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Comentari :: antifeixisme
Salud y Republica Catalana, Querida Cris
06 feb 2014

Querida Cris

Ante todo decirte que estoy bastante enfadado contigo. Y lo estoy porque aún espero que cumplas tu promesa de ir a hacernos unos callos a uno de esos sitios buenos (y baratos) que tú siempre encuentras. Pero en fin, seguiré hambriento y esperante.


Te escribo a raíz de tu divertida intervención el otro día en 8tv frente a nuestro “presi” Eduardo Reyes. Bastante graciosa. Me gustó muchísimo la comparación que hiciste de nosotros con: “el primer negro que salió en TV3 hablando catalán”. Estoy totalmente de acuerdo. De hecho en un show mío en el CCCB el mayo pasado ya vinculé el black power con el cat power y el resultado fue muy cachondo. Igual que ellos, saliendo de los ghettos y dando la mano a gente que vivía de espaldas. Buena metáfora la tuya.
En Súmate, nos vamos dando cuenta cómo aquella vieja “gauche caviar” tiene especiales y dolorosos sarpullidos cada vez que se topa con nosotros. Como los de Xavier Sardá en RAC1 por ejemplo, cuando el hombre acabó destemplado y cargado de tics clasistas. Hay un manifiesto displacer ante la evidencia de que el colectivo charna ya no encaja en aquel viejo, setentero y confortable cliché de Solé Tura o Juan Marsé: esos charnegos inocentes e incultos pero buenos proletarios y mejores personas que votan a la izquierda siempre en castellano para defenderse de unos burgueses catalanoparlantes que los explotan y los alienan. Unos charnegos que viven en Catalunya pero como leales españoles, porque la sangre remota es más poderosa que la comunidad presente (básicamente se trata de la tesis de aquel manifiesto de los 2.300 que firmara Amando de Miguel o Jiménez Losantos). El mito de Xarnatown, el lugar en el que Catalunya es sólo una autonomía leal a Felipe frente al opresor Pujolista que dice ser nación solo para robar nuestras plusvalias. El lugar donde se dice “plegar” y “rachola” y con eso se satisface el conocimiento de “lo catalán”. Un poco de Feria de Abril, un poco de butifarra y un mucho de folklore para mantener “las dos almas” de Catalunya separadas política y culturalmente. Lo nuestro y lo suyo. Un país, dos comunidades. Los “negros” en castellano y los “blancos” en catalán. Cómodo.
También entiendo perfectamente que tu comentario iba dirigido a la “burguesía catalana” que, según tú, nos ve como objeto de curiosidad y risión. Sin embargo nuestra experiencia diaria (y desde hace ya muchos meses) es exactamente la contraria. El catalanismo más orgánico y clásico lo que ha hecho es darnos facilidades, calidez y buen rollo. Es más, Súmate ha servido, como me expresaba con vehemencia un alto cargo de Òmnium, para que ellos se diesen cuenta de que han perdido la viveza, el entusiasmo y el contacto con la calle que Súmate aporta. Trabajan con nosotros sin paternalismo ni condescendencia. Sin cambiarnos de idioma o ideología. Guay.
Y sin embargo, muchos de esas “izquierdas españolas” tan cosmopolitas e internacionales a las que debemos confiar, según tú, nuestras vidas y futuro, no han parado de llamarnos (desde España y desde aquí) de nazis a subnormales, traidores o idiotas. Muchas de esas izquierdas españolas a las que deberíamos pertenecer por cuestión sanguínea, o porque lo dice nuestro DNI, nos han insultado y negado la existencia de forma reiterada. O peor, nos han sonreído displicentes en el mejor de los casos (y te lo digo de primera mano). Por lo tanto, si lo que pretendías era discriminar una vez más entre “ellos” y “nosotros”, catalanes y castellanos, llegas tarde. Los nuestros son todos aquellos que exigen votar, que quieren un nuevo país y a los que no les da miedo una catalanidad plena y nueva. Vengan de donde vengan. Vivan donde vivan.
Total, que aparece Súmate y empiezan los cortocircuitos. Se rompe el plan. Y empiezan los nervios como con Sardá que acabó preguntando al borde de la histeria si admitiríamos a alguien que hablase catalán o algún licenciado en ingeniería. Y ahora tú con lo de los negros...
Los nervios son normales. Desde esa perspectiva, y perdóname Cris, clasista, un negro hablando catalán es un exotismo, una risa para los intelectuales de verdad que saben hablar muchos idiomas. El negro que hablaba catalán en TV3 es una burla pintoresca del orden natural de las clases. Como un charna indepe. Como un proletario indepe. El problema aparece cuando no hay un sólo negro ni un solo charnego independentista. El problema aparece cuando estas personas “singulares” se organizan e intervienen políticamente. Y cuando lo hacen para suturar esa fractura, esa distancia en la que muchos nos querían mantener: inmigrantes contra catalanes de toda la vida. Y es exactamente eso lo que el proceso es. La sutura de las diferencias a través de la exigencia de nuestra soberanía política (no culturalista ni idiomática).
