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Anàlisi :: pobles i cultures vs poder i estats
El orgasmo efímero dela revolución egipcia
23 mar 2011
Al pueblo se le acabó la paciencia, se cansaron de aguantar tanta opresión y humillaciones y a palazos y pedradas han conseguido una demoledora victoria.
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Como latinoamericano sentí una gran emoción al contemplar los históricos sucesos acontecidos en la plaza del Tahrir en el Cairo. Millones de personas se lanzaron a las calles a exigir la dimisión del dictador Mubarak y no ha valido ejército, ni policía, ni balas ni cañones que detengan la intifada liberadora. Al pueblo se le acabó la paciencia, se cansaron de aguantar tanta opresión y humillaciones y a palazos y pedradas han conseguido una demoledora victoria.

La insurrección no contaba con líderes políticos o religiosos, ni se les conocen matices ideológicos. Aunque hay que reconocer que ya se venía gestando desde las huelgas de la industria textilera en Kafr el-Dawwaren en el año 2008, que dio origen al movimiento 6 de abril. El mundo entero ha contemplado atónito el desarrollo de los sucesos como si se tratara de una novela épica en l a que no ha faltado sus dosis de intriga y de suspenso. Durante 18 días nos han mantenido con el corazón en un puño hasta que se produjo el feliz desenlace.

La revolución egipcia ha escrito una de las páginas más gloriosas de la historia contemporánea tan sólo comparable al mayo del 68 francés o la caída del Muro de Berlín.

Este mismo sentimiento de júbilo que nos embarga hoy muchos también lo experimentamos cuando triunfó la revolución cubana o nicaragüense. Definitivamente a pesar de las distancias y las diferencias culturales o religiosas pertenecemos a un mismo proceso emancipador.

El pueblo egipcio ha conseguido derribar al tirano gracias a la movilización de los obreros, los trabajadores, los estudiantes, la clases bajas, las clases medias, las altas, sin distinciones, cristianos, musulmanes, mujeres, hombres, jóvenes, ancianos o niños. Todos han demostrando que el espíritu colectivo es capaz de superar los obstáculos más infranqueables.

Libertad fue la palabra más repetida en la plaza del Tahrir, libertad reclamaba la muchedumbre, una y otra vez, no cesaban de vociferar: ¡libertad! ¡libertad!. La libertad no podía quedarse en un concepto abstracto, tenía que materializarse y por eso la escribieron con letras mayúsculas sobre los muros o en las pancartas الحرية ¡Alhurria!

Esta victoria representa tan sólo un primer paso en el largo camino hacia la verdadera independencia. La presión de la calle ha conseguido tumbar a Mubarak, la soberanía popular se ha impuesto gracias a la tenacidad de los manifestantes que no dieron su brazo a torcer. Un gesto heróico que se cobró el macabro saldo de 400 muertos y unos 5.500 heridos. No obstante, la vieja guardia castrense, la burocracia y el funcionariado, los sindicatos gubernamentales y las estructuras del poder, siguen intáctas.

Obligados por unas circunstancias excepcionales la Junta Militar se ha comprometido a cumplir las demandas de los manifestantes: cerrar el parlamento, redactar una nueva constitución y convocar elecciones « libres » en el mes de septiembre. Lo cierto es que ni tan siquiera existe un censo ni un organismo electoral que ofrezca garantías e imparcialidad.

¿llevarán a Mubarak ante la justicia por los actos de corrupción y los crímenes de lesa humanidad ?

Los militares, tal y como sucedió en Chile con Pinochet, no van a permitir que un héroe de la guerra del Yom Kipur se siente en el banquillo de los acusados. El presidente Mubarak es intocable pues ha prestado un inestimable servicio a la patria y lo más seguro es que en aras de la reconciliación nacional se promulgue una ley de punto final o perdón y olvido. Si no se cumplen estas exigencias « la transición » democrática quedará en entredicho. La casta militar, igual que hizo Pinochet tras perder el plebiscito revocatorio en el año 1988, utilizará el chantaje y la amenaza para coaccionar a la sociedad civil.

Los medios de comunicación internacionales cumplieron un papel trascendental sin el cual hubiera sido imposible coronar con éxito el levantaniento. Éstos destaparon toda la podredumbre, el latrocinio, el terrorismo de estado y la mentira institucionalizada. La cadena de televisión Al Jazeera logró trasmitir en tiempo real el desarrollo de los acontecimientos lanzando un sos planeario de solidaridad con el pueblo egipcio. Las armas más eficaces de los alzados fueron las imágenes que se proyectaban a través de televisión o en el internet que reflejaban con toda crudeza los enfrentamientos. La audiencia de medio mundo observó estupefacta la violenta represión llevada a cabo por la policía contra los manifestantes que de forma pacífica se concentraron en la plaza del Tahrir.

