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El Amor/Revolución no está en el Ciberespacio
25 feb 2013
REFLEXIONES PRÁCTICAS SOBRE LAS REDES SOCIALES Y SUS IMPLICACIONES EN LO AFECTIVO Y LO CONTESTATARIO
Se me ha olvidado escribir. Mi pensamiento no es capaz de centrase en una idea, en una imagen, en una reflexión el tiempo suficiente para idear una manera de plasmarlo en la escritura. Aún no sé, de hecho, si conseguiré dar forma a estos pensamientos que aquí intento comunicar. Mi único consuelo, mientras me esfuerzo en encontrar las palabras, es que quede reflejada esa dificultad para expresarme, que al fin y al cabo no es otro el tema de este escrito. Mi dispersión mental, que sé común a un importantísimo sector de la sociedad occidental y a gran parte de los llamados países “en vías de desarrollo”, concretamente a la población más joven, aunque intuyo que sus efectos son aún más desconcertantes en los adultos que tienen entre treinta y pocos y cuarenta y muchos y que han disfrutado una infancia sin internet y menos informatizada o como mucho rudimentariamente informatizada. Mi dispersión mental, digo, aparte de por circunstancias personales difíciles que prefiero omitir aquí pero que están directamente relacionadas con el objeto que a continuación trataré, está causada en gran parte, aunque como digo depende directamente de esas otras circunstancias, por un exceso, probablemente abuso, de las nuevas (o ya no tan nuevas) tecnologías de la comunicación.

Durante este último año, probablemente dos, y en parte debido a esas circunstancias de las que acabo de hacer mención y que prácticamente me han recluido en un pueblo pequeño y sin muchas opciones de desplazamiento, no por una pura elección o decisión aunque también, he centrado mi actividad de contestación política, de propaganda anticapitalista, en lo que se ha dado en llamar “redes sociales” (entrecomillo porque tengo mis dudas de cuánto de social tienen estas redes). Concretamente, porque las demás aunque tenga abiertas cuentas o perfiles casi no las utilizo, he usa facebook, y mi actividad ha sido casi en su totalidad contestataria, si bien no niego haber hecho alguna amistad importante gracias a este medio, aunque supongo que las implicaciones socio-afectivas de otras redes son muy similares en forma y contenido.

No pongo en duda, anticipándome a las aclaraciones, que mi trabajo de difusión propagandística, no tanto de mis obras y escritos sino más bien de los de otros ya conocidos o que me llegaban a través de la propia red, no haya tenido un valor y una utilidad para llegar a un buen número de personas más o menos interesadas, poniendo así en práctica la llamada “dinámica de virus”.1 Y por lo demás he de adelantar también que mi intención no es la de abandonar por completo estos medios (que no debemos olvidar no deja de ser un canal que el sistema de dominación estatal-capitalista pone a nuestro servicio, probablemente para ponernos a nosotros a su servicio, y que no dudará en transformar, como vemos que así sucede constantemente siguiendo unas leyes de mercado que están en todos los ámbitos de la vida, o incluso eliminar en el preciso momento en que, al írseles de las manos, se alcanzara a través de estos medios un verdadero desencadenamiento revolucionario) sino la de tomarme un respiro que a su vez debe servirme para reflexionar, como comienzo a hacer con este escrito, sobre cómo debo, o debemos, usar estos medios para producir efectos reales en la sociedad sin vernos atrapados por sus tentáculos todopoderosos que convierten el medio en un fin en sí mismo.

