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Entrevista :: criminalització i repressió : pobles i cultures vs poder i estats
“No puedes luchar 1.000 días y el 1.001 descansar” - Entrevista a Ingo Niebel
23 jul 2012
Ingo Niebel (Colonia, 1965) trabaja como corresponsal de Alemania para el diario vasco Gara, desde el que ofrece otro ángulo de la realidad del país, y ha colaborado con medios impresos como junge Welt, Frankfurter Allgemeine Zeitung o la cadena de televisión WDR. Como autor ha publicado varios libros sobre Euskal Herria o los procesos de cambio social y democrático en América Latina, como Venezuela not for Sale (Berlín, Kai Homilius). Àngel Ferrero entrevistó a Niebel tras su intervención en una mesa sobre América Latina en la FEST DER LINKEN de Berlín el pasado 16 de junio.
La primera pregunta que tengo que hacerte, y perdóname la curiosidad, es cómo un alemán de Colonia se interesa por Euskal Herria hasta el punto de llegar a aprender el idioma...

Mi padre trabajó en los sesenta un año en la emblemática ciudad vasca de Gernika, símbolo de las libertades. Llegó de joven, con 23 años, y descubrió que debajo de la imagen de la España franquista había otra imagen, oculta, que era la existencia de Euskal Herria, con todas sus facetas. En el 75 mi padre viajó por primera vez con toda la familia (yo tenía nueve años) a Gernika. A partir de ahí empecé a establecer mis propios contactos, a hacer amigos. En los noventa comencé a trabajar como periodista para el diario Egin hasta su ilegal cierre en 1998 por el entonces juez Baltasar Garzón.



¿Cómo se ven los conflictos de Catalunya y Euskal Herria en Alemania?

Cuando publiqué mi primer libro en alemán sobre Euskal Herria en el 2009 comprobé que existe una generación joven que se fija en Euskal Herria y en las luchas que se están llevando allí, tanto en el plano nacional como en el social. Catalunya es otra historia. La percepción que tengo es que aquí se la observa desde las relaciones que hay con el mundo anarquista, el movimiento okupa, los movimientos sociales, etcétera, y menos desde la perspectiva de la lucha nacional, que se libra a otro nivel en Catalunya que en Euskal Herria. El movimiento de solidaridad con Euskal Herria experimentó su renacimiento hace tres años, y lo componen ante todo jóvenes que no conocían las luchas y movimientos de solidaridad de los años ochenta. Estamos viviendo una fase nueva. El problema es que la izquierda alemana no entiende la cuestión nacional. Es difícil que cale, porque no existe ningún vínculo. Hace falta discutirlo para convencerlos, se han olvidado las máximas de Lenin sobre el derecho de las naciones a su propia autodeterminación.



Otro de los temas de que tratas en tu página web son los servicios secretos.

Investigando la historia de Euskal Herria uno se topa antes o después con el mundo de los servicios secretos. Cuando se realiza un trabajo político hay que ser consciente de que antes o después alguien te vigila. Por eso he llegado a incluir el tema de los servicios secretos en mi trabajo, hasta cierto punto también como trabajo de autodefensa. En Alemania el trabajo de la Stasi de la RDA tiene mucha visibilidad, pero se ocultan otras cosas, por ejemplo, la colaboración que hubo, a otro nivel, con la RFA, y lo que desde luego se oculta por completo es el pasado y el presente de los servicios secretos occidentales, el BND [servicios secretos exteriores] y la Verfassungsschutz [servicios secretos interiores], la llamada Oficina de Protección de la Constitución, que en realidad hace todo lo contrario. Lo que hemos visto en el caso del grupo terrorista Clandestinidad Nacionalsocialista es que éste estaba muy cerca de la Verfassungsschutz, tan cerca que, teniendo en cuenta que el Estado alemán occidental cuenta con una larga experiencia en la denominada lucha antiterrorista, no han podido ser tan ineptos como para no dar con este grupo, como tampoco lo han podido ser la policía federal o la de los Land. Sencillamente no me lo creo.



¿Cómo ves la posición alemana en la crisis europea?

Creo que lo peor de toda esta situación es que no creo que el gobierno alemán tenga una idea para solucionar esta crisis. Yo creo que lo que hasta ahora ha hecho la canciller Merkel es gestionar los problemas sin encontrar una solución. No ha aparecido, como el presidente de Venezuela Hugo Chávez, con una política concreta para solucionar los problemas sociales, políticos y económicos en su país. El gran problema de la CDU ha sido su incapacidad para ofrecer soluciones, todo lo que ha hecho hasta ahora es administrar los problemas. De hecho, la manera en que se está “rescatando” hasta la fecha a los estados griego y español demuestra que se están poniendo paños calientes, sin ver cuáles son las causas de los problemas para solucionarlos. Pero tampoco lo pueden hacer, porque cuestionarían el sistema capitalista.



