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Anàlisi :: sense clasificar
El anarquismo y yo.
15 mai 2012
¿Qué es eso tan raro de el "anarquismo de Estado"? ¿Por qué hay gente así?
EL ANARQUISMO Y YO.

Últimamente se alzan voces que reclaman “pasar cuentas” a quienes se denomina “anarquistas de Estado”. Gentes malévolas, estos “anarquistas pro-Estado”, que defienden algo tan contradictorio para el movimiento libertario como los servicios sociales públicos. Traidores de una clase especial, que quieren hacer algo tan “antianarquista” como proteger los intereses inmediatos de la clase trabajadora en el momento de la historia reciente en que son más duramente atacados.

¿Por qué defender los servicios sociales si podemos hacer feroces proclamas, perfectamente intrascendentes, sobre una Revolución siempre futura y absolutamente perfecta que, sin embargo, nunca preparamos?

¿Por qué insertarnos en las luchas de masas de la clase trabajadora si podemos (debemos, éticamente, según parece) ser perfectamente irrelevantes, una vez más?

Por supuesto, lo que late detrás de esta discusión es una clara diferencia a la hora de interpretar lo que es el anarquismo. Un desencuentro esencial y de raíz, en el que uno de los lados, o quizás los dos, pueden estar equivocados.

Sabiendo que la razón es esquiva y que lo que uno ha leído ha visto en su trayectoria vital puede ser una ilusión o una mentira. Sabiendo que, al fin y al cabo, el error es tremendamente humano, y que sólo un debate honesto y sincero puede, a lo mejor, aclarar un poco las cosas, intentaré (yo, que según parece, soy uno de esos malévolos “anarquistas de Estado” que tanto mal quieren hacer) explicar un poco mi relación con eso que llaman “anarquismo”.

En primer lugar debo aclarar que, probablemente, yo no soy anarquista. No lo soy, desde luego, en el sentido que muchos dan a ese término. Sólo me he sentido identificado con él, en algunas ocasiones, por razones muy concretas. Y esas razones son, precisamente, las que voy a explicar ahora.

Llamado, por mis lecturas adolescentes y por el contacto con las gentes que, a mi alrededor, habían tenido algo que ver con el movimiento libertario, yo entendí, desde mi juventud y con mi limitada capacidad intelectual, que el anarquismo tenía una serie de características que, entre otras no menos importantes, podían ser las siguientes:

-En primer lugar, el anarquismo era una ideología que defendía los intereses de la clase obrera. La relación del movimiento libertario con la clase trabajadora no era episódica ni circunstancial. El anarquismo nació, en las montañas suizas, de la confluencia entre un revolucionario ruso y los obreros de la Federación del Jura. Desde el primer momento estuvo íntimamente relacionado con la Internacional. Era una de las ramas principales del movimiento socialista, con todas las implicaciones que ello comporta.

¿Implicaciones? La CNT era un sindicato. De hecho era, como me dijo Alfonso Alvarez hace poco que decían los ancianos de su pueblo, “El Sindicato”. El anarquismo era un movimiento de clase. Incluso, cuando se decía que el anarquismo trascendía los intereses proletarios, para atraer a otros sectores, no por ello se insinuaba siquiera que se debía de abandonar la organización de la clase trabajadora.

Además, los intereses a defender eran tanto los “finales” como los “inmediatos”. Y este, precisamente, era uno de los elementos definitorios del movimiento libertario: esa flexibilidad entre reivindicaciones salariales e intentonas revolucionarias. Defender a la clase era defender sus reivindicaciones: de salario, ahora; de servicios sociales (salario indirecto), también ahora; de control obrero de la producción y los servicios colectivos, a la mayor brevedad; de otro tipo de sociedad, en cuanto se pudiese.

