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Al Diablo con el trabajo, la vivienda y el futuro
07 jul 2011
Cuidado burócratas del gobierno,
nuestras armas se están aburriendo.
Estamos hartos de alucinar
con vuestra politica de mierda.
Democracia con sabor a podrido
para tener a la gente contenta.
Cuidado burócratas del gobierno,
nuestras armas se están aburriendo
Antes con cruces gamadas
dictadura asegurada.
Ahora yendo de rojillos
os llenais bien los bolsillos.
Cuidado buracratas
Cuidado buracratas
MIERDA!!
Pensad todos en la legión
cuando Reagan oprima el botón.
Con el chispazo nuclear
veremos quién os va a votar.
Cuidado burócratas del gobierno,
nuestras armas se están aburriendo.
CICATRIZ.
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“El futuro es una trampa de los políticos, así como el pasado un invento de los curas más crueles”.
Hospital Psiquiátrico de Murcia. Declaración de un esquizofrénico.

Una sensibilidad anti-capitalista no puede entusiasmarse ante las demandas de “Juventud Sin Futuro”. Pedían TRABAJO, vale decir “alienación laboral”, consentimiento en la extracción de la plusvalía, “presidio industrial”, en expresión de Bakunin. Exigían VIVIENDA, ese “ataúd con ventanas”, como lo definió Baudelaire, que nos ata a un lugar homívoro y a un oficio prostituido. Reclamaban FUTURO, cuando, en la realidad de este mundo, solo hay porvenir si se siguen, aunque sea de manera revoltosa, las “instrucciones de uso de la vida”, si se acata la prescripción (necesariamente vil, degradante) de un “modo de empleo de nuestras jornadas”, por recordar un título de Georges Perec.

“Democracia Real Ya” ha tenido un éxito provisional gracias a sus ambigüedades y a una hábil explotación de la racionalidad política moderna. Me recuerda todas las miserias de la “Otra Campaña” Zapatista: abogar por una convergencia de los descontentos que ignora la fisura radical, la fractura absoluta, que separa a unos disconformes de otros.

Porque existen los odiadores del Trabajo, de la Casa y del Futuro ofertado; y apenas caben en un movimiento como “Democracia Real Ya”. Los que entraron, saldrán precipitadamente,

Existen los enemigos de la Democracia Liberal, de la Democracia Representativa, de la Democracia de Partidos, gentes que sueñan con la Democracia Directa, asamblearia, tal la que se ha dado y en cierta medida se sigue dando en determinados pueblos indígenas de América Latina, África, Asia y los Círculos Polares. Democracia Directa que también se conoció en nuestro país, en el entorno de lo que hemos nombrado “mundo rural marginal”. Pronto empezarán a abandonar el movimiento, pues lo valorarán reo de la demagogia “democratista”.

Existen los adversarios de un “Estado de Derecho” que, desde sus orígenes, oculta una guillotina en su trastienda; adversarios de esta “farsa sangrienta”, en el decir viejo de Anatole France y más reciente de Emil Ciorán, ficción celebrada sin descanso por nuestros media, adocenados y sobornados. No podrán soportar la inflación “ciudadanista” del nuevo discurso, pseudo-contestatario.

Y existen los detestadores del hiato social, de la explotación de clase, de una subordinación económica que se nutre precisamente de aquel anhelo (inducido) de empleo, casa y futuro. Abandonarán una plataforma que habla de política y de economía, pero que rehuye el problema estructural de la dominación social, de la antítesis Capital-Trabajo.

Todas estas gentes no pueden congeniar con el espíritu de “Democracia Real Ya”, un movimiento que, por su índole “populista” (aunque se trate de un populismo de la desafección y hasta de un populismo del resentimiento), va a desembocar, sin remedio, en las playas de la aceptación de lo dado, de una propuesta de optimización de la democracia falsaria, de reforma de lo Establecido, una vacuna que el Sistema acepta de sus contradictores disminuidos para inmunizarse a la crítica radical y, de paso, fagocitarlos. No le costará mucho a la Institución asimilar un engendro que, en su discurso central, hiede a regeneración de la socialdemocracia y revitalización de la sociedad civil, con un anverso polemista y un revés mendicante...