¿Cómo podría la izquierda alemana contribuir a un cambio?

La izquierda en general y el partido de La Izquierda (DIE LINKE) en particular tiene que reencontrarse. Lo que nos ha demostrado el proceso de los países del ALBA es que lo que hace falta es credibilidad. Por muchas razones, y sin querer atacar al militante de base, en la cúpula de La Izquierda ha habido figuras en las que entre el ser y el querer ser ha mediado un abismo, y con esto me refiero a ciertas actitudes. Yo no soy de los que creen que por ser de izquierdas no se pueda beber champán y comer langosta, pero si hasta cierto punto lo conviertes en tu forma de vida, si utilizas símbolos del capitalismo, tienes que explicarte, y si no explicas eso entonces pierdes credibilidad. A mí también me parece bien que se apoyen a los trabajadores de Porsche, pero conducir un Porsche supone también hacer uso de un símbolo del capitalismo alemán. Puede causar una contradicción bien grave. Para un partido socialista los valores humanistas son mucho más altos que para cualquier otro. La Izquierda tiene que recuperar credibilidad y ésta se recupera con las conductas personales en el día a día, porque la lucha por un mundo mejor es una lucha del día a día. Un viejo comunista me dijo en una ocasión que no puedes luchar 1.000 días y el 1.001 descansar. Se trata de una lucha continúa, de cada día. Hay que tener eso siempre en cuenta. El enemigo espera al día 1.001, cuando se baja la guardia o se comete un error. Y La Izquierda ha cometido muchos errores: se ha dejado llevar a campos de batalla que le ha indicado el enemigo. Y nunca ha de librarse una batalla en el campo elegido por el enemigo porque si lo ha elegido es porque sabe que ahí va a ganar.



¿Y la izquierda extraparlamentaria?

En la izquierda extraparlamentaria, tal y como yo la he vivido aquí, en Alemania, ocurren cosas parecidas a las del Estado español: por un lado está el sectarismo y la discusión de cosas innecesarias, por el otro, el estado alemán ha descubierto que de vez en cuando le va muy bien crear una organización izquierdista compuesta por sus propios agentes para obstaculizar a movimientos más grandes.



¿En qué consiste tu proyecto sobre Gernika?

Hice para Gara un libro que explica, en un estilo periodístico, el bombardeo de Gernika. Se centra en el bombardeo, pero también en los días anteriores y posteriores al mismo. Me pidieron un libro dirigido a un grupo de lectores jóvenes o mayores, que saben que el 26 de abril de 1937 Gerinka fue bombardeada y destruida por la Legión Cóndor alemana, pero que no tienen más información. Recurriendo a los documentos que tengo a mi alcance he relatado este suceso brevemente. Allí también he podido mencionar el trabajo de “memoria histórica” hecho por los alemanes, es decir, las diferencias entre las organizaciones de base y el gobierno alemán.



¿Qué posibilidades ves, en el contexto actual, para los movimientos independentistas desde la perspectiva que ofrece la distancia?

Sólo puedo hablar de Euskal Herria. Creo que el trabajo que ha hecho la izquierda abertzale es admirable. Es un trabajo muy específico, hecho sobre las necesidades políticas de Euskal Herria. No veo la posibilidad de copiarlo y pegarlo a otros lugares, como Alemania. Arnaldo Otegi dijo en su libro-entrevista Mañana en Euskal Herria que la credibilidad que tienen todos y cada uno de los activistas de la izquierda abertzale procede de hacer una política de izquierdas y abertzale que no es para la gloria ni para mejorar los ingresos. Es una política que se hace por convicción. Terminar en la cárcel por ser consecuente no es extraño. La lucha no es organizar simplemente una manifestación, es hacer política. Cuando todavía estaba en libertad, le dije a Arnaldo Otegi que lo admirable de la izquierda abertzale es que la tumban, recibe golpes bajos y a veces hasta un knock-out, pero siempre se vuelve a levantar con la fuerza para construir otra iniciativa. Los movimientos sociales no han de copiar el modelo de la izquierda abertzale, pero pueden tomarlo como punto de orientación.
Mira també:
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5157

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