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Comentari :: corrupció i poder
EREs, Millet, Gürtel, CatalunyaCaixa, Bankia.
02 jun 2012
Rafael del Barco Carreras

Barcelona 2-06-2012. ¿El electorado sabía que votaba a LA GRAN CORRUPCIÓN? Siempre digo que temo que sí… lo he oído en todas las elecciones desde que se inició esta llamada Democracia; ¡a alguien se ha de votar, todos son iguales!

Mi repaso de las noticias de madrugada, las de ayer, deja claro que sobre los EREs andaluces lo sabían Chaves, Griñán ¡y todo quisqui!, lo de Millet toda la mafia Pujol, lo de Gürtel, Valencia y parte del extranjero… y lo de CatalunyaCaixa y varias cajas más… aunque lo de Bankia era tan enorme… que no lo sabía nadie… quiero decir ¡del Pueblo!... porque Rajoy, Rubalcaba, Banco de España, seguro lo sabían, y mudos o escondían la cabeza bajo el ala… ¿Y qué más… saben?

Lo saben TODO… por lo que están dispuestos a inyectar dinero en masa ¡y más!, y a costa de la Masa, para que el podrido mundo de las cajas de ahorros… no se desparrame en infinitas querellas y juzgados. “Dispuestos lo están”… diferente es que “puedan” o les dejen.

Lo de los votantes y la corrupción es un caso único en la Política Occidental… y se repite tanto desde Rumasa, que supongo que en la cúspide de los cerrados partidos, en el Comité, primero no se admite a nadie que no esté conjurado por acción u omisión, y dado esta inalienable condición para formar parte de los SELECTOS Y ELECTOS A DEDO DEL JEFE, se debía demostrar capacidad para GRANDES MONTAJES… recaudaciones, repartos… hasta la ORGÍA TOTAL… el vaciado de las cajas de ahorro y crédito exterior a través de la mayor BURBUJA INMOBILIARIA que en el Mundo haya sido.

¡Y cuánto más gorda mejor, así se ha repartido más y se obtienen más votos! Y máxime a suceder si se evidencia demasiado; los votantes votarán al OTRO, y en la Oposición siempre quedan sillones y mucho para ”administrar”… y hasta las próximas. En cuanto a la JUSTICIA… como si no existiera…

Ayer por la tarde, en distendidas conversaciones, llegamos a las mismas conclusiones que leo de Montoro: “Europa responderá”… con mis amigos añadía que no tiene otro remedio si quieren mantener el EURO y la ficción de que algún día cobrarán.

La idea de la vuelta a la peseta la desechamos por catastrófica, y porque a ni a EUROPA o ni a nadie interesa. Convinimos que apenas expulsado el primer nuevo billete por un cajero se iniciaría la mayor devaluación de la historia… y como escribí, lo visto sobre el paro y las quiebras hasta el momento… solo un ensayo.

Y en nuestra conversación de taberna nos preguntábamos que si ESPAÑA ha recibido entre la Burbuja Inmobiliaria, y con posterioridad para taponar las varias crisis límite de estos últimos cuatro años, tal cantidad de EUROS que tiene excitados a los europeos… porque además no se tapona el pozo sin fondo… ¿dónde están?

Me temo que hemos superado a México, Venezuela, Argentina o Italia… en los mejores momentos de su GRAN CORRUPCIÓN.
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Comentaris

Re: EREs, Millet, Gürtel, CatalunyaCaixa, Bankia.
02 jun 2012

Por Fernando del Alamo 

 

El autor de este libro, Carlo Maria Cipolla ha sido un gran historiador del siglo XX. Fue catedrático de historia económica en las universidades de Pavía y Berkeley y ha escrito unos cuantos libros sobre la historia de la economía. El que os comento hoy, en particular, es muy pequeño (que no llega a las 90 páginas) pero tiene un sentido del humor que arranca la sonrisa de principio a fin.

 

Para empezar, el autor nos define el concepto “humorismo”: consiste en la capacidad de entender, apreciar y expresar lo cómico. Es un don más bien escaso entre los seres humanos. Lo diferencia del facilón, vulgar y prefabricado (alias chiste). Pero ojo, el humorismo no debe suponer una posición hostil, sino una profunda e indulgente simpatía humana. No es humorismo hacer la risa fácil cuando se está en la cabecera de un moribundo, pero sí lo es en el caso de aquel gentil hombre francés al que conducían subiendo las escaleras hacia la guillotina. En aquel momento, tropezó con uno de los escalones y dirigiéndose a los guardianes exclamó: “Dicen que tropezar trae mala suerte”. Dice que a aquel hombre se le debería haber perdonado la vida, aunque sólo fuera por aquella salida.