El anarquismo organizaba a la clase trabajadora para defenderse, en el seno de la sociedad de clases existente, de la explotación y la opresión. Tanto a nivel inmediato (sindicalismo) como a largo plazo. El anarquismo no esperaba al Juicio Final Revolucionario para actuar. Defendía a las gentes de carne y hueso en sus necesidades vitales inmediatas, y acumulaba fuerzas para hacer la Revolución en cuanto hubiera la ocasión. Así de sencillo.

-Además, el anarquismo defendía la cultura. También, así de sencillo. Defendía el conocimiento, la ciencia, el pensamiento libre y fundamentado. Trataba de extender todo lo posible la educación entre la clase trabajadora. Los libros, el debate, la relación con los artistas e intelectuales comprometidos, eran cosas importantes. Había que leer mucho para ser un anarquista “de pro”. La formación era inexcusable. Había quien llevaba los folletos para leerlos en su descanso del andamio, quienes se iban a las bibliotecas y ateneos después de jornadas de más de diez horas de trabajo.

-Por otra parte, el anarquismo era, al fin y al cabo, el elemento más acabado de la evolución del libre pensamiento europeo. Era la conclusión lógica de la línea humanista recuperada en el Renacimiento. La crítica de la religión y el ateísmo tenían algo que ver con todo esto. Algo que no era, precisamente, circunstancial ni esporádico. El anarquismo derivaba del pensamiento de Spinoza o D´Holbach, en el sentido de que incorporaba una cosmovisión profundamente materialista y antiteológica del mundo. Estaba lejos, por tanto, de la ascética cristiana y de la apología del sufrimiento de quienes creen que existe otra vida perfecta en algún otro lugar no material.

-Por último, y entre otras cosas (estoy sacando sólo los temas que me parecen más relevantes para la discusión que encaramos), el anarquismo pretendía hacer una Revolución, transformar el mundo (aunque no se lo crean, esto también derivaba del ateísmo). No tenía, por tanto, el menor interés en ser irrelevante, en no existir, en ser marginal y vegetar apartado. Sus gentes intentaban despuntar en la lucha diaria de la clase trabajadora, y en la poesía, la música, la biología, la geografía…En todo lo que pudieran, Sus organizaciones intentaban crecer, operar en el centro de las luchas de las masas, acompañar en sus victorias y derrotas a las multitudes proletarias. El anarquismo no era una teodicea laica que permitiera esconderse en un rincón para ser ferozmente puros, mientras el mundo y la vida se desplegaban al margen intocados. El anarquismo quería intervenir.

Por supuesto, puede que esté equivocado, que mis análisis fueran totalmente erróneos, que el anarquismo nunca fuera eso. Es más, un parte del movimiento libertario actual podría decir (y dice) sobre estos temas cosas como las siguientes:

-La clase obrera no existe. Es inútil, brutal, garbancera, traidora. Son una panda de fachas, y además se dejan explotar porque quieren. No tenemos nada que ver con ellos. Sus reivindicaciones inmediatas nos generan repulsión, su “Revolución del trabajo” no es otra cosa que otro tipo de cadenas.

-La cultura es tortura. No hay que saber demasiadas cosas. Todo lo que se ha escrito, lo han escrito los burgueses. Todo lo que se escribe ahora, lo escriben profesores-funcionarios-mercenarios (curiosamente menos lo que nos da la razón, que ya da igual quien lo escriba). Mejor leer sólo lo nuestro. Lo que no genera dudas. Una cultura amplia es una demostración de pertenencia al enemigo. Para ser anarquista no hace falta leer. La ciencia no vale: la espiritualidad sí.

-El materialismo es insano, putrefacto. El libre pensamiento es burgués y liberal. Los santos y los intérpretes nos enseñan el camino. La imagen de la sociedad futura es un convento o un ashram ¿Dios y fueros viejos?

-Esperad, buscad la verdad. Ya haremos algo cuando hayamos sido iluminados. Lo importante es separarse, diferenciarse de la masa. Ser distintos a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros compañeros de trabajo. Estar separados y juzgarles. No son dignos de nosotros. Nosotros tampoco somos dignos de nuestro alto ideal. No es importante estar en el centro de la acción, porque allí todo es impuro. Separarse y buscar la verdad, y ser espirituales y limpios. Nada que ver con la chusma.