Como la situación se le escapaba de las manos el régimen bloqueó internet y la telefonía móvil en un vano intento por aislar a los rebeldes. Las agencias internacionales de noticias fueron censuradas y los periodistas perseguidos por los agentes del Muhabarat. Pero ya era demasiado tarde pues la gente había perdido el miedo y estaba decidida a continuar su lucha hasta las últimas consecuencias. Todo se resumía en una frase escrita en un muro: « morir por algo, vivir por nada »

Se decretó el estado de sitio y los militares sacarón los carros de combate a las calle en un desesperado esfuerzo por aplacar la insurrección. Los soldados con la balloneta calada y el dedo índice en el gatillo esperaban la orden de disparar contra los «exaltados terroristas»

En todo caso los gobiernos occidentales no iban a permitir un desenlace sangriento y sus cancillerías presionaron a las autoridades egipcias para que respetaran la libertad de expresión y los derechos humanos.

Enfurecido el dictador se jugó el todo por el todo enviando a sus esbirros y sicarios a sembrar el terror en las calles. Armados con cuchillos y pistolas, a pedradas y a garrotazos intentaron retomar la plaza del Tahrir. Pero se encontraron una feroz resistencia que hizo inútiles sus esfuerzos de desalojar a los amotinados.

Muchos no comprenden cómo un pueblo acobardado y dócil ha podido realizar tan sinigual hazaña. ¿Quién iba a apostar por un pueblo que no hacía más que rumiar su desconsuelo fumando shisha o arguila en los cafetines observando los partidos de fútbol en la televisión? Pero, ¿qué fue lo que ocurrió para que sucediera este milagro?

La respuesta sin duda alguna hay que buscarla en el suicidio del joven tunecino Mohamed Bouazizi, que se inmoló a lo bonzo en su pueblo natal de Sidi Bouzid. Este luctuoso hecho les removió las entrañas. -Cobardes ¡despierten! No esperen a mañana que el futuro es hoy. La historia tendrá que contar con ustedes. De nada valía quejarse en silencio y seguir hundidos en la fatalidad. Millones de jóvenes se sintieron identificados con el mártir. Que casualidad ellos también estaban en la misma situación de marginalidad, derrotados sin trabajo y sin esperanza alguna. Por increíble que parezca esa antorcha humana encendió la mecha de la intifada liberadora que se propagó como la pólvora por el norte de África, Medio Oriente y el Golfo Pérsico.

Un dato sociológico a tener en cuenta es que El 60 % de la población egipcia es menor de 21 años y las tasas de crecimiento se sitúan entorno al 2,5% de media anual. O sea, una de las más altas del mundo. La presión demográfica ha sido un factor determinante. Los jóvenes estaban políticamente anulados y socialmente excluídos, sin ninguna posibilidad de superarse, estudiar o conseguir un trabajo digno, quizás enamorarse, comprarse una casa y formar una familia. A la gente ya no se le puede engañar con espejitos o cuentas de vidrio, las nuevas generaciones han cursado estudios, dominan la tecnología, hablan inglés y están más pendientes de lo que sucede en el exterior que en su propio país. En los proximos 10 años 100 millones de jóvenes árabes entrarán en el mercado laboral sin que se sepa bien cómo se van a colmar sus expectativas.

Egipto cuenta con 50 millones de televisores, 30 millones de internautas y 60 millones de teléfonos móviles. En la última década las multinacionales a base de un despiadado bombardeo propagandístico inundaron el mercado de teléfonos móviles y computadoras. Compañías como Microsoft, Nokia, Etisalat, TE Data, LinkDotnet, Orange o Vodafone reportan anualmente millonarias ganancias que las colocan entre las empresas de mayor crecimiento en el mundo. La oposición en Túnez o Egipto utilizó los teléfonos móviles, los SMS y el Twitter para convocar las manifestaciones o redactar las consignas y comunicados.