 

El libro se divide en dos partes. En la primera explica la historia de la pimienta, un potente afrodisíaco, según dice. Vamos, a uno le queda la sensación que la pimienta ha cambiado la historia del mundo. Hasta explica de dónde salen famosos apellidos:

 

El aumento del consumo de pimienta incrementó el vigor en los hombres que, al verse rodeados de tantas hermosas mujeres guardadas por sus cinturones de castidad, experimentaron un repentino y enorme interés por la elaboración del hierro; muchos se hicieron herreros y casi todos se dedicaron a la producción de llaves. Este hecho tuvo dos importantes consecuencias:

 

1.- La creciente frecuencia del apellido Smith (“herrero”) en Inglaterra; Schmidt en Alemania; Ferrari, Ferrario, Ferrero o Fabbri en Italia; Favre, Febvre, Lefevre en Francia.

 

2.- El desarrollo de la metalurgia europea que entró definitivamente en fase de expansión y de self-sustained growth (“crecimiento autosostenido”).

 

Y ¿qué provocó la Guerra de los Cien Años? Pues el vino:

 

Los soberanos ingleses, por regla general, se aseguraban de que el buen vino estuviese reservado para su mesa y de que a los invitados se les sirviera el que se había estropeado. Pedro de Blois, escribano de la corte de Enrique II, cuenta que:

 

He visto servir, incluso a la alta nobleza, un vino tan turbio que se veían obligados a cerrar los ojos, apretar los dientes y, con la boca torcida y gran repugnancia, filtrar y hasta beber aquella porquería.

 

Y el autor continúa:

 

En definitiva, para los soberanos ingleses el vino era cosa seria. No debe, pues, sorprendernos que en 1330 surgiera entre el rey de Inglaterra y el rey de Francia una grave disputa por el control de las zonas vinícolas francesas. El infausto resultado de este litigio fue una guerra conocida con el nombre de “Guerra de los Cien Años”, aunque la verdad es que duró 116. El verdadero héroe de esta contienda interminable fue una mujer, Juana de Arco, que luchó valerosamente contra el rey de Inglaterra por conseguir que el vino francés permaneciera bajo control francés en su denominación de origen. La larga guerra arruinó económicamente a ambos países, y supuso también la ruina de muchos viñedos franceses, que fueron devastados por las compañías de mercenarios. Lo cual demuestra, una vez más, la locura de las guerras.

 

La segunda parte del libro habla de lo que llama “Las leyes fundamentales de la estupidez humana”. Dice que los seres humanos poseen el privilegio de tener que cargar con un grupo más poderoso que la Mafia, que el complejo industrial-militar o que la Internacional Comunista. Un grupo no organizado que no se rige por ley alguna, que no tiene jefe. Son los (con perdón) estúpidos.

 

Y define estúpido aquella persona que causa daño a otra o a un grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí o, incluso, obteniendo un perjuicio.

 

Explica que en todos los grupos, absolutamente todos, existe una fracción que llama épsilon de personas que son estúpidas. Esta épsilon no depende del estatus social, económico, cultural o cualquier otra característica. Todos los grupos (imagino que también incluiría a los escritores de blogs, así que no me libro; y a los lectores de blogs, así que tampoco vosotros os libráis) contienen esa fracción épsilon de estúpidos.

 

Para explicar su teoría, traza un gráfico en el que divide el espacio en cuatro partes:

 

 

El eje de las X mide las ganancias de una persona en cuestión. Pueden ser negativas, nulas o positivas. El eje de las Y mide lo mismo pero de la otra persona (o grupo de personas) con las que la primera está relacionada.

 

Por ejemplo, las personas inteligentes harán acciones en las que tanto ella misma como con las que tiene relación salgan ganando. Estará situada en la parte I del gráfico. Si hacemos una acción por la que nos enriquecemos pero procurando pérdidas a los otros, actuamos como malvados: estamos en el área que hemos definido como M. Si hacemos una acción que provoca una pérdida nuestra, pero un beneficio hacia la otra persona, hemos actuado como incautos. Estamos en el área delimitada por H. Finalmente, si hacemos una acción cuyo resultado es una pérdida nuestra y para nuestro vecino, entonces hemos actuado como estúpidos. Es el área definida por la letra E.