Difusión contestataria aparte, en los últimos meses he podido comprobar cómo las redes sociales penetran en nuestro cerebro cambiando incluso las estructuras habituales de nuestro pensamiento, aportando probablemente algo, pero en general con unas consecuencias negativas para las capacidades intelectuales del individuo afectado. En realidad la lógica de su funcionamiento es muy sencilla, se trata ni más ni menos que de una continuación y de un mejoramiento cuantitativo de la técnica que la comunicación unidireccional ya llevaba poniendo en práctica varios decenios de años: un bombardeo incesante y abrumador de mensajes en forma de escritos, vídeos, fotografías. La diferencia es que en este caso el emisor no es un productor de mensajes único sino que es la comunidad de usuarios misma la que pone en movimiento la información; eso sí, en la mayoría de los casos muy condicionada por esa otra transmisión tradicional al servicio del poder que no deja de aumentar y adaptar la producción de mensajes y su capacidad de manipularlos. Y sobre todo da la opción al usuario de lanzar él mismo sus propios mensajes y de responder a los otros. Este hecho, en principio con implicaciones únicamente positivas, supone sin embargo un arma de doble filo. El hecho de que puedas responder y por tanto ser contestado implica que se entre en una espiral comunicativa de la que uno siempre espera más; más usuarios, más mensajes, más información relevante o no. Y como consecuencia de ello más tiempo dedicado a un proceso comunicativo cuyo fin hemos olvidado o ni siquiera ha existido jamás más allá del simple hecho de la comunicación.

Una vez dentro de esa espiral en la que, en menor o mayor medida, en unos medios u otros (además de las redes propiamente dichas existen medios que digamos las complementan como portales de vídeos, fotos, música, blogs, etc. que también producen dominios en red) todos nos hemos sentido un poco atrapados, nuestra mente, y hasta nuestro cuerpo, no tiene más remedio que adaptarse al medio. Como cuando uno realiza cualquier tipo de trabajo repetitivo, a lo que muchos de nosotros estamos tan acostumbrados gracias al sistema de producción industrial automatizada en el que aún nos desenvolvemos, durante un período de tiempo, un día es suficiente, su mente se expone a una situación “traumática” hasta que al cabo de un tiempo se acostumbra a la rutina de dicha actividad. Por poner un ejemplo muy alejado del ámbito que nos ocupa, si alguna vez han practicado la actividad de la recogida manual de aceitunas durante todo un día es muy normal que en el momento de irse uno a dormir vean ramas y aceitunas caer, sin embargo esto irá sucediendo con menor intensidad a medida que uno se acostumbra a la actividad en cuestión.

Pues bien, los que están expuestos a la comunicación a través de las redes sociales durante un tiempo elevado, y esto es muy habitual debido a su capacidad adictiva sobre todo entre los más jóvenes (“En la página web de la revista Chronicle of Higher Education se publicó recientemente el caso de una adolescente que enviaba 3000 mensajes de texto al mes. Esto significa que enviaba una media de cien mensajes diarios, es decir, uno cada diez minutos de vigila”),2 ponen en marcha un proceso cerebral similar al de las cadenas de montaje. Con la práctica rutinaria van acostumbrando su cerebro a un tipo de pensamiento, a una forma de idear y de comunicar esos mensajes. Supongo que habrá múltiples estudios psicológicos académicos sobre estos procesos mentales. Personalmente puedo decir que en muchas ocasiones mis pensamientos a la hora de ir a dormir funcionaban como en las redes sociales, con mensajes cortos, sin desarrollo de los mismos, y pasando fugazmente de unos a otros. Y con la continuación de esa actividad he podido comprobar cómo disminuía en mí la capacidad de atención en el desarrollo de actividades que requieren una prolongación en el tiempo como la lectura de un libro o la escritura de un texto más allá de los famosos antiguos 420 caracteres.

Así, quien más quien menos, todos hemos podido comprobar en nuestras carnes en los últimos años cómo la mente humana se adapta a los nuevos medios ofrecidos por la tecnología de la comunicación, como ya sucedió con la sociedad que hubo de adaptarse (entonces fue forzada a ello) a las nuevas condiciones creadas por la “revolución industrial” desde finales del siglo XVIII, y nunca al contrario, poniendo los nuevos medios al servicio de la comunicación y las relaciones humanas como debería haber sucedido si las cosas fueran como nos “gustaría”.

