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Anàlisi :: antifeixisme : globalització neoliberal : criminalització i repressió : mitjans i manipulació
Sobre el ataque terrorista con bomba en Oslo y la masacre en Utoya el viernes, 22 de julio
05 ago 2011
Todo lo que sea violencia política en Noruega siempre ha venido de la extrema derecha. Mientras la policía se concentraba en los "islamistas radicales", la violencia política "derechista" ha vuelto a ocurrir ¡esta vez a un nivel muy vasto, cruel y sangriento! La NSF-AIT ha expresado sus condolencias a las víctimas de este sangriento terrorismo y nos gustaría declarar lo siguiente.
INTRODUCCIÓN

Como introducción, diremos que hay un clima peligroso en el capitalismo de hoy día que afecta a muchos países y también a Noruega:

- El capitalismo está en una crisis grave. Los gobiernos llevan adelante programas de austeridad y se transforman en estados en los que prima la seguridad. Aumenta el desempleo. Los inmigrantes son los chivos expiatorios de los problemas y los demandantes de asilo son deportados. En Noruega las pensiones se han visto recortadas en el sector privado con el apoyo del sindicato LO, y se preparan otros recortes.

El gobierno verdirrojo deportó a 4615 demandantes de asilo en 2010 y, hasta la fecha, este año se han deportado 2000 demandantes de asilo.

- El capitalismo global explota y lleva a cabo guerras. La principal amenaza tras el 11 de septiembre son los grupos islamistas radicales y terroristas. Noruega toma parte en las guerras de Afganistán y Libia -bajo el nombre de operaciones humanitarias, etc.

- Organizaciones como la Asociación de Empresarios que dicen que las olas de inmigrantes, pensionistas y gente receptora de beneficios sociales están amenazando el modelo del bienestar. La inmigración/ los inmigrantes con bajo nivel educativo procedentes de países no occidentales no son sostenibles. Noruega, en cambio, debería importar trabajadores altamente cualificados. El gobierno ha pedido informes públicos relativos a estos temas.

- Los partidos que presionan por una política reaccionaria. En Noruega, el Partido del Progreso se convirtió en el segundo mayor partido con 41 representantes en las elecciones nacionales de 2009. Los inmigrantes de "origen musulmán" son estigmatizados. Behring Breivik fue una vez miembro de este partido.

- La extrema derecha. Los nazis y los fascistas/ extrema derecha son en Noruega pequeños grupos, al menos para movilizaciones en la calle. Pero los sitios de internet de la nueva extrema derecha tienen gran audiencia ¡y reciben apoyo a sus ideas!

FASCISMO ACTUAL

El terrorista de derechas y masón libre Anders Behring Breivik procede de las clases altas del lado oeste de Oslo y, justamente antes de las terribles acciones, publicó el manifiesto. Describe las cruzadas cristianas a lo largo de la historia -hasta eltiempo presente, y sus preparativos para los ataques, y ello según él fue terminado unas horas antes de los terribles ataques del 22 de julio.

Las opiniones del asesino son parte de un cambio político y cultural más amplio a medida que los sitios web y las organizaciones y los grupos anti-islámicos y xenófobos van echando cada vez más raíces por toda Europa. Dicen que están atacando el Islam por lo que ellos llaman razones culturales y que son anti-racistas, anti-fascistas, anti-totalitarios, etc. Pero seamos claros –esto es solamente una forma de construir frentes tácticos para obtener mayor audiencia. Las opiniones de Behring Breivik tienen claramente las características del Fascismo:

- Nacionalismo y/o identidad europea, súper-patriotismo con una misión histórica.

- Los judíos son sustituidos por los musulmanes como el enemigo que hay que combatir y expulsar de Europa. El Islam se concibe como una amenaza existencial para el mundo y los líderes y los gobiernos son colaboradores al permitir al Islam"infiltrarse" en Occidente.

- Teorías de conspiraciones. Los Protocolos de los Sabios de Sión se hicieron en 1903 en Rusia. Incluso aunque se demostró que eran falsos antes de que los nazis los introdujeran en las escuelas alemanas en 1933, se usaron como"prueba" de que los judíos se estaban preparando para hacerse con el mundo.

Ahora es la conspiración de Eurabia. Se refiere a un supuesto protocolo de los años 70 en el que los países árabes y los estados europeos tienen un supuesto acuerdo por el que los europeos permitirían a los "musulmanes" "invadir" Europa.

- El uso nazi/fascista del término judíos-bolcheviques ahora ha sido sustituido por el de islámico-marxista cultural.

- Populismo y Elitismo. Las masas deben ser movilizadas, pero las masas son solamente una herramienta para sus propios pensamientos y planes elitistas de dictaduras gobernantes.

- La glorificación fascista de la violencia y los términos militares que usan: los musulmanes están ocupando Europa, la demografía es su arma, se ha elaborado un plan secreto con los traidores marxistas culturales, etc.

- Esto incluye también la glorificación de lo que llaman órdenes militares. Behring Breivik escribe que se reunió con otros procedentes de toda Europa, y también un"cruzado serbio" y"héroe de guerra" que había matado a muchos musulmanes en la batalla. Por culpa de la UE debe ser perseguido por supuestos crímenes contra los musulmanes.

No debería existir duda de que hay una línea violenta a través de la historia y Behring Breivik está claramente en esta tradición. La bomba terrorista que mató a 8 personas en Oslo y la masacre de Utoya que asesinó a 69, la mayoría gente joven entre 14 y 22 años, son consideradas por el gobierno y la prensa como el mayor ataque desde la II Guerra Mundial cuando los nazis ocuparon Noruega.

La canción titulada "A la juventud" de Nordahl Grieg se canta por todas partes estos días en Noruega. Desafortunadamente hay poca información en los medios de comunicación sobre los orígenes de esta canción que se hizo para luchar contra los fascistas en 1936. El alzamiento fascista de hace 75 años en España fue combatido en muchos lugares por los trabajadores que también tomaron las industrias y las tierras.

El fascismo moderno debe ser combatido no olvidando nunca las lecciones de los trabajadores españoles. ¡La clase trabajadora debe luchar tanto contra el fascismo, como por sus condiciones laborales y sus derechos! Y, en última instancia, liberarse del fascismo de una vez por todas significa liberarse del sistema que una y otra vez le permite (re)emerger --el capitalismo.

