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Aclaraciones sobre el uso y abuso de herramientas en arqueología
09 ago 2010
El sábado 31 de Julio de 2010, Eusko Alkartasuna, dio una rueda de prensa en el Elkartetxe de Vitoria-Gasteiz, en relación a Iruña-Veleia. Curioso que los representantes de dicha formación política pidieran, justamente desde el marco de su sede social, la no politización del asunto, cuando ellos se presentaron en dicho acto mediático… como grupo político, en clara respuesta a Aralar que denunció la destrucción de Patrimonio en Iruña-Veleia y pidió la paralización cautelar del Plan Director.
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Pero más allá de las peculiaridades y usos de nuestros políticos, resulta que los hechos que ahora se cuestionan, esto es; la nueva metodología de trabajo aplicada por el profesor Núñez en Iruña-Veleia y sus funestas consecuencias, no sólo han sido denunciados públicamente por un grupo político (Aralar), sino también por Lurmen y, lo que consideramos más relevante, por la plataforma ciudadana SOS Iruña-Veleia. Unos y otros no se han limitado además a la denuncia pública testimonial, sino que han presentado la correspondiente denuncia en el Juzgado. En la comparecencia de los representantes de EA, se han hecho declaraciones con las que no estamos en absoluto de acuerdo. Y creemos que nosotros, como profesionales en arqueología, sabremos algo más en lo que se refiere a cuestiones arqueológicas que los políticos. Nos preguntamos por ejemplo, cómo puede señalar la actual diputada de Cultura, Euskera y Deportes, Dña. Lorena López de Lacalle la imposibilidad de llevar a cabo analíticas sobre los grafitos, cuando los profesionales sabemos que sí que son factibles, existe un proyecto concreto (cuyas posibilidades y objetivos son ratificados por laboratorios concretos) y cuando éstas van a materializarse en el proceso judicial.

Pero vamos a detenernos en unas palabras en concreto pronunciadas por la diputada, concretamente ‘hondeatzaileak ohikoak dira indusketa lanetan eta bere garaian Lurmenek ere erabili zituen. Aldiz, orain lurra ondo gordetzen ari gara, egin behar den bezala, neurri zehatzak eta lan arkeologiko zuzena eginda, lehen ez bezala [1]’. En primer lugar hemos de señalar que Lurmen jamás, repetimos, jamás ha utilizado la excavadora como se está utilizando dentro del Plan Director del Sr. Núñez. Por mucho que insista y repita, esto es así y decir otra cosa, es simplemente, faltar a la verdad. Pero ésta parece más bien una táctica para desviar la atención del problema real. Nos explicamos. Aquí no está cuestionándose el uso en arqueología de determinadas herramientas, como podría ser una máquina excavadora, sino que de lo que se trata es de denunciar el abuso en su utilización, hasta llegar a lo que para nosotros resulta una palpable, manifiesta y demostrable destrucción de patrimonio arqueológico en un yacimiento de la categoría de Iruña-Veleia, que es, por si alguien lo había olvidado, Bien Cultural Calificado. Una destrucción que se habría llevado a cabo bajo la dirección de un profesional del ramo y con el consentimiento expreso y el apoyo público del equipo de gobierno de la diputación foral alavesa y, ahora, del grupo político EA. Y aquí nadie está acusando del hecho a la EHU-UPV, aquí se está acusando del hecho a personas concretas, esto es, a Julio Núñez Marcén, como redactor del proyecto y director de la excavación y a Lorena López de Lacalle como responsable política que cuenta, como hemos visto, con el apoyo de su partido. Insistimos, aquí no se cuestiona per se el uso de una excavadora en una excavación arqueológica. De hecho el recurso al empleo de maquinaria de excavación es habitual en ciertos casos y trabajos arqueológicos, eso sí, con la correspondiente supervisión y estricto control y siempre que se parta de un buen conocimiento del yacimiento y teniendo muy claro que no se puede eliminar nada sin documentar del patrimonio que se conserve in situ. Tampoco se está hablando de si la tierra se queda o no en el yacimiento (cuestión secundaria, ya que lo que importa es que se documente a la perfección, en su caso, la nueva ubicación de esas tierras). Lo que se está cuestionando y finalmente denunciando es el abuso en el uso de una herramienta así en Iruña-Veleia. Puede entenderse con un simple ejemplo; una moto-sierra es una herramienta habitual en trabajos madereros, incluso algunos virtuosos son capaces de tallar con ella estatuas de hielo, pero… ¿operaría un cirujano cardiovascular a su paciente con esa herramienta? La respuesta es obvia. El problema no es la herramienta en sí sino para qué y dónde se usa y con qué objetivos. Y aquí una herramienta que debe tener una presencia muy limitada en excavación, muy controlada y con unos objetivos muy específicos que no supongan jamás la alteración sin documentar del patrimonio cultural conservado en estratificación arqueológica; se está utilizando de forma inadecuada y, a nuestro juicio, constitutiva de delito, tanto de destrucción de patrimonio como de pruebas.

Y el abuso en el uso de la excavadora en la intervención que se está llevando a cabo en estas fechas en Iruña-Veleia bajo la dirección del Sr. Núñez y con los parabienes de la Sra. Diputada, estaría en dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, en la velocidad a la que trabaja la maquinaria -con una media de 5-7 minutos en los que la excavadora llena un camión-, que hace imposible un control exhaustivo y una revisión sistemática de las tierras que se extraen. Y podemos certificar cómo en esa finca aparecía mucho material, tanto en superficie como en el subsuelo. Por lo tanto, aunque sólo se rebajara la capa de remoción agrícola, estimable en unos 30 cm. de media, la velocidad de trabajo sería abusiva. Pero, como sabemos, no sólo se ha rebajado dicha capa de cultivo.

En segundo lugar y esto es extremadamente grave, en el hecho de que durante los primeros días de trabajo se rebajó muchísimo más que la capa de revuelto, llegándose en algunos puntos al 1,40 m de profundidad. En esta finca, los sondeos estratigráficos llevados a cabo por nosotros evidenciaban cómo aparecían estratos arqueológicos de época romana inmediatamente por debajo de la capa de cultivo. Esto es, a partir de unos 30 cm. de media, aparecían restos arqueológicos in situ. Sin embargo, en una amplia zona éstos (estratos y materiales asociados) se han eliminado mecánicamente sin mayor documentación, hasta alcanzar las estructuras y, en algunos casos, incluso afectando éstas. Con lo cual, creemos que se hace evidente una destrucción de Patrimonio, tal y como refleja la abundante documentación fotográfica de los hechos. Esto y no otra cosa, es lo que se está denunciando públicamente y en los juzgados, puesto que se ha documentado el proceso y ahora podemos proporcionar a la judicatura las pruebas de lo que antes solo era una posibilidad (motivo por el que, en buena lógica, en su día se archivó la querella) y hoy es una triste realidad. Buena muestra de que los responsables de la presunta destrucción son conscientes de ella es que han dejado de profundizar como lo hicieron los primeros días, en clara respuesta a la presión social que ha habido al respecto.

La intención de todo esto no es política, ni es la de torpedear el proyecto de nadie. El objetivo es simplemente denunciar lo que, a nuestro juicio, es un delito contra el patrimonio arqueológico. Y denunciar a las personas responsables, con sus nombres y apellidos, no a las instituciones que, según ellos, les amparan.

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