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Diario carcelario del preso anarquista Tasos Theofilou (Grecia)
16 mai 2013
Escritos de un compañero preso
Seguimos presentando el diario carcelario del preso anarquista Tasos Theofilou. La actualización anterior está aquí:
http://vivalaanarquia.espivblogs.net/?p=15426
El juicio contra el compañero, acusado por un atraco al banco en isla de Paros ocurrido en Agosto de 2012 y donde murió un taxista que intentó impedir la huida de los perpetradores, se celebrará el día 10 de Junio. Tasos niega su implicación en estos hechos.



1/11/2012

Desde varios días no escribía nada en el diario. Con el paso del tiempo algunas cosas dejan de impresionarme. No es tan grande el abanico de las movidas. Para describir quedan todavía algunas cuestiones técnicas y otras, no tantas, existenciales. Sin embargo, había encontrado la comparación que puede hacer comprensible la atmósfera de la cárcel. Es como esas ocupaciones de escuelas de los años 90. La arquitectura de la escuela y los presos que se parecen a los llamados “elementos extra-escolares”. Es decir algunas fisiognomías criminales que están jugando cartas y dando vueltas sin sentido con un begleri(1) en la mano.

Yo ni me siento como preso sino más bien como explorador que ha sido invitado para describir la vida de este sector social viviendo junto con él. Como los etnólogos de siglos pasados que vivían con los pueblos “tecnológicamente simples”. Tomaban parte en la vida de comunidad, en su cotidianidad y en sus rituales. Se ganaban el amor y la confianza de esta gente. Pasaban años enteros con ellos adaptando, eventualmente, también algunos de sus costumbres pero seguían siendo observadores. Jamás se volvieran realmente miembros de la comunidad. Ninguna de las partes quería que eso pase. Ilias Petropoulos(2) y mierda. Yo hago un trabajo, no me estoy admirando a mi mismo...

A pesar de eso me parece que algunas de las rarezas carcelarias me las empezó pegar. Cuando me hablan no les presto atención y por consiguiente cuando les estoy hablando yo y quiero que me escuchen, les pregunto de manera imperativa: “¿Me oyes? ¿Has entendido?” Estoy seguro que ellos hacen lo mismo. Igualmente, las distancias me parecen más grandes que deberían ser. El hecho de ir, digamos, hasta el despacho de oficial de guardia que está a más o menos 70 metros de mi celda, me parece como una pequeña excursión. Además empiezo a volverme más brusco y grosero en mi manera de ser.

Lo de convivir en un espacio de 500 metros cuadrados con 60 personas que representan 11 pueblos diferentes, 20 delitos graves y 50 delitos de falta distintos no es tan trágico como suena. Pero sí que es algo que te obliga a imponer continuamente tus propios límites. Además no existe la opción de resignarse ni la de rehuirlo. Estás atrapado. Tienes que pelearte incluso para las cosas más pequeñas. Cada tu movimiento tiene su importancia. La amabilidad se percibe como debilidad. Tienes que imponer tus límites todo el tiempo. Pero no debes de sobrepasarles. Las maneras se parecen a como actúan los perros. Tengo miedo que eso me va a dejar algún problema.

Por lo demás, el día va pasando. Suelo no tener tiempo. No hay tanto tiempo para holgazanear. Lectura, escribir, gimnasia, baño, cocinar, llamar por teléfono. El día pasa y aún quedan cosas para hacer.


2/11/2012

La cárcel es una República de Platón deficiente. Aquí no existen los filósofos-gobernantes sino solamente los guardianes y los labradores. Y en cuanto a estos últimos no os imaginéis no sé qué: todo el día están jugando biriba...

Voy a contar un poco sobre los guardias. Los guardias se llaman funcionarios. Es gracioso cuando oyes los presos que se dirigen a ellos llamándoles “¡Funcionario!” como si fueran hablando a un lacayo cualquiera. No lo hacen a propósito. Está es su manera. Son un poco salvajes. No se dan cuento como gracioso resulta esto: las relaciones entre presos y funcionarios son como estas que hay entre enfermos y personal médico. El poder que ejerce el funcionario sobre el preso es el mismo que tiene el enfermero sobre el paciente. El primero quiere acabar tranquilamente sus 8 horas de curro, mientras que el segundo quiero pasar su estancia con menos dolor posible. Un equilibrio que así como en los hospitales depende de quién es el preso, en cuánto se ponga a reclamar lo suyo y, a veces, también de algún soborno...Aparte de ciertos imbéciles que se piensan que son maderos y por lo tanto se comen las burlas y la ironía de parte de los presos, ya que el aire que tienen corresponde a su calidad, los demás son simplemente unos funcionarios públicos. No entienden que hacen algo tan enfermo como vigilar la gente. No creen que hacen algo malo. Pero, por suerte, tampoco creen que hacen algo bueno...