Oslo, 2 de agosto de 2011

NSF-AIT Arbeidsutvalget
Mira també:
http://www.iwa-ait.org/?q=es/node/142
http://www.cnt.es/

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Comentaris

Las motivaciones ideológicas de Behring Breivik
17 ago 2011
por Jean-François Mayer
¿Neo-nazi? “¿Cristiano fundamentalista? Esas son algunas de las etiquetas aplicadas al autor de los devastadores atentados cometidos en Noruega el viernes 22 de julio de 2011. Pero ninguna de las dos es adecuada: gracias a los documentos redactados por Anders Behring Breivik, podemos hacernos una idea más precisa de las convicciones de este hombre de extrema derecha (se describe a sí mismo como “conservador”), antimusulman, proisraelita, masón y “cristiano cultural”. Y sobre todo un hombre de dos rostros incluso dentro de su propio movimiento político.
Gracias a las nuevas herramientas de comunicación ofrecidas por Internet, hemos tenido acceso a dos fuentes para comprobar las ideas de Anders Behring Breivik (nacido en 1979). Por un lado, los comentarios que publicó en el site noruego Document.no: los responsables del site reunieron en un único documento todos los mensajes de Breivik. Por otro lado, el manifiesto que envió a miles de corresponsales justo antes de cometer los atentados, un voluminoso documento redactado en inglés que ahora circula ampliamente.
En sus mensajes de Document.no, Breivik presenta un rostro estrictamente político: ninguna llamada a la violencia. Por el contrario, el manifiesto, titulado 2083. Una declaración europea de independencia, presenta de forma elaborada un proyecto de terrorismo y toma del poder a través de la fuerza. Breivik había llegado a mantener una imagen pública que no permitía sospechar lo que preparaba. Y esto señala en él una madura reflexión; necesitaba a toda costa evitar, hasta el mismo día fatídico, atraer la atención de los servicios de seguridad. No nos enfrentamos aquí a una persona que súbitamente habría decidido escoger la violencia debido a un suceso personal, sino frente a una estrategia del disimulo que se desprende de las obligaciones de un combate clandestino.
Comenzaremos por el “rostro público,” es decir por el mensaje político difundido por Breivik en Document.no. Ya que, dejando a un lado la violencia, ese mensaje se sitúa en continuidad con lo que nos dice en su manifiesto. Breivik esta convencido de que no se le puede decir todo al gran público, pero que hace falta ayudar a los elementos más moderados a tomar conciencia de los peligros y la necesidad de una reacción.
Las posiciones públicas de Breivik
Según la nota de Wikipedia respecto a él (la falta de tiempo en el momento de la preparación de este artículo no nos permite ir a buscar más informaciones en este tema), Document.no comenzó en enero de 2003 como un blog pero se convirtió cada vez más en una periódico en línea. Sus orientaciones son críticas contra la inmigración y el Islam, y pro israelitas. El site se esfuerza en ofrecer un contrapeso a las opiniones expresadas por la prensa predominante.
Los comentarios publicados por Anders Breivik en el Document.no van de septiembre de 2009 a octubre de 2010, con una actividad particularmente intensa en 2009. Se presenta como un empresario triunfador: que habría ganado su primer millón a la edad de 24 años (un millón de coronas noruegas son unos 125.000 euros) y declara haber tenido numerosos amigos que han tenido éxito en sus empresas, sobre todo en el terreno de las redes sociales. En el manifiesto que analizaremos más tarde, declarara haber ganado cuatro millones de coronas entre el 2002 y el 2006. Probablemente no ha sido un empresario tan brillante como pretende—pero la investigación policial pronto lo dirá: en todo caso, Breivik no se siente un perdedor, no quiere presentarse como tal. Escribe en 2009 que ha ganado suficiente dinero como para consagrarse plenamente a sus actividades políticas.
En el plano religioso es protestante, bautizado y confirmado a los 15 años “voluntariamente”, pero la Iglesia se ha convertido en una “broma”, con “sacerdotes en vaqueros que se manifiestan a favor de Palestina e iglesias que se parecen a centros comerciales de arquitectura minimalista”. Desea una conversión colectiva de la Iglesia protestante al catolicismo. Mientras, en las elecciones eclesiásticas, vota por los candidatos más conservadores.
Ha desarrollado una crítica sin concesiones del multiculturalismo y la inmigración extraeuropea (refugiados). El Islam y la amenaza presentada por este le preocupan particularmente. Es cierto, admite que la mayoría de los musulmanes, los nazis o los marxistas son moderados, pero a través de esos paralelismos, pretende también demostrar que no tiene más sentido hablar de “musulmanes moderados” que de “nazis moderados”: siguen siendo musulmanes y nazis. Se adhiere a las tesis según las cuales dentro de todo musulmán, incluso moderado, existe un musulmán radical en potencia. Todas las ideologías del odio deberían ser tratadas por igual y el Islam es la más asesina en número de víctimas.
Para él, la coexistencia con los musulmanes no puede sino conducir al jihad bajo todas sus formas, incluso las demográficas (crecimiento de la población musulmana en Europa). Los sucesos acontecidos en los suburbios franceses confirman sus opiniones. Evoca la creación de un número creciente de zonas bajo control musulmán en los países europeos, incluso en Noruega, pero mucho más en Francia, zonas en las que los no musulmanes no pueden entrar sin riesgos.
Pinta un cuadro angustioso del progreso islámico en suelo europeo. Presenta el desarrollo de la presencia musulmana en Noruega como un grave peligro, con cada vez más noruegos abandonando los barrios del este de Oslo debido a ello. Estima que cientos de jóvenes noruegos se han suicidado durantes estos últimos quince años debido al terror psicológico, los ataques, los robos y violaciones cometidos por jóvenes musulmanes.
Dicho esto, demuestra una capacidad para pensar en términos políticos y relaciones de fuerza: por ejemplo piensa que es un error atacar unilateralmente a Irán, que es el único país musulmán que puede servir de contrapeso a Arabia Saudita: señala que no es Irán quien financia los cientos de centros wahhabita de Europa o los grupos jihadistas.
Breivik estima que si Europa se encuentra en tal situación es debido a sus transformaciones internas: Europa ha perdido la guerra fría desde los años cincuenta, dejando a los marxistas y antinacionalistas acceder a posiciones de poder e ingresar en el mundo de la enseñanza. Con la excusa de los derechos humanos, los marxistas culturales se esfuerzan desde hace cuarenta años en aplastar la tradición, la cultura, la identidad europea, así como la soberanía de las naciones. Los “verdaderos humanistas” inocentes son manipulados por los “falsos humanistas” marxistas. Después de la Segunda Guerra Mundial, habría hecho falta encarcelar a todos los nazis y todos los marxistas, y nada de esto habría pasado. “Si logramos salvar Occidente antes de que sea demasiado tarde dudo que un futuro régimen patriótico cometa el mismo error.” Esta frase es sin duda una de las muy raras alusiones directas en Document.no, sobre la instauración del sistema autoritario detallado por Breivik en su manifiesto 2083. De todas maneras, sus textos en línea dejan entender que se sitúa en la perspectiva de un combate político y cultural de larga distancia: entrevé un cambio de régimen en Europa a lo largo de los próximos setenta años –esto explica la elección de la fecha con que titula su manifiesto.
