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Anàlisi :: corrupció i poder : pobles i cultures vs poder i estats
¿Es época de hegemonías políticas o de Proceso Constituyente?
04 jun 2011
Este testo está bloqueado en los misteriosos (?) entresijos tecnológicos de Indymedia EH, que está nuevamente inactivo. Esperemos que sea de verdad únicamente un misterio.
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Hegemonías políticas y proceso constituyente: ¿se trata de dos fenómenos antagónicos o sólo contradictorios, pero de manera provechosa y creativa, en un proceso de constitución democrática nacional, como el que nos está poco a poco involucrando?
¿En qué medida podrían ser conceptos complementarios, en esta fase de construcción nacional?


Ortzi nos dice, desde las páginas de Gara de ayer que el acceso a la hegemonía política de la izquierda abertzale ha dejado de ser una cuestión teórica para plantearse en el terreno práctico. Añadiendo luego que esta hegemonía no consiste en una suma de votos, sino en un cierto liderazgo intelectual y moral.

Primera cuestión:
esta hegemonía ya existe realmente, como lo refleja el último tsunami electoral. No es cuestión de ignorar las pequeñas formaciones en trance de desaparición, sino de asumir una tendencia socio-electoral muy evidente. Que refleja la propensión social pura y dura, a pesar de los medios de lavado cerebral y de los sondeos del poder (*). Según distintas cadencias, por supuesto, en cada una de las actuales regiones administrativas. Es natural, considerada toda nuestra historia.

Por otro lado, no podemos hablar públicamente de esto, pero es indiscutible que la cuestión es como seguir desarrollando ese proceso de liderazgo surgido hace 50 años, con una muy dura resistencia. Por mucho que le pueda doler a los acomodados en España-CAV/NFE.
Dicho en pocas palabras: la factura de Xiberta ha llegado a su vencimiento. De aquí en adelante, toda nueva o vieja política de colaboración con las estrategias españolas, será un factor todavía más pesado en la balanza de las hegemonías.

Segunda:
es necesario analizar si entendemos esta hegemonía política fundada sobre ascendientes ideológicos y morales, como afirma Ortzi, en la línea de la mejor tradición partidocrática de las sociedades votocráticas, o si nos referimos a una capacidad de liderazgo político basado en la expresión y desarrollo de las necesidades y aspiraciones sociales más destacadas y urgentes. Reales, concretas, naturales: ¡fuera ideologías! En otras palabras, si hablamos de una clásica hegemonía partidocrática, o de la expresión política de movimientos, procesos y organismos sociales objetivos.

En el primer caso, bien es verdad, como dice Ortzi, que la hegemonía no es un tema de suma de votos, sino de convergencia de entidades, entre otras cosas. Por supuesto, lo que más le interesa a nuestro experto es, con sus mismas palabras, reconstruir el tronco central de la izquierda abertzale, lo que exigiría resolver un presunto tema de Aralar, y finalmente, el de la política vasca (???) en Nafarroa.

Pero, precisamente, esto significaría reducir la cuestión de la hegemonía populista (o de izquierda) y patriótica (abertzale) al tema del Partido, es decir: a una cuestión de partidocracia y, en fin de cuentas, de estructuras y procesos internos al régimen parlamentario. Bajo el modelo burgués siglo XX de estado de derecho-positivo-fantasma. Por mucho que tal obsoleta dinámica partidocrática se manifestara tarde o temprano y, lógicamente, en un régimen político-institucional nacional. Vasco, por supuesto, que lo nacional español ni existe ni interesa. Con su respectivo estado, por supuesto. Es decir: liberado de los peores lastres exteriores. Los españoles en primer lugar.

Por esta razón, Ortzi afirma a continuación que la fórmula organizativa que se elija para la reconstrucción (de esa izquierda nacional hegemónica) es lo de menos; lo que importa sería el proceso y la imagen de unidad. Por supuesto, entenderá este proceso a través de las típicas funciones parlamentaristas y votocráticas, con todas sus misas y funciones electorales, burocráticas, de financiación, propaganda, etc. muy conocidas. Las que tanto gustan ahora a las juventudes más dinámicas que piden democracia, para entendernos... ¿sí?


Proceso constituyente.

Para no alargarme, por ahora, sobre las demás significaciones que conlleva este discurso sobre la hegemonía, sería oportuno señalar algo que muchos parecen ignorar. Pero que es, además, lo más importante, entre todos los fenómenos políticos, sociales y culturales en curso en nuestro país. Si excluimos por supuesto la cuestión obrera, es decir, el tema de la lucha de clases y de toda la política social de una sociedad capitalista, o tardo-capitalista, como la nuestra. Una sociedad, otra cosica que solemos olvidar demasiado, muy metropolitana, como casi todas las demás europeas, y que vive, entre otros factores, sobre el expolio de trabajo y riquezas de otros países.
Por hacer un ejemplico: MCC tiene ya casi 100 empresas produciendo (eso es: ¡trabajen cabrones!) en el mundo. Y la pasta que se saca: Panem et Circenses para EH (**). Quitados por supuesto beneficios patronales y otros detallicos...

Volvamos al tema. Lo que muchos quieren ignorar, desconocer. Algo removido por obvias y menos obvias razones, y que es lo siguiente: la sociedad vasca se encuentra desde hace tiempo en un profundo y creciente proceso constituyente, de construcción nacional. Por supuesto, fuera de las clásicas fórmulas o coordenadas académicas y del establecimiento institucional dominante.