Por supuestos, en mis paseos y recorridos por el mundillo anarquista también he encontrado obreros honestos, sindicalistas luchadores, mujeres que buscaban ser personas, fueran madres o no, gentes de amplia y extensa cultura.

Pero ya les digo, igual estoy equivocado y nunca he sabido que es el anarquismo. Igual no soy anarquista, aunque esto último la verdad es que me da igual.

Yo tengo claro lo que defiendo.

José Luis Carretero Miramar.

This work is in the public domain

Comentaris

Re: El anarquismo y yo.
15 mai 2012
El text aborda un tema interessant, però, em sembla que t'han acabat perdent les formes, es nota molt de ressentiment al text, quan probablement una de les raons de que algunes anarquistes no s'uneixin a altres lluites, es també en part, aquest ressentiment, juntament amb altres de caire teòric.

Ah per cert, en ma vida he sentit a ningú dir això: Mejor leer sólo lo nuestro. Lo que no genera dudas. Una cultura amplia es una demostración de pertenencia al enemigo.
La imagen de la sociedad futura es un convento o un ashram ¿Dios y fueros viejos?
Açò tampoc, però es que ni ho entenc.

Ah per cert, estic d'acord amb tu amb que és important involucrar-se en altres lluites, jo i moltes altres anarquistes.
D'un tema que podia ser interessant has acabat fent un panfleto per soltar tot l'odi que tens cap a part de l'anarquisme actual, si el que vols és convèncer, això que tant els agradava als anarquistes primigenis, vas per mal camí.

Ànims.
Re: El anarquismo y yo.
15 mai 2012
Anarquistas pro-Estado

Si hay algo que caracteriza al anarquismo es su crítica al Estado como institución corrupta de por sí, que no se puede reformar ni transformar, ni siquiera durante un eventual periodo revolucionario de transición hacia el comunismo libertario. El Estado, por tanto, debe ser destruido.

Paradójicamente, el discurso ácrata en la actualidad tiende a converger con el discurso izquierdista, de tintes más o menos radicales, que defiende la gestión estatal de los servicios públicos, como la educación, los transportes, la sanidad o, yendo más allá, la nacionalización de otros recursos e industrias.

Está claro que la crisis capitalista ha propiciado una ofensiva burguesa, que se traduce en un empeoramiento de las condiciones laborales, en un fortalecimiento del capital frente al trabajo, dentro del cual se enmarca el desmantelamiento más o menos drástico del llamado "estado del bienestar".

También está claro que la subida del precio de los transportes, de los impuestos, los recortes presupuestarios en sanidad y educación, etc..., empeoran las condiciones de vida de los trabajadores. ¿Y qué postura habría que tomar desde una perspectiva anarquista, en este contexto? Creo que la que adopta actualmente la mayoría del movimiento anarquista, no.

La tarea de los anarquistas es defender los intereses revolucionarios de los trabajadores y también sus intereses inmediatos, relativos a sus condiciones de trabajo y de vida. Evidentemente, esto hay que hacerlo cayendo en las menores contradicciones posibles, pues a veces los intereses inmediatos pueden oponerse a los objetivos revolucionarios. La sabiduría estratégica y táctica consiste precisamente en encauzar los impulsos inmediatos hacia esa meta revolucionaria. En este aspecto, el movimiento anarquista cae hoy en errores importantes.

Para hacer frente a todos los gastos, los trabajadores cuentan únicamente con un salario, que obtienen a cambio de vender su trabajo durante un cierto tiempo (aunque el capitalismo no es capaz de asegurar ese salario y las filas del INEM nunca están vacias). Así pues, vendiendo su trabajo, el trabajador obtiene un salario. Pero también el empresario, gracias al trabajo que compra, obtiene una ganancia. Una parte de este salario y de esta ganancia van a parar a manos del Estado, en forma de distintos impuestos. Aumentando la escala, podríamos decir que todo el trabajo social genera la riqueza suficiente como para pagar los salarios de toda la masa trabajadora, generar los beneficios del capital, reproduciéndolo, y mantener todo el aparato estatal.