Al mismo tiempo, admira la eficacia de las redes marxistas y humanistas en Noruega. Encuentra por el contrario que el Partido del Progreso (originalmente colocado en la extrema derecha del espectro político noruego) se ha vuelto demasiado preocupado por ser políticamente correcto y que tiene una ideología débil, ignorando el combate cultural. Breivik estima que los partidos políticos conservadores clásicos aceptan el multiculturalismo y el marxismo cultural; los conservadores británicos, por ejemplo, ya no merecen ese nombre.
El combate cultural parece ser una de sus prioridades. Considera como importante la creación de grandes órganos de prensa conservadores. En septiembre de 2009, afirma esperar obtener una ayuda de su logia masónica para crear un periódico nacional conservador –esa es la única alusión directa a su afiliación masónica en Document.no
Está desde luego opuesto al mundialismo, tras el que entreve la utopía de un mundo unido regido por la UNU. Pero Breivik no es por ello un racista: se declara opuesto al etnocentrismo. Ve como los jóvenes noruegos reaccionan frente el Islam a través del etnocentrismo, pero declara que esa no es la solución. Los partidos de extrema derecha de tendencia racista han fracasado, no obtienen sino una pequeña fracción del voto y corren el riesgo de comprometer la causa de un movimiento cultural conservador europeo.
Cita por el contrario con aprobación al activista antiislámico holandés Geert Wilders; es también un lector atento de los principales sites antiislámicos en inglés. No esconde su simpatía por la English Defence League (EDL), una organización que pretende luchar en la calle contra el “extremismo islámico”, algunas de cuyas raíces se encontrarían en los ambientes de extrema derecha: desea ver surgir una organización parecida en Noruega y afirma tener contactos directos con la EDL –negados vigorosamente por los responsables de esta última (por otra parte los grupos antiislámicos han tomado sus distancias después del atentado y algunos representantes de esos medios estiman que Breivik se ha convertido a su vez en un jihadista).
Breivik se refiera a los que llama la “escuela o academia de Viena,” a través de la cual evoca aparentemente a algunas figuras destacadas de la crítica al Islam en Europa. Según el, esa escuela de pensamiento se apoyaría en las siguientes variables:
- conservadurismo cultural (anti-multiculturalismo);
- oposición a la islamización;
- antirracismo;
- anti-autoritarismo (oposición a todas las ideologías autoritarias basadas en el odio);
- pro-Israel y por la defensa de las minorías no musulmanas en países musulmanes;
- defensa de los aspectos culturales del cristianismo;
- desenmascarar el proyecto de Eurabia y la escuela de Frankfurt (neo-marxismo, marxismo cultural, multiculturalismo).
En octubre de 2009, Breivik define las tareas a realizar durante los próximos veinte años: evoca la creación de un periódicos culturalmente conservador de difusión nacional, la necesidad de un contrapeso frente a las organizaciones “noruegas marxistas violentas”, los esfuerzos para tomar el control de las ONGs y el lanzamiento de una asociación con las fuerzas conservadoras de la Iglesia noruega.
Un programa político aparentemente no violento. En diciembre de 2009 se burla de aquellos que evocan la posibilidad de atentados de extrema derecha o nazi; no conoce ningún atentado importante de ese tipo en Europa. Ve en ello sobre todo un piadoso deseo de la izquierda. Mientras en un párrafo de un mensaje de diciembre de 2009, dice que hay “ideólogos mártires” y que el mismo podría caer en esa categoría: pero la descripción no indica ninguna asociación entre la idea de martirio y la violencia en ese caso concreto: esos “ideólogos mártires” serían más bien gente capaz de facilitar orientaciones ideológicas a personas más moderadas, aceptando que a continuación se distancien de ellos por razones tácticas.
De hecho, sin hacerlo público, Breivik estaba ya a punto de desarrollar en su manifiesto, 2083, la idea de un martirio bastante parecido al previsto por los movimientos jihadistas: como si a fuerza de oponerse al Islam, hubiera acabado por asimilarlo, mimeticamente, rasgos de algunos grupos radicales, como respuesta en un mismo nivel.
2083: el manifiesto de Breivik
Antes de perpetrar los actos del 22 de julio, Breivik envió a varios corresponsales el manifiesto en que llevaba trabajando desde hacia años. Algunos de ellos lo compartieron. Un link (ya no funciona) hacia ese manifiesto fue así publicado en el forum de extrema derecha Stormfront, donde por lo demás los lectores lo acogieron con poca intensidad debido a la afiliación masónica de Breivik y a su defensa de Israel. No disponemos de una visión de conjunto de los canales a través de los que el manifiesto se repartió inicialmente; según algunas indicaciones facilitadas en la introducción y en otros párrafos del texto (pp. 1271 y 1418), Breivik habría utilizado Facebook como canal de propagación del texto, recogiendo desde el 2009 direcciones con peticiones de amistad a gente que figuraban en grupos de Facebook potencialmente simpáticos hacia sus opiniones; habría así reunido varios miles de direcciones electrónicas, a las que envió su documento. Este es hoy accesible desde varias fuentes en línea, ya sea bajo la forma del archivo original de formato .dock, ya sea en PDF. Gracias a Internet, es imposible impedir la difusión de tal documento.
El archivo original tiene 1516 páginas. El texto ha sido escrito en inglés, aunque Breivik es consciente de que su dominio de ese idioma no es perfecto y anima a su futura mejora por parte de gente que lo tenga por lengua materna, puesto que “por razones evidentes no estaré en capacidad de continuar con su desarrollo” (p. 17). La propiedad intelectual de la obra pertenece a todos los europeos, que son así pues libres de difundirlo y traducirlo. Breivik desea traducciones al francés, alemán y español. El libro representa un trabajo que ha llevado a cabo hasta el mismo día de los atentados, puesto que el autor añade una última nota pocas horas antes del mismo. En algunos capítulos el autor indica que se trata de un primer borrador.
Breivik indica que es autor de aproximadamente la mitad del contenido, la otra mitad ha sido tomada de diferentes autores. Es así que la prensa noruega ha encontrado préstamos de Theodore Kaczynski (el Unabomber). Pero la lectura permite descubrir otros numerosos préstamos: textos tomados de Internet, a veces adaptados por Breivik para ajustarse a sus opiniones. Ciertamente ha pasado más tiempo delante de la pantalla que en las bibliotecas.
