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Notícies :: pobles i cultures vs poder i estats
Ética y democracia; en el fondo de Puerta del Sol.
04 jun 2011
En estas sociedades que podemos definir de alguna manera tardo-capitalistas, se han desarrollado tan a fondo las contradicciones generadas sobre valores y éticas tradicionales del actual modo de producción y desarrollo, que posiblemente ya no se pueden plantear adaptaciones o reformas de segundo orden del modelo. Sino que se nos impone necesariamente una perspectiva de cambio radical. ¿Propuestas de reformas de leyes electorales? ¡No hagamos el ridículo, por favor!
CURVA DOMINANTE- 1936.jpg
Ética y democracia. En los fondos de Puerta del Sol. (1)

Para empezar, he aquí una tesis que me parece de sentido común:

Unos avances significativos en el desarrollo ético y cultural de una sociedad no son efectivos, duraderos y seriamente enraizados en su cultura y costumbres, si no tienen una correspondencia directa y concreta en un desarrollo democrático general. No formal.
Y viceversa.
De lo contrario, se presentarán más temprano que tarde como fenómenos superficiales y, además, lógicamente disponibles para nuevos manejos y consolidaciones del modelo dominante de control social. Es decir, como nuevos instrumentos u ocasiones de ajuste y maquillaje del régimen institucional, y hasta del mismo estado. En cualquier caso, de las relaciones de poder conclusivas: las económicas.

Cogemos por ejemplo la cuestión de la violencia política, nudo primordial en el andamio ético de una sociedad. Además, un elemento tan concluyente y demostrativo de la historia de la península ibérica del último siglo. Por lo menos.

¿Qué vemos entonces?
Por ejemplo, se afirma desde hace algún tiempo que las formas más brutales de violencia se rechazarían ahora efectiva y sinceramente en España y Euskal Herria. Por empezar la guerra y la tortura, y hasta las expresiones más radicales de violencia popular anti-sistema, como la guerrilla urbana de los vascos más radicales.

Tanto es así, que se suele afirmar que la sociedad vasca de esta época, y naturalmente la española, se presumirían insumisas frente a estas formas de violencia. Hasta se supone, a la vista por ejemplo de la ausencia casi total de estas preguntas en las actuales asambleas populares, que es una cuestión ya completamente superada.
¿O removida?
¿Se trata de un avance ético general o de un fenómeno moral tan superficial como, posiblemente, provocado?
¿Cuanto corresponde realmente a lo primero, lo ético, es decir a una maduración general, profunda y sustancial de la conciencia social o, al contrario, a lo segundo, lo que llamaríamos una cuestión más de moral, de discursos y actitudes coyunturales, y entonces más superficial que una profunda adquisición ética general?

Si lo primero fuera verdad, se podría pensar que este tema central de la vida política y social de estas sociedades, como el empleo descomunal (fuera de lo comúnmente admisible, precisamente) de la violencia, tanto por parte del poder dominante como de sus antagonistas, hubiera sido integrada en una evolución más natural de las relaciones políticas entre vascos y españoles. Entonces, hablaríamos también de relaciones sociales, culturales y, por lógica extensión y otra vez: correlaciones éticas.


Ética de la violencia y violencia ética y simbólica del poder.

Sin embargo y precisamente, este aspecto concreto de la evolución cultural y política de una sociedad, la violencia política, no se puede aislar de todo el universo de valores que conlleva el concepto de ética en general. Porque, es evidente, los orígenes y manifestaciones de la violencia, política también, siempre estarán condicionadas por la importancia que se atribuye a todos los demás valores humanos; no sólo a la vida, por supuesto. Por esto hablamos de un nudo determinante del código ético de una sociedad, donde, lógicamente, el poder intenta intervenir con todos sus medios.

Quienes matan por razones políticas, por ejemplo, se supone que aplican una escala de valores donde sus fines, deseos u objetivos se encuentran por encima del valor de la vida de una o más persona. O, más en concreto, de una(s) determinada(s) persona(s), precisamente enfocadas o caracterizadas según esta escala de valores, creencias, ideologías o principios. Lo mismo valga para el estado con sus coroneles y generales que, por supuesto, para un grupo partisano. Y, más aún, para determinados grupos policiales españoles que torturan por sistema en la misma ciudad de Puerta del Sol.

