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Ji Ji Ji Jiggs
11 jul 2012
De Shakespeare y Dante al bosón de Jigss
Ji Ji Ji Jiggs
Orlando Guillén


Desde Shakespeare sabemos que estamos hechos de la misma materia que los sueños y desde Dante que el amor mueve al sol y a las demás estrellas. En relidad la poesía de estas verdades de a kilo es sabiduría de la especie, pero la fórmula que llamamos estilo es de los poetas si nos atenemos al canon de lo propietario espiritual caro a Occidente El Bárbaro. No somos dueño ni dueña de nada, menos del sentimiento, del pensamiento y la razón y ni siquiera del ego. Todo lo trajimos puesto; la genética invisible del espíritu que mantiene vivo el arte, también. Y todo es materia que ya estaba ahí en términos de infinito antes que los propietarios nacieran de lo que no es suyo sino a lo que pertenecen y se los retragará y esperamos no los regurgite, aunque el asco universal sea también misterio tan grande como comer y cagar.
El límite de lo físico es lo tangible y el origen del universo es intangible. No el universo que es cosa física; sí su origen, de cuya naturaleza no podemos ni especular por falta de materia. A pesar de todo esto el Gran Aparato de propaganda militar al que sirve la ciencia física envilecida nos ha impuesto la verdad de fe del big bang no como teoría (una siniestra extrapolación de una explosión atómica a explicación universal de origen, que no soporta desde luego la menor confrontación con el uso simple de la lógica de lo inteligente ya no digamos de lo ético y de lo estético..., y de lo científico clásico) sino como respuesta a la existencia de la totalidad de lo tangible: la bomba que reemplaza no gratuitamente en la plaza a Dios. La nueva verdad revelada a la media sometida por los medios. A quien quiera profundizar en estos asuntos le vendrá bien la lectura de mi libro Funda sobaquera que acaba de aparecer, y a mí que me lo compren: sólo yo y mis amigos lo distribuimos por el momento; a mí en los círculos de la poesía se me encuentra en Barcelona y en la red en sitios obvios, y de esto no digo más que esto.
El Gran Colisionador de Hadrones, bomba de mano de la usura física es circuito experimental de colisiones intraatómicas cuyo paraguas civil salpica de tanto en tanto (en momentos críticos del sistema dominante, y este lo es hasta el punto de ser verdadera caída del sistema) el asombro público con propósitos distractores y de control de masas, tal el bosón de Jiggs, reafirmando la grandeza del crimen y la guerra al «encontrar» por no decir descubrir que es mucho decir en este caso la partícula con absoluta intención llamada de Dios y dar «positivo» el dopaje del big bang y la profecía cincuentenaria de Ji Ji Ji Jiggs y cerrar el cuento (¡qué enormes somos!) del conocimiento del origen universal y el comportamiento de la materia.
Pero nada más lejos de la verdad. El Gran Estallido explica el origen del universo a partir de la explosión de un punto de densidad infinita. Es decir, escamotea el origen de ese punto (que ya estaba ahí) y que es en realidad la cuestión. Qué pata puso ese huevo. Así pues, Dios, respuesta cultural por absoluto al misterio no está en peligro de extinción. Y el misterio sigue tan gordo como siempre y campante.
Veamos ahora esto: el modelo estándar no ha podido explicar que las partículas adquieran masa. Hay unas «más masivas que otras»; algunas, como los fotones, carecen de masa. Lo que sigue lo informa Javier Flores desde un diario mexicano: «Mayor masa significa mayor inercia (la tendencia a preservar su estado de movimiento). Las de masa cero, como el fotón, se desplazan a la velocidad de la luz. En los años 60 del siglo XX diversos grupos de científicos propusieron de forma más o menos simultánea una solución a este enigma, entre ellos el físico británico Peter Ware Higgs». «La idea consiste en que la masa depende de la manera en que las partículas interaccionan con un campo (el campo de Higgs) que se extiende por todo el universo, y esta acción es mediada por una partícula (el bosón de Higgs). Todos los cálculos dentro del modelo estándar concordaban con esta teoría. Sin embargo, faltaba la máxima prueba: demostrarla de forma experimental». A estas alturas los átomos son estructuras primarias superdivididas; de hecho son masa compuesta de diversas partículas que en su momento se integraron para conformarlo. Los bosones son mediadores entre las fuerzas que operan en el átomo y en el conjunto del universo, y quién mejor para comprobar su existencia que una máquina construida entre otras cosas con la información matemática necesaria para cuadrarla. Una teoría falsa se comprueba con otra falsedad.
Prueba de que no entiende nada de nada o de que la inteligencia no es su asunto, el Vaticano ha dicho que detrás de este bosón está Dios. Si está detrás,
que se quite el bosón y veremos a Dios, cosa que esotéricamente se sabe no es posible sin morir; si mejor se quita Dios, veremos solito al bosón existir en el universo cocoliso del gran Colisionador de Hadrones.
Nada nuevo bajo el sol en la naturaleza oscura de la luz. Estamos hechos de la misma materia que los sueños y los destinos; el amor nos mueve y mueve al sol y a las demás estrellas. La luz no tiene masa y es. Ji Ji Ji Jiggs. Los gravitones se rascan la copa de los árboles y las manzanas caen al agujero negro de los genios de pacotilla.
Estas líneas caben enteras dentro de un paréntesis formado por la concha brillante de dos arcoiris: 1) Estoy cerrando la última revisión de Doce poetas catalanes del siglo XX que debo entregar en principio salvo catástrofe o infamia a la editorial en septiembre y no tengo tiempo ni para tenerlo; 2) me llega incomprensión y hasta abandono abanico de ciertos amigos que me entristece y me lastra pero sólo por unos quantos segundos; ciertamente, señoras y señoritas: ¿de qué chingaos voy a vivir de aquí a septiembre? Este poema de Pere Quart que nomás doy en mi versión porque en poesía me sobra crédito, me servirá para convertir dos arcoiris por la concha brillante en un bosón de sol que me mire, que te mire y que se eche coloso a reír. Ji Ji Ji Jigss.

SABIOS, POETAS, HOMBRES FELICES,
MUJERES DEL PUEBLO MALCOMIDAS

Los sabios,
cazadores y cocineros de ideas muertas,
enrollan y desenrollan
la madeja de sus filosofías,
y algunos tímidamente pretenden guiarnos
por laberintos de corcho
con el cencerro de sus palabras embaucadoras.
Pero no saben nada de nada.

Mientras tanto los poetas,
aerófagos curiosos,
se han sacado del magín los dioses y las diosas,
los santos, los paraísos llenos
de ángeles, el infierno y sus demonios,
y han inventado las hadas y las brujas,
las madres, las amadas. Y las patrias.

Pero ahora están ya cansados y tristes,
y es que ya no osan
(sin una máscara)
obsequiarnos aquello que corrigen
oscuramente insomnes.

Con todo, hay hombres
felices y orgullosos.
Les es preciso creer en su fe.
Manotean, discursean
y blanden cruces, espadas, banderas,
o las adoran y las temen.

Porque hay que vivir, muchacha, ¡qué remedio!
Y mantener las cosas y las casas
en orden y buen estado
(¿Y la familia? Bien, ¡gracias!).
Ordeñar la vaca y digerir la oca,
y encima prosperar
e impulsar el mundo de los hallazgos
y las satisfacciones del día;
y torear los estragos y las enfermedades
que la madre Naturaleza nos suministra.
Pero sobre todo, señoras y señores,
pensar confusamente -¡y predicarlo!-
que la muerte del pobre es un renacimiento
en un nivel de vida máximo.

Los hombres orgullosos y felices
dan leyes a la fe y a la miseria
(de los demás);
verifican las penas y fatigas
(de los demás, incontables);
planean y celebran o estructuran
congresos, sínodos, anónimas,
sindicatos y presidios,
olimpiadas, guerras
(siempre para los demás).

Pero los poetas -como he dicho- languidecen
errantes y arrepentidos de los sueños,
la novela, los cuentos
con que nutrían
a sus hermanos de leche agria.
Ahora, miran y callan los poetas.

Los sabios sin embargo
recluidos en sus tumbas provisionales,
cuidan de preparar nuevas madejas
para su enredo subsecuente
(los sabios son grises, son módicos,
¡hijos míos!, y admirables).

Naturalmente los poetas
y las mujeres del pueblo malcomidas
(eso lo diré sin ironía)
parece como si de noche oyesen
un bramido imposible, subterráneo;
y otras veces creen que los visita
el reclamo de un gran pájaro anónimo
que vuela quién sabe por dónde,
más allá de la última galaxia. «Son
los nervios, los nervios», piensan los poetas,
y sonríen incómodos, equívocos
mientras se hurgan la oreja con dedo convulso

(Alma mía, alguna cosa hay,
algún secreto).
Mira també:
http://www.floresdeuxmal.com

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Comentaris

Re: Ji Ji Ji Jiggs
11 jul 2012
me cago en tó lo que se menea!
habrase visto!!!
Sindicato Sindicat