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[Kaosenlared] Las revoluciones contra las vanguardias (Raúl Zibechi)
18 jun 2011
Las revoluciones contra las vanguardias

Los movimientos en curso cuestionan de raíz la idea de vanguardia, de que es necesaria una organización de especialistas en pensar, planificar y dirigir al movimiento.

Raúl Zibechi | La Jornada | Hoy a las 11:40

Las potentes movilizaciones que atraviesan el mundo están desbordando tanto democracias como dictaduras, regímenes nacidos de elecciones y de golpes de Estado, gobiernos del primer y del tercer mundo. No sólo eso. Desbordan los muros de contención de los partidos socialdemócratas y de izquierda, en sus más diversas variantes. Desbordan también los saberes acumulados por las prácticas emancipatorias en más de un siglo, por lo menos desde la Comuna de París.
Naturalmente, esto produce desconcierto y desconfianza entre las viejas guardias revolucionarias, que reclaman organización más sólida, un programa con objetivos alcanzables y caminos para conseguirlos. En suma, una estrategia y una táctica que pavimenten la unidad de movimientos que estarían condenados al fracaso si persisten en su dispersión e improvisación actuales. Lo dicen a menudo personas que participan en los movimientos y quienes se felicitan de su existencia, pero que no aceptan que puedan marchar por sí mismos sin mediar intervenciones que establezcan cierta orientación y dirección.
Los movimientos en curso cuestionan de raíz la idea de vanguardia, de que es necesaria una organización de especialistas en pensar, planificar y dirigir al movimiento. Esta idea nació, como nos enseña Georges Haupt en La Comuna como símbolo y como ejemplo (Siglo XXI, 1986), con el fracaso de la Comuna. La lectura que hizo una parte sustancial del campo revolucionario fue que la experiencia parisina fracasó por la inexistencia de una dirección: Fue la falta de centralización y de autoridad lo que costó la vida a la Comuna de París, dijo Engels a Bakunin. Lo que en aquel momento era acertado.
Haupt sostiene que del fracaso de la Comuna surgen nuevos temas en el movimiento socialista: el partido y la toma del poder estatal. En la socialdemocracia alemana, el principal partido obrero de la época, se abre paso la idea de que la Comuna de 1871 era un modelo a rechazar, como escribió Bebel pocos años después. La siguiente oleada de revoluciones obreras, que tuvo su punto alto en la revolución rusa de 1917, estuvo marcada a fuego por una teoría de la revolución que había hecho de la organización jerárquica y de especialistas su eje y centro.
En el último medio siglo han sucedido dos nuevas oleadas de los de abajo: las revoluciones de 1968 y las actuales, que probablemente tengan su punto de arranque en los movimientos latinoamericanos contra el neoliberalismo de la década de 1990. En este medio siglo han sucedido, insertos en ambas oleadas, algunos hechos que modifican de raíz aquellos principios: el fracaso del socialismo soviético, la descolonización del tercer mundo y, sobre todo, las revueltas de las mujeres, de los jóvenes y de los obreros. Los tres procesos son tan recientes que muchas veces no reparamos en la profundidad de los cambios que encarnan.
Las mujeres hicieron entrar en crisis el patriarcado, lo que no quiere decir que haya desaparecido, agrietando uno de los núcleos de la dominación. Los jóvenes han desbordado la cultura autoritaria. Los obreros, y las obreras, desarticularon el fordismo. Es evidente que los tres movimientos pertenecen a un mismo proceso que podemos resumir en crisis de la autoridad: del macho, del jerarca y del capataz. En su lugar se instaló un gran desorden que fuerza a los dominadores a encontrar nuevas formas para disciplinar a los de abajo, para imponer un orden cada vez más efímero y menos legítimo, ya que a menudo es simple violencia: machista, estatal, desde arriba.
En paralelo, los de abajo se han apropiado de saberes que antes les eran negados, desde el dominio de la escritura hasta las modernas tecnologías de la comunicación. Lo más importante, empero, es que aprendieron dos hechos enlazados: cómo actúa la dominación y cómo hacer para desarticularla o, cuando menos, neutralizarla. Un siglo atrás eran una exigua minoría los obreros que dominaban tales artes. Las rebeliones, como la que comandó la Comuna, eran fruto de brechas que otros abrían en los muros de dominación. Ahora los de abajo aprendimos a abrir grietas por nosotros mismos, sin depender de la sacrosanta coyuntura revolucionaria, cuyo conocimiento era obra de especialistas que dominaban ciertos saberes abstractos.
En algunas regiones del mundo pobre se produjo la recuperación de saberes ancestrales de los de abajo que habían sido aplastados por el progreso y la modernidad. En este proceso los pueblos indios juegan un papel decisivo, al darle nueva vida a un conjunto de saberes vinculados a la curación, el aprendizaje, la relación con el entorno y también la defensa de las comunidades, o sea la guerra. Ahí están los zapatistas, pero también las comunidades de Bagua, en la selva peruana, y un sinfín de experiencias que muestran que aquellos saberes son válidos para estas resistencias.
Este conjunto de aprendizajes y nuevas capacidades adquiridas en la resistencia ha tornado inservible y poco operativa la existencia de vanguardias, esos grupos que tienen vocación de mandar porque creen saber lo que es mejor para los demás. Ahora, pueblos enteros saben cómo conducirse a sí mismos, con base en el mandar obedeciendo, pero también inspirados por otros principios que hemos podido escuchar y practicar estos años: caminar al paso del más lento, entre todos lo sabemos todo y preguntando caminamos.
Lo anterior no quiere decir que ya no sea necesario organizarnos en colectivos militantes. Sin este tipo de organizaciones y grupos, integrados por activistas o como quiera llamarse a las personas que dedicamos nuestras mejores energías a cambiar el mundo, ese cambio no llegaría jamás, porque no cae nunca del cielo, ni es regalo de caudillos y estadistas esclarecidos. Las revoluciones que estamos viviendo son fruto de esas múltiples energías. Las detonamos entre muchos y muchas. Pero una vez puestas en marcha, la pretensión de dirigirlas a puro mando suele producir resultados opuestos a los deseados.