Por lo tanto, para salir de este argumento deóntico extremo, la violencia del estado y de sus oponentes más radicales, tendríamos que extender la pregunta ética hacia todos los cambios de conciencia social, y también del inconsciente colectivo. Hacia el terreno global de los temas e intereses que definimos como sociales. Siempre con relación a valores y ética, naturalmente.
Esta extensión es necesaria más aún hoy, a la vista de lo que está sucediendo, con la irrupción del fenómeno que llaman de la indignación de masas.



La cuestión ética en general. Rápido esbozo e hipótesis sobre la situación.

Observamos como en estas sociedades que podemos definir de alguna manera tardo-capitalistas (aunque la vasca nos parecía hasta ahora algo más avanzada), se han desarrollado tan a fondo unas contradicciones derivadas de los procesos económicos basados, justamente, sobre valores (ética) tradicionales del actual modo de producción, que posiblemente ya no se nos planteen únicamente unas adaptaciones o reformas de segundo orden sino, realmente, unas perspectivas más radicales. Es decir: que no respondan simplemente a nuevas regulaciones y normalizaciones de los procesos (materiales, económicos y políticos) fundados sobre las viejas coordenadas de valores y principios.
(Tanto que me atrevo a afirmar lo siguiente: más pronto de lo que algunos se esperan, ya no hablaremos simplemente de nuevos lenguajes del derecho, para aplicar una reformada jurisprudencia sobre los viejos cimientos del estado, ¡sino realmente de un nuevo derecho!, alzado sobre valores y escalas de valores distintas) (2).

¿Pero, es correcta esta relación tan sumaria y radical entre crisis social y cuestión ética?

Efectivamente, para sectores sociales importantes, los más jóvenes en particular, significaciones hasta aquí tan fundamentales como el concepto tradicional de empleo y hasta del mismo trabajo asalariado, es decir toda la ideología laborista (socialista inclusive) que sirve de base para la sociedad mercantil, productivista y consumista, o la concepción reproductiva centrada en la pareja-familia nuclear, más o menos patriarcal, así como la ideologización religiosa de la vida individual (no ya solo social), o el militarismo, y en muchos casos hasta el clásico desarrollismo, etc., están entrando en una crisis tan profunda, que hasta podría imposibilitarse una reforma de adaptación del modelo productivo y reproductivo vigente. Lo que no sería tan inexplicable y lamentable, desde luego.

Lo que indicaría la necesidad, o por lo menos la oportunidad, de sacar hacia el consciente colectivo estos procesos sumergidos que han empezado a aflorar ahora. Si queremos o intentamos vislumbrar, y luego dibujar, esas tendencias radicales de un necesario cambio civilizatorio. Y es precisamente, me parece, lo que está empezando a manifestarse en la realidad, en estos nuevos fenómenos de movilización masiva y asambleísta, que se han extendido desde Túnez, pasando por Egipto, y luego hacia algunas capitales de los países saqueadores. Aunque no aparezcan todavía muy directa y estrechamente relacionados, en lo social y lo político concreto.

Fenómenos que, a su vez, parecen inscribirse en algo más recóndito (por ahora) porque menos físicamente palpable. Es lo que algunos denominamos la progresiva vivencia o percepción de una dimensión informacional, cada vez más libre del dominio autoritario, y sobre todo de sus códigos y lenguajes.
La insurrección tunecina es, me parece, un fenómeno con nuevas y originales características, respeto a la historia de las revoluciones.


¿Insurrecciones y movilizaciones que anuncian otra era histórica?

Hablamos de una realidad social menos determinada por semánticas y formas tradicionales de comunicación, información y control, y por supuesto de poder y dominio, a partir de las coordenadas espaciales (propiedad, por empezar) y temporales (explotación del tiempo-trabajo, en primer lugar) impuestas por los poderes tradicionales.
Los fenómenos sociales ya no se mueven bajo los parámetros espaciales y temporales conocidos hasta ahora. Los que resultan muy controlados o controlables por la vieja forma de poder capitalista. Y estamos solamente en los comienzos del fenómeno.

