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Anàlisi :: corrupció i poder
La estrategia de la alianza capitalista para África.
27 abr 2011
La estrategia de la alianza capitalista para África.
En Siria, tanto como en Libia, el objetivo clave es el petróleo y el derrocamiento de regímenes no adscriptos a la estrategia geopolítica centralizadora del eje compuesto por la alianza capitalista USA-UE-Israel. A Irak y Afganistan, se suman ahora al mapa Libia y Siria. En Libia, la operación de la alianza imperiales se encuentra en “punto muerto”, y en Siria el régimen acorrala a sangre y fuego (al estilo de Kadafi en Libia) a los grupos instigadores de las “revueltas populares”. Las potencias mantienen una línea de cautela con la operación de desestabilización en Siria, en tanto sus propios funcionarios y jefes militares admiten que la situación en Libia ingresó a un “punto muerto”
Los procesos de “protesta popular en el mundo árabe islámico” han ventilado una realidad que muchos ya habían cavilado. Los informes secretos revelados por Wikileaks ponen de manifiesto que las revoluciones que acontecen están siendo financiadas y apoyadas por infiltrados de la CIA y las inteligencias “aliadas” (los aliados capitalistas EEUU-UE-Israel)
Africa, Libia y Siria ,apuntan en pasar a los patrones operativos de las “revoluciones naranja” en el espacio soviético, o en los “golpes budistas” del Tibet o Birmania, o en la rebelión “reformista” para derrocar a los ayatolas en Irán. Todas ellas marcadas en el mapa de la nueva “guerra fría” por áreas de influencia (militar y comercial) que mantiene por un lado el eje capitalista Rusia-China y por otro , el eje capitalista USA-UE-Israel.
La estrategia de la alianza capitalista para África.
En Siria, tanto como en Libia, el objetivo clave es el petróleo y el derrocamiento de regímenes no adscriptos a la estrategia geopolítica centralizadora del eje compuesto por la alianza capitalista USA-UE-Israel. A Irak y Afganistan, se suman ahora al mapa Libia y Siria. En Libia, la operación de la alianza imperiales se encuentra en “punto muerto”, y en Siria el régimen acorrala a sangre y fuego (al estilo de Kadafi en Libia) a los grupos instigadores de las “revueltas populares”. Las potencias mantienen una línea de cautela con la operación de desestabilización en Siria, en tanto sus propios funcionarios y jefes militares admiten que la situación en Libia ingresó a un “punto muerto”
Los procesos de “protesta popular en el mundo árabe islámico” han ventilado una realidad que muchos ya habían cavilado. Los informes secretos revelados por Wikileaks ponen de manifiesto que las revoluciones que acontecen están siendo financiadas y apoyadas por infiltrados de la CIA y las inteligencias “aliadas” (los aliados capitalistas EEUU-UE-Israel)
Africa, Libia y Siria ,apuntan en pasar a los patrones operativos de las “revoluciones naranja” en el espacio soviético, o en los “golpes budistas” del Tibet o Birmania, o en la rebelión “reformista” para derrocar a los ayatolas en Irán. Todas ellas marcadas en el mapa de la nueva “guerra fría” por áreas de influencia (militar y comercial) que mantiene por un lado el eje capitalista Rusia-China y por otro , el eje capitalista USA-UE-Israel.
