaragoza

El anarquismo social, es un concepto útil para diferenciar entre las dos grandes tendencias dentro del anarquismo. Centra su praxis y teoría en la libertad individual relacionada con la igualdad y la ayuda mutua, dentro de la comunidad. La otra tendencia, el anarquismo individualista, el centro de la praxis y la teoría es la autonomía personal frente a la comunidad, aunque esta no sea contraria a la asociación con otras personas. Dentro de esta división teórica, no cabe hablar de un binarismo excluyente ya que existen multitud de matices, pero si puede establecerse una diferenciación práctico-política o política pre figurativa, en la cual los modos de organización y tácticas realizadas se supone que reflejan con exactitud el futuro la sociedad que se busca.

El artículo de, Aris Tsioumas, desarrolla un análisis partiendo de la situación política griega, y propone una teoría y una política o propuesta de acción entroncadas con el anarquismo social. Si bien la situación político-social griega no es la misma que en la que actualmente estamos aquí -dados los condicionantes políticos, económicos y sociales previos- sí que nos puede servir a los y las anarcosindicalistas para evaluar y prever las líneas de acción que nos han de servir para enfrentarnos a la situación en la que nos vamos a encontrar en un futuro próximo.

La élite capitalista está actualizando rápidamente su posición a fin de lanzar un ataque aún más agresivo y estructurado contra la clase obrera. En el Estado español aún encontramos resistencias desde el ámbito de la izquierda socialdemócrata y los sindicatos de concertación en un marco que aún reconoce determinados derechos sociales (sanidad, educación, servicios sociales, etc.). La situación social aún no está tan polarizada y deteriorada como en Grecia, pero todo apunta a que más temprano que tarde hemos de tomar ejemplo de las dinámicas sociales griegas y las propuestas de acción expresadas en el artículo como única alternativa para articular una respuesta social efectiva al reto planteado por el capitalismo. En esa alternativa, en nuestra mano está que el anarcosindicalismo sea el polo aglutinador de las distintas luchas sociales, articulando una respuesta que sea una alternativa real, práctica y efectiva.

En este contexto, el lema de que «lo que dijimos antiguamente sigue valiendo» ya no es una afirmación enteramente útil. Ya no estamos en el momento en el que la CNT, dentro de los distintos movimientos sociales, luchábamos una batalla por sobrevivir dentro de un marco social desmovilizado. El análisis postmodernista ha penetrado fuertemente en los movimientos sociales y la cuestión a la que nos enfrentamos es evaluar cuanto de lo que dijimos anteriormente sigue valiendo, qué dialéctica de continuidad-discontinuidad de nuestro arsenal teórico impulsa nuestras herramientas de pensamiento e inspira nuestra acción. Hemos de plantear y poner en práctica alternativas reales a la destrucción de los servicios públicos (dando alternativas o implicando a sus trabajadores y trabajadoras en la gestión directa de los mismos) y hemos de empezar a ser capaces realmente de gestionar los medios de producción, con ejemplos prácticos de gestión de empresas.

El artículo no da la centralidad del discurso y la acción al movimiento anarcosindicalista. Hemos de entender que en Grecia no hay una organización como la CNT, que sí que tenemos un planteamiento coherentemente enraizado y dirigido a la comprensión profunda de las necesidades sociales, y sí que planteamos un modo del que estas puedan realizarse basado en nuestra experiencia histórica. Pero el análisis sí que nos da unas cuantas claves de las carencias en nuestra acción de las cuales, si bien somos conscientes, no terminamos de ser capaces de neutralizar.

En este momento en nuestro análisis y práctica, en busca de nuevas adhesiones a nuestros planteamientos antiautoritarios, debemos de seguir desarrollando una crítica a la estructura política propuesta por el marxismo. Ha de ser hecha sin eludir los puntos en común de su teoría y, por tanto, ha de superar al leninismo y todo lo que significa. La democracia directa, la autogestión y la anti-jerarquía no son simples juegos dialécticos sino que son prácticas definitorias del anarcosindicalismo que hemos de poner en valor en los movimientos sociales. Hemos de poner en valor porque, si bien ya mismo se están poniendo en práctica en muchos ámbitos, no están fructificando en una determinación de que han de trasladarse a las empresas por medio del anarcosindicalismo.