Ahora bien, el Estado no es una institución neutral, un árbitro entre los intereses de los trabajadores y los del capital, un garante del interés público, como pretende hacer creer la crítica izquierdista. El Estado es un aparato de dominación de clase, bien lo sabemos, un defensor del orden capitalista y de la propiedad privada.

Los bienes, sevicios, empresas estatales no son de todos, no son públicos. Que no sean propiedad privada no significa que sean propiedad común. Es más, siendo el Estado una institución burguesa, se podría decir que pertenecen al conjunto de la clase burguesa, y no a los trabajadores. Aunque el Estado se levante sobre los impuestos que cobra a los asalariados y consumidores, la burguesía lo dirige y lo gestiona, evidentemente para su provecho. Sólo hay que ver la vehemencia con la que el PSOE, IU, CCOO, UGT defienden “lo público” (palabra propagandística donde la haya) para darse cuenta de la trampa que encierran sus palabras y la facilidad con la que calan en las masas.

Los recortes en educación, sanidad, servicios, etc., suponen que los trabajadores pagarán lo mismo o más por un servicio peor, por una sanidad peor y por una educación peor. El trabajador, sin duda, sale perdiendo si el Estado deja de protegerle. Pero frente a este empeoramiento de las condiciones de vida, ¿tiene el anarquismo algo que decir más que actuar de manera conservadora pidiendo que se refuerce el paternalismo y la protección estatal a los trabajadores? ¿Acaso no se caracteriza el anarquismo por el odio al Estado, por la confianza en la iniciativa autónoma de la clase trabajadora, en la autogestión y en el apoyo mutuo?

Aquí se plantea el problema del que hablábamos antes. ¿Cómo articular un discurso revolucionario coherente cuando los objetivos revolucionarios entran hasta cierto punto en contradicción con los intereses inmediatos? El desmantelamiento del estado de bienestar empeora las condiciones de vida del los trabajadores y genera protestas, impulsos espontáneos que reaccionan lógicamente ante el deterioro y pretenden conservar el status-quo anterior. ¿Qué hacer? ¿Se sigue el impulso de las masas, a las que la propaganda izquierdista ha convencido de que sólo el Estado puede protegerles del capitalismo, y se camina así de la mano con todos los partidos y organizaciones de la izquierda capitalista?, ¿o bien se aprovecha el momento para marcar las diferencias con todos los falsos opositores, afirmando que la organización autónoma es la única forma de proteger de forma eficaz y duradera los intereses y las condiciones de vida de los trabajadores?

Mantener un discurso que reclama protección al Estado no sólo va contra los principios del anarquismo, no sólo refuerza la ideología democrática dominante, no sólo es pretender que la burguesía nos proteja del capitalismo, sino que además es un error estratégico, pues supone sumarse al carro de todas las organizaciones de la izquierda del capital, ofreciéndoles unas fuerzas militantes y activas en la calle, de las que ellos carecen.

Por el contrario, al oponer al grito de “¡más Estado!” el de “¡más organización!”, nos situamos en un terreno de clase, de confianza en la auto-organización de la clase trabajadora, que aprenderá a darse a sí misma la protección que los capitalistas le quitan y a vender más caro su tiempo de trabajo.

http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/20904
Re: El anarquismo y yo.
15 mai 2012
El texto de Sancho Panza (de alasbarricadas) es demagogia de la peor calaña. Que los anarquistas estén sumerjidxs en el conflicto social y que éste se exteriorice con tintes reformistas no significa que lxs anarquistxs asuman ese discurso. Si no de dónde han salido las diferentes redes de apoyo mutuo, las críticas no sólo al Estado, sino a las formas de auto-organizarse verticales y autoritarias?
Una vez más, es una crítica desde fuera que ni siquiera merece tenerse en cuenta.
Ánimo a lxs que luchan!
Re: El anarquismo y yo.
15 mai 2012
Molt interessant!! Tots dos textes! M'ha agradat sobretot "los intereses a defender eran tanto los “finales” como los “inmediatos”", i és per a mi el més important: avançar cap a la única via que té el planeta i la humanitat per a sobreviure, el comunisme llibertari, i pel camí millorar les condicions de la travessia i dels viatgers.