En los países árabes los cibercafés a cualquier hora día están repletos de clientes. El Internet es más que una droga, produce placer y te hace olvidar la rutina diaria. Una rutina en la que no hay más que tedio y aburrimiento. Navegar por el ciberespacio atenúa la angustia existencial; allí se pueden hacer amigos, relacionarse con personas de distintos países, compartir opiniones y debatir las ideas. Las redes sociales como Facebook o Myspace explotan el factor de pertenencia a una gran familia que es algo de lo que adolecen. Tomaron conciencia y supieron que no estaban sólos, que eran millones y no tenían nada que perder. Así fue como nació el movimiento 6 de abril, uno de los convocantes de las multitudinarias manifestaciones, y que ganó apoyos entre los grupos opositores como ¡Kafaya! o ¡basta ya ! y los Hermanos Musulmanes. Los avances tecnológicos son armas de doble filo, estos juguetitos, tanto te puede alienar o enajenar, como pueden organizarte una revolución.

En la realidad virtual se sentían libres y alejados de una sociedad rígida y conservadora como la musulmana que no tolera el contacto físico y la separación por sexos es un dogma que no admite discusiones. El único ámbito legal para desarrollar una vida sexual plena es el matrimonio. El honor de la mujer o la virginidad es uno de los valores supremos. Prácticamente no existe el noviazgo pues los compromisos se arreglan entre las familias de los contrayentes. Pagar la dote es una obligación imprescindible de ahí que muchos jóvenes no puedan encontrar una pareja ya que su poder adquisitivo es muy bajo. La libido contenida, los instintos básicos bloqueados provocan un estado insoportable de insatisfacción e infelicidad. Aunque no lo expresaran de viva voz en sus adentros gritaban con toda la fuerza del alma: ¡queremos el paraíso en la tierra y no en el cielo!

¡Qué impotencia! ¿qué hacer? ¿adónde escapar? ¿a Europa?, ¿a Estados Unidos? El mundo está en crisis y se han cerrado todas las salidas de emergencia. Entonces, no les queda más remedio que arriesgar el pellejo y embarcarse a bordo de esos barcos que trasportan ilegales a la otra orilla del Mediterráneo. Cualquier cosa antes que pudrirse de asco. Las remesas anuales que envian los 4 millones de inmigrantes egipcios a sus parientes alcanza la no despreciable suma de 8.000 millones de dólares. Lo que significa una importante contribución al PIB de la economía nacional.

Con sus 15 millones de habitantes el Cairo es una ciudad sucia y ruidosa, sus elevados índices de contaminación le dan una apariencia lúgubre y mortecina. Millones de vehículos recorren las caóticas calles formando kilométricos embotellamientos. Desde la terraza de cualquier edificio se puede observar sobre los tejados como florecen los enjambres de antenas parabólicas. Entre los egipcios el deporte preferido es sentarse frente al televisor a captar la variada oferta de canales satelitales. Nadie es ajeno a lo que acontece en los países desarrollados, todo el mundo está al tanto de las noticias, los programas, las telenovelas, las series y, en especial, de los partidos de fútbol. La televisión ha hecho que se comparen con otras realidades y estimulen el pensamiento crítico. En Egipto este es el medio educativo por antonomasia pues nada más el 5% de la población lee frecuentemente un libro, una revista o el periódico. Las modas y patrones culturales provenientes de los EE UU y Europa están forjando una nueva identidad que deslegitima la ortodoxia islámica. El hedonismo y el placer contra la prohibición y el pecado.

En las iglesias coptas o las mezquitas musulmanas, los sacerdotes o imanes repiten el mismo ritual de hace miles de años, repiten las mismas oraciones y cánticos que traducen un mensaje etéreo completamente desfasado de la realidad. No hay un discurso o sermón que aluda a un compromiso social ni aborde los asuntos terrenales. De antemano la Ley de Emergencia se ha encargado de censurarlos pues son proclives a subvertir el orden. Es más aconsejable predicar el respeto a la jerarquía, la resignación a los designios divinos y señalarles el camino recto que los aleje del pecado. - paciencia, mucha paciencia que en el yenna o el paraíso disfrutareis del merecido premio. Allí os bañareis en ríos de leche y miel, os hartareis de comer los manjares más exquisitos y retozareis con las mujeres más voluptuosas.

Cuando el mohecin llama a la oración la Plaza del Tahrir, ésta se trasforma en una gran mezquita donde miles de fieles del sexo masculino se congregan a realizar el salat. Las mujeres, en una esquina, disciplinadas los secundan. En una sociedad musulmana como la egipcia la puesta en escena es fundamental. Es tal el fervor místico que muchos hombres llevan en su frente marcado el estigma de la beatitud, o el callo «zibiba», que les sale de tanto hincar la frente contra el suelo mientras musitan sus plegarias.