Frente a los que demandan Empleo (esclavitud), Vivienda (cadena) y Futuro (automatismo existencial), están los aspirantes a la autonomía y a la libertad personal, estigmatizados y casi perseguidos por lo que Horkheimer llamó “la policía social anónima”, tachados de “perdedores”, “inadaptados” o “anti-sistema”. Siendo verdad que a estos insumisos de fondo, de quienes se sentiría “compañero” Diógenes de Sínope, no les irá muy bien en la vida, no me cabe duda de que a los otros, a los simuladores de la confrontación y de la rebeldía, les irá peor -muchos de ellos “triunfarán”, se instalarán, serán aplaudidos, morirán neciamente sus vidas y conquistarán las cimas de lo que el mundo antiguo llamó “idiotismo”.

Texto de Pedro García Olivo incluido en el fanzine¡Enrabiaos!, algunos apuntes sobre la #spanishrevolution.

...
http://amotinadxs.blogspot.com/2011/07/al-diablo-con-el-trabajo-la-vivie

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Comentaris

Re: Al Diablo con el trabajo, la vivienda y el futuro
07 jul 2011
Ole ole con el ultra-radicalismo Don Pedro. Y Don David, sí, "ya estoy harto no quiero salir más, siempre lo mismo mierda de ciudad", sí, yo también puedo hacer citas punks para reforzar mis ideas, en este caso mi cansancio por el ultra-radicalismo inmovilizador. Cambia "ciudad" y ponle "ultra-radicalismo" y ya tienes mi cita.

Estoy harto de la crítica absoluta hacia un movimiento que si por algo se caracteriza es por su heterogeneidad. Sí, yo soy anti-capitalista y estoy ahí, ahora en mi barrio, en la asamblea, pero no exclusivamente con mi ghetto militante de siempre, sinó con otra gente que está ahí porque sus condiciones de vida son atacadas frontalmente. No sólo por ideología o convencimiento, como "nosotras los militantes"... Pero ahí están.

Es el ultra-radicalismo que mete a todo el mundo en un mismo paquete y emite juicios absolutos. ¿A mi me metes en DRY o JSF? Pues vete a la mierda. Métete tú en tu super-ghetto ultra-radical, vete donde quieras y cállate. ¿No será incapacidad o pereza de afrontar un momento que brinda las condiciones de posibilidad que tanto tiempo hace que deseamos, y que nunca hemos sido capaces de generar (o pocas veces, y lejos de lo que ocurre ahora)?

Si hay un momento con posibilidades revolucionarias en los últimos treinta años (si no más) es ahora, pero las ultraradicales, los individualistas, las insurres puros no parecen querer afrontarlo con un mínimo de visión estratégica, por incapacidad, pereza, etc. Cada vez estoy más convencido de que determinadas posturas son justificaciones de una incapacidad.

El futuro de este imprevisible movimiento lo decide la gente que participa en él, no abstracciones como DRY u otras. Si alguien hace un partido o es muy refor, ese no soy yo, y yo también hago parte de este movimiento. Yo y mis afinidades lo tenemos clarísimo, sabemos lo que queremos, y no tiene nada que ver con las retahílas ultraradicales de Don Pedro el Puro. Habrá quien quiera manipular, evidentemente, y quien quiera constituirse en partido, pero no somos nosotrxs: nosotrxs no estamos ahí (en los barrios y demás) para reformar la ley electoral, por decir algo, sino para llevar esto bien lejos, porque lo queremos todo. Pero no nos quedamos en casa escribiendo críticas inmobilizadoras.
Re: Al Diablo con el trabajo, la vivienda y el futuro
07 jul 2011
Por cierto, prácticamete lo único que vale la pena de este opúsculo-fake "enrabiaos!", no es el texto de García Olivo, sinó la reseña crítica del texto de Hessel. Con argumentos claros y definidos.
Re: Al Diablo con el trabajo, la vivienda y el futuro
07 jul 2011
si bien algunas criticas son radicales, tambien sirven. aunque sean en negativo. o es que no podemos asimilarlas? la critica no es sólo un elemento de confrontacion, tambien lo es de crecimiento y profundizacion de la critica social. lo que da bastante asco es intentar hacer de un movimiento tan heterogeneo un guetto de buenrollismo acritico, de consensos por encima de todo. y para esto tambien me remito al texto de Agustin Garcia Calvo publicado en el mismo blog.