Ens apropem a un moment crític, com són un exemple el resurgiment del feixisme i competència pels recursos minvants. El que no sabem és què en sortirà de tot això i per tant crec convenient mantenir la unitat en la defensa de les prestacions socials i les reivindicacions dels treballadors i la ciutadania, mentre prenem forces per a un nou 19 DE JULIOL.

"Divide y vencerás": això és el que ens estan fent, companys!!

Salut!!
Re: El anarquismo y yo.
15 mai 2012
El texto de alasbarricadas pone las cosas en su sitio y dice verdades como puños. Otra cosa es que a muchos no les guste escucharlas.

No se trata de la manoseada dicotomía entre "reformas y ruptura", situando el reformismo dentro de "lo posible" y la revolución como lo inviable. En primer lugar, porque las reformas que se plantean (sostenimiento y mejora del estado de bienestar) són ahora mismo más utópicas e irrealizables que propuestas en el sentido de mejorar la autonomía de las personas y los colectivos. El estado no va a hacer concesiones en ese sentido (no puede hacerlas), a no ser que realmente sienta peligrar su legitimidad dentro de la sociedad, por lo que sería más realista plantear una ruptura para conseguir indirectamente esas reformas.

En segundo lugar, porque conseguir logros en el campo de la autonomía y el apoyo mutuo no es aún plantear una ruptura, si no unas reformas, pero almenos bien encaminadas en el sentido anti-estado.

Lo que resulta de una esquizofrenia extrema es decir que a pesar que uno se dedique a mobilizaciones en pos del sostenimiento del estado del bienestar, en realidad no se asume ese discurso. Para a continuación reivindicar las redes de apoyo mutuo a las que en realidad NO se apoya efectivamente (con esfuerzo) porque oviamente uno no da para todo, y curiosamente esa parte siempre queda para "despues" (despues de qué?).

En todo caso, felicitemonos porque el texto inicial no hace más que evidenciar que muchas personas empiezan a sentirse obligadas a justificarse en lo insostenible, sea porque empiezan a dudar, sea porque se empiezan a ver cuestionados por sus compañeros, sea porque la tozuda realidad va evidenciando la inutilidad de su planteamiento.
Re: El anarquismo y yo.
16 mai 2012
No conozco a nadie que no dude, que no sea cuestionado, o que no haya visto nunca sus planteamientos confrontados por la tozuda y jodida realidad. Es lo que tiene precisamente eso, LUCHAR , trabajar, mojarse y batirse con la realidad social que nos rodea.

Es facil escrbrir un panfleto. Todos sabemos hacerlo. Y en el papel, todo cuadra. Lo jodido es poner las ideas en práctica. Y eso es lo que la mayoria de anarquistas hoy en dia estan haciendo, mientras unos pocos se limitan a pregonar ideologia pura desde la comodidad del texto y la crítica prepotente.

Quienes participamos en las movilizaciones que se han dado en los últimos meses no lo hacemos en defensa del Estado del Bienestar, sino en defensa de nuestras condiciones de vida contra el ataque de los Estados capitalistas, y por una ofensiva que no solo frene estos ataques sino que tambien subvierta las bases del sistema que los produce. Así lo hemos transmitido de mil y una formas en todas las intervenciones, teóricas y prácticas, que venimos realizando.

