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Comentari :: amèrica llatina
Brasil , un analisis necesario
28 jun 2013
sobre lo que esta pasando
Brasil: un análisis necesario

Profesor J

Un país potencia puede darse el lujo de hacer obras faraónicas, siempre que se cumplan dos condiciones: que produzca una fuerte ganancia y que no se movilice la población. En China tenemos el más exorbitante dispendio de capitales para construcción de ciudades ultra modernas con edificios de cristal y algunos disputando los primeros lugares mundiales de altura, pero allí la población está subordinada y ay! de quienes se opongan a alguna medida del politburó. En Brasil la empresa del cemento consiguió poco antes del gobierno militar hacer la maravilla de ni más ni menos que una nueva capital del reino, esta vez en medio de la selva: Brasilia, el templo de adoración al cemento. Arrasaron hectáreas y hectáreas de selva, tierras y vida animal y vegetal. Nadie sabe si habían comunidades originarias y fueron «limpiadas», sin embargo parece poco probable que esas tierras no formaran parte del habitat comunitario, ya que después «se descubrió» que habitaban indígenas en las proximidades. El viaje a las oficinas públicas no sería problema, se hicieron enormes carreteras que unen a la ciudad sagrada con el norte, el sur, este y oeste. Más ganancias extraordinarias y fastuosas para los empresarios del cemento, entre los que destaca nítidamente Odebrecht, emparentado con el nazismo alemán y principal fuente de apoyo financiero electoral del PT de Lula y Dilma, también destaca Votorantim, empresa archi enemiga de Lula y de Odebrecht.

Las fuerzas armadas son garantes del «desarrollo» alcanzado en un país que se aproxima a los 300 millones de habitantes y que más parece un continente, que limita con todos los países del sur de nuestro continente Abya Yala, excepto la isla de la fantasía del neoliberalismo: Chile, país formado sobre la base de la ocupación violenta de territorio mapuche al sur y aimara al norte. La marina brasileña cuenta con una planta atómica donde construyen submarinos idem. La aviación cuenta con fábrica de aviones junto a la empresa estatal que vende aviones y avionetas a diferentes países y ya fabrican drones (aoeronaves no tripuladas). El ejército es dueño del país y con cemento se ha construido una especie de telaraña carretera que se adentra en todos los países vecinos atravesando y destruyendo selvas y ríos, por donde ya se han entrenado y lo hacen permanentemente para asaltar a las naciones limítrofes como hicieron con Uruguay para el golpe militar de ese territorio. Otro jugoso negocio y reforzamiento de la operatividad contrainsurgente continental fue la instalación de enormes radares en la selva que separa a Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela (Argentina y Uruguay ya casi no tienen árboles en su frontera con el gigante egoista). Con el pretexto de combatir el narcotráfico que los mismos gobiernos fomentan para idiotizar a la población, general «empleo alternativo» y justificar la militarización de los barrios periféricos.

Es obvio que una red de infraestructura como esa requiere mucha más energía eléctrica que la actual, que ya no alcanza con Itaipú en la frontera con Paraguay, una obra inverosímil por su tamaño y potencia, considerada entre las dos mayores del mundo. Ahora van a la selva amazónica a construir el siguiente de los dos mayores, el tercero, que es la superpoderosa hidroeléctrica de Belo Monte, que por estar escondida entre la floresta, pasaría inadvertida, desapercibida. No llamaría la atención de nadie, ya que no afectaba directamente a nadie. Eso era lo que pensaban, hasta que de la nada salieron cientos de indíos semidesnudos y pintados de colores pavorosos, llenos de plumas, lanzas, arcos, flechas y afilados puñales o yataganes y cómodamente ocuparon las instalaciones de la construcción del proyecto declarando la guerra, así de simple, dejando boquiabiertos a los técnicos, funcionarios y guardias que allí estaban en total impunidad, como Pedro por su casa. El cemento encontró la horma de su zapato.