¿No estaríamos acaso entrando en una verdadera fase de mutación dimensional? Por ejemplo, la que otros describen como una manifestación de un creciendo de procesos de empatía social, que irán modificando muchas relaciones y estructuras sociales concretas.
Ya no se trata, precisamente y como decíamos al inicio, de fenómenos superficiales y, sobre todo, disponibles para nuevos manejos y consolidaciones del modelo dominante de alienación, control y explotación social.

Por esto también hemos empezado indicando la cuestión límite de la violencia, porque conocemos las experiencias, determinados juegos, todavía llamadas virtuales, practicadas por muchos de los que ahora re-descubren la fuerza vital de la calle. Y del trabajo en común, como el proverbial auzolan vasco, que explica en gran parte la fuerza de la insurrección permanente de este antiguo pueblo colonizado.
Porque hasta ahora, no lo olvidemos, el control (empezando por lo simbólico...) de la violencia es el instrumento decisivo del poder establecido......

Tampoco podemos hablar ahora de unos más o menos clásicos procesos de orden ideológico. En los orígenes de este movimiento, por empezar. O más simplemente de fenómenos culturales y coyunturales. Sino de verdaderas transformaciones vitales, más percibidas por los jóvenes, naturalmente. Transformaciones ligadas a la superación de un tiempo-espacio dominado por conceptos y categorías tradicionales (capitalistas, tendríamos que decir, si no cabrían algunas confusiones sobre este concepto, en el marco de este nivel de discurso).

La mutación informacional en acto, por decirlo de alguna manera, sería un salto cuántico real en la evolución humana. Tampoco muy imprevisible, desde luego, pero ya veremos de platicar de ello en otra ocasión.

El "sistema" mismo, con sus intelectuales orgánicos reformadores, los verdaderos modernos guardianes de esclavos, tiene que buscar en continuidad nuevas soluciones para la re/organización del trabajo, de la familia, de la formación y de las instituciones, para mantener un nivel de desarrollo aceptable para las exigencias de su reproducción y acumulación. Hasta la innovación, naturalmente solo según sus parámetros éticos, por supuesto, se ha elevado a nuevo tótem del desarrollo, cuando era la conservación que lo había sido hasta hace poco...

Y, naturalmente, todo este esfuerzo innovador... también para garantizar la autarquía institucional que más le ha convenido hasta ahora: el régimen parlamentario y la partidocracia. Claro, de aquí en adelante sería algo más participativo... es decir: con nuevas artimañas de participación, al interior de las viejas coordenadas y valores. Empezando por la clásica y podrida voto-intermitencia, gestionada por esa partidocracia.
Todo lo que intenta ahora extender de prisa y corriendo hacía los otros espacios geopolíticos en crisis, como Túnez o Egipto. O en Abya Yala. Dominados hasta ahora con demasiado viejos e ineficaces métodos y modelos de control social.


Violencia simbólica; más eficaz que la violencia militar-policial, en estas condiciones.

Sin embargo, en estos países muy castigados, ya no resulta tan fácil ese proceso de contaminación ideológica que los poderes establecidos habían conseguido inocular (hasta ahora) en la sociedad española. Con la transición-trampa, por ejemplo.
En Túnez no es tan simple hacer obviar a las masas juveniles las características sustancialmente violentas del poder, tal y como se ha conseguido en Madrid. Donde, precisamente, se habla de democracia a pocos metros de los centros de tortura, sin que nadie diga ni pío en estas asambleas, al parecer.
Es decir, donde la condena moral de determinadas violencias, solo le sirve al sistema (precisamente porque se sigue facilitándole el trabajo: ahí viene el papel intelectual orgánico, en primer lugar; tan abundante en Madriz) para profundizar en su política de dominación y alienación social.

Sin embargo, en cualquier caso, esta nueva/tradicional cultura "única" - con su correspondiente castillo ético - tiene cada vez más dificultades para "explicar" y luego integrar los cambios profundos que se perciben o registran en las entrañas del modelo.