Felicitate porque, al vivir encerrado en tu pedrada ideologica y negarte a confrontarla con la realidad, nunca dudaras, y nunca la realidad llegará a cuestionar tu pensamiento.
Re: El anarquismo y yo.
16 mai 2012
Creo que las cosas no se enfocan del todo bién. Primero porque hablamos siempre en abstracto de "anarquistas" dentro de estos hay muchas diferencias y ha costado bastante (al menos en mi ciudad) que algunas (no todas)de las tendencias converjan o tengan un punto de encuentro, para ser capaces de trazar unas lineas más o menos aceptables para todas a pesar de nuestras diferencias. Por suerte se esta trabajando en esa linea y ese espacio existe y parece que se va solidificando. A partir de ahí podemos analizar "nuestra" situación y actuar.
Muchas venimos de un àmbito politico caracterizado por el aislamiento y el oscurantismo, romper con eso y participar de las luchas sociales, siempre con nuestro discurso y siendo capaces de buscar en otros (que no son nuestros amigos) complicidades nos facilita (però no sin mucho esfuerzo, compromiso, constancia y muchas contradicciones a las que vencer) que el anarquismo deje de ser algo "antisocial" o "marginal" que pueda aportar en lo real y sea capaz de llegar a tantos jovenes (o no)con ganas de luchar (porque los jovenes que estan en la calle, lo estan en sus barrios).
Creo que és un error hablar de "anarquistas" en abstracto precisamente porque estas ideas estan representadas por diferentes personas y entre estas personas las hay que luchan y las hay que no. La gente que se mueve sabe quien está activo y quién no (por desgracia siempre és una minoria) otra cosa es que nos guste lo que hay. Però me parece una aberración que companyeros que són anarquistas, critiquen a otros companyeros y al trabajo que están haciendo por propagar con los hechos nuestras ideas. Basta de criticarnos, si tenemos lineas diferentes que cada uno tenga su movida y nos respetemos y ayudemos (en lo que se pueda).
Por último si hay alguién que se denomina anarquista y defiende el estado no és anarquista digo yo. Y estar implicado en según que luchas no implica aceptar el discurso, al contrario no estar en esa lucha supone aislamiento y marginalidad política.
Re: El anarquismo y yo.
16 mai 2012
Creo que las cosas no se enfocan del todo bién. Primero porque hablamos siempre en abstracto de "anarquistas" dentro de estos hay muchas diferencias y ha costado bastante (al menos en mi ciudad) que algunas (no todas)de las tendencias converjan o tengan un punto de encuentro, para ser capaces de trazar unas lineas más o menos aceptables para todas a pesar de nuestras diferencias. Por suerte se esta trabajando en esa linea y ese espacio existe y parece que se va solidificando. A partir de ahí podemos analizar "nuestra" situación y actuar.
Muchas venimos de un àmbito politico caracterizado por el aislamiento y el oscurantismo, romper con eso y participar de las luchas sociales, siempre con nuestro discurso y siendo capaces de buscar en otros (que no son nuestros amigos) complicidades nos facilita (però no sin mucho esfuerzo, compromiso, constancia y muchas contradicciones a las que vencer) que el anarquismo deje de ser algo "antisocial" o "marginal" que pueda aportar en lo real y sea capaz de llegar a tantos jovenes (o no)con ganas de luchar (porque los jovenes que estan en la calle, lo estan en sus barrios).
Creo que és un error hablar de "anarquistas" en abstracto precisamente porque estas ideas estan representadas por diferentes personas y entre estas personas las hay que luchan y las hay que no. La gente que se mueve sabe quien está activo y quién no (por desgracia siempre és una minoria) otra cosa es que nos guste lo que hay. Però me parece una aberración que companyeros que són anarquistas, critiquen a otros companyeros y al trabajo que están haciendo por propagar con los hechos nuestras ideas. Basta de criticarnos, si tenemos lineas diferentes que cada uno tenga su movida y nos respetemos y ayudemos (en lo que se pueda).
Por último si hay alguién que se denomina anarquista y defiende el estado no és anarquista digo yo. Y estar implicado en según que luchas no implica aceptar el discurso, al contrario no estar en esa lucha supone aislamiento y marginalidad política.
Re: El anarquismo y yo.
16 mai 2012
Que sabrás tu de si yo estoy instalado en el texto? De si no intento llevar mis ideas a la pràctica??