“Asumámoslo: la repercusión de la tecnología cambiante de la comunicación humana es como los logros de la economía dirigida por los bancos, donde las ganancias tienden a privatizarse, mientras las pérdidas se nacionalizan. En ambos casos, el “daño colateral” tiende a ser desproporcionadamente más extenso, profundo e insidioso que los raros beneficios esporádicos”.3
Traspasando toda esta problemática de lo cibernético al mundo del “activismo”, incluso en su versión más radicalizada, comprenderemos que en las redes, gracias a las redes, pero emanando de ellas también en el mundo real, nos encontramos de frente ante la “ilusión de la contestación”. Si ésta existía antes de las redes no era desde luego de una manera tan difusa sino mucho más identificable y encuadrada por los partidos y burocracias sindicales. Como si internet no fuera ya un reflejo de la sociedad sino que sería la sociedad actual la que ha devenido un reflejo de lo que sucede en internet. Ese proceso psicológico individual del que hablamos tendría una secuela a nivel social, incidiendo en las estructuras de la sociedad misma. No debemos olvidar que es un error separar, en negativo, la psicología y la sociología. Esto lo comprendieron muy bien los situacionistas al atacar ferozmente al “psico-sociólogo” como uno de los máximos exponentes del trabajador a sueldo para la perpetuación del sistema de dominación estatal-capitalista.4
Al releer ahora con detenimiento el artículo de Antonio Ramírez “A for anonymous” en el primer número de la revista El Naufragio, comprendo que yo mismo, a nivel individual, así como los movimientos sociales acaecidos en los últimos meses a nivel nacional y mundial, hemos sido víctimas de esa virtualización de la realidad. En mi caso al enfocar la lucha en un alto porcentaje en las redes sociales, perdiéndome en una especie de revolución en pequeñito, como les ha pasado y aún les pasa a muchos otros, sin apenas incidencias reales. Y en el caso de los movimientos sociales de la primavera árabe, del spanish revolution o el occupy de Norteamérica, si bien no en toda su extensión sí en su gran mayoría, probablemente, al trasladar esas estructuras mentales virtuales a un movimiento social que, así como para “la filosofía propia del hacker internet no es un medio para llegar a nada concreto, sino se vive como un fin en sí mismo”,5 se reproduce, se expande y se muere dentro de un sistema al que no pretende destruir y al que, si no se hace un análisis muy profundo y concienzudo, ni siquiera ha llegado a poner en duda. Por supuesto no debemos dejar de intentar hacer ese análisis profundo y concienzudo de cara a futuros movimientos sociales.6

Se produce en estas redes, así como en otros medios como los buscadores google o youtube, y no de manera fortuita e inocente sino todo lo contrario,7 una especie de “guetificación cibernética”. En estos medios, y sobre todo en los últimos tiempos, ya que el dinero y los recursos humanos invertidos en “mejorarlos” debe ser monstruoso, las búsquedas de “amigos”, enlaces, vídeos, tienden a ser personificadas. Restringiéndote además cuando intentas llegar a más contactos de lo habitual con fines subversivos, poniendo trabas a la hora de difundir eventos o de solicitar “amistad” como yo mismo he podido comprobar personalmente.

Dicho todo esto, mi conclusión práctica, que no tiene por qué ser la ideal y que está pensada para el tipo de discurso que yo genero y que además está expuesta a posibles modificaciones futuras, es que debemos tender a usar con menos frecuencia y con mucho tacto este tipo de medios del poder, y sustituirlos, en la medida de las posibilidades de cada cual, por los medios abiertos del software libre (por ejemplo N-1) donde estas personificaciones no se dan, pero sin bajar la guardia ya que los que usan estos otros son un sector muy minoritario de la sociedad y ya con cierta conciencia social por lo que la “guetificación” es una trampa de la que tampoco aquí estaremos libres. Y para evitarla, tanto en un caso como en otro, nunca hemos de perder la referencia del mundo real. Debemos crear comunidades vivas y si para ello hemos puntualmente de valernos de las tecnologías del poder hagámoslo, pero sin olvidar nuestros objetivos y sin olvidar que estamos usando las armas del enemigo y nuestro enemigo las puede hacer explotar o utilizar en nuestra contra cuando lo estime necesario.