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Comentaris

Re: [Kaosenlared] Las revoluciones contra las vanguardias (Raúl Zibechi)
18 jun 2011
Sobre les principals línies teòriques de Zibechi:

El análisis de los movimientos sociales latinoamericanos lo llevó a afirmar que tienen marcadas diferencias con los europeos y estadounidenses, toda vez que se trata de movimientos territorializados, donde los miembros de los sectores sociales que los integran (indígenas, campesinos, sectores populares urbanos) viven de otro modo, enfatizando en la diferencia social y cultural como eje del cambio social.

En los territorios controlados por los movimientos, predominan relaciones sociales no capitalistas, es decir: valores de uso por sobre valores de cambio, la salud y la educación no son mercancías y se practican de modo diferente a como lo hace la sociedad hegemónica, se crean a menudo formas de poder no estatal, en base a la asamblea que es el órgano colectivo de decisión¸ como las Juntas de Buen Gobierno en Chiapas, los cabildos en las regiones nasa en Colombia y los cuarteles aymaras en el Altiplano boliviano, por ejemplo.

Este conjunto de características le permitieron afirmar que la categoría “movimientos sociales” no es adecuada para comprender la acción social en América Latina, por lo que ha acuñado el concepto de “sociedades en movimiento”, que remite al conjunto de relaciones sociales diferentes a las hegemónicas y que constituyen un mundo otro en movimiento, en el doble sentido de resistir al modelo político-económico-social dominante pero a la vez al proceso de creación de un mundo nuevo a partir de esas relaciones sociales territorializadas. En este sentido, buena parte de su trabajo consiste en mostrar la existencia de relaciones sociales no capitalistas entre los oprimidos, pero también a visibilizar cómo los movimientos son portadores de un mundo nuevo, a diferencia de la concepción clásica que los considera como meros medios para luchar por la conquista del poder político estatal.
Re: [Kaosenlared] Las revoluciones contra las vanguardias (Raúl Zibechi)
18 jun 2011
P.S.
No tots els contextos són iguals i, per tant, totes les estratègies extrapolables
Re: [Kaosenlared] Las revoluciones contra las vanguardias (Raúl Zibechi)
19 jun 2011
Els moviments en curs qüestionen les organitzacions revolucionàries, però no qüestionen l'avantguarda del lobby DRY, es deixen guiar per ell amb totes les propostes que fa el senyor Mario Conde.

La propera el referendum del 15-octubre, si no temps al temps.
Re: [Kaosenlared] Las revoluciones contra las vanguardias (Raúl Zibechi)
21 jun 2011
l'article es bo, pero idealitza el moviment de base: no te en compte totes les tendencies dretanes o reaccionaries que malviuen amb les més progresistes
Re: [Kaosenlared] Las revoluciones contra las vanguardias (Raúl Zibechi)
21 jun 2011
moltes de les propostes de les acampades son faciliment assumibles pel sistema i no el questionen en absolut, són un retroces pel que respecte a plataformes que fa més temps treballen, des del tema laboral fins a vivenda, passant per l'autodeterminació

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