Ellos, los todopoderosos, los que todo lo pueden, los que van a construir el puerto libre enclave capitalista en Mariel, Cuba, con barcos y barcos de cemento que se pondrán como freno al avance hacia la sociedad sin clases (dije «avance»?, bueno dejémoslo ahí). Esos mismos que convencieron a Evo Morales de hacer pasar su cemento por los territorios ancestrales del Tipnis, donde también los emplumados les salieron al paso (estos indios!), en fin, esos mismos, hubieron de suspender la construcción de la magna obra de Belo Monte, la niña de los ojos del capitalismo brasileño, y mandaron a sus tropas, que no pudieron hacer lo de Guatemala, donde mataron a diestra y siniestra a los salvajes de allá que tampoco dejaban avanzar el «progreso» civilizatorio (esto ya parece plaga! dios mío!), que no pudieron hacer nada, porque, de no se sabe donde, aparecieron más indios que trajeron ecologistas y gente de las ciudades, lo que demostraba que al parecer no eran tan «atrasados» porque no se visten con ropa de hilos plásticos. El asunto es que Belo Monte está ahí, un esqueleto de armazón metálica esperando las caravanas de camiones con cemento que no puede ir a Bolivia ni a la Amazonia ni a otras partes. No importa, con 20 centavos de aumento del transporte estarán los millones que se requieren para mantener el flujo de ganancia que ya no depende del libre mercado como era la época de florecimiento del neoliberalismo, no. Ahora el truco es otro. Después del modelo del estado de bienestar (premio Nóbel a Keyness. Aplausos) y del modelo neoliberal (a rey muerto, rey puesto, aplausos para el otro premio Nóbel, Milton Friedmann), que también se agotó, vino el premio Nóbel para Joseph Stiglitz, ex economista jefe del Banco Mundial, vicepresidente del Banco federal norteamericano y asesor principal del gobierno Carter, que levanta una nueva institucionalidad de interactividad entre estado y mercado. No más estado paternalista ni libre mercado absoluto, un término medio, ambos socios y amiguitos, sin devorarse el uno al otro, lo que llamó el neoinstitucionalismo, asumido por los gobiernos llamados «progresistas» de Kirchner, Lula, Morales, Correa, Ortega, Zelaya, Funés, Humala, Bachelet, Lugo, Chávez y ahora Santos que quiere asociarse a las Farc y entre ambos manejar el ya famoso «término medio».

Por eso el gobierno Lula-PT-Dilma distribuye canastas que hacen aparecer como que ha disminuido un 30% la pobreza y los medios azotan con la noticia de que ahora hay una nueva gran clase media que pide más. Más absurdo no podía ser. Los médicos gratuitos a los barrios, como cualquier otro país que ponga médicos gratuitos en sus barrios, no han conseguido resultado ninguno,pues de otro modo no se explica que la principal reivindicación de las calles después de la tarifa cero sea la salud y aún la vivienda.

Veamos el tema favelas, que no ha sido resuelto y cada dos o tres meses tienen que entrar las tropas a poner orden. Si no disminuyen las favelas, no es posible hablar de mejoramiento, ya que la mayor parte de la población vive en el hacinamiento y no es por otro motivo que los 300 mil manifestantes en Rio de Janeiro hayan sido en su casi totalidad los favelados. La clase media salió en minoría en Rio. En Sao Paulo fueron más que nada jóvenes, que como los estudiantes chilenos pueden ser clasificados de clase media?. Lo pongo en duda. En Fortaleza y Belo Horizonte también fue la juventud.

Sindicatos y trabajadores favorecidos por el modelo Lula es claro que no salieron a la calle. Veamos eso: Los dos principales ejes del movimiento sindical organizado son los metalúrgicos del ABC Paulista y los bancarios, ambos filiados a la CUT de Lula. Tanto la federación metalúrgica como la federación bancaria cuentan con un sindicalismo funcional y corporativo de gran magnitud, al punto que cada una de ellas han formado sus propias financieras que intervienes en bolsa, préstamos e inversiones diversas, formando así parte orgánica del engranaje y proceso de acumulación de ganancia. De eso no puede hablar Stédile, obviamente. Eso es observado por la población, que más que la propaganda de que ha crecido la clase media, verifican que han surgido muchos nuevos ricos y sectores pudientes a costa de la población, por lo que no es extraño que la tercera consigna más coreada sea contra la corrupción, en la que ha estado envuelta buena parte de los ministros y dirigentes del PT, que han caído uno a uno.

El otro sector favorecido ha sido la cúpula del MST y algunos de sus principales asentamientos emblemáticos en diferentes regiones del país, que por su capacidad productiva, estrecha relación con los bancos y mercadeo tradicional, se han acercado al estilo sindicalista de los metalúrgicos y bancarios, perdiendo mucha de su base tradicional, algunos de los cuales se fueron a trabajar en la línea de economía comunitaria del movimiento MLST en tanto el MST sigue fortaleciendo un pequeño sector parásito del sistema, ya que de ahí salen dineros para mantener su burocracia dirigente, hacer campañas y recorridos por el mundo hablando de la Vía Campesina y la soberanía alimentaria a condición de acabar la lucha en defensa de los territorios y someterse a los programas del nuevo modelo económico neoinstitucional asentado en el extractivismo dejando pasar las carreteras, las hidroeléctricas y demás que requiere la acumulación. Se entiende que se paseen por todas partes invitando a los campesinos organizados a sumarse a la Vía Campesina, como las organizaciones del PC chileno, Ranquil y Anamuri, hasta que llegaron a Lacandona e invitaron a los zapatistas a sumarse también, pero recibieron una amable negativa, ya que el papel de la Vía Campesina es acabar con la autonomía y sembrar la dependencia a los partidos defensores del modelo «progresista» que se apoya en el cemento para acabar con las comunidades que defienden a la Pacha Mama.