La gran misión del movimiento revolucionario mundial es recuperar, o construir donde han sido completamente devastadas, comunidades vivas y para ello necesitamos individuos vivos, algunos son recuperables, otros han sido completamente vaciados, no nos obsesionemos con ellos, vendrán nuevas generaciones que si tienen donde agarrarse pueden redescubrir la vida. Y para volver a ser individuos vivos y conscientes hemos de tener siempre presente cómo los enterradores de todo lo vivo que hay en nosotros usan esas tecnologías al servicio de la propaganda estatal-capitalista y cómo nos afectan individualmente a cada uno de nosotros como seres que intentan liberarse de sus cadenas y que la mayoría de las veces incluso ignoramos. Recuperarnos para poder recuperar la vida, que sólo es recuperable colectivamente. Paremos, reflexionemos, meditemos, respiremos lenta y profundamente, miremos nuestro interior y nuestro exterior, reaprendamos a amar, a sentir…
Y como ejercicio os propongo que escuchemos un taranto, en el que la introducción musical antes de entrar la copla en sí, solamente con guitarra y ayeo, dura casi dos minutos; a mí antes me resultaba fácil y agradable, ahora admito que he de hacer un esfuerzo para permanecer inmutable en el simple acto de la escucha. Y os propongo éste porque esta letra se la podéis dedicar a los que con tanto empeño nos llenan la vida con sus mensajes confusos a sabiendas, a los que dirigen en fin nuestras vidas por medios propagandísticos o represivos, aunque podría ser cualquier otra letra de taranto, taranta, cartagenera o ¡ay! malagueña:

Dame veneno
Si me quieres dímelo
Y si no dame veneno
Sal a la calle y di
Yo maté a mi dulce dueño
Con veneno que le di.8

Después, simplemente, escuchad el silencio, una revolución ha comenzado.


NOTAS:

1 Ver “Dinámica de virus”, Luis Navarro. Incluido en Industrias Mikuerpo. Trafcantes de sueños. Coordinación y recopilación Luis Navarro. Y disponible en el blog: http://mikuerpo.blogspot.com.es/2010/07/infeccion-el-nuevo-rostro-del-mi

2 Zygmunt Bauman. 44 cartas desde el mundo líquido. Paidos. 2011. Barcelona.

3 Ibiden. Debemos aclarar que estas palabras no vienen de alguien precisamente sospechoso de radicalismo antidesarrollista sino de un profesor universitario de sociología que está alcanzando bastante fama con sus libros sobre la vida líquida.

4 Sobre la Internacional Situacionista ver los tres tomos de la revista editados por Traficantes de sueños o los libros con los textos de las secciones inglesa e italiana editados por Pepitas de calabaza, y en internet el archivo situacionista hispano: http://www.sindominio.net/ash/

5 Del artículo citado A for anonymous en la revista El Naufragio, más información en el blog de la revista: http://revistaelnaufragio.blogspot.com.es/

6 Para este análisis, y a espera de otros más extensos, que no mejores, recomendamos la publicación de El Rapto nº7, íntegramente dedicado a documentación y análisis de estos movimientos: http://www.gruposurrealistademadrid.org/taxonomy/term/28 así como los textos de Félix Rodrigo Mora Pensar el 15 M y Pensando el 15 M que se pueden descargar en su página web: http://felixrodrigomora.net/articulos_y_colaboraciones.html

7 Este texto explica bastante bien el funcionamiento de estas redes y buscadores: https://proyectgoliath.wordpress.com/2012/02/14/lo-que-internet-esconde/

8 Concretamente se trata de “Taranto veneno”, registrado en el disco de Enrique Morente Sueña la Alhambra, la letra es popular y lo acompaña a la guitarra Juan Habichuela.
Mira també:
https://docs.google.con/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxmYW5kYW5nb3Jldm9sdWNpb258Z3g6NTM0MTRjM2JiMmQ3ODUwZQ

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