Podríamos hablar de proceso subterráneo, si no tendríamos todos en la cabezas la impresionante Korrika, los Ibilaldi de todo tipo que jalonan nuestra insurgencia y crecimiento cultural, y otras tantas manifestaciones increíbles, en comparación con los países europeos, y de cualquier clase. Por ejemplo contra la bárbara tortura española, o para la liberación de los represaliados políticos. O nuestros periódicos nacionales y otros medios alternativos a la prensa de régimen, o colaboracionista/unionista. Un todo enlazado con infinidad de iniciativas y asociaciones locales y regionales de distinta naturaleza, que tienen en su primer apartado, aunque no siempre declarado, la independencia nacional; y sus redes, sus medios de comunicación, difusión, financiación... Luego, fenómenos tan decisivos como Udalbiltza, y todo el proceso que se ha abierto, con UEMA y similares. O las federaciones deportivas, etc., en fin, una avalancha constituyente en marcha, o potencial.

Un caudal que ni el pacto unionista-saboteador de Ajuria Enea, ni el terrorismo PSOEGal, ni el fascismo legal de Aznar-Oreja, ni todas las demás artimañas más o menos terroristas y totalitarias (es decir: constitucional-españolas) contra la insurgente Euskal Herria, han podido parar. No se dobla a un pueblo decidido en conseguir la libertad, y menos aún mientras la está construyendo sólidamente con sus propias manos, día a día, aunque casi nunca a la cara del sol...
Ahí están esos ridículos y obscenos okupas PPSE perdidos en este universo en expansión, para confirmarlo.

Un complejo impresionante de capacidad constituyente nacional, que solo espera la ocasión propicia, el oportuno pistoletazo de salida digamos, para dar lugar a su formalización suprema, de manera asamblearia general, en una gran red foral concreta de institucionalización del estado.
Que será naturalmente, también en este caso, algo distinto de esas funciones casi religiosas de constitucionalismo romano-capitalista, lo que tanto adoran nuestros académicos y teóricos de palacio.

En este país, desde que se logró asentar una cierta forma de contrapoder (donde la expresión político-militar es solo un aspecto de todo el proceso) se han ido creando, manifestando, extendiendo y profundizando multitud de caudales constituyentes. Tanto que no existe, os lo aseguro, ningún pueblo de Europa con esta capacidad de autogestión, organización colectiva, capacidad de constituir todo tipo de empresa, de proceso y de encuentro, en cualquier nivel territorial, como los euskaldunes cántabro-pirenaicos. No se necesitan más hegemonías ideológico-político-partidistas; no gracias profesores. Menos aún decimonónicas homogeneizaciones ideológicas y/o religiosas.

Además, aquí conectamos muy pronto con el proceso constituyente en acto en Túnez, tan ignorado como impresionante, o con los corazones de muchas plazas europeas, ahora mismo. No nos hacen faltas estas velas, para iluminar en pleno día estas playas y acantilados.


Conclusiones.

Lo que afirma Ortzi, la necesidad de dos procesos de construcción de la hegemonía: el del nacionalismo vasco en su conjunto, y el de cada una de las familias, podría hasta llegar a funcionar en contra de la construcción nacional democrática y de la constitución completa de un estado nacional.
Esto es, por hacer hincapié en la consolidación de homogeneizaciones ideológicas de parte, de partido o partesanas, en vez del desarrollo del poder popular, la política real, antes de contra-poder a Españafrancia y a sus franquicias y colaboradores unionistas, ahora de poder desplegado en y para nosotros mismos. También constituyente de manera formal. Institucional, estatal. Fundado sobre procesos reales, necesidades sociales y bioregionales concretas, anhelos naturales y objetivos de las clases populares, en primer lugar de toda la clase obrera, con sus diferentes sectores más o menos trabajadores, de todo tipo, llegando a la constitución formal de un estado confederal o cooperativo.
O solidarista, como proponen ahora en Túnez. Éticamente muy mejorado, al ser posible de manera radical, respecto a la violenta y deleznable miseria que nos rodea.
Que tampoco va a durar mucho, según las intenciones de nuestra juventud. Como siempre, los mejores en estas labores de limpieza.

En cualquier caso, las respuestas a la segunda pregunta inicial sobre una posible complementariedad entre hegemonías políticas y movimiento constituyente nacional, podremos encontrarlas en un segundo tiempo: cuando superaremos las hegemonías ideológicas y partidistas sobre los cimientos del poder popular, es decir de la verdadera democracia. Que en nuestro caso empieza con el proceso constituyente. Pero no con sus manipulaciones legalistas, académicas y burguesas.
El pueblo tiene que ser padre y madre de la constitución nacional, no los jauntxos y caciques profesionales de la política partidocrática.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo


(*)
Muy instructivo el artículo del tunecino Mona Ben Gamra sobre la dictadura de las cifras, como denomina estas engañapichangas sociológicas de los sondeos, en http://euskalherria.indymedia.org/eu/2011/06/74441.shtml

(**)
Ya vemos como están intentando homologar socialmente a esta sociedad, gracias a las migajas del saqueo, para encajarnos al nivel de los países cada vez más conformistas y derechistas del continente. Hasta que la verdadera oleada depresiva, que se prepara en Wall Street y Chicago, no nos (les) quite los sueños de verdad.
Mira també:
http://euskalherria.indymedia.org/eu/2011/06/74441.shtml
http://www.gara.net/paperezkoa/20110531/269571/es/La-construccion-hegemonia

This work is in the public domain

Comentaris

Re: ¿Es época de hegemonías políticas o de Proceso Constituyente?
06 jun 2011
Se ha desatascado Indymedia EH a los pocos minutos de enviar esto, lo siento. Misterio.
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