El libro está firmado con un nombre ligeramente modificado: Andrew Berwick, y en Londres. Tras su firma aparece la mención: “Comandante caballero justiciero para todos los caballeros templarios de Europa y dirigente del Movimiento nacional y paneuropeo de resistencia patriótica”. Para Breivik se trata de aparentar que no es un individuo aislado, sino un representante de un movimiento clandestino mayor. Sin embargo, todo deja suponer que la organización es una ficción, destinada –hábilmente—a crear un mito alrededor del que se agrupen militantes individuales; podemos imaginar que esto podrá causar algunos militantismos adolescentes.
La referencia templaría aparece en la página inicial, con una gran cruz templaría, la misma que flota en la entrada de la orden de los masones noruegos que expulsaron a Breivik después de sus atentados, y una referencia en latín al celebre texto medieval de Bernard de Clairvaux sobre los templarios, De Laude Novae Militiae. ¿Por qué la etiqueta templaría? Probablemente porque la imagen de los sacerdotes soldado corresponde bastante bien a la que deseaba crear Breivik; sobre todo la asociación con las cruzadas que evoca el combate contra el Islam.
El libro comienza con una critica de lo “políticamente correcto,” asimilado al “marxismo cultural” que Breivik aborrece. Después el cuerpo de la obra está dividido en tres libros:
1. Lo que debe saberse, nuestra historia falsificada y otras formas de propaganda marxista cultural/multicultural.
2 – Europa arde.
3 – Una declaración de guerra preventiva.
Los dos primeros libros desarrollan ante todo una crítica del Islam, en la historia y hoy, en todas sus dimensiones. Europa estaría camino de la islamización. A esto, el autor propone respuestas radicales, sobre todo las “futuras deportaciones de los musulmanes de Europa” (p. 764). Precisa que aquellos que acepten voluntariamente la deportación recibirán una compensación: un kilo de oro por cada miembro de la familia (p. 1302).
Pero no basta con oponerse al Islam. En un capítulo titulado “El viaje ideológico—del celote multiculturalista adoctrinado al revolucionario conservador,” Breivik explica que había comenzado a redactar lo que llama el “compendio” sin ocuparse nada más que de las cuestiones relativas a la islamización y la inmigración musulmana masiva, ante el temor de ser calificado como racista. Dice haberse mostrado horrorizado ante la perspectiva de ser etiquetado así, hasta el punto de dejarse paralizar por ese temor.
“Desgraciadamente para mi, he descubierto a lo largo de años de investigaciones y estudios que todo está ligado. Nuestra situación actual es el resultado directo de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra fría, de la escuela de Frankfurt y del ascenso del marxismo cultural/multiculturalismo y lo políticamente correcto. [...] Tenemos que alzarnos contra todos los tabúes y reexaminar las `verdades aceptadas.”
“Si me encontrarse ahora mismo con el que era hacer doce años, probablemente pensaría que era un loco extremista y paranoico, que cree en tesis conspirativas.”
Sin embargo, Breivik precisa que no hay ninguna condición racial para convertirse en caballero justiciero (p. 844). Además, el Gran Maestre no debe tener ningún pasado racista o apoyo hacia el conservadurismo racial (p. 1078). Breivik sigue sin embargo expresando lo que califica como opiniones personales sobre el tema, que no comprometen a los templarios.
Sus reflexiones surgen de su rechazo al multiculturalismo: fue el sentimiento que, a cruza a lo largo de las políticas migratorias, la adopción de bebes no europeos y otros desarrollos. Se persigue una política genocida que apunta a la aniquilación demográfica de los grupos étnicos europeos (p. 1160). La incitación a los matrimonios interraciales es contra natura en todos los pueblos_ la pureza racial / étnica fue muy importante para coreanos y japoneses.
Breivik se muestra cuidadoso de preservar la “tribu nórdica.” Enumera las graves consecuencias de los matrimonios interraciales. Sin hablar, a medida que avance la guerra civil europea, de las consecuencias para las familias nacidas de los matrimonios mixtos: Breivik recuerda el trato inflingido a las mujeres que tuvieron relaciones con los ocupantes alemanes en diferentes países de Europa (p. 1163). Las mezclas raciales amenazan la unidad de nuestra tribu. Breivik desea una mejora biológica de la reproducción (p. 1203).
Así, incluso si no formaba parte de su reflexión inicial, Breivik parece deslizarse progresivamente hacia opiniones parcialmente racistas y a una insistencia sobre la pureza de la sangre, ligada a la disolución de la identidad (ningún país nórdico puede absorber más allá de un 2% de inmigrantes no europeos por generación, estima [p. 1166])—mientras continua afirmando que toda persona que comparta el combate de los Templarios, sea cual sea su raza, tendrá su lugar como ciudadano de la Europa futura. Por otra parte, mantiene su oposición al nacionalsocialismos (incluso si, según él, el 60% de sus acciones políticas eran compatibles con posiciones conservadores), tanto más que fue un desastre para los europeos. Y la oposición indiscriminada del nazismo respecto a los judíos no es aceptable: habría hecho falta distinguir entre judíos revolucionarios y conservadores, y preservado a estos últimos. Breivik se califica en varias ocasiones como antinazi, pero al mismo tiempo se siente embarazado porque se da cuenta de que sus tesis encuentran oídos atentos en medios simpatizantes con los neonazis.
Aparte del marxismo y el multiculturalismo, Breivik desarrolla ideas sobre diferentes temas, por ejemplo está seguro de que nos encaminamos de regreso al sistema patriarcal, tan solo queda por saber “si Europa será dominada por patriarcado musulmán o cristiano.” Se inclina también sobre la cuestión de la moral sexual y las enfermedades de transmisión sexual. Pero no podemos, en esta investigación preliminar, analizar el conjunto del texto. Tras haber visto algunas líneas del mundo intelectual en el que se mueve la ideología de Breivik, lleguemos a los aspectos específicamente ligados a la acción terrorista.
El trasfondo de una estrategia terrorista
Por razones que tienen que ver tal vez con la prudencia en caso de que el manifiesto fuera ocupado antes de alcanzar sus fines, Breivik escogió presentar su tercer libro, y partes de la segunda parte, como ficción mostrando lo que pasaría “si Islam dominase Europa” y su “ciertos grupos e individuos de la resistencia cristiana/conservadora/ nacionalista escogiesen oponerse a lo que perciben como amenazas y enemigos” (p. 777). Todas estas explicaciones son bastante alambicadas alrededor de una ficción no son convincentes, y aún menos después de los sucesos del 22 de julio; lo que Breivik explica ahí es claramente lo que espera que suceda, crea para la ocasión y de forma anticipada una especie de leyenda que debería invitar a otras personas a seguir sus pasos –una posibilidad que la difusión del texto hace por lo demás plausible hoy, incluso si pocas personas pudiesen desarrollar al perseverancia y disciplina del autor para alcanzar sus medios.