El MST hoy día en Brasil está aprovechando de levantar cabeza en medio de las movilizaciones, como que fuese crítico del PT, cuando en realidad el 90% de su directiva son militantes del PT, como Gilmar Mauro y Joao Stédile.

El año 2005 el PT y el MST no consiguieron evitar que se expresara la autonomía en el espacio intergaláctico del V Forro de Porto Alegre, y los asistentes decidieron formar el Movimiento Pase Libre, que por medio del simbolismo de la lucha por pasar libremente a los buses del transporte público, plantean el pase libre para todas las actividades del mundo de la vida, lo que atrajo la ira de las organizaciones de izquierda gubernamental y seria distancia con el accionar del MST, destinado solamente a hacer propaganda de sus puntos de vista originados en la cúpula de su comité central, a diferencia del Movimiento Pase Libre que sólo en Sao Paulo llamó a 14 reuniones abiertas en diferentes lugares de la ciudad para decidir los pasos a seguir. Cualquiera puede ir y opinar, definiendo los pasos entre todos en la forma de democracia directa. Pero esto no lo va a decir ni apoyar Stédile, el burócrata.

Esa forma de discutir internamente y tomar decisiones, todo ello de forma abierta a la población en determinados territorios y localidades, es una escuela participativa que va forjando otros valores y prácticas.

Para cortar eso de raíz, Dilma ahora propone un plebiscito, trasladar la discusión y las decisiones locales al voto individual, separado y secreto donde se ponga punto final a la discusión y a la movilización, que la energía y potencia social de la multitud de autoorganización se canalice hacia la estricta institucionalidad evitando la fuga de los esclavos y la formación de nuevas constituciones e instituciones alternativas autónomas en las localidades que puedan abrir paso a las formas de vida comunitaria para encarar la problemática de la cotidianeidad con las propias manos.

De allí entonces el llamado a llevar banderas para «apoyar» el movimiento, banderas que fueron agredidas obviamente por la derecha organizada, que no había tenido oportunidad ni espacio para manifestarse y la voluntad o voluntarismo de la izquierda institucional de fracturar el movimiento (ellos y nosotros, tenemos derecho a mostrarnos, etc) permitió que se desarrollaran verdaderas batallas campales con insultos y quemas de banderas. No es que la derecha está aprovechando el movimiento, sino al contrario, la izquierda oficial intentó sacar provecho y se le fueron sus adversarios encima.

Tampoco se trata de un fenómeno «urbano» como pretende el análisis de Stédile, ya que su idea es esconder el fracaso de la reforma agraria y el crecimiento de la simpatía entre los campesinos hacia la propuesta de las empresas agrícolas comunitarias del Movimiento de Liberación de los Sin Tierra, fundado por Bruno Maranhao, que tiene bases en 10 estados del país y que hoy casualmente se encuentra perseguido por el estado para devolver dineros que se habían entregado para fines de reforma agraria y que supuestamente fueron usados para una movilización de ocupación del congreso años atrás.

También es extraño que el comandante Stédile apele a una exclusiva problemática urbana cuando Brasil ha salido en los periódicos mundiales por la enorme cantidad de indígenas que ocuparon la construcción de la faraónica hidroeléctrica de Belo Monte y los otros comuneros que hicieron prisioneros a investigadores extractivistas. Todos estos hechos son demostrativos de que en el campo también se cuecen habas. Stédile esconde el rol del PT y los sindicatos de contribuir a la crisis económica y social que ha lanzado a la población a las calles. Su intento ridículo y propagandístico de mezclar a la CIA con las manifestaciones lo delata como carente de argumentos reales y se trata sólo de buscar simpatías en la izquierda continental, que mira con mucha suspicacia lo que sucede en las calles del país gobernado con votos del PT y del MST.

Dilma tendrá que ser muy malabarista para sortear la actual situación, donde no interesa si va a ganar el PT o la oposición la presidencia el próximo año, ya que ambos tienen que implementar el mismo programa, sino que el detalle va a estar en como la dinámica de calles se transforma en dinámicas localizadas y específicas de cambios concretos desde abajo, tales como empoderamiento territorial autónomo, formación de comunidades urbanas y desarrollo de la Otra
Economía.

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J

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Sindicato Sindicat