La revolución egipcia está impregnada de un alto contenido de religiosidad. Porque la política es religión y la religión es política y este caso no es una excepción. De ahí que las expresiones más escuchadas durante la refriega hayan sido:¡ الله أكبر !¡Allah es grande! y el clásico لا إله إلا الله no hay dioses, sólo Allah.

Es inconcebible que la soberbia y terquedad del rais imponga su voluntad sobre 89.000.000 millones de personas. Idolatrado por su corte de aduladores Mubarak se cree más divino que humano. Su fotografía se exhibe por todo los pueblos y ciudades bajo el lema de Egipto es Mubarak y Mubarak es Egipto. El dios viviente compite de tú a tú con las legendarias figuras de Ramses y Tutankamon.

Según la revista Forbes la familia Mubarak es una de las más ricas del mundo. En los papeles secretos de Whikileaks se asevera que su fortuna puede rondar los 40.000.000 millones de euros repartidos en propiedades e inversiones en Londres, París, New York o el Golfo Pérsico, aparte de las cuentas secretas en Suiza y en diversos paraísos fiscales. Las élites, la pequeña burguesía y las monarquías árabes aman el lujo y la opulencia, son vanidosas por naturaleza y su ambición no conoce límites.

El rais manejaba Egipto como una empresa privada. Él junto a su esposa e hijos se lucraban de las jugosas comisiones que recibían por la firma de contratos y oficiales. Ganancias que se repartían con sus compinches al mejor estilo de la mafia siciliana. Este mounstruo, que agoniza enfermo de cáncer términal y demencia senil, firmó un pacto secreto con los judíos mediante el cual les otorgaba un trato preferencial en la venta de petróleo y gas natural. Y pensar que todos estos traidores alegremente se llenaban los bolsillos de oro y piedras preciosas mientras que a millones de parias no les queda otra que sentarse en cualquier esquina a pedir el « bakchich », o una limosnita, a ver si algún corazón caritativo se compadece de sus desgracias.

La colera, la ira y la rabia contenida durante tantos años o quizás siglos estalló como una bomba atómica. Nada estaba programado, todo ha sido fruto del azar, la improvización o de quién sabe que extraño sortilegio. La turba enardecida ha osado enfrentarse a un régimen caduco dirigido por una banda de ancianos decrépitos. Ese joven que se bañó en gasolina prendiéndose fuego en plena plaza pública se asemeja al Cristo crucificado que ofrendó su vida para redimirnos de nuestros pecados. Las letras revolucionarias se hacen realidad: el pueblo unido jamás será vencido, resucita el romanticismo y los manifestantes levantan los adoquines de la plaza del Tahrir igual que los hicieran los estudiantes en el mayo del 68 francés ¡a las barricadas! Que la libertad hay que defenderla con fe y valor » « Todo el poder para los Soviets » gritaban los bolcheviques en Petrogrado en 1917. ¡Islam,Islam, Jomeini, te seguimos! repetía hasta la extenuación la multitud en Teheran en 1979. « wir sind das volk » -somos el pueblo- gritaban los manifestantes en Leipzig en 1989, mientras en 2011 la muchedumbre congregada en el Tahrir vocifera Mubarak ¡vete, vete! ! مبارك ¡الذهاب ! ¡مبارك الذهاب¡ se ondean banderas al viento y miles de almas cantan a coro las viejas canciones del ruiseñor Abdel Halim Hafez. Por primera vez el vulgo, el lumpen sonríe victorioso. La Sangre derramada, esas lágrimas de dolor se trasmutan en euforia y alegría. Millones de hombres, jóvenes, mujeres, ancianos y niños, pertenecientes a todos los estratos sociales y religiosos han escrito una página memorable en la historia contemporánea.

Había que aplicar el terror para controlar la poblacion civil, perseguir a los disidentes y neutralizar el fundamentalismo islámico. Al-Qaeda y Ben Laden se esgrimían como los argumentos más válidos para respaldar las medidas de emergencia tomadas por el dictador. El Muhabarat, o los servicios secretos, se convirtieron en la piedra angular del régimen y tenían carta blanca para cometer todo tipo de abusos y atrocidades. Las mazmorras y prisiones están atestadas de presos políticos a los que se les aplica las más espantosas torturas- como lo ha denunciado en repetidas oportunidades Human Right Watch o Anmistia Internacional- Nunca ningún gobierno o líder occidental fue capaz de plantarle la cara al rais, al contrario, era aplaudido y felicitado sin reservas en los cónclaves y cumbres de jefes de estado. Décadas de silencio y cobarde complicidad que revela el cinísmo y la hipocresía de nuestra diplomacia.