Sobre todo por la sensibilidad y capacidad crítica por parte de las personas más genuinas, y también más expuestas, y por lo tanto más contradictorias con el sistema: la juventud, precisamente.

La ética y las morales homologadas ya no encuentran formulaciones y estructuraciones suficientemente fuertes como para responder a las crisis individuales y colectivas que aparecen con cada vez más frecuencia y virulencia en los sectores más golpeados por este modelo de desarrollo. Golpeados por escuela y familia del sistema, por empezar.

Todas las nuevas o renovadas derivaciones ideológicas y culturales que quieren activar y hacer funcionar como paliativos de las contradicciones, o simplemente como dormideras, consiguen plasmarse con cada vez más dificultad. Sin fuerza suficiente para encauzar las energías sociales críticas, sobre todo juveniles, tanto en las sociedades metropolitanas como periféricas.
Justamente por esto, es el momento de tomar todavía más conciencia, de que el desarrollo ético y cultural de una colectividad está íntimamente ligado a un proceso de aceleración democrática radical: del poder popular. No de participación en las tareas de su maquinaria, sino de reapropiación del conjunto. Hasta el fondo, al ser posible. Porque ya es imprescindible, por muchas y evidentes razones locales y globales.


Nuevas insurrecciones necesarias. E inevitables.

Por lo tanto, al hilo de esta renovación ética, la cuestión del poder - que es la esencia de la cuestión democrática - tiene un papel central en la conciencia colectiva de un pueblo, como podemos constatar de forma muy natural en los momentos insurreccionales (3).

Por lo tanto, al plantear la reapropiación del concepto y valor de democracia, también se genera un fermento ideológico y teórico que puede desencadenar procesos de recomposición y evolución ética en toda la sociedad. Por supuesto, también en las fases previas, como de recomposición muy sólida de clásico corte obrero (4), como para permitir la organización de nuevas formas de resistencia. Como ya empezamos a constatar en la actualidad: con el desarrollo de la experiencia en la calle, se conseguirá superar cada vez mejor las ofensivas policiales o militares, así como las mediáticas de la inteligencia orgánica.

El desarrollo del concepto de democracia, contra su expropiación por parte de los que lo han manipulado para reforzar su poder, desde hace casi un siglo, tiene precisamente su sentido más constructivo como asunción y desarrollo tan radical como permanente de nuevas formulaciones ético-sociales de poder popular. Nada que ver con la votocracia, por ejemplo.

Formulaciones más naturales con relación a la vida individual, social, y de todo el ecosistema. Restableciendo relaciones directas con principios que, además de conllevar sentidos y semánticas más lógicas de términos como: poder, justicia, trabajo, obrero, violencia, ocio, bienestar, bien vivir, etc..., se podrán también reflejar mucho mejor en una comprensión bioregional de la humanidad.

Ya, este es un tema demasiado olvidado, por desgracia.
Es decir, permitirán recuperar otros aspectos y valores más específicos de la vida como, por empezar, los correspondientes a las culturas de cada pueblo. Es decir: a la diversidad o biodiversidad que le concierne y compete a cada una de las miles de naciones, de culturas y pueblos hasta ahora ignorados y marginados en el planeta. La mayor riqueza, también de valores, que exista en la humanidad.

ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo


(1)
Recomposición del apartado conclusivo de ¿Democracia o Partidocracia? http://euskalherria.indymedia.org/media/2011/05//74133.pdf
(2)
Ver para otras sugestiones sobre la cuestión del derecho, en el mismo texto, el apartado El derecho.
(3) Ver más apuntes y críticas en el apartado correspondiente sobre el Poder.
(4) Cuidado con el concepto de obrero falsificado por el seudo-marxismo. Ver una aclaración general en http://www.kaosenlared.net/noticia/trabajadores-no-representan-toda-clas . Para entendernos en dos palabras, me refiero a los contenidos materiales sociales (laborales, como se decía antes) de las reivindicaciones juveniles.
Mira també:
http://barcelona.indymedia.org/usermedia/application/2/DEMOCRACIA_o_regimen_parlamentario.pdf
http://www.kaosenlared.net/noticia/trabajadores-no-representan-toda-clase-obrera

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