Tanto Libia como Siria se encuadran dentro de una operativa de grupos activos -armados instigadores-, que están actuando en los diversos escenarios de la “revolución árabe islámica” contra gobiernos no dóciles a las imposiciones de Washington y la Unión Europea. En Siria, a diferencia de lo que está pasando en Libia, la CIA está operando la desestabilización del régimen bajo un enfrentamiento inter-religioso cuya evolución y objetivo apuntan a una guerra civil como la que utilizaron para dividir y controlar Irak
Después de semanas de bombardeos, la intervención encubierta en Libia ha caído en un estancamiento. EEUU y las potencias aliadas del capitalismo dieron por hecho que podrían intervenir y derrocar al líder libio Muamar Gadafi con ataques aéreos ininterrumpidos, y el resultado es que hasta el momento han fracasaron en su predicción. De acuerdo con la cadena BBC las potencias deben enfrentarse a la realidad militar en el terreno. Ninguno de los dos lados está ganando. Hay temores de que el poderío aéreo de la OTAN por sí solo no resulte decisivo. El peligro es un estancamiento que pueda durar meses. Y esto, inevitablemente, es un problema para la OTAN y para todo el eje capitalista que apoya a EEUU (EU-Israel)
Gadafi está siendo para la alianza del capital, un hueso duro de romper. Bien sabía el jefe libio que si todo su aparato militar resistía a la lluvia de bombas durante las primeras 72 horas, las contradicciones y las divisiones internas de la alianza iban a estallar. Y en este punto se encuentra la situación. Las decisiones de la alianza capitalista, parecen tambalearse y la estrategia a seguir parece poco clara. Una de las últimas decisiones en “ pro de salvaguardar las vidas humanas”, es enviar naves bombarderos no tripulados para proteger “ a la población civil” ya que según informa el Pentágono, los pilotos al no ver bien el objetivo pueden causar “efectos colaterales no deseados”.
A los altos fejes de la alianza el tema se les está complicando mucho. Más que nada porque no tienen posibilidad de una intervención por tierra mientras Rusia y China , se opongan. Muchos aviones, bombas, misiles - morteros que vienen desde los barcos de la OTAN desplazados en el Mediterráneo, No han sido suficiente para controlar las zonas más importantes del país. Además de todos aquellos civiles a medio uniforme apareciendo y desapareciendo de la zona insurgente como espíritus que en nada se parecen a los oriundos del terreno que apoyan e instruyen al mal trecho ejercito de civiles insurgentes. Con todo este despliegue las fuerzas anti-Gadafi, no logran posicionarse del todo en las ciudades tomadas. Misrata una ciudad cuyo puerto es uno de los más importantes del país, no termina de estar liberada de la tropas de Gadafi.
Los leales a Gadafi, están por toda la carretera a las orillas del Mediterráneo y hacia el interior del desierto, única salida con la que contaban los insurgentes para cortar camino y regresar a Misrta. La vía que comunica toda la zona del mediterráneo entre Tripoli y la frontera con Egipto, es parte de una contienda diaria. Esta mañana, varios vehículos, no militares han sido atacados con morteros. De igual forma parte de los caminos aledaños dentro del desierto, han sido minados por la tropas del leales a Gadafi. Las informaciones no contrastadas, aseguran que tropas extranjeras leales a Gadafi, atacaran Misrata por la frontera de Egipto.
La estrategia del capitalismo parece ahora estancarse en Libia, son embargo en el terreno sus barcos y submarinos, no se han quedado quietos y durante la madrugada han destruido un importante punto de cableado que ha dejado sin energía y comunicaciones a parte del país. La comida y el agua escasean y los hospitales ya comienzan a dar los primeros atisbos de precariedad en la zona de Misrata. Por su parte, EEUU y las potencias de la OTAN a nivel de propuesta para un alto el fuego sólo aceptan que las tropas de Gadafi se replieguen y dejen a los rebeldes ocupando las posiciones conquistadas, o sea, las ciudades y áreas claves de la producción de petróleo.
En este marco, Gadafi intenta imponer una salida negociada del conflicto mientras algunas potencias imperiales proponen como condición a un alto el fuego, dividir el crudo libio entre el régimen y los sediciosos, colocando a Libia en una virtual “balcanización petrolera” o “una Somalia 2”.