Esta sección comienza por explicar el sentido del subtitulo del libro, “Una declaración europea de independencia,” un texto de “Fjordman,” un autor noruego antiislámico que Breivik admira y cita a menudo, hasta el extremos de que varias personas han sugerido que no son sino una misma persona: pero “Fjordman” que se atrinchera detrás de su seudónimo, se defiende enérgicamente desde el 22 de julio y afirma no haberse encontrado nunca con Breivik (este último lo confirma, no sin haber intentado establecer el contacto). Esta “declaración” publicada el 2007 en el site conservador The Brussels Journal, pide el desmantelamiento de la Unión Europea, el fin del multiculturalismo y la inmigración musulmana, el abandono del sostén a la Autoridad Palestina. Concluye con una toma de posición que probablemente le valga a “Fjordman” algunas preguntas delicadas en el futuro más cercano:
“Si estas exigencias no se realizan completamente, si la Unión Europea no es desmantelada, si el multiculturalismo no es rechazado y la inmigración musulmana detenida, nosotros, los pueblos de Europa, no tendremos más elección que concluir que nuestras autoridades nos han abandonado, y que los impuestos que cobran son injustos y las leyes que aceptan sin nuestro consentimiento son ilegítimas. Dejaremos de pagar impuestos y tomaremos las medidas apropiadas para proteger a nuestro pueblo, nuestra seguridad y nuestra supervivencia nacional.”
De pasada, esto demuestra que la deriva violenta de Breivik se desarrolla en el plano de una narrativa a la que no es el único que está suscrito, y que describe la situación actual de Europa como dramática, hasta el extremo de que ya no es posible tener confianza hacia los gobiernos: la difusión de tal visión de las cosas ha creado el marco en el que pueden surgir acciones ilegales—puesto que la legitimidad misma del cuadro legal se ve negada. Esto desemboca lógicamente, en Breivik, en un acta de acusación contra los “criminales de guerra europeos”, es decir contra las elites que apoyan al “marxismo cultural” y el multiculturalismo. Se ven acusadas de “genocidio cultural contra los pueblos indígenas de Europa,” de complicidad en la invasión y colonización del continente, de reprimir aquello que intentan oponerse a esos desarrollos, de causar la extinción de poblaciones indígenas, de manipular los votos a través de la demografía islámica, de participar en crímenes de guerra “contra los croatas pero sobre todo contra los servios,” de propagar una ideología de odio antieuropeo, por no citar sino algunos de los puntos de esa larga denuncia.
Pese a ello, magnánimo, el Movimiento de Resistencia Europeo, es decir los templarios, está dispuesto a ofrecer el perdón a los regimenes multiculturales, a los partidos políticos y a los traidores individuales de las categorías A y V (Breivik define tres categorías), si capitulan antes del 1º de enero de 2020 y responden a diversas exigencias. De la misma manera, hasta el 2020, los musulmanes son invitados a convertirse al cristianismo y a adoptar nombres europeos, a renunciar a sus lenguas originarias, etc.
Breivik traza después a grandes rasgos ese nuevo sistema del que habría que alzar las bases, incluyendo la prohibición del Islam. Curiosamente, ese sistema prevé, al lado del gobierno, un “consejo de guardianes,” que tenga autoridad sobre todas las fuerzas militares y policiales, pero también garante ideológico, con derecho de veto: esto recuerda un poco, en ciertos aspectos, las instituciones iraníes.
Tan sólo la resistencia armada puede hoy salvar a Europa: “el momento del diálogo ha pasado,” “la lucha armada es la única aproximación racional” (p. 812). De aquí al 2083, todo lo más, los regimenes multiculturales se hundirán.
La punta de lanza de la resistencia son los templarios, redundados en Londres el 2002, por personas de varias nacionalidades (entre ellas un noruego…), a la vez como orden militar y como tribunal—todo deja pensar, claro está, que esto no es en efecto sino una ficción, a través de la que Breivik insinúa que está ligado a otras personas que comparten el mismo ideal en Europa. Cada “caballero justiciero” es llamado a funcionar como “juez, jurado y verdugo” (p. 829): ese es evidentemente el papel en el que Breivik se instaló el 22 de julio.
Razona de forma detallada los métodos de lucha clandestina, con células (incluidas células individuales formadas por un único individuo): ya que Breivik considera peligrosas las células de más de dos personas. E invita a no subestimar la inteligencia del enemigo, de la misma manera que se pone en guardia contra los errores más habituales, por ejemplo envanecerse de una acción cometida o por cometer. No hay que escoger blancos demasiado protegidos sino más bien asesinar a gente que carece de guardaespaldas.
El terror, explica Breivik, es un método para “despertar a las masas,” pero suscitará también mucho odio (p. 845). Pasa después a la “naturaleza cruel de nuestras operaciones”: “Hay situaciones en las que la crueldad es necesaria y negarse a aplicar la crueldad necesaria es una traición a la gente que deseas proteger.” Y añade: “Una vez que te decides a golpear, vale más matar más que no lo suficiente, sino corres el riesgo de reducir el impacto ideológico deseado en el golpe.” Siguiendo con un comentario revelador: “A muchos respectos, la moralidad ha perdido su sentido en nuestro combate. La cuestión del bien y del mal se ha reducido a una simple elección. Para el europeo patriota libre no hay más elección que sobrevivir o morir. Algunos inocentes perderán la vida en nuestras operaciones simplemente porque están en el sitio o el momento equivocados. Acostumbraros a esa idea”. (p. 847)
Curiosamente, Breivik evoca después un “principio de proporcionalidad”: no hay que pasarse de los 45.000 muertos y del millón de heridos entre los marxistas culturales y multiculturalistas de Europa, lo que correspondería aproximadamente a los destrozos que han causado –aunque el autor añade que para muchos conservadores, particularmente cristianos, habría que añadir las víctimas del aborto, estimadas en más de dos millones desde 1950.
Breivik entra en una discusión detallada sobre la planificación de las operaciones: financiación, evitar las sospechas del entorno, de la familia o amigos, vigilar para no exponer las convicciones políticas, por ejemplo en forums, lo que podría atraer la atención- El activista debe partir del principio de que todo puede ser vigilado y comportarse en consecuencia.
Para adquirir el material que servirá para fabricar ingenios explosivos, hace falta crear una tapadera adecuada: por ejemplo una granja para comprar abono en cantidad (lo que hace Breivik para preparar su operación), actividades mineras para justificar la compra de explosivos –y construir una leyenda creíble, con sitio web, tarjetas de visita, etc.
Pero Breivik va más lejos: se preocupa por la condición mental del combatiente, su motivación a largo plazo: “Nunca me he sentido más feliz que hoy, y nunca he tenido ningún problema para esconder a todo el mundo mi verdadera agenda ideológica. Para todos soy un hombre de derecha moderada y no un combatiente de la resistencia. No es fácil conseguir ese nivel de comodidad mental y concentración trabajando al mismo tiempo en algo tan importante y grave. Debes superar dificultades desafíos psicológicos iniciales y entregarte cada día a un ligero control mental cotidiano hasta que la operación se acaba. […] Abrazar el martirio no es algo que decidas súbitamente, sino que es un proceso que pide tiempo, esfuerzo e introspección. Es un factor que la mayor parte de los combatientes de la resistencia ignorar y es por eso que una mayoría de novicios pierden la motivación tras un cierto tiempo.” (p. 855)