y tampoco pasa nada por poenr un poquito de mala leche y sentimiento en lo que se escribe y se dice, y eso cicatriz, te gusten o no, lo hacian. las cosas claras y el chocolate espeso.
Re: Al Diablo con el trabajo, la vivienda y el futuro
07 jul 2011
Pues mira, aquí un texto cañero, radical, pero más atento y dispuesto a ver las potencialidades de un movimiento que por lo menos ha politizado a mucha gente, haciendo que se hable de política y no de fútbol u otras alienaciones en la vida cotidiana. Un texto crítico y cañero pero no encerrado en el ultra-radicalismo de consumo interno. Un texto de López-Petit:

Temblad, temblad, malditos

por Santiago López Petit

No es un sueño, es un despertar. Señor Felip Puig, usted es feo. Hay personas feas que son extraordinariamente hermosas. No es así en su caso. Su fealdad es la de la mentira y del engaño. Cuesta mantener la cabeza fría cuando pasan tantas cosas tantos años deseadas. Recapitulemos. Miles de personas toman las plazas y empiezan a organizar otro mundo. La gente sonríe y se junta. El presidente de un parlamento debe ser traído en helicóptero a la jaula principal del Parque Zoológico porque la gente bloquea la entrada. Los desahucios se detienen. Y un grito ensordecedor se deja oír: “Basta ya. Queremos vivir”. Los que toman medidas contra nosotras, los que gestionan esta realidad en crisis, no han entendido aún lo que está sucediendo. Sencillamente, el miedo ha cambiado de bando. Ahora son ellos los que a la defensiva no saben qué hacer y agitan patéticos sus verdades ridículas. Pero ya (casi) nadie les cree.

Tomar las plazas nos permitió levantar una posición en lo que antes era una mar de soledades. Con esta posición ganada pudimos organizar una resistencia colectiva ante las olas de intimidación y de ignominia. Poco a poco fue surgiendo un movimiento que, si bien se enraizaba en el espacio ocupado, iba más allá ya que tomar la plaza significaba en definitiva estar emplazado y comprometido con una lucha que no tiene vuelta atrás. Ahora al desbordar las plazas e infiltrarnos en los barrios, en las empresas, al hacernos incontables en incontables manifestaciones nos hemos constituido en fuerza política. Se trata de una fuerza política nueva que ha descolocado a todos porque es un auténtico puñetazo sobre el tablero de juego. No es una opción política más sino una fuerza política cuya sola presencia obliga a replantear las mismas reglas del juego democrático. Por esto nos acusan de populismo fanático, de hacer antipolítica. Se equivocan, no es antipolítica sino crítica de la política, es decir, invención de otras formas de vida y de gobierno. Cuesta llegar a pensar la radicalidad que comportan los principales lemas del movimiento del 15 J: “No somos mercancías”, “No nos representan”, “La calle es nuestra”. Incluso la frase “el pueblo unido jamás será vencido” adquiere en este momento una credibilidad insospechada. ¿Cuántos años hace que no se oía la rabia digna? Evidentemente, estos gritos –y sobre todo querer materializarlos- es inadmisible para el poder. De aquí que desde hace semanas su única obsesión sea acabar con esta peste que se extiende como una pesadilla. Porque para ellos nosotros somos la peste, el Mal absoluto que desafía el Bien (la democracia, el sentido común), la verdad insoportable que hay que erradicar del espacio público.