En el colmo del descaro todo estaba dispuesto para garantizar la sucesión dinástica de Mubarak. El descendiente directo del dios Ra iba a entregarle el cetro a su hijo menor Gamal. Una fórmula que contaba con el beneplácito de Israel, Estados Unidos y La Unión Europea pues así se mantenía el actual status quo que tan buenos réditos les ha reportado. Mubarak, como estrecho colaborador del sionismo internacional, contribuía de forma ejemplar al criminal bloqueo de la franja de Gaza y al genocidio del pueblo palestino.

Tras la caída del muro de Berlín y el hundimiento de la Unión Soviética el Islam se convirtió en el nuevo enemigo a batir. La conquista que iniciaron los cruzados en el siglo XI sigue su curso inalterable. El imperialismo ha sembrado de muerte y destrucción Irak y Afganistán y su maquinaria guerrerista no se detendrá hasta haber sometido a los « herejes »

En este contexto Egipto es una pieza clave en el entramado geopolítico. Esta es una zona que posee las reservas energéticas de gas y petróleo más importantes del planeta y donde el conflicto árabe-israelí es una constante amenaza para la paz mundial.

El PND, el partido de gobierno o de Mubarak, perteneciente a la Internacional Socialista, es un club de oligarcas integrado por generales, mariscales, banqueros y empresarios de reconocido prestigio. Su ideología neoliberal defiende una línea programática basada en el clientelismo y la corrupción. Aunque parezca mentira el 65% del presupesto nacional se dedica a pagar las nóminas de la burocracia, los militares, agentes secretos y policías.
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Nunca he visto en ningún otro país tantas garitas y soldados haciendo guardia. Los agentes del Muhabarat merodean por las esquinas, en los cafetines, en las estaciones de trenes o de autobuses. « La Ley de Emergencia » instituída en 1981, que limita las libertades individuales y colectivas, sigue aún vigente. Por cualquier parte que uno vaya no faltan los controles de carretera, barreras, alambradas, trincheras. Con prepotencia y falta de respeto te interrogan: -Identifíquese ¿adónde va usted?- La seguridad es la principal preocupación, la seguridad democrática al estilo de Colombia, Afganistán o Iraq. La prioridad es proteger a las élites, brindar confianza a los empresarios e inversionistas extranjeros y velar por la tranquilidad del turismo internacional.

Egipto recibe anualmente la visita de 13 millones de turistas del mundo entero que llegan atraídos por los monumentos faraónicos y su exótica naturaleza. La industria turística genera el 15% del PIB y ofrece empleo a un 10% de la población. Sobra decir que los tour operadores europeos y norteamericanos son los que se llevan la mayor parte de las ganancias pues ejercen un ventajoso monopolio.

En Egipto existen unos 500.000 policías, 715. 000 soldados y 375. 000 reservistas. Su ejército es considerado el más grande del continente africano y uno de los principales beneficiarios de la ayuda militar estadoudinense que se cifra en 1800 millones de dólares anuales. Los militares desde la época de los faraones son por derecho propio los garantes de la unidad patria y guardianes de la paz y el orden.

Día a día el pueblo egipcio libra una guerra sin cuartel por física supervivencia. La pobreza extrema es desgarradora y tan sólo les queda encomendarse a Allah, el clemente y misericordioso, para que no los desampare. La dieta básica: pan y ful medames (paté de habas) al desayuno, ful medames a la comida y ful medames a la cena. Ese bendito maná caído del cielo lo devoran con desesperación y no desperdician ni una borona de pan porque ellos saben muy bien lo que significa el hambre.

Egipto, que en otros tiempos fuera el granero del Imperio Romano, hoy importa más del 40% del trigo que consume. El año pasado el gobierno invirtió 1800 millones de euros en subvencionar la harina del pan pues la crisis alimentaria mundial está afectando de manera importante su economía. Sin estas medidas de choque el precio del pan subiría al triple provocando una hambruana de dimensiones apocalípticas. Como medida de prevención muchas panaderías están protegidas con rejas ante los posibles motines que se puedan desatar si hay escaces de harina. En el 2010 más de 30 personas han muerto en las avalanchas tratando de comprar el pan subvencionado.