Siria por su parte, ya ingresó de lleno en las “revueltas populares” organizadas para desestabilizar al gobierno con grupos instigadores entrenados y financiados desde el exterior como ocurrió con Egipto según los informes publicados por Wikileaks. Estancados en el bombardeo a Libia, con Kadafi todavía vivo, los aliados rediseñan su estrategia y ahora los cruzados del eje USA-UE-Israel van por Siria. Es decir, en menos de dos meses ya existen dos conflictos en pleno crecimiento. Siria, es un “peso pesado en la zona” para la alianza capitalista por la relaciones que mantiene con Irán, Gaza y Líbano. Por lo que la intervención debe ser una estrategia muy bien planificada de principio a fin. Un mal paso de la alianza capitalista, pondría en juego la seguridad de su aliado Israel y también puede convertir la nueva “revuelta popular Siria” en la gran mecha del polvorín de Medio Oriente.
Como sucedió en Libia, en Siria las protestas van girando lentamente hacia la “rebelión armada” mientras la prensa internacional acentúa y engorda como en otros países en revoluciones similares el “rostro represivo y antidemocrático” de la administración siria conducida por Bashar al-Assad.
El papel clave que Siria ocupa en la región, particularmente en el conflicto israelo-palestino, complica la ecuación de la alianza capitalista. “Es como arena movediza para Estados Unidos, no es fácil encontrar una manera de avanzar de forma constructiva”, dijo a la agencia AFP Joshua Landis del Centro de Estudios sobre Medio Oriente. Además, los miembros de la oposición no son claramente identificables, añadió. Se trata de “una serie de jóvenes activistas que manifiestan” sin la certeza de que algún día podrán gobernar el país, dijo. Por su parte el diario estadounidense The Washington Post, citando los despachos diplomáticos publicados por Wikileaks, informó que EEUU financió a grupos de opositores y a una televisión crítica con el régimen sirio.
EEUU, a través de la CIA y el Departamento de Estado, financió en secreto con millones de dólares a grupos opositores sirios y proyectos antigubernamentales, incluyendo un canal de televisión por satélite, según un cable de Wikileaks citado por el periódico The Washington Post. El canal por satélite Barada TV, con sede en Londres -según el Post- , comenzó sus emisiones en abril de 2009, y duplicó sus operaciones mediáticas para intentar cubrir las protestas contra el presidente sirio, Bashar al Assad, sostén, junto con Irán, de Hamás y Hezbolá en la región.
Igual que dos más dos son cuatro, en Siria y en Libia, el objetivo clave es el petróleo y el derrocamiento de regímenes no adscriptos a la estrategia geopolítica centralizadora del eje USA-UE-Israel en África y en Medio Oriente. Bush lo designó como el combate contra las “dictaduras” del “eje del mal“, y Obama, más progre, lo llama proyecto de “democratización”. El trasfondo es el negocio de la “guerra ” y la ubicación de la OTAN en puntos estratégicos. En las llamadas “revueltas del mundo árabe” los patrones operativos, los objetivos y los intereses estratégicos en juego no son los mismos para toda la zona.
Según el informe de The Washington Post, el flujo de dinero para los grupos antigubernamentales que hoy protagonizan el centro de las revueltas comenzó durante la presidencia de George W. Bush después de que congelase oficialmente las relaciones con Damasco en 2005. Esta financiación siguió con el presidente Barack Obama, a pesar de que se intentó formalmente restablecer las relaciones con el régimen sirio. En enero, la Casa Blanca nombró al primer embajador en Damasco en seis años.
Aunque el derrocamiento de Muaamar Gadafi, en Libia, es la principal prioridad en la agenda de la Casa Blanca y de la OTAN, el costo de una campaña indefinida preocupa a los legisladores en momentos en que Irak y Afganistán son la prioridad del Pentágono. Para el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata John Kerry, puede haber un estancamiento prolongado de los enfrentamientos, lo que hará más difícil la reconstrucción del país. Argumentos que nos remiten a Irak: reconstrucción por oro negro. Mientras su colega Richard Lugar, el republicano más prominente en el Comité, opina que los enfrentamientos muestran pocos resultados que permitan predecir una derrota de las fuerzas de Gadafi con prontitud.
