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Isabel Barrio
02 ago 2010
defiende que siempre creyó trabajar para un organismo oficial y lamenta que Garrote no haya sido encausado por un presunto de cohecho. