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Notícies :: sense clasificar |
Tecnologías para el mercado de consumo
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per porlaautonomia |
19 ago 2012
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Reflexiones sobre la implementación de algunas nuevas tecnologías en la vida cotidiana y su papel como mecanismos del poder ejercidos por el capital y sus lacayos políticos. |
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Este mes el Banco Santander y el Banco Sabadell han presentado su nueva tarjeta de crédito y débito ‘contactless’, una tarjeta que incorpora las nuevas tecnologías para permitir pagar con mayor rapidez y facilidad. La Caixa ya hizo la presentación de su tarjeta a principios de este año.
Esta tarjeta es la unión de dos tecnologías. Por un lado la tecnología de las tarjetas inteligentes (p.ej. tarjetas de crédito, tarjetas de memoria), que permiten la identificación del titular de la tarjeta, el pago electrónico con dinero virtual y el almacenamiento supuestamente seguro de información asociada al titular. Así algunas aplicaciones son la identificación digital, el control de accesos, el servir como monedero electrónico, su uso para fidelizar clientes con ofertas al titular, sistemas prepago o como sistema de identificación y almacenamiento de información médica del titular de la tarjeta sanitaria. Y por otro lado, la tecnología por identificación por radiofrecuencia (RFID), basadas en un sistema de etiquetas electrónicas. Estas etiquetas permiten el almacenamiento de datos, y un lector o un transmisor inalámbrico captura esa información a través de un canal de radio (https://vimeo.com/35661375). Esta tecnología permite localizar al titular en el tiempo y en el espacio. Si bien su primera aplicación fue en el campo del espionaje militar, con el desarrollo del capitalismo de consumo su uso se ha extendido en el seguimiento de las mercancías (incluidos los animales) como medio de control contra sustracciones, pérdidas o deterioros. En los últimos años se está aplicando en el campo del control humano (mercancías igual para los gestores de la sociedad), comercializándolo a través de un marketing basado en la facilidad de pago en el consumo (según un estudio de Master Card aumenta el consumo entre un 30 y un 70%) y en la seguridad del control de accesos (guarderías, universidades, transporte, institutos científicos, empresas...). Implantarse un chip RFID bajo la piel para convertirse en cliente VIP de un local de moda y poder pagar sin tener que llevar ropa ni cartera encima es el anzuelo que picarán todos aquellos que gustan de frecuentar resorts o lugares por el estilo donde la pulserita es norma todavía. En el Baja Beach Club de Barcelona ya se puede ir en bikini y pagar con el microchip insertado.
La generalizacón de esta tecnología permitirá la rastreabilidad de cualquier mercancía (incluidos animales y humanos, claro) en el mundo (o la parte que más interese de éste). La informatización de todos estos datos permite una mejor gestión social por parte del poder. Por ello es previsible, y se hace patente con el paso del tiempo, que ni derecha ni izquierda opondrán demasiadas resistencias a la abolición de la libertad humana, en pro de la mayor racionalización de los recursos de la sociedad. La libertad de la propiedad y del consumo está muy por encima de la libertad humana. Pagar un producto simplemente con el hecho de llevar un móvil es mucho mejor para los gestores sociales que la promoción de la reflexión crítica, unos valores comunitarios más humanos o la autonomía individual. Siempre será mucho más rentable, y eso es lo que importa a los que están detrás del desarrollo de estas tecnologías y su implementación (Telefónica, Banco Santander, La Caixa, Visa, etc). Los gestores políticos les van a la zaga, pues el modelo social en que vivimos exige mayor consumo, y siempre en competencia con otros que les pueden restar capacidad de consumo, por lo que su planificación de la vida social de ciudades y países se acerca más al modelo del centro comercial que al de una comunidad. Ya podemos ver cómo esta nueva tecnología se implementa rápidamente en distintas regiones de nuestra vida (a)social. Desde el control de acceso con huella digital y tarjetas con chip en nuestro trabajo (¿y que han hecho los sindicatos...?) hasta las modalidades de pago cómodo en autopistas, transporte, hoteles y clubs. La contrapartida; el control continuo de tus movimientos, de tu actuar, de tus deseos, aficiones, relaciones, enfermedades, tratamientos, y el almacenamiento informático de esa información para su uso comercial y represivo. Toda una utopía... |
Mira també:
http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/28006-tecnolog%C3%ADas-para-el-mercado-de-consumo.html https://vimeo.com/35661375 |
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Re: Tecnologías para el mercado de consumo
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per Juanito |
20 ago 2012
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La tecnología RFID consiste en unos pequeños chips (llamados tags o etiquetas) que pueden ser leídos con la ayuda de una antena. Esta tecnología aplicada a las tarjetas de crédito sirve para realizar pagos inferiores a 20 euros sin tener que utilizar ninguna contraseña. La información que se transmite a través del chip RFID viaja cifrada y no contiene el número de VISA ni la contraseña. El problema básico de seguridad de estas tarjetas es que pueden ser rastreadas en situaciones no deseadas. Ya que si se cuenta con el equipo necesario, que cualquiera puede comprar en establecimientos especializados o a través de Internet, se puede ir rastreando tarjetas sin el consentimiento de sus usuarios. Aunque digan que la lectura de datos se efectúa por contacto de la tarjeta con el lector, es posible instalar una antena lectora más potente como las que vemos en las puertas de los supermercados para controlar que nadie se lleve algo sin pagar, y así ir rastreando las tarjetas de la gente que entra y sale.
Empresas como VISA o MASTERCARD saben perfectamente que siempre hay un pequeño volumen de pagos o cobros fraudulentos en sus sistemas, pero como estiman que no supera determinado porcentaje y que con todo esto aumenta exponencialmente el uso de sus tarjetas... Entonces les importa poco que el sistema sea 100% seguro o que proteja o no la privacidad de sus usuarios ¡Se trata de que consumáis más malditos!
El chip RFID ya esta ampliamente utilizada en logística para controlar los stocks en almacenes. Pronto estas tecnologías se implementaran también en los pasaportes y quien sabe si en otros tipos de documentación personal. Así que nos convertiremos en emisoras de radio con patas emitiendo sin cesar nuestros datos personales. Con el móvil y tecnologías como el Bluetooth, ya prácticamente nos hemos convertido en eso.
Los móviles pronto también serán tarjetas de crédito, por lo que las tarjetas de crédito tradicionales podrían tener en pocos años un fuerte competidor. VISA o MASTERCARD lo saben y por ello se lanzan a facilitar al máximo el uso de tarjetas, ahora con RFID incorporado.
En la misma onda, en el estado español las eléctricas están instalando nuevos contadores de consumo de electricidad que emiten los datos por radio. De modo que aunque no se pueda acceder al contador físicamente se puede obtener la lectura de consumo a distancia. Se acabo parar la ruedecita giratoria del contador.
El estado y otras grandes organizaciones se están convirtiendo en voraces recopiladores de datos, intenta monitorizar todos nuestros movimientos para luego en caso necesario poder tener rápidamente nuestro historial. Estos datos son de gran valor para hacer estudios de mercado, hábitos de consumo o simplemente para saber donde estabas el fin de semana pasado. Para muchas empresas puede ser también una valiosa herramienta de control de sus trabajadores. Los bancos por ejemplo tienen departamentos de seguridad que hacen eso con sus empleados, rastreando los movimientos de sus cuentas bancarias y el uso de sus tarjetas de crédito. Aunque eso no evita totalmente lo que paso con un informático del banco HSBC llamado Falciani, que tras ser pillado intentando vender datos confidenciales de cuentas bancarias, como venganza destapo una larguísima lista de cuentas suizas que evadían enormes cantidades de impuestos en Europa. Entre ellas las cuentas de Emilio Botín (Banco de Santander) y algunos familiares suyos.
El peligro final de todo esto es que esta información almacenada sobre nosotros acaba circulando sin control y sin nuestro consentimiento. No hace mucho con la Operación Pitiusa se descubrió una trama de comercialización de información, informes comerciales, obtención, cesión y venta de datos reservados de carácter personal por parte de funcionarios, policías y agentes del CNI. Que vendían datos personales a empresas, a detectives privados y vete a saber a quien más. |