Al parecer ni Barack Obama, acaba de definir sus planes para apoyar a los insurgentes, sobre cómo poner fin al conflicto o sobre las responsabilidades estadounidenses en la reconstrucción de Libia en una época post Gadafi. Es decir que: Tras un trabajo de destrucción sistemática de la infraestructura productiva de Libia, del aparato militar , del sistema de comunicación de Gadafi y de todos el país y con la muerte masiva de civiles, las tres potencias EEUU-Reino Unido-Francia, centralizadas en el comando del Pentágono, se diluyen (sólo formalmente) en la estructura de 28 miembros de la OTAN.
De esos 28 miembros, sólo cinco asumen como “comunidad internacional” y deciden en la ONU (órgano de aplicación de “legalidad” a las invasiones militares) la legitimidad y la justificación del despedazamiento en invasión de Libia, basado en argumentos de “misión humanitaria”.
Unos días antes, la organización ya había asumido la dirección de la zona de exclusión aérea impuesta sobre Libia en virtud de lo acordado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, previamente, había hecho lo propio con la vigilancia del embargo de armas que pesa sobre el país norteafricano a través de una misión naval en aguas del Mediterráneo. Esto dio la justificación suficiente para que el trío EEUU-Reino Unido-Francia comenzaran los bombardeos ininterrumpidos sobre la infraestructura y poblaciones civiles del país petrolero. Hay que recordar que Libia, como lo estuvo Irak en su momento, sufre un bloqueo económico y un aislamiento internacional cuyo emergente más inmediato es un estado de potencial “catástrofe humanitaria” del pueblo libio.
No es lo mismo Egipto, Túnez, Yemen, donde la CIA, el Mossad israelí y los servicios británicos operaron (y operan) para sustituir a dictadores pro-sionistas gastados y en desuso, por “procesos democráticos” dirigidos por Washington. Tampoco es lo mismo Bahrein, una base estratégica de la Quinta Flota USA, y donde Irán, a través de la rebelión de la mayoría chiíta, intenta derrocar a la monarquía aliada de EEUU. Ni es lo mismo Libia, donde Muamar Gadafi, un “líbero” experimentado, ex aliado inestable del eje USA-UE, que negociaba por conveniencia con el “mundo occidental”, está sometido a un bombardeo permanente por parte de EEUU y las potencias europeas tras haber abortado todos los intentos para derrocarlo desde adentro. Ni Siria es lo mismo que Libia. Allí gobierna un régimen chií, aliado firme del eje Rusia-China-Irán-Venezuela, y principal sostén (junto con Irán) de Hamás y Hezbolá en Gaza y en Libano.
Emparentando a Siria con el resto de las “revueltas populares” dice la BBC: “Siria comparte muchas de las condiciones que llevaron al derrocamiento de los gobiernos en Túnez y Egipto, y que subyacen en los trastornos en Libia, Yemen, Bahréin y otras naciones”. Hay un factor adicional, según la cadena: el poder se concentra en manos de la minoría alauita (una rama del Islam chiíta), lo que genera resentimientos entre la mayoritaria comunidad sunita.
A favor del gobierno sirio están particularmente “su postura nacionalista” – apunta la BBC- “la firmeza en contra de Israel y, en ocasiones, de los poderes occidentales”, genera apoyo entre la población.
Buena parte de la evolución de los acontecimientos en Siria dependerá de cómo Al-Assad maneje la ira manifestada en los últimos días en Deraa y que potencialmente podría extenderse a otras regiones del país, pronostica la cadena británica. Lo que significa que en Siria, a diferencia de lo que está pasando en Libia, la CIA está operando la desestabilización del régimen camuflada en un enfrentamiento inter-religioso cuya evolución y objetivo apuntan a una guerra civil como la que utilizaron para dividir y controlar Irak.