Somos nuestro peor enemigo, con el riesgo de perder la motivación y abandonar: Breivik explica como se entrena cotidianamente con meditación y simulaciones mentales acerca de lo que va a pasar, incluidos los enfrentamientos con la policía, los interrogatorios, el juicio. “Este ejercicio o ritual mental cotidiano me protege plenamente y recarga mis baterías.” Llega a recomendar canciones y músicas que encuentra motivadoras.
Para superar el miedo, el caballero debe acostumbrarse a la idea de que será inevitablemente capturado o muerto: si se acostumbra a esa idea, se convertirá en “un caballero sin miedo, un instrumento de guerra devastado” (p.943). Una vez capturado, si sobrevive, el caballero deberá utilizar su proceso como escenario desde el que hablar al mundo y contribuir con su estatuto de mártir vivo; incluso muerto un caballero seguirá en la memoria durante siglos (p. 948).
Los aspectos técnicos son detallados en decenas de páginas, que sería demasiado largo intentar resumir: busca y adquisición de armas, investigación, adquisición y preparación de explosivos, con descripciones precisas de los diferentes modelos, e instrucciones precisas para crear una armadura protectora. Es un pequeño manual del combatiente terrorista lo que propone Breivik. Ha consagrado mucho tiempo no tan sólo a informarse sino a buscar los proveedores posibles (incluso un diagrama detallado de redes criminales que podrían ser útiles), y comparte esas informaciones. Piensa en el material para impedir que un vehículo persiga a un combatiente o en fijar picas en la espalda de la armadura para empalar a un atacante que surgiera por la espalda para controlar al combatiente. De la misma manera que se preocupa por la alimentación antes de una operación, los aportes de proteínas, los anabolizantes…
Se revisa distintos modelos de acción: por ejemplo un ataque contra la reunión anual del partido socialista o socialdemócrata, empleando granadas y un lanzallamas o un fusil de asalto; o incluso colocar bombas cerca de las entradas, después darle a la alarma de incendios –una multiplicidad de guiones posibles es presentada- ¿Por qué pensar en un lanzallamas? Porque un traidor de la categoría A o B gravemente quemado “se convertirá en un símbolo vivo de lo que les espera a la gente capaz de vender a su propia gente a la esclavitud islámica”: asustará y ejercerá un efecto disuasivo (p. 953).
Breivik se preocupa de establecer una clasificación de los “traidores”: A (dirigentes políticos, de la comunicación, culturales e industriales), condenados a muerte y expropiados (10 por millón de habitantes); B (políticos, parlamentarios, periodistas, universitarios, artistas…), condenados a muerte y ejecutados (1000 por cada millón de ciudadanos); C (culpables de haber ayudado a los anteriores, pero menos influyentes), multados, encarcelados o expropiados (10.000 por cada millón de ciudadanos); D (poca o ninguna influencia, pero habiendo colaborado con los anteriores), sin castigo ( de 20.000 a 30.000 por millón de ciudadanos). A partir de esas extrañas cuotas de traidores, Breivik indica la cantidad de personas de las categorías A y B (a ejecutar) por país: 65.650 en Francia, 82.820 en Alemania, 10,807 en Bélgica, 498 en Suiza, 4.848 en Noruega, etc…
Desde luego, una cierta cantidad de esos traidores serán mujeres, pero hace falta darse cuenta de que estaremos en el campo de batalla frente a mujeres que no dudarán en disparar. Hace falta pues “familiarizarse con el concepto de matar mujeres, incluso bellas mujeres” (p. 942). El que no lo consiga hará bien en mantenerse apartado del movimiento de resistencia.
Breivik estima que la violencia ciega contra los musulmanes es contra productiva y no creara, en el mejor de los casos, sino simpatía hacia el Islam (p.1132). No hay que combatir primero contra los musulmanes o la extrema izquierda (“antifascistas”). Es al régimen al que hace falta combatir. Explica que conviene ante todo abatir los regimenes, después llegará el tiempo de deportar a los musulmanes. (pp. 1255-1256).
Para los atentados, Breivik se interesa sobre todo en la fabricación de explosivos con ayuda de abono, citando el ejemplo de Timothy McVeigh, autor del atentado de Oklahoma City en 1995, pero subrayando que se ha vuelto más difícil hoy conseguir los componentes necesarios, debido a las reglas más rigurosas introducidas como medida de seguridad. Esto significa que “muchas guías para fabricar bombas disponibles en Internet se han vuelto prácticamente inútiles, porque se ha vuelto más difícil, por no decir imposible para la mayoría de la gente procurárselos” (p. 958). Y continúa, no es sin embargo imposible, con una buena tapadera, justificar la compra: y hemos visto los resultados en Oslo… Facilita daros precisos sobre los materiales a escoger e instrucciones completas de fabricación y utilización, en letra muy pequeña en la versión .docx de su manifiesto: hace falta pues proceder a un copiar y pegar, y después ampliarlas para leerlas. El lector del libro puede constatar que Breivik se ha entregado a investigaciones considerables para reunir todos esos datos, y también para verificar las informaciones recogidas a través de diferentes fuentes, con ayuda de Internet: en algunos casos son los sites antiterroristas los que le han dado finalmente las respuestas que necesitaba para sus cuestiones prácticas. (p. 999)
Los atentados con bomba no son sin embargo para todo el mundo, a menos que se este en capacidad de producir explosivos capaces de causar grandes destrozos y eliminar una cantidad importante de “traidores”: cada combatiente debe decidir según sus capacidades, y en el algunos casos la eficacia será mayor limitándose a las armas de fuego. El 22 de julio, Breivik ha demostrado trágicamente su capacidad de emplear diferentes métodos.
Pero Breivik ve en grande: todas las armas posibles del terrorismo tienen su atención, y se interesa también en la adquisición y uso de armas de destrucción masiva contra las elites “marxista, culturales y multiculturalistas”. Comenta así las posibilidades presentadas por las armas biológicas y químicas: el ántrax le parece particularmente atractivo. Se inclina también por las armas nucleares, incluso si admite que sería prácticamente imposible procurárselas, a menos que se tomase un depósito de armas nucleares o se entendiese uno con “rusos, indios o israelitas” (Breivik no esconde su simpatía hacia los nacionalistas indios antimusulmanes). Para una operación con armas nucleares, Breivik prefiere sobre todo pequeñas cargas, con un número limitado de víctimas, pero con explosiones sucesivas destinadas a hacer ceder a los regimenes en el poder.
“No permitiremos a las elites corruptas y traidoras de la UE vender a los pueblos europeos a la esclavitud musulmana. No les permitiremos aniquilar la civilización occidental, nuestras identidades y culturas permitiéndolas continuar institucionalizando y aplicando el multiculturalismo. Pedimos su rendición completa—Nada más, nada menos” (p. 966)