El pilar fundamental de la sociedad egipcia es la religiosidad. el 90 % de los habitantes profesa la fe musulmana, mientras el 10 % restante pertenece a los cristianos coptos. La rutina diaria está marcada por el adan o el tañir de las campanas de las iglesias. Como lo habíamos comentado anteriormente la política es religión y la religión es política. El Corán junto a los hadices o tradiciones proféticas es una de las principales fuentes de derecho en el mundo islámico. La sharia o ley sagrada es de obligatorio cumplimiento ya que regulan las relaciones con Dios y al mismo tiempo legisla la vida. El veredicto divino trasmitido a los muftis y ulemas es infalible. Su filosofía se resume en una eterna lucha entre el bien y el mal, entre lo prohibido o lo permitido, es decir, el haram (pecado) o el halal (legal).

La principal víctima del islam reaccionario implantado por Mubarak es la mujer. Condenadas a la absoluta marginalidad por el sistema patriarcal vigente, las mujeres,tarde o temprano, van a reclamar que la igualdad entre ambos sexos sea real y efectiva, exigirán su cuota de poder y liberarse de la tutela del varón. La emancipación física y mental de la mujer es un punto ineludible y ya hay quienes proponen una constitución secular, un código familiar secular y un estado secular.

Los Hermanos Musulmanes constituyen la única oposición organizada y cuentan con millones de seguidores en sus filas. La mayor parte de éstos pertenecientes a las clases más bajas de la sociedad y beneficiarios de su basta red de servicios sociales (banco de alimentos, colegios, clínicas y centros deportivos) creados para suplir las carencias del estado central. Los Hermanos Musulmanes es una formación que tiene el siguiente lema : « Allah es nuestra meta. El profeta es nuestro líder. El Corán es nuestra ley. La yijad nuestra senda. Morir en la senda de Allah nuestra mayor aspiración »y cuya meta es implantar un estado islámico en Egipto. Ellos son los que han sufrido con mayor intensidad la represión policial y cientos de sus miembros actualmente cumplen condenas en las cárceles acusados de rebeldía y terrorismo.

En el caso de una supuesta convocatoria de elecciones libres,es decir, sin manipulaciones ni presiones externas, no cabe la menor duda que constituirían la fuerza mayoritaria ¿tolerará occidente un virtual triunfo de los Hermanos Musulmanes ? Es improbable porque una victoria islamista supondría una revisión de los tratados de Paz de Camp David y un peligro para la seguridad de Israel. Sin olvidarnos de la importancia que representa el canal de Suez pues por el pasa el tráfico de mercancías y los barcos petroleros con destino a Estados Unidos y Europa. Además, el oleoducto Suez-Mediterráneo, que cruza la península del Sinaí, suministra a Europa 1.5 millones de barriles de crudo diarios.

Todavía está muy fresco en la memoria lo que aconteció en el año 89 con el FIS (Frente Islámico de Salvación) en Argelia cuando, en las primeras elecciones libres de su historia, obtuvo el 54% de los votos. Más adelante, en las elecciones legislativas de 1991, fue la fuerza más votada con el 24% de los sufragios. Pero la Unión Europea y Estados Unidos no aceptaron el resultado de las urnas y patrocinaron un golpe militar que los despojó del triunfo provocando una cruenta guerra civil que dejó más de 110.000 muertos y una sociedad fragmentada.

En un reciente informe del ICEX ( Instituto Español de Comercio Exterior) que se puede encontrar en Internet, describe a Egipto de la siguiente manera: « Egipto es un mercado de más de 80 millones de consumidores  » « los costes de producción en Egipto son los más bajos de la cuenca Mediterránea » « los costes salariales son muy reducidos debido al elevado nivel de desempleo » « Egipto goza de estabilidad política y de gran seguridad ciudadana » « Egipto es uno de los principales destinos turísticos del mundo y por ende el sitio idóneo para invertir » Ya vemos cuales las son las prioridades del gobierno español: apoyar dictaduras que defiendan sus intereses económicos. No importa los medios, lo importante son los fines y esos fines no son otros que explotar a destajo las riquezas y la mano de obra nativa. Eso si, entregando religiosamente un 20% de las ganancias a la mafia gubernamental.

En la antiguedad a Egipto se le conocía con el nombre de « kemet » o « tierra negra » que deriva de los fértiles limos arrastrados por las inundaciones del Nilo. Los cronistas de entonces describieron el valle del Nilo como un edén donde no había un sólo metro cuadrado sin cultivarse. Egipto es en esencia un país de campesinos y de agricultores, de pastores y nómadas. Sin embargo, a partir de los años cincuentas del siglo pasado, la creciente emigración del campo a la ciudad ha cambiado radicalmente el panorama.