3/11/2012

Estoy en gimnasio haciendo abdominales. Viene un preso y me pregunta:
-¿Cómo te va?
-Eeee, poco a poco—le respondo.
-Así es—me dice—poco a poco, porque con lo de “ahora y rápido” ya ves donde hemos terminado...


4/11/2012

Mi módulo es ruso. Los presos hasta cierto grado mantienen las tradiciones de las prisiones rusas porque muchos de ellos ya cumplieron alguna condena por allí. Tienen una jerarquía que uno puede reconocer por sus tatuajes. Cada uno de sus tatuajes tiene un significado bien concreto y no lo puede llevar quien sea. Es como su insignia. Cuando voy a esclarecer como funciona eso exactamente, lo describiré con más detalle. Todo eso tiene que ver sólo con los presos precedentes de los países de la antigua Unión Soviética. Ni a mi ni a los otros que no somos Rusos, Georgianos, Kazajos, Ucranianos, etc., no nos tocan en particular. En todo caso, el jefe de acá hizo claro que no deben montarse unos líos y por lo tanto si un preso tiene problemas con el otro, se dirige al jefe y este último suele a recomendar alguna solución. Lo más será una bofetada más bien ritual. De todos modos, nadie puede tomar la iniciativa de pegar al otro sin el permiso del jefe, el cual respecto a estas cosas resulta ser muy tacaño.


5/11/2012

No me recuerdo si ya había escrito sobre mis nuevos compañeros de celda. Uno es Ucraniano. Por las noches tiene delirios. Grita. Dice cosas en ruso. La movida es bastante como una peli de miedo. Por suerte no está delirando en latín, porque ¡me tendría que esconder debajo de la manta! Me dice que eso que le pasa empezó aquí en la cárcel. Me dice que yo también estoy susurrando mientras duermo. Lo sé. No obstante, a mi me pasa eso desde antes.

Dentro de unos pocos días el tipo va a salir. Ya es el tercer compañero de celda del cual me despido. Le juzgaron y se comió apenas 3 años y medio. Intentó sacar algunos inmigrantes de aquí y pasarles a Italia. Los cargos son los mismos cuando intentas traerles a Grecia, pero las condenas resultan totalmente diferentes...

El otro compañero de celda es Búlgaro de origen turco y por el mismo caso se comió ¡575 años de reclusión y 5.800.000 de multa! Algo que se traduce en unos 9-15 años de condena para cumplir. Y eso en un juicio que, como dijo el mismo, duró unos 5 o 10 minutos. La diferencia es que el primero ha sido juzgado en Kerkyra y el último en Komotini. El primero “intentaba sacar”, mientras que el otro “intentaba traer”...

Ese Turco de Bulgaria es una figura trágica tocando a lo cómico. Le dieron 2 mil euro para conducir un camión con 100 inmigrantes por unos 80 kilómetros, de un pueblo cerca de Aleksandropolis a un otro pueblo situado también dentro de Grecia. Sabía que se trata de algo ilegal pero ni lo pudiera sospechar que el trasporte de personas está castigado tan duramente. Le pillaron un poco después del endurecimiento de la correspondiente legislatura. Hasta hace poco lo más que le pudieran meter sería 10 años de reclusión.

Tiene dos hijas pequeñas y les está diciendo que trabaja en Europa. Aquellas le dicen “Dejalo y vuelva a casa a estar con nosotras”. Le dicen que no quieren dinero ni ropa ni juegos sino que vuelva a estar con ellas. Le preguntan si ha dejado de amarles. El tipo me lo dice llenándose de lágrimas. Me muestra dibujitos que le mandan por correos. Me dice que están creciendo sin que él está y él lo único que quiere es esperarles en casa cuando vuelven de la escuela. Pero no pasará así. Les va a ver después de 10 años, quizás. Cuando ya serán grandes. Cuando él ya perderá todos los momentos que podrían tener juntos. Y eso porque así ha decidido un hijo de puta juez que después de sentenciarle se fue a su casa, dijo a su mujer que tuvo un día muy difícil, luego comió y se echó a dormir la siestita.


Notas de traducción:
1.Una variante de kombolói que tiene sólo 2 cuentas en la cuerda.
2. Escritor especializado en folclore que se dedicaba a estudiar los llamados “marginados”, pues ladrones,presos, toxicómanos, prostitutas, etc.

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