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Anàlisi :: pobles i cultures vs poder i estats
Batzarre (assaig audiovisual)
10 gen 2014
Recent publicat!!
Batzarre.jpg
http://latele.cat/batzarre-assaig-audiovisual

A través de la veu narrativa de Leire Saitua y amb les entrevistes a Jasone Mitxeltorena, escriptora i periodista, autora del llibre "Auzolanaren Kultura" i Itziar Madina, igual que Jasone escriptora, periodista i coautora, juntament amb Sales Santos, del llibre "Comunidades sin Estado en la Montaña Vasca", ens endinsem junts en la cosmovisió del Batzarre, amb totes les seves realitats i limitacions i amb la intenció que s'ensenyi el camí cap a una societat millor.
Mira també:
http://docuasamblea.blogspot.com.es/

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Comentaris

Re: Batzarre (assaig audiovisual)
12 gen 2014
(fragmento de "Comunidades sin Estado en la Montaña Vasca")

Los historiadores Imízcoz y Floristán lo definen de la siguiente manera: “El batzarre era una asamblea con capacidad para legislar, para juzgar, para regular la propiedad comunal, su uso y para regular la defensa del territorio. El batzarre era anterior y superior en rango a la estatalidad surgida del estado navarro. (…) El poder soberano del batzarre tuvo una relación conflictiva con la estatalidad navarra, francesa y la castellana que principalmente se daba en tres aspectos: el penal, la tenencia de la tierra y la convocatoria a armas.” El batzarre o bazarre no levanta actas, ni escribe sus acuerdos, pero estos se cumplen escrupulosamente, pues sabemos que para los vascos primitivos la palabra es sagrada. “El batzarre era la mejor representación de los valores de la comunidad, la pertenencia a ésta como vecino implicaba el derecho y el deber de participar por igual y directamente en los asuntos de interés común.

Era obligatoria su asistencia, recogiéndose en muchas ordenanzas incluso las multas a pagar en caso de no cumplir con este deber”[x].

Las Ordenanzas del Valle del Baztan muestran como hasta 1603 el batzarre estaba compuesto por todos los vecinos del valle. La Junta es una novedad que aparece con las nuevas ordenanzas, por lo que es de suponer que anteriormente sólo existía el batzarre. La asistencia y el respeto de los acuerdos eran de obligado cumplimiento, independientemente de la posición social de cada miembro.

El batzarre se celebraba siempre en un lugar concreto. En algunos pueblos, se hacía en el alto de una montaña. Tal es el caso de Baigorri (Baja Navarra) en el que el batzarre se reunía en un lugar llamado “Lau-herrieta”. También se podía realizar bajo un árbol como en Gernika (Bizkaia) o sobre un puente como el puente de Asco, en el valle del Baztan (Navarra), o en una arboleda, como el “Kapito Harri” de Uztaritz (Lapurdi). Con el tiempo y como otras tantas cosas, la iglesia lo llevó a su terreno y pasaron a llamarse “las ante iglesias”.

Asegurar como lo hace el historiador Mikel Sorauren, en un articulo llamado “Auzolan y Batzarre una propuesta de organización colectiva” para Auzolan Elkartea, que “auzolan y batzarre no son sino dos concreciones del sistema y fundamentos jurídicos propios del Estado navarro. Es en esta dirección por la que se debe avanzar con el fin de evitar que los contemplemos como hechos llamativos de organización colectiva peculiar, sin remitir su entidad a un sistema de organización superior, como pueden ser un Estado y la base jurídica en que el mismo se apoya. De hecho, son el escalón más bajo en el orden de la organización administrativa. Lo verdaderamente relevante en el auzolan y el batzarre es que es la expresión de un sistema jurídico nacional navarro. Que se ha mantenido gracias a la solidez de una cultura política fraguada y consolidada durante la etapa de la soberanía del Estado...” es actuar con demagogia. No es interpretable más que como un intento más en la voluntad actual de reescribir la historia de los pueblos vascos. ¿Trata tal vez Mikel Sorauren de demostrar una esencia democrática o parlamentarista de la monarquía navarra? En tal caso, su objetivo sería presentar una monarquía de rostro afable, más “aceptable” que la monarquía castellana, aragonesa o francesa. Estas parecen ser “por esencia” represoras, centralistas y autoritarias. Curiosa dicotomía. Pero el autor muestra la contradicción intrínseca de su tesis al señalar la existencia de “un sistema de organización superior” al auzolan o al batzarre. Barre de un manotazo dialéctico el hecho empírico que auzolan y batzarre son entidades organizativas anteriores a cualquier concepción legalista o jurídica de la sociedad. Es más, auzolan y batzarre no pertenecen a la sociedad, ese ente regido por leyes, por representantes políticos centralizadores. Auzolan y batzarre nacen de la comunidad y viven por ella y sólo ella. No dependen de ninguna esfera política, ni jurídica, ni administrativa. Simplemente son organismos comunitarios autónomos y autosuficientes. Toda su ideología, basada sobre la igualdad, rechaza cualquier “organización superior”.

Por otra parte, ¿cómo entender la formulación “con el fin de evitar que los contemplemos como hechos llamativos de organización colectiva peculiar”, referente al auzolan y al batzarre? ¿No será que el autor pone de manifiesto lo que desearía ocultar, es decir, su concepción negativa de los modos de organización primitivos, anteriores a la vez que contrarios al Estado? Más aún, ¿querrá acaso Mikel Sorauren negar la publicación de demostraciones o descripciones de los sistemas organizativos primitivos vascos?

Finalmente, ¿es acaso demostrable la afirmación “Lo verdaderamente relevante en el auzolan y el batzarre es que es la expresión de un sistema jurídico nacional navarro”? (Notemos, de paso nada más, el empleo del adverbio “verdaderamente”, que daría a entender que el resto de investigaciones sobre el auzolan y el batzarre responden a fabulaciones o realidades ajenas a la verdad). Para colofón, nos parece poder desenmascarar en el discurso de Mikel Sorauren una retórica que aplica ciertas ideologías modernas para interpretar el pasado. Ello le conduce sin el más mínimo rubor a caer en errores tan burdos como la anacronía.
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