Después de iniciar un proyecto de remodelación “democrática” expulsando a sus desgastados dictadores aliados en Egipto y Túnez, EEUU y la UE (utilizando como pantalla a la OTAN) fueron por el petróleo libio y por una posición estratégica en el dispositivo del control geopolítico militar en África. La OTAN solo tomó el comando de la misión una vez que había comenzado a caer las primeras bombas. De hecho, si miramos como comenzó la intervención, puede resultar hasta peculiar: Dos países europeos, Francia y el Reino Unido, impulsaron la intervención junto con Washington, que asumió inicialmente el comando militar. En cuestión de pocos días, EEUU pasa a un segundo plano y la OTAN asume el comando, en un abrir y cerrar de ojos. Desde entonces, sólo seis países han efectuado ataques y cinco de ellos europeos (Bélgica, Dinamarca, Francia, Noruega y Reino Unido) España se limita a mandar por el momento sus fuerzas submarinas y si fuera preciso también el apoyo con las bases donde opera la Alianza.
Las potencias centrales ya se muestran reticentes acerca de la operación militar, algunas por sus particulares razones históricas, como Italia.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, señaló que los ataques aéreos no son suficientes ya que no llegan al objetivo. Declaraciones que no han sentado muy bien en París y Londres. Además las opiniones entre los miembros de la OTAN, comienzan a mostrar contradicciones. Lo que indica que la estrategia de Gadafi no estaba muy alejada de la realidad dentro de toda esta encubierta revolución. Gadafi está logrando con su resistencia crispar no solo los nervios de la alianza capitalista, sino que además divisiones.
Por otro lado, la creciente unidad de África sobre el tema libio contrasta con la fragmentación y división del mundo árabe. Países aliados del eje USA-UE que instigaron a las potencias occidentales a intervenir en el conflicto libio, dispuestos a sacrificar a Gadafi en el altar de las revueltas regionales, tampoco están manteniendo una firme postura tras los pocos resultados de los ataques de la alianza. Ejemplo de esta marcha atrás, es la Liga Arabe que para quitarse el cartelito de “traidor a los intereses árabes” comenzó a distanciarse de Occidente, al ver que Gadafi resiste. Se estima que en algún momento el mundo árabe les pasará la cuenta a ciertos gobiernos de la región por su complicidad.
En cuanto a Siria, Obama enfrenta un “dilema terrible”, señaló Thomas Lippman, del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR por su sigla en inglés) en Washington. “¿Elegir entre actuar ahora y apoyar a los opositores sirios, empujando a Asad un poco más hacia los brazos de los iraníes, o no hacer nada con el riesgo de ser acusado de indulgencia?”, se preguntó el analista.
Lippman observó además que Estados Unidos no tiene una postura uniforme respecto a las revueltas en el mundo árabe y esas diferencias conllevan el riesgo de transmitir un mensaje confuso. “Da la impresión de que hay dualidad de criterios”, dijo, citando como ejemplo la intervención armada en Libia. “No existe una de visión de conjunto, política y éticamente, y es una posición difícil de defender”, consideró el analista.
Por su lado, Rusia considera que los países occidentales que forman parte de la coalición internacional que interviene militarmente en Libia actúan sin neutralidad y han tomado posición del lado de los rebeldes, según anunció el canciller ruso, Serguei Lavrov. “Llama la atención el rechazo inmediato ante la propuesta de paz que planteó de la Unión Africana. El canciller ruso, dijo que la política de los dirigentes occidentales que apoyan a los opositores en Oriente Próximo en su decisión de renunciar al diálogo con el poder, empujan a otros países árabes hacia nuevas guerras civiles.
Lo que acontece en este presente y lo que se vislumbra en el horizonte tras las posturas y objetivos de la alianza capitalista de la guerra, no es nada acogedor ni mucho menos tranquilizante. Está claro que la crisis mundial, el quiebre del sistema económico, o. lo que nos han vendido, tiene mucho que aportar en toda esta maraña de posibles guerras que se avecinan. Es hora que los ciudadanos tomen la palabra, las calles y utilicen todas las herramientas pacificas para presionar más que nunca a sus gobiernos. La voz de la población civil en occidente es ahora más que nunca necesaria para detener esta locura apocalíptica que se nos viene encima. No más guerras, no más armas, no más muertes.

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