Prevé también hacer saltar centrales nucleares: es consciente de que esto significa la contaminación de la zona continua por dos siglos, pero concluye que eso no representa nada en relación con la perspectiva, es decir el permitir a los europeos mantener el control de su tierra durante los milenos aún por llegar…
Manifiestamente, no es en este estadio en el que se interesa por las armas nucleares, sino en la hipótesis de un movimiento ya más desarrollado. Su obra combina en efecto lo que ya es posible hacer y sus sueños de lo que sería posible realizar en estadios posteriores. En algunos párrafos, Breivik nos ilumina sobre sus preparativos, en otros, sueña, está en plena política ficción, llegando a fantasear sobre posibles alianzas tácticas con los jihadistas, admitiendo al mismo tiempo que esto podría ser arriesgado (en efecto…) e “ideológicamente contra productivo” (sic). Sea para lo que sea, para él, el recurso al método terrorista no llega demasiado lejos, ya no hay barreras morales, todas las apuestas son vitales. Y el objetivo apuntado es el hundimiento de los sistemas en el poder, alcanzándoles si es posible desde el punto de vista económico: de ahí las consideraciones detalladas sobre los objetivos petroleros importantes en distintos países europeos, con la lista completa de los blancos y sus capacidades de producción.
Breivik se inclina también sobre la actitud a adoptar en caso de juicio, si el combatiente es detenido tras una operación exitosa. Será interesante ver si aplicará esta táctica: si es el caso, contestará la autoridad misma de los gobiernos en el poder, considerados como una “red criminal global” (p. 1107). Sabe que eso le valdrá al acusado el ser ridiculizado, pero no debe cejar y debe mantener su causa con la mayor de las seriedades: “Se reirán ahora, pero en el fondo tienen miedo, respeto y admiración hacia nuestra causa […].” El proceso debe ser utilizado “como plataforma para el avance de nuestra causa” (p. 1108). (Da un ejemplo de lo que podría ser el discurso de un “caballero” para defenderse, pero se trata ciertamente de un texto tomado de otro autor y reordenado por Breivik, ya que las referencias son americanas.)
La planificación de los atentados
El texto ofrece algo más que el perfecto manual del terrorista y las consideraciones acerca de la islamización, el multiculturalismo o la futura organización de Europa tras los planes de la guerra civil; nos muestra flashes de los sentimientos de Breivik y nos entrega al mismo tiempo los detalles de la operación que prepara.
A decir verdad, un párrafo intrigante (p. 1346) deja suponer que habría previsto no limitarse al atentado de Oslo y el tiroteo de la isla de Utoeya, sino a conducir al mismo tiempo tres operaciones, incluso una cuarta, sino perecía en el curso de las precedentes. Dicho esto, es probable que se corresponda con un plan precedente y que haya acabado por limitarse a dos operaciones a medida que el agotamiento de sus recursos le impedía seguir retrasándolo. Tanto más que afirma también, en el mismo párrafo, no querer rendirse, lo que por lo demás hizo.
Describe cronológicamente toda la fase preparatoria, con detalles cautivadores para cualquier persona interesada por el terrorismo. Hace falta sin embargo tener en cuenta posibles elementos ficticios, sobre todo su iniciación como “caballero justiciero” en Londres el 2002 y el viaje consiguiente que habría efectuado a Liberia para encontrarse con un héroe de guerra servio: la investigación policial permitirá probablemente clarificar todo eso.
Hace un recuento de sus dudas: sería mucho más simple seguir el camino de la mayoría; pero se siente consagrado a una misión, que le llama a sacrificarse por gente que probablemente “le detestará por ello,” (p. 1419).
A principios de 2010, ve como sus fondos se agotan rápidamente. Había previsto comenzar a preparar la operación con tres millones de Euros, al final no ha podido reunir más de 250.000, y sólo le quedan 50.000, más 30.000 de crédito en sus tarjetas; esto “me fuerza a pasar pronto a la próxima fase de la operación” (p. 1419). En marzo de 2010, comienza a vender objetos que le pertenecer (p. 1421). En marzo de 2011, sus recursos son peligrosamente bajo: 3.750 € en su cuenta bancaria, otro tanto en líquido, los créditos disponibles en sus nueve tarjetas (p. 1438). Esto le recuerda que no basta con querer cometer un acto terrorista: aquel que siente la ambición de realizar una operación importante con preparativos minuciosos sin disponer del apoyo de una organización necesita de medios.
Tampoco es tan sencillo adquirir armas: va con ese objetivo a Praga, en agosto de 2010, pero sus tentativas de acercarse al “hampa” para obtener los objetos de su deseo fracasan miserablemente: intenta adquirir las armas que necesita, legalmente, en Noruega (p. 1423). La experiencia le conduce a renunciar a acercarse a los Hell Angels. Un momento, sin duda, en el que Breivik hubiera podido ser localizado por los servicios policiales, si las personas a las que se había acercado (en casa de empeño o clubs) hubieran sido chivatos.
Cuenta como se procura –con éxito—los componentes para la fabricación de explosivos, detallando el costo de cada productor. Explica también los pretextos dados para justificar cada compra en caso de ser cuestionado por los aduaneros. Crea historias muy bien construidas para evitar las sospechas. Tanto más que la tentativa de Praga de comprar armas evoca ante todo un cierto amateurismo, la adquisición de los componentes para fabricar ingenios explosivos refleja una aproximación reflexiva. Y sin embargo, según las informaciones publicadas en la prensa noruega, una compra de productos químicos en Polonia habría atraído la atención de los servicios de seguridad, pero sin consecuencias…
Imposible resumir aquí todos los detalles, minuciosamente descritos por Breivik etapa por etapa. Pero reflexiona también acerca de lo que puede pasar si sobrevive a su misión y se encuentra en la cárcel: piensa en trabajar en el hospital, tras las heridas recibidas en un intercambio de disparos, y encontrarse frente a una auténtica pesadilla: sabe que se verá demonizado, y que “todos mis amigos y familia me detestarán y llamarán monstruo” (p. 1436). Incluso así se siente fuerte, se pregunta como resistirá a la tortura mental, “acompañada tal vez de la física”, Pero “sabré siempre que soy el mayo campeón del conservadurismo cultural que Europa haya visto desde 1950”.
En abril de 2011, a pesar de fondos cada vez más limitados, consigue alquilar una granja… a un agricultor encarcelado por dos años y medio debido a estar implicado en el cultivo de marihuana (p. 1454). A partir de ese momento ya no le queda dinero y vive de los excesos sobre el límite autorizados por sus tarjetas de crédito.
Todo pasa a concentrarse en los preparativos, pero también en el temor de ser descubierto y tener que huir: el 10 de mayo prepara un plan de evacuación “en diez minutos,” por si acaso. Al mismo tiempo, se preocupa de cultivar buenas relaciones con los vecinos. Pero cuenta también que teme haber sido súbitamente visto, cree ver coches de policía encubiertos cerca de su granja. “La paranoia puede ser buena o ser un castigo [...] He decidido desde este momento que no me dejare arrastrar por la paranoia” (p. 1457) Sin embargo cuenta también, el 19 de junio, que como estuvo cerca de ser visto por una visita inesperada: en toda operación de ese tipo, hay una parte imprevisible, y un grano de arena puede fácilmente detener la máquina mejor aceitada: ese podría haber sido el caso de Breivik.