El país está dividido en dos regiones bien diferenciadas: el alto y el bajo Egipto. Al bajo Egipto pertenece el Cairo, Alejandría,Tanta, Islamiya o Suez; mientras en el alto Egipto se destacan Menfis, Quena, Luxor y Asuán. Los nativos del sur, los Nubios de piel cobriza, odian y recelan de los egipcios del norte a los que llaman despectivamente « misri ». La causa de estas desveniencias hay que buscarlas en el racismo y el despojo de sus tierras inundadas tras la construcción de la represa de Asuán.

Las cifras son esclarecedoras: en Egipto existen unos 50.000000 de campesinos o fellahin condenados al más absoluto abandono; con tasas de desempleo del 60%, el 75% son pobres de solemnidad y el 80% analfabetos. La esclavitud no es tan sólo fisíca, sino también mental. En esos pueblos malditos vaya por donde uno vaya se amontona la basura, montañas de basura y desperdicios donde pululan las moscas y mosquitos, las ratas y cucarachas. Los servicios básicos tales como salud, educación, alcantarillado o electricidad brillan por su ausencia.

Egipto es un país fuertemente centralizado cuya capital, el Cairo, es la sede del poder político, económico y administrativo. Con sus 89 millones de habitantes es el país islámico de mayor población y crecimiento demográfico. Un 60% de sus habitantes reside en las zonas rurales donde pocas cosas han cambiado en los últimos 2000 o 3000 años. Los campesinos son seres primitivos que a falta de medios mecánicos utilizan burros, camellos y búfalos para desarrollar sus labores. Por sus agotadoras jornadas de sol a sol reciben a cambio un mísero salario que no recompensa tantos sacrificios. La servidumbre y vasallaje de la época faraónica son métodos de explotación que continúan vigentes.

A orillas del río Nilo se originó una de las civilizaciones más fabulosas del planeta y que no deja de sorprender a los cientificos e investigadores. Desgraciadamente hoy el Nilo no es más que una pestilente letrina donde se depositan los deshechos procedentes de los hoteles, las industrias y las aguas negras de todas las poblaciones ribereñas. El desastre ecológico es irreversible. El río al que cantaran los más afamados poetas goza el desdichado honor de ser uno de los más contaminados del mundo. Cada año el Nilo vierte en el Mediterráneo 275 millones de toneladas de residuos orgánicos e industriales. El deterioro natural y humano son fenómenos que marchan paralelos sin que por el momento exista la más mínima esperanza de conjurar ese espíritu autodestructivo.

De otro lado, el sistema educativo egipcio es deficitario y cuenta con un alto porcentaje de ausentismo escolar. Ante la falta de medios materiales y humanos la única opción de recibir una enseñanza de calidad es ingresando en la educación privada. Un privilegio reservado a las clases pudientes que son las únicas que pueden pagar el alto costo de las matrículas. Una constante que se repite en casi todos los países árabes donde el 50% de la población es analfabeta.

Cuanta razón tenía el educador brasileño Paolo Freire cuando escribió su libro « la Pedagogía del Oprimido » El mismo patrón de América Latina se aplica perfectamente al caso egipcio porque sin educación no hay libertad. Hay que crear las condiciones para que el oprimido se descubra como sujeto de su mismo destino histórico. La ignorancia es la principal lacra y punta de lanza del sometimiento y la opresión.

La revolución Egipcia como fenómeno netamente urbano se olvidó por completo de los pobladores de las zonas rurales. En la Plaza del Tahrir nadie se ha acordado de los campesinos. Talvez porque representan un arcaísmo incompatible con la modernidad.¿Quién sabe? Una revolución que reivindica los valores de la igualdad y la solidaridad no puede excluir a una parte mayoritaria de la población porque de los contrario estaría condenada al fracaso.

El 80% de las personas que padecen hambre y desnutrición en el mundo viven en zonas rurales y dependen de la agricultura para su subsistencia. En Egipto la tierra con vocación agrícola es un recurso muy escaso: solamente un 3% del total de los campos pueden ser cultivados. Hace unos años el gobierno invalidó los contratos de arrendamiento y prescribió que el usufructo de la tierra debería ser controlado por las leyes de la oferta y la demanda. Los terratenientes de inmediato aumentaron los precios de manera deshorbitante privando a los pequeños agricultores del acceso a sus parcelas. En el año 2010 este conflicto se cobró 130 muertos y 850 heridos por culpa de los desalojos policiales.