Si estoy hablando precisamente de eso!! Autoorganizemos la sociedad, la alimentación, la vivienda, todo!

Si precisamente digo que menos panfletos, menos hiperactivismo mobilizante y más construcción de alternativas.Te aseguro que gente sin ningun tipo de ideologia a priori entiende muy bien de qué le hablo si propongo huertos, gallinas, ocupación rural...Quien está aislado?

Ah, y SI luchas por el estado de bienestar si luchas solo por tus condiciones de vida. No pienso luchar para que sigas viviendo igual que antes de la crisis. Yo intento luchar por la LIBERTAD, y me da igual si eso es ser anarquista o no.
Re: El anarquismo y yo.
16 mai 2012
Lógicamente que si te implicas en luchas que piden una mejora, un retorno a los beneficios cedidoz por el estado-capital en època de bonanza, estas defendiendo el estado (y del bien estar). Pero si participas en determinados espacios cuestionando la sanidad, el transporte, los sindicatos, la democràcia y la pesadez de votar por absolutamente todo en determinada assembleas, etc, y propones tus "alternativas" explicas y defiendes tu discurso y discutes mil y una veces hasta cansarte, y puede ser más o menos útil, pero estamos ahí y eso nos da presencia en la calle, nos da una pequeña parcela de realidad política entre aquellas personas con las que no estamos acostumadas a trabajar.
Re: El anarquismo y yo.
16 mai 2012
La construcción de alternativas no puede desligarse de una lucha por destruir el edificio social que impide materializar esas alternativas. Lo siento, no creo en la evasion a la comuna de amigos.

"SI luchas por el estado de bienestar si luchas solo por tus condiciones de vida"

¿ah si? Por esa regla de tres ¿entonces el preso que exige el fin del aislamiento, de los enfermos en prision y de la dispersion, tambien lucha en defensa de la cárcel? Contestame a eso por favor.
Re: El anarquismo y yo.
17 mai 2012
No entiendo la pregunta, de veras. O más bien la relación que pueda tener el caso que planteas con mi frase anterior.

Con ella quería decir que si solo luchamos por lo que generalmente se entiende por condiciones de vida, es decir cosas materiales, nivel economico, de servicios y por lo tanto de consumo, pues entiendo que solo nos mueve el interés material (un interés bastante burgués, ideológicamente, aunque no lleguemos a ser burgueses a nuestro pesar).

En contraposición, podemos luchar por valores inmateriales como la libertad.

Tu mismo pones un magnífico ejemplo de lo que digo, pues pocas luchas se orientan más a la libertad como la de los presos. Ojalá más a menudo nos acordàsemos de ellos.
Re: El anarquismo y yo.
17 mai 2012
La libertad es algo bien material (en el sentido de físico), especialmente en el caso de los presos: es la libertad para moverte por el espacio, para poder abrazarte con tus seres queridos en los tiempos que tu quieres o no tener que ponerte en pie frente a la puerta cada vez que te lo ordenan...

En cualquier caso cuando yo hablo de condiciones de vida no hablo de la cantidad de tu cuenta corriente, sino de la manera en que tus necesidades humanas en general pueden ser satisfechas. Hace 4 años estas necesidades ya se veian atacadas, pese a un contexto de mas abundancia y comodidades. Pero el proceso que estamos viviendo ahora es una autentica vuelta de tuerca sobre estos ataques. Si no somos capaces de plantear una defensa frente a este proceso, ¿como vamos a trazar una ofensiva para acabar con todo lo que lo produce?

Lo importante no es que haya reivindicaciones concretas o no, lo importante es si estas se enmarcan en una lucha por superar todo el sistema de miserias, o no.

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