Relata los intentos de obtener los resultados queridos con explosivos: varios intentos frustrantes, hasta el extremo de que en junio de 2011 estuvo a punto de renunciar al atentado con bomba para concentrarse únicamente en otra operación “nada espectacular” (sic) (p. 1460). Pero acabó finalmente aprendiendo un poco más en cada etapa.
Muchos problemas también con el ordenador – y, regularmente, las referencias a los recursos financieros cada vez más limitados: durante las últimas semanas puede decirse que Breivik preparaba sus atentados a crédito…
El primero de julio desmonta el laboratorio instalado. El 2 de julio comienza a reconocer los itinerarios hacia los lugares de las operaciones. Recupera material escondido. Pasa también mucho tiempo preparando ingenios explosivos, consciente de los riesgos de la explosión durante el proceso. El diario de Breivik evidencia todo el trabajo de preparación de una operación como la suya y la tenacidad que hace falta tener.
Su nota final esta fechada el 22 de julio, precedida por algunos comentarios curiosos sobre sus proyectos por llegar, como si tratase de confundir las pistas. Explica que, con todo lo que se ahora hubiera podido concluir la operación en 30 días en lugar de 80. Y concluye lacónicamente con el comentario. “Creo que esta será mi última nota. Es el viernes 22 d julio, a las 12h51.”
Las fotografías que inserta al final del texto nos intrigaron inicialmente: tenían algo de raro. Vestido de combate aún se puede comprender; en uniforme de gala y con delantal masónico, parece algo más extraño; en cuanto a la foto de familia, realmente nos preguntamos que hace ahí. Pero un párrafo del manifiesto revela su lógica: para Breivik se trata de marketing, se trata de ofrecer la mejor imagen de los combatientes tomando fotos antes de la operación para difundirlas después (pp. 1069-1071), con el fin de no dejar a la policía emplear imágenes que mostrasen un aspecto poco atractivo. Una táctica que funciona puesto que toda la prensa ha usado esas fotos graciosamente puestas a su disposición por le mismo Breivik
De la ideología a la acción directa.
Tras haber pasado por el Partido del Progreso, Breivik dice haber comenzado a apartarse de la política convencional. Breivik se considera como un “revolucionario conservador”: “conservadurismo cultural”,”movimiento cultural de resistencia” o “movimiento conservador revolucionarios” son etiquetas con las que se identifica (p 13454), marcando una orientación específica en relación a otros grupos de la derecha radical. Es consciente de estar en un ambiente político en el que puede rozarse con neonazis, pero indica que los neonazis son generalmente “promusulmanes y antijudios”, mientras expresa su simpatía por los “judíos de derecha” y otras minorías no musulmanas de Europa, en las que ve aliados potencias (p.1131). La hostilidad de los nacionalsocialistas a los judíos e Israel, “nuestro principal aliado”, hace muy difícil una cooperación; su odio a los judíos les ciega y les impide ver la amenaza representada por el Islam (p1375).
De hecho parece pensar que la mayor parte de los neonazis no lo son de verdad y podrían ser recuperados para sus ideas, en base a los valores compartidos. Sin embargo en el terreno del deslizamiento ideológico indicado anteriormente, y del replanteamiento de las ideas preconcebidas se esfuerza a la vez por rechazar el revisionismo (en torno a las cámaras de gas) se preocupa por las consecuencias destructivas de la “religión del holocausto” en Europa, elemento que contribuye a la vulnerabilidad del continente (p. 1367-1368). Simpatiza globalmente con los partidos políticos nacionalistas y antiinmigración: da una lista país por país, en Europa y en otros países con sus sitios web (pp. 1246-1251).
En lo que respecta a la religión, piensa que la Iglesias han sido demasiado influenciadas por los ideólogos multiculturales, piensa que deben ser reformadas y dárseles un lugar en el futuro sistema, en el que el cristianismo será la “única religión oficial de los países europeos” (p. 1140). Nada del “cristiano fundamentalista” descrito por la prensa; es más bien un hombre que piensa el papel de la religión de forma política y pone a la Iglesia al servicio de su proyecto políticos. Es un cristianismo cultural: “un cristianismo ateo,” declara puede también comprometerse con la resistencia.
Breivik toma prestado de los jihadistas la expresión de “operaciones de martirio”: ofrece un interesante ejemplo de comportamiento mimético respecto a su adversario. De forma similar, las fotografías que ha dejado – sin saber que saldría vivo de su operación… recuerdan prácticas similares de los jihadistas. Explica además que hace falta inspirarse en los jihadistas, que honran a los mártires y ayudan a sus familias (p. 1079). Como los jihadistas, distingue cuidadosamente el martirio del suicidio (pp. 1348-1350). Es un guión clásico, cuando un enemigo es visto como muy fuerte, hace falta apropiarse de algunas de sus técnicas para estar a su altura y derrotarlo. La lectura del texto muestra un espíritu frío, metódico, inteligente: llega a precisar que no hay que actuar ciegamente o guiado por el odio (p. 1031). Al mismo tiempo, hay cosas extrañas que revelan una psicología turbada, que no impide sin embargo al personaje funcionar eficazmente; por ejemplo, su manera de plantear detalladamente todos los aspectos del combate a llevar, hasta las cuotas de traidores a eliminar en cada país, a un sistema de condecoraciones minuciosamente planeado para los combatientes (reproduciendo las medallas) (pp. 1080-1095), a todos los detalles de los uniformes (pp. 1096-1101), a una reorganización del mapa político mediterráneo oriental (pp. 1318-1324). Todo eso evoca fantasías de adolescente.
A pesar de las tentativas de hacer creer que ha sido reclutado en una organización ultra secreta internacional de resistencia desde el 2002, el simple hecho de tener 22 años en aquel momento hace tal afiliación altamente improbable: si tal organización existiese, no reclutaría a miembros de esa edad. Hay ciertamente un elemento buscado de propaganda en eso, con la esperanza de suscitar vocaciones y crear una leyenda. Pero la presentación de una estructura neotemplaria claramente imaginaria deja suponer que Breivik vivía en un mundo imaginario. Hay en el una mezcla de militante decidido y de niño que cultiva el sueño de ser todopoderoso, colocándose en el lugar de un “caballero justiciero” con derecho de vida y muerte. El puente entre esos dos universos le es dado por las abundantes publicaciones en Internet sobre el movimiento antiislámico europeo y otros círculos próximos: esa literatura le confortaba en su idea de caballero en vanguardia de un combate crucial para la salvación del continente, un héroe moderno y valeroso, implacable debido a lo que estaba en juego. Queda por ver que reflexiones le inspirarán su proceso aún por llegar y los años de cárcel posteriores.
Sindicat Terrassa