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Notícies :: corrupció i poder
Once mossos, imputados por apalizar a dos mujeres
31 oct 2013
Relato completo de la detención y el trato en la comisaría


La discusión por una cerveza en un taxi y la posterior por el pago de cinco euros derivó en una pesadilla para Sonia, Almudena y Mercé, que fueron agredidas por agentes de la comisaría de Les Corts.

El magistrado del Juzgado de Instrucción 3 de Barcelona, Gonzado de Dios, ha imputado a once mossos de Esquadra por un delito de agresiones a dos mujeres y un hombre, justo al lado de El Raval de Barcelona, donde hace unas semanas falleció un empresario, Juan Andrés Benítez, tras una paliza de unos once agentes de la Policía Autonómica. Además, ha abierto las diligencias previas y ha dado parte a la Fiscalía. Los hechos ocurrieron justo tres meses antes de la paliza que recibió Benítez, el la madrugada del 6 de julio, según la querella a la que ha tenido acceso LA GACETA.

Los informes médicos que se realizaron en distintos hospitales a los agredidos han sido también admitidos por el magistrado.

La pesadilla de los tres agredidos comenzó en el interior de un taxi conducido por un inmigrante. Almudena, una de las mujeres, portaba en sus manos una lata de cerveza abierta. El conductor del vehículo le emplazó a no beber en el interior por si derrabama el líquido sobre los asientos a lo que ella respondió que si lo consideraba oportuno, taparía la lata de cerveza con un pañuelo porque no tenía posibilidad de arrojarla a una papelera, a menos que el coche se detuviera.

Por una cerveza y cinco euros

Fue en la confluencia de las calles Ronda Sant Pau con la Avenida Paralelo, cuando el taxista frenó bruscamente, y por consiguiente, se derramó parte de la bebida alcohólica. El taxista comenzó a increparle, momento en el que los tres querellantes decidieron bajarse del coche. Fuera del vehículo, con graves y desproporcionados insultos el conductor exigió el pago de cinco euros por la carrera iniciada. El chófer cogió a Almudena por el brazo de forma brusca insistiendo en el cobro de la bajada de bandera. Ante la actitud violenta del sujeto, decidió soltarse y buscar otro taxi.

Pero su pesadilla no había hecho más que empezar. Poco después de parar y montarse en otro vehículo, aparecieron cinco dotaciones de los Mossos de Esquadra rodeándoles. Descendieron de los coches patrulla entre once y doce agentes de la policía autonómica que "les obligaron" a bajar de "forma imperiosa, chillándoles de forma despectiva sin ofrecerles explicación alguna". Una vez obligados a sentarse en el suelo, Almudena, junto a Sonia y Mercé preguntaron los motivos de su detención. La respuesta de los agentes fue contundente: "Que se callasen y que les diesen su documentación". Las tres chicas entregaron sus respectivos DNI sin oponer resistencia de ningún tipo.

Tres ’errores’: detención y agresiones físicas

Desayuno con una detenida en el vehículo durante una hora Acto seguido, los agentes les exigieron sus pertenencias. El hombre, llamado Arne, contestó que no darían sus pertenencias sin que los agentes le comunicaran los motivos del arresto. Un ’error’, porque los agentes le redujeron por la fuerza, poniéndole contra el vehículo policial, abriéndole las piernas y retorciéndole la mano derecha provocando una lesión de ligamentos.

Sonia y Mercé, testigos directos de la supuesta agresión, reprocharon a los mossos su "actuación desmesurada". ’Otro error’. Los agentes esposaron a Mercé apretando al máximo las esposas para provocar el máximo dolor posible, según consta en el escrito de la querella. A partir de ese momento, un agente explicó que "estaba detenida" y fue trasladada en un coche patrulla. Con la detenida en el vehículo y sin poder identificar el lugar donde se encontraba, los agentes se fueron a desayunar dejándole sola en el interior durante una hora.