¿Cómo acabar con una fuerza política cuya única existencia deslegitima día a día el Estado de los partidos? ¿Cómo acabar con una fuerza política que lentamente agujerea esta realidad opresiva y obvia que nos ahoga? El procedimiento es conocido puesto que el poder en el fondo siempre actúa igual. O destruye o integra. En nuestro caso, la destrucción ha pasado por convertir en problema de orden público lo que es un desafío político, en aislar dentro del nosotros el grupo de los malos y así dividir el movimiento. Ésta ha sido la estrategia puesta en marcha especialmente después del bloqueo del Parlament en Barcelona. La integración ha venido posteriormente al constatar el éxito inaudito de las manifestaciones que proclamaban “La calle es nuestra, no pagaremos su crisis”, a pesar de la impresionante campaña mediática de aislamiento. Vestida de un paternalismo cínico y asqueroso, la integración pretende sencillamente imponer un proceso de identificación que normalice por fin esta fuerza incontrolable e imprevisible. “Todos los partidos pactan llevar al Congreso propuestas del 15-M” (Libertad digital 22 de junio 2011). La estrategia de la “comprensión”, de la “escucha”, empieza cuando ya no hay más remedio. “Escoged vuestros portavoces, formulad un programa concreto, confiad en la democracia parlamentaria…”. Se trata de una llamada a salir de la noche, a definirse mediante las mismas reglas que rigen esta realidad. Ahora la destrucción se hace más sofisticada ya que el proceso de despolitización puesto en marcha es, paradójicamente, una coacción para que haya un retorno a la política clásica, para que abandonemos una política nocturna hecha en primera persona. “Si sois buenos retocaremos la ley electoral. Pero volved a la casa del sentido común. Mejor la democracia imperfecta que el caos”.

No sabemos si estas estrategias tendrán éxito, lo que sí sabemos es que ambas se apoyan en una movilización de la opinión pública. Este es nuestro punto débil: la dependencia respecto a la opinión pública. Hemos llegado a imponer una coyuntura política y, en cambio, muchos de nosotros aún creen que la opinión pública existe y no es así. La opinión pública se produce y se conforma según conveniencia. No existe significa, pues, que se trata de una mera construcción realizada mediante los medios de comunicación que, en la actualidad, son auténticos dispositivos de poder. La opinión pública es simplemente el público. El público que sostiene el espectáculo. La batalla por construir la opinión pública no es por tanto la nuestra. Nuestra batalla es por deshacer la opinión pública: eliminar el público. ¿No gritamos durante las manifestaciones “No nos mires, únete”? “Nadie nos representa” en el fondo quiere decir que para nosotros no hay opinión pública. De hecho es lo que en la práctica hemos comprobado. El uso de internet al permitir mostrar otras verdades hace saltar por los aires la construcción política de la unanimidad reaccionaria. La fuerza política que surge con la toma de plazas no tiene nada que ver con la opinión pública, sí con una interioridad común que todas presentimos. Esta interioridad común es el propio querer vivir cuando se gira sobre sí mismo, es decir, cuando comprende su dimensión colectiva. Nadie sabe qué puede la interioridad común cuando se exterioriza como desafío frente a la inexorabilidad de lo que hay. Lo importante es estar conectados con la interioridad común y entonces seguramente nos daremos cuenta que nuestros mayores enemigos son los viejos discursos políticos, el aburrimiento, y el miedo al vacío.