El lío aparece cuando la cosa no va de identidades y cuando lo que se reclama es la soberanía popular y el voto. Proceso destituyente y nueva constitución. Cuando se va hacia una República y una nueva ciudadanía. Catalanas ¿De dónde si no? Y ahí os perdéis y acudís al “último cliché”: Tenéis buenas intenciones y buena fe pero os engaña y manipula la burguesía de siempre. Antes Pujol y ahora Mas. Os engañan porque vosotros no sois más que unos inocentes charnegos todo corazón pero incapaces de hacer política sin esos “progres ilustrados” que nos representaban tan bien. Más paternalismo, más condescendencia.
No somos folklore, Cris, somos política. Y somos calle y somos urna y somos la catalanidad entendida más allá del provincialismo y la casa regional. Somos pueblo soberano. En castellano, catalán, mandarín y urdú.
Desde mi punto de vista, el primer negro que habló catalán en TV3 fue un gran tipo. Un tipo que decidió que, para él y sus hijos, éste iba a ser su país. Y entendió que hablar catalán era una buena idea porque le permitía prosperar, hacer más amigos, entender lo que se dice y escribe y por ello participar de la vida en común de forma plena. Lo alejó de cualquier ghetto. Un tipo que sabía que el catalán no le obligaba a dejar de hablar wolof, mandinga o castellano. Para nosotros, la comparación con primer negro que habló catalán en TV3 no es un exotismo o una burla. Es un gran modelo que te agradezco.
Un modelo a seguir como el de aquella primera negra que sentó en los asientos delanteros de un autobús en Montgomery, Alabama. Como el primer negro que meó en un váter de blancos de Johanesburgo. El primer negro que habló catalán en TV3. Exacto, esos somos nosotros.
Los primeros que no cumplen sumisos con el papel que se les había asignado. Que se rebelan a la tutela benevolente de los pijiprogres de aquí y allí. Siempre vigilantes a mantener el régimen del 78. Siempre atentos a que no se mezclase lo charna con lo catalufo. Cada uno con su clientela, como debe ser.
Somos los primeros negros que llevamos estelada y gritamos independencia en castellano. Los primeros que pensamos en una catalanidad soberana y libre que nos permita desobedecer a la tiranía del gobierno de Madrid y visitar a la familia en el pueblo sin ningún problema y al mismo tiempo. Los primeros negros que rompen el cliché, que denuncian a las oligarquías de allí y a las de aquí. Que se solidarizan y se manifiestan con la gente de aquí y la de allí. Que está en las diadas y en las mareas. Con Gamonal y con Arenys de Munt. Los primeros que están dando una solución masiva, popular y democrática al colapso borbónico.
Eduardo Reyes, el primer charnego independentista que habla en la tele es, efectivamente, igual que el primer negro que habló en TV3. Como el primer gay en salir públicamente del armario, como la primera mujer en licenciarse en una universidad. Somos lo mismo. Parte de un futuro que os rompe cómodos esquemas. Desde tu perspectiva somos pintorescos, lo sé. Pero desde la nuestra, el primer negro y Eduardo Reyes no somos lo singular, somos la nueva normalidad, la nueva mayoría. La nueva catalanidad forjada en las calles, asambleas y colectivos independentistas. Una catalanidad republicana, popular, masiva y multilingüe.
Dijiste en tu intensa intervención televisiva que temías que “el procés” lo llevara Artur Mas de la mano. De hecho y paradójicamente, eso es lo que están esperando que pase, como agua de mayo, las izquierdas borbónicas: que haya un pacto, un diálogo, un acuerdo entre Mas, Rajoy, Rubalcaba, Fainé, Rossell y todas las élites y oligarquías catalanas y españolas.
Problema en las calles, solución en los despachos. Tranquila Cris porque seremos nosotros, “los negros”, los charnas, los de las calles y asambleas, los de la estelada y la marea los que no lo permitiremos. Nosotros exigimos votar precisamente para que ellos no pacten. Eso, Cris, es más que evidente. Así que te invito a formar parte del nuevo Black-Cat Power. Gente que no somos tal y como deberíamos ser y que hace lo que no deberíamos estar haciendo.
Cada vez somos más los negros hablando catalán en TV3...

Salud y República Catalana

Antonio Baños

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Comentaris

Re: Salud y Republica Catalana, Querida Cris
06 feb 2014
Toma ya,si noi!!!
Molt bé Súmate.
Sindicato Sindicat