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[Grecia] “Villa Amalías”: Estamos y estaremos acá
15 gen 2013
Texto de la okupa «Villa Amalías», escrito el 23 de diciembre de 2012, tres días después de su desalojo por la Policía.
Lo dijimos y lo decimos de nuevo: Estamos y estaremos acá

Al igual que me congela el silencio del matadero blindado, así los aterroriza la ira de la bestia atrapada…


… Somos nosotros. Nosotros junto con los miles de manifestantes, activistas, ocupantes, huelguistas y luchadores callejeros. Somos nosotros los sin techo y sin hogar, los punks y los vagabundos, los vegetarianos y las feministas, los trasnochadores y los trabajadores, los pobres y los agraviados, las victimas del racismo y los vengadores de la injusticia…

Desde el pasado 20 de diciembre de 2012, en horas de la mañana, cuando la okupa “Villa Amalías” se convirtió en objetivo de la represión estatal y la desinformación mediática, el tiempo transcurrido ha sido corto pero denso. Durante este tiempo, los mecanismos de la violencia legal han logrado con sus tropas e intrigas judiciales tomar como rehenes a 8 compañeros y compañeras, desalojarnos de nuestro espacio, la Casa Grande del Movimiento, quitarnos los dos edificios en los que vivíamos con igualdad, en los que nos expresábamos y creábamos de manera anti-comercial, en los que sosteníamos materiales e infraestructura del movimiento formando la Resistencia y la Lucha de manera auto-gestionada contra el Poder y su “cultura”. Han tenido éxito en lastimarnos pero no en someternos. Dentro de estos pocos días y noches, los conceptos de camaradería y solidaridad obtuvieron ante nuestros ojos carne y hueso. Se expresaron de manera amplia y espontánea, colectivamente, por todos los rincones de este país y fuera de él. Esta realidad tangible es la que nos da fuerza para enfrentar la necesidad de recuperar nuestro espacio como capacidad física de nuestra determinación colectiva.

El primer ministro, Samarás, con fantasías de emperador nacionalista, dio la orden determinante para la represión; el sheriff, Dendias, de ideas afines, nos bautizó como “hogar de desorden” y mandó a sus perros asalariados a “restaurar la legalidad”, mientras, sus cómplices de centro-izquierda junto con el alcalde “demócrata”, Kaminis, pretenden ser los Poncio Pilatos. Los neonazi y toda la chusma fascista, que han subido de categoría por su presencia parlamentaria, se regocijan en silencio, observando a sus simpatizantes uniformados, abrir el camino y conseguir temporalmente lo que no habían conseguido los ataques estatales y paramilitares anteriores contra nosotros. Los medios y sus notables pericos nos bautizan como “violencia Amalias”, la prensa amarillista (como el periódico Esspreso) nos llama “la villa de las bombas molotov” y sus periodistas sueñan con “el fin de la época” de nosotros.

Pero nosotros lo sabemos y ellos lo saben también. La verdad queda clara ante los ojos de todos los que quieren ver:

Hablan de desorden quienes están humillando sus propias leyes, quienes disfrazan la Junta como “la mejor democracia que hemos tenido”, quienes gobiernan por decretos, quienes hacen tiras su propia Constitución y las decisiones judiciales sólo para imponer los mataderos sociales, la devaluación del trabajo, la masificación del desempleo, la venta de la propiedad pública al capital privado.

Hablan de encapuchados los descendientes de los cómplices encapuchados de la Ocupación alemana, de los traidores y los usureros.

Hablan de violencia, quienes golpean brutalmente y bombardean con químicos todas las huelgas y las manifestaciones, quienes reprimen y criminalizan cualquier movilización de trabajadores, cualquier espacio ocupado y auto-gestionado, quienes persiguen cualquier foco y voz de resistencia y desobediencia, quienes encarcelan a pobres y activistas, quienes encierran en campamentos a inmigrantes y refugiados, quienes cuidan y miman a los cobardes matones fascistas, quienes imponen por la fuerza, la mentira y el miedo la fascistización social, el empobrecimiento y el destrozo de nuestras vidas.

Hablan de democracia quienes establecen el totalitarismo moderno con un régimen de excepción permanente.

Lo sabemos y ellos lo saben también.

No importa como bautizaron a las botellas de cerveza vacías, al petróleo de las estufas y a los medios de autodefensa y autoprotección elementales de un espacio socio-político-cultural abierto, que durante décadas ha sido el objetivo de agresiones, apuñalamientos, lesiones, daños materiales e incendios provocados por parte de fascistas y maderos. No cabe duda que, tanto en las tres anteriores redadas policiales llevadas a cabo durante todos estos años como en la del 20 de diciembre, los “hallazgos” no pueden sostener ni las mínimas expectativas de la jefatura policial que habla de “arsenal”, de “taller de producción de bombas molotov” y de “centro de drogadictos”.

Cualquiera que sea la propaganda y la falsificación de la realidad, ¡el pescado no se vuelve carne!

La Okupa “Villa Amalias” se encuentra en el punto de mira de la represión estatal por lo que es y lo que hace desde hace 23 años: ellos quieren eliminarnos del mapa, del centro de la metrópoli ateniense, porque desde hace más de dos décadas, en lugar de ser deudores y propietarios, somos ocupantes ilegales; porque en vez de acomodarnos con la propiedad privada y el individualismo, elegimos el camino de la resistencia colectiva y la lucha independiente; porque en lugar de reconciliarnos con la jerarquía y la hetero-determinación, actuamos sobre la base de la autogestión, la igualdad y la autodeterminación, e intentamos lograr la satisfacción auto-organizada de nuestras necesidades y deseos; porque en lugar de seguir el ridículo brillante del consumo y del dinero, realizamos y promovemos nuestra propia cultura clandestina de expresión y creación anti-comercial; porque en lugar de creer en los mitos de la “reforma” y del “desarrollo” del centro de Atenas, o sea en la verdadera destrucción del cuerpo de esta ciudad por el Capital y el mercado inmobiliario, elegimos reparar y mantener vivo con nuestras propias manos un espacio que nos importa mucho más que a todos los ministros, todos los fiscales y todos los alcaldes.

Quieren borrarnos del mapa de este barrio popular multicultural, porque en vez del fatalismo, reivindicamos cotidianamente la vida que nos están robando; en lugar de escupir el veneno racista, nos declaramos solidarios con los marginados y perseguidos de este mundo; en lugar de canibalizarnos entre los de abajo y unirnos a los fascistas, construimos en nuestros barrios puentes de contacto y de convivencia con indígenas y migrantes, abrimos zanjas contra la violencia fascista, levantamos bastiones contra la expansión del apartheid racista.

Es cierto que vivimos el fin de una era, pero no es la de nosotros. El mundo de resistencia y de lucha, el mundo de las múltiples okupas y los demás espacios auto-gestionados, el mundo de las redes de apoyo mutuo y de solidaridad, el mundo de las miles de personas que forman parte en la vida de “Villa Amalías”, constituyéndola en una imagen del futuro, este mundo viene desde lejos e irá mucho más lejos de lo que ellos allá arriba quieren creer.

¡Persiguen a quimeras! ¡Recibirán pesadillas!

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