Sin la toma del poder institucional, como se demostró en Filipinas en los años ochentas con la caída de dictador Marcos, las protestas nunca alcanzarán sus objetivos. La revolución pequeña o grande, cruenta o incruenta se hace para la implantación de unos principios: derogamiento de leyes dictatoriales, libertad de partidos, libertad de prensa, y elecciones democráticas. En vez de una ley marcial bajo Mubarak, ahora tienen una ley marcial bajo la Junta Militar que preside el mariscal Mohamed Hussein Tantawi. El ejército ha sabido jugar hábilmente sus cartas y su imagen a salido reforzada hasta el punto de proclamarse los salvadores de la patria. Se nota que EEUU e Israel están manejando la crisis con mucha astucia pues no por casualidad han infiltrado el Mosad y la CIA en todos los estamentos gubernamentales.

Quizás en este preciso momento el rais Mubarak esté tomando el sol en su palacio en Sharm el Sheij a orillas del Mar Rojo. Lo más seguro es que se mantenga en permanente contacto con sus camaradas de la Junta Militar que tanta adoración le profesan. Ahora ya más relajado podrá dedicarse a tiempo completo junto a su mujer y sus hijos a administrar sus bienes y negocios.

En Egipto nadie renuncia ni se hace responsable. Nada cambia.

Hace tan sólo unos días la ministra española de Relaciones Exteriores, Trinidad Jimenez, se entrevistó en el Cairo con la Coalición Jóvenes 25 de Enero, fundada durante la revuelta. La ministra les preguntó que cuáles eran sus necesidades más inmediatas, pues España estaba dispuesta a prestar la ayuda que fuera necesaria. La respuesta de los jóvenes fue contundente: para unir más a nuestro pueblo queremos que venga la selección española fútbol, campeona del mundial, a jugar contra la selección egipcia, Son deseos como quien se los pide al genio de la lámpara maravillosa. No hablaron nada de derechos humanos, ni de programas educativos o asesoria técnica para las futuras elecciones.

Esta revolución sin ideólogos ni una base firme que la sustente corre el riesgo de diluirse como un terrón de azúcar en una taza de cafe. Las expectativas son bastantes pesimistas: la dieta de pan y ful madames no variará mucho, los generales y mariscales de la Junta Militar seguirá tutelando la sociedad egipcia como lo han hecho desde tiempos inmemoriales, el mohecin de la mezquita puntualmente llamará a la oración y los fieles sumisos inclinarán la cerviz con dirección a la Meca, las mujeres se cubrirán las cabezas con sus pañuelos y ocuparán el trono de reinas del hogar.

Los analistas afirman que entramos en un período de « transición » hacia un sistema « democrático ». ¿democrático? ¿qué es eso? Nadie sabe muy bien lo que significa esa palabra الديمقراطي ¿Es posible trasformar este mundo echando un voto en una urna?

La «  transición » vigilada por la Junta Militar y y dirigida por Estados Unidos y Europa ya tiene su candidato favorito: Mohamed El Baradei. « El Baradei for president » Él es un tipo culto, de carácter moderado y sin ningún atisbo de radicalidad. Todo un premio Nobel de la Paz que sabrá cumplir con el guión establecido.

La calle es el único sitio donde se puede mantener viva la revolución. No queda otra posibilidad que echarse a la calle, ocupar una y mil veces las calles y atrincherarse en el Tahrir para exigirle a los militares que cumplan sus compromisos, Seguir presionando hasta la extenuación sin bajar la guardia. Entramos en la fase de la resistencia popular que promete ser muy larga y costosa.

Decían los romanos que no hay como una temporada de catarsis colectiva, pan, circo y bacanales para retornar al orden establecido. Tras la tempestad viene la calma. La masa en el fondo exige los mismos derechos que cualquier ciudadano europeo o americano: teléfonos móviles, internet, tarjetas de crédito; comprar, poseer un Mercedez Benz, y hasta una casa en la playa. ¿por qué no? ¿Esta es la libertad que se exigía en el Tahrir? ¿Una libertad individual y consumista ? ¿la victoria del capitalismo y su teología neoliberal? Hemos visto algunas pancartas que nos dejan perplejos: « We want Internet » « ¡God save Facebook! » « I love Blackberri » « Peace and love. Nike » « thanks Google” « Freedom Real Madrid and Barcelona »

Carlos de Urabá 2011
Investigador de Colombia.

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Comentaris

Re: El orgasmo efímero dela revolución egipcia
24 mar 2011
Semejante tocho no me lo leo ni con tus ojos.

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