Cinco agentes para inmovilizar a una mujer

Por su parte, Sonia, quien permanecía donde los agentes rodearon el taxi, decía a los agentes que se estaban extralimitando en sus funciones y que tanto la agresión a su amigo como la detención de Mercé eran innecesarias. La respuesta de uno de los agentes fue darle un empujón y decirle textualmente: "Tú cállate y vete de aquí". En vez de irse y abandonar a sus amigos, Sonia continuó en el lugar y dijo textualmente a un mosso: "Que eso era una locura y algo totalmente innecesario". ’Tercer error’. Apareció en escena un agente bastante más mayor que el resto y "con extrañas gafas" -identificado con la placa 09681- quien le empujó derribándola al suelo y entre cinco o seis agentes la inmovilizaron, esposándole, e introduciéndole descalza en otro vehículo. Las lesiones producidas por la avalancha de agentes también se plasmó en un informe médico.

Tras la brutal agresión, Almudena, hermana de Sonia, preguntó a los agentes: "¿Qué era lo que estaban haciendo y por qué lo hacían?". Uno de once mossos le respondió amenazante: "Si no se callaba le pasaría lo mismo".

Llegada a Comisaría: Pisadas en partes íntimas

Dentro de la Comisaría de Les Corts, Mercé pidió poner una denuncia contra los agentes. El recibimiento del "superior" de las "gafas extrañas" fue, siempre según la querella, cogerle del "brazo derecho tirándola al suelo, cayendo sobre el codo produciéndose una herida sangrante, mientras otro agente le pisaba simultáneamente la entrepierna, mientras otros agentes la inmovilizaban en el suelo con las botas y manos".

Y la agresión continúa. "Una vez inmovilizada, el agente de las gafas le apretó con ambas manos el cuello, en forma de estrangulación, para mitigar sus gritos de dolor, interrumpiéndole su respiración y provocándole una hipoxia". La sensación de la agredida fue que la "iban a matar", provocándole un estado de miedo y angustia.

Una vez inmovilizada, las esposas fueron apretadas hasta el extremo, cortando el flujo sanguíneo hacia las manos. Como consecuencia del ahogo respiratorio perdió el conocimiento y se despertó más tarde en la celda sin tener noción del tiempo. No tenía sujetador ni calcetines cuando volvió en sí.

Desnudo integral ante una mossa

A Sonia le derivaron directamente al hospital de Drasenes. Una vez atendida, fue conducida a la misma Comisaría que su amiga Mercé. Allí, una mossa le obligó a desnudarse. La agente le dijo que era el procedimiento habitual, ya que desconocía por completo este tipo de actuaciones. Sonia pidió que no le introdujeran los dedos ni el ano ni en la vajina a lo que la agente le señaló: "Aquí no hacemos esas cosas, sólo si a ti te gusta, quizás, esas cosas, las haces tú en privado". Antes de empezar a desnudarse, entraron en la sala otras seis agentes que empezaron a tratarle de forma vejatoria.

Coacciones en las celdas

Los agentes de los mossos visitaron a Mercé y Sonia solicitándoles que firmaran que habían destrozado el interior de un vehículo policial, que estaban drogadas y borrachas. "Daba la impresión de que ni ellos mismos sabían los motivos de la detención y querían justificar de alguna manera su actuación". En concreto, a Sonia le intentaron convencer para que firmara que reconocía que estaba "muy alterada, borracha y drogada ¿verdad?".

Ante las coacciones y amenazas, las dos mujeres pidieron un ’Habeas Corpus’. Los agentes se rieron: "Sí claro, con un poco de suerte, a lo mejor sales de aquí en tres días". Declararon ante el juez de Guardia la tarde del 6 de julio, casi 12 horas después de su detención. La solicitud del Habeas Corpus fue desestimada por el juez de guardia.

Tras estos hechos, once mossos de Esquadra están "técnicamente imputados" por el artículo 277 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. El próximo 31 de octubre declararán ante el juez y serán reconocidas por el médico forense.

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