La fuerza política que surge como fuerza del anonimato no puede ser encerrada en el antiguo molde llamado “nuevo movimiento social” ya que nada tiene que ver con sus prácticas siempre prisioneras de un doble lenguaje: defensa de una identidad, traducción política de la reivindicación, denuncia de la criminalización en términos victimistas. La fuerza del anonimato constituye también un desvarío para los intelectuales y ellos han sido los primeros en postularse para reconducirla: “anuncio de un nuevo contrato social”, “estímulo para regenerar la democracia”, “bienvenida si rechaza toda violencia”… (Abro un paréntesis: es curioso el despertar súbito de tantos intelectuales dormidos por comer demasiado bien. Uno de los ejemplos más divertidos es el de un gurú de la sociedad-red de pensamiento banal y mediocre, que después de apoyar a los socialistas con sus consejos y viendo llegada su derrota, decide apoyar a la derecha catalanista y culmina su transformación paseándose por la plaza tomada para seguir impartiendo lecciones. ¿De qué?) Esta fuerza política que estamos viendo nacer no es comprensible mediante las dualidades usuales: dentro/fuera, militantes/no militantes, construcción/destrucción puesto que su mayor mérito es inventar la gestión de una acción política paradójica en la que, en último término, tendría que poder caber tanto la organización de un referéndum contra los recortes sociales y económicos, como la defensa de los bloqueos y expropiaciones, Dinero Gratis.

Si la fuerza del anonimato atraviesa, en el sentido de profundizar, el impasse de lo político, lo hace cortocircuitando efectivamente la oposición tradicional reforma/revolución. De aquí que hablar de querer radicalizar el movimiento del 15 M sea un planteamiento equivocado sobre todo por anticuado. No se puede radicalizar lo que ya es absolutamente radical. ¿Se puede ir más allá de un NO que involucra anticapitalismo, crítica de la representación, y una pasión por dar veracidad a lo que se hace? En todo caso, lo que sí se puede es contribuir a colmar déficits políticos (la toma de decisiones, la invención de dispositivos organizativos nuevos…). Pero, sobre todo, lo que es fundamental es ayudar a que la fuerza del anonimato expulse de sí el miedo a su propia fuerza. Tenemos que ser capaces de separar este nosotros plural y diverso que se hace presente en cualquier lugar de lo que es la opinión pública. Esto es especialmente importante por lo que hace referencia a la violencia.

Una fuerza política, si quiere tener efectividad, debe saber posicionarse en relación a la cuestión de la violencia. El movimiento del 15 M con su resistencia pacífica ha sido capaz de desenmascarar la violencia de “lo democrático”. La democracia no es “lo democrático”. “Lo democrático”, que es la democracia verdaderamente existente, consiste en una especie de pasta pegajosa mediante la que nos envuelven para atarnos mejor a la realidad. En “lo democrático” caben desde las normativas cívicas a las leyes de extranjería, pasando por la policía de cercanía que invita a delatar. “Lo democrático” es una mezcla de Estado-guerra que hace de la política una búsqueda permanente de enemigos a eliminar, y de fascismo postmoderno que reduce la libertad a opciones personales y admite la diferencia sólo si es claudicante. “Lo democrático” es el aire que respiramos. Se puede mejorar, limpiar, regenerar – y los términos no son casuales – aunque nunca nos dejarán probar si podemos vivir respirando fuego. “Lo democrático” es, en sí mismo, pura violencia en su doble cara: represiva e integradora; así como también la coartada de la violencia que se autodenomina legítima. Desde esta constatación es evidente que ante la pregunta de si condenamos o no la violencia, debemos callar. Callar ya es una manera de hablar. Porque la mayor violencia la ejerce quién decidiendo qué es la violencia pretende obligarnos a que definamos en relación a ella.

Tenemos que asumir la violencia que la fuerza del anonimato, en tanto que fuerza política, necesariamente comporta. Tomar una plaza es abrir un espacio de libertad en la realidad; tomar la palabra es interrumpir el monólogo del poder; poner el cuerpo es resistir absolutamente porque un cuerpo en lucha puede llegar a ser destruido, pero nunca vencido. No tengamos miedo a estar solos ni a fracasar. Dirán que el movimiento del 15 M se ha degradado, que ya no es lo que era. Luego añadirán que “todo nos separa”, que somos incapaces de ponernos de acuerdo, de llegar a propuestas concretas. Es la vieja música del poder, esa melodía triste e impotente que sirve para hundir cualquier atisbo de crítica nueva. Su extrema eficacia reside en que conecta con nuestros propios miedos, especialmente el miedo a experimentar. Nada está cerrado ni la realidad, aunque se presente obvia, está definitivamente clausurada.