Así mismo, el anarcosindicalismo, como expresión práctica del anarquismo social, hemos de desmarcarnos teóricamente de corrientes nihilistas, que si bien reconocemos como una tendencia que siempre ha existido, son ajenas a nuestra concepción del anarquismo. Concepción que es compañera de camino de otras tendencias, enlazadas por una pasión común por la libertad social e individual. Compartimos esa pasión y multitud de nexos teóricos, prácticos y personales, pero el anarcosindicalismo da un giro a la expresión clásica de «construir destruyendo», saliendo de esa dialéctica negativa con una posición afirmativa, que se puede expresar en la máxima de «destruir construyendo». A través de esta afirmación, de esta perspectiva sobre la sociedad, y dotándonos de una profunda cultura libertaria, construimos una dialéctica cotidiana de la vida, en la cual el sindicato es nuestra herramienta cotidiana de enfrentamiento al capitalismo y evitando que se produzcan formaciones antisociales o elitistas que dañarían la solvencia de nuestra propuesta.


CONSTRUYENDO LOS CIMIENTOS

Julio Franco | CNT Gráficas Madrid

«El anarquismo social, una corriente de futuro» de Aris Tsioumas resulta revelador en algo básico, y es que pese a estar escrito para el contexto griego toca puntos clave que son transversales para la reflexión y proceder de la apuesta libertaria que están a la orden del día en el contexto español y en el mundo.

El análisis político general de la situación social, con matices, tiene paralelismos importantes: ofensiva capitalista y reconfiguración social de las clases, ruptura de la paz social y aumento de la desigualdad e injusticia y cambio en el imaginario social, los discursos y aumento de la lucha de clases. A lo que habría que añadirle el quiebre de la legitimidad monárquica, el aumento del discurso populista, el fascismo sin careta y los nacionalismos.

Uno de estos puntos clave que tiene el texto, y que se ha evidenciado más si cabe desde el nacimiento y evolución del 15M, ha sido la falta de un programa a corto y medio plazo con el que poder desarrollar nuestra implicación en los procesos de lucha. Este programa, coincido con el autor, debemos trazarlo desde las necesidades sociales que tenemos los trabajadores (vivienda, educación, salud, trabajo, cultura…) porque es desde éstas donde podemos dar soluciones a la desigualdad social y construir las relaciones sociales que queremos para el futuro. Para ello, veo evidente que quienes estamos en mayor o menor medida implicados en estos procesos de lucha compartamos nuestra experiencia y posibles líneas de trabajo.

Este compartir de experiencia es algo que va relacionado con el hecho de construir una organización específica que dote a los anarquistas sociales de una herramienta que multiplica las fuerzas y las inteligencias. Abre espacios para el desarrollo de análisis sobre las situaciones sociales en distintos ámbitos y genera estrategias de cara a marcarse trabajos de propaganda y prácticos constructivos potenciando la participación en distintos espacios sociales de lucha. También es importante que en estos espacios sociales de lucha las anarquistas sociales nos dotemos de herramientas para la discusión, el debate constructivo y el intercambio de experiencias con otros luchadores.

Hay que tener claro que tanto el sindicato, la organización específica, como un programa de nada sirven si nuestra militancia no se lleva a cabo en la vida social, con nuestros compañeros de trabajo y barrio (en el sindicato, asociaciones, centros culturales, cooperativas, huertos comunitarios, colectivos varios, familia, amigos…) ya que es ahí como podemos ser partícipes del desarrollo de la movilización social y la transformación de la sociedad con nuestro ejemplo.

De cómo nos relacionamos con nuestro entorno inmediato dará buena muestra de las posibilidades de proyectar nuestras propuestas de forma exitosa. Por eso mismo es importante fomentar una cultura obrera abierta a la discusión de la diversidad de opiniones, tendiendo a sumar y a la unidad práctica en las cuestiones comunes frente a las agresiones de las políticas capitalistas que son cada vez mayores. Todo esto favorece la creación de unas dinámicas políticas de experiencias colectivas que enriquece la madurez del pueblo que se organiza por sí mismo. Esta riqueza se palpa con más brazos, más enfoques, más actividad, más fuerza, más organización, más evaluación de fallos y aciertos, etc… que hace que los militantes ganen en capacidad y conocimientos, y además, en aquellas actividades en las que están implicados favorecen redes de simpatía que son muy necesarias para avanzar y construir.

Las implicaciones que tiene el deseo de un pueblo que es capaz de organizar la vida económica, política y cultural por sí mismo, sin necesidad de gobiernos y estados, son de gran calado, lo que nos debe obligar a tener una amplitud de miras y contextualizar nuestro momento histórico del siglo XXI, sobre todo cuando nos planteamos un proceso revolucionario como el descrito que requiere una movilización social muy amplia de la que nosotras seremos una parte de la misma (esperemos que la más determinante). Para ello necesitamos la transformación de los valores imperantes capitalistas por otros más avanzados (solidaridad, apoyo mutuo, equidad, libertad y dignidad) en todo aquello que se va construyendo y organizando. Este cambio de valores fomenta que las dinámicas dentro de las organizaciones sociales tiendan a la democracia directa, el compromiso y la autogestión. También genera de manera progresiva unas herramientas de capacitación e inteligencia colectiva entre los trabajadores para resolver sus problemas por sí mismos.

Para terminar, no hay que dejar pasar de largo, que el imaginario social y los estados psicológicos de euforia o apatía en el pueblo se ven influidos según los acontecimientos políticos colectivos e individuales, es por eso que de nosotros mismos depende capacitarnos para aprovechar o excitar en el conjunto social hechos de esperanza, de entusiasmo, de ilusión sobre un proyecto libertario que se vea como factible y que aporta mecanismos para hacer soñar en el presente con otro mundo nuevo y mejor.
Mira també:
http://cnt.es/noticias/anarquismo-social-una-corriente-de-futuro
http://estudios.cnt.es/wp-content/uploads/2014/01/12Miscelaneas_Tsioumas.pdf

This work is in the public domain

Comentaris

Re: Anarquismo social, una corriente de futuro
03 set 2014
El anarquismo embalsamado/momificado/fosilizado/rancio es al anarquismo lo que el estalinismo ha sido para las ideas marxistas.
lo que los ghettos y lobbys gays para los homosexuales
lo que las revistas tipo 'Cosmopolitan' o 'Elle' han significado para la emancipacion femenina
lo que la cristiandad del imperio romano germanico, la cristiandad de las cruzadas, la inquisicion, los borgias, etc. supusieron para el mensaje primigenio de un tal Gilad de la casa de David
lo que los lobbys bancarios tipo Rothchild, Goldman, Kissinger o Wolfowitz y el estado de Israel ha reconvertido a las victimas del Holocausto
lo que los biopijos millonetis representan para el desarrollo real de politicas medioambientales
o lo mismo que significan para la identidad catalana los manejos de los Pujol y sus pretorianos

LOS DOGMAS SON TODO LO CONTRARIO AL ANARQUISMO:
EL DOGMATISMO ANQUILOSADO ES ANTESALA DE LA USURPACION, TRAICION, EL SECTARISMO, LA IMPOSTURA...

No estamos en el siglo XIX, la Guerra Civil ya pasó, las miserias del exilio, tambien, estamos en el siglo XXI:
a ver si nos ponemos un poco al dia, 'Guardianes de las esencias anarcosindicalistas'...
Re: Anarquismo social, una corriente de futuro
03 set 2014
Utilizar los discursos de un posible futuro, es la misma propuesta que nos ofrece el progreso capitalista del consumismo, la explotación y la opresión.
Las mentiras se fabrican en esos futuros y nuestras vidas no tienen un futuro determinado y establecido por ningún intelectual, pensador, filósofo, político o profeta que nos quiera alimentar con su redención.
Not Future! No hay futuro para quienes desprecian este sistema, porque todo está por hablar, hacer y construir. Por tanto, quienes piensan por nosotros para ofrecernos un futuro, aunque sea anarquista, nos engaña como suelen hacer los políticos.
Tampoco es cierto que haya un "anarquismo social", separado, diferenciado o escindido de "los otros anarquismos".
Etiquetar es también una estrategia de quienes pretenden y aspiran al control. El anarquismo es lo que quieran las personas que lo construyan, y lo social, lo político, lo insurreccional, lo formal o informal, no son excluyentes, sino que deben de expresarse, a veces de unas maneras, a veces de otras, porque en definitiva es un todo que es mucho más que la suma de sus partes.
No hay un anarquismo más anarquista que los otros. A veces, de tanto hablar, se pierde la capacidad de ver, porque para ver también hay que aprender primero a mirar y darnos cuenta de qué es lo que nos rodea.
El anarquismo social es una trampa, de la misma manera que lo es el insurreccional o el informal... Somos anarquistas!
Sindicato Sindicat