 

Ahora bien, fijémonos en el área de los malvados. La que tiene la letra M. El autor explica que existen tres tipos de malvados: los ladrones puros o malvados perfectos, los malvados inteligentes y otros, que no define, pero de los que dice que rozan la estupidez perfecta. Son los Malvados con rasgos de estupidez (zona Me):

 

 

El malvado perfecto es, por ejemplo, una persona que te roba 1.000 euros. Tú pierdes 1.000 euros y él gana 1.000 euros. Ahora bien, si alguien hace que te rompas una pierna para quitarte 1.000 euros o causa daños en tu automóvil por valor de 2.000, ya vemos que su beneficio es más pequeño que el mal que ha causado. Esos malvados rozan la estupidez y distan mucho de ser malvados perfectos. Son los de la zona Me. No obstante, si algún malvado te causa un daño o es capaz de robarte consiguiendo para sí un beneficio mayor que el daño que te ha causado es un malvado inteligente: zona Mi.

 

Al preguntarse cómo es posible que haya estúpidos que llegan al poder en la política, lo achaca a los votantes estúpidos (aquella fracción épsilon) que hace el mal a la sociedad a cambio de ningún beneficio. Por ello, explica, la democracia es un instrumento de gran eficacia para mantener a esos estúpidos en el poder.

 

Dice que una persona inteligente puede entender las acciones de un malvado, ya que actúan con racionalidad: quieren aumentar sus beneficios; pero como no es tan inteligente, causa pérdidas a los demás. Obtiene su “más” causando un “menos” para su prójimo. Vemos que no es justo pero, al menos, se puede prever. No obstante, la acción de un estúpido es totalmente imprevisible. No existe modo racional de prever una acción que causará que tanto él como el prójimo pierda. Dice que, normalmente, estos ataques vienen por sorpresa pero que, aun teniendo conocimiento del ataque, es imposible organizar una defensa racional, pues dicho ataque carece de cualquier estructura racional.

 

Hay otra curiosa característica: el que es inteligente sabe que es inteligente, el malvado es consciente de que es un malvado, el incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero el estúpido… no sabe que es un estúpido.

 

Afirma que el estúpido es mucho más peligroso que el malvado. Aparecerá en el momento más inesperado para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, te hará perder dinero, buen humor, apetito, productividad, etc.; y todo ello sin remordimientos ni razón. O sea, estúpidamente.

 

Llegados a este punto, pasa de las conclusiones del tipo “micro” a las del tipo “macro”. Por ejemplo, los malvados perfectos hacen transferencias de riqueza, mal hechas, por supuesto, pero en conjunto, la sociedad no ha perdido nada. Si todos los miembros de una sociedad fueran malvados perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres.

 

Cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. Como provocan pérdidas a otras sin que repercuta en beneficio propio, la sociedad en conjunto se empobrece.

 

Y atención, que también existen incautos con rasgos de estupidez (zona He) que hacen que sus propias pérdidas sean mayores que los beneficios de los otros. Con estos la sociedad, en conjunto, pierde; al igual que con los malvados con rasgos de estupidez Me.

 

Finalmente, los que contribuyen a aumentar el bienestar de la sociedad son los incautos dotados con rasgos de inteligencia (Hi) y los malvados con rasgos de inteligencia (Mi).

 

Sería un grave error creer que el número de estúpidos es más elevado en una sociedad en decadencia que en una sociedad en ascenso. Ambas se ven aquejadas por el mismo porcentaje de estúpidos. La diferencia entre ambas sociedades reside en el hecho de que en la sociedad en declive los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros.

 

Un país en ascenso tiene también un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que procuran tener controlada a la fracción de los estúpidos, y que, al mismo tiempo, producen para ellos mismos y para los otros miembros de la comunidad ganancias suficientes como para que el progreso sea un hecho.

 

En un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual; sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos.
VEASE TAMBIEN http://es.wikipedia.org/wiki/Carlo_Maria_Cipolla
Las leyes de la estupidez humana

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