Cuando nos acusan de haber traspasado una línea roja tienen ciertamente razón. La peste se extiende. Dos ejemplos recientes. El rectorado de la Universidad de Barcelona tuvo que anular la entrega de la medalla de oro (4000 euros) a un antiguo presidente de la Generalitat, porque según dijo, era imposible asegurar el carácter académico del acto. En la junta de accionistas del Banco de Santander, un infiltrado denunció tanto la corrupción como el papel jugado por el banco en la economía del país. Efectivamente, los apestados llegan cada vez lejos con sus provocaciones. Estamos ante un cambio histórico, el temido despertar político mundial que anunciaba el consejero de tantos gobiernos americanos y cofundador de la Trilateral, Z. Brzezinski. El Sr. Felip Puig ha decidido formar una nueva unidad de la policía especializada en la lucha contra la guerrilla urbana. Una vez más se equivoca. Para terminar con la peste tiene que empezar a fumigar las plazas, las universidades, las escuelas… todos los emplazamientos en los que el querer vivir se hace desafío. La peste lleva cada vida al extremo de sí misma, quita las máscaras, sacude la inercia de la normalidad. Hasta ahora nos han regalado el miedo para vendernos seguridad. Esta ha sido la historia de las sociedades capitalistas. ¿Pero qué seguridad pueden ofrecernos cuando nos han robado el futuro? Sin futuro, el miedo desaparece. La realidad, esta realidad injusta y miserable, nos hace cada vez más valientes.

http://espai-en-blanc.blogspot.com/2011/06/temblad-temblad-malditos.html
Re: Al Diablo con el trabajo, la vivienda y el futuro
07 jul 2011
y kien ha dicho que no. me parece muy buen texto, y tambien se colgó en el mismo blog. cada texto tiene su qué.
Re: Al Diablo con el trabajo, la vivienda y el futuro
09 jul 2011
No necesitamos la épica, ni la moral de derrota, ni tampoco el halago. Lo necesitamos todo. Y cuando digo todo, me refiero a tomar conciencia de que no se trata de luchar "con otra gente que está ahí porque sus condiciones de vida son atacadas frontalmente". Lo que se ataca frontalmente, son las condiciones de vida de todas, no sólo de unas cuantas personas.
Oportunidades las tenemos todos los días, pero quizá las despreciamos porque consideramos que son pequeñas y así, hasta aquí hemos llegado. Treinta años de mirar hacia otro lado porque las pequeñas luchas no eran importantes y sólo las mantenían los cuatro del mismo "ghetto".
A ti te cansan los del rollito radical, y a mi me cansan los cansados de ese rollito, y también estoy en el barrio, sobre todo escuchando y participando en lo que no me crea excesivas contradicciones y aportando de tanto en tanto algunas matizaciones para que no nos confundan con sus entretenimientos de "violencia vs pacifismo", reformas de leyes electorales, etc...
Cada cual sabrá qué es lo que debe hacer y cuales son sus prioridades, pero sin sentido crítico y radical, seremos los más grandes y reaccionarios conservadores. Seremos más efectivos que esa nueva unidad de policía especializada en lucha de guerrilla urbana que quiere formar el felip puig.
Si estás cansado, descansa y si además puedes, aliéntate lo más sano posible y haz algo de ejercicio físico..., la lucha es larga, otros treinta años para no dejar pasar más oportunidades para decir lo que hay que decir, no a los radicales, sino a los reaccionarios y sus colaboradores...
Es hora de empezar a sacar esa rabia que habéis guardado durante treinta años y dosificarla para que dure treinta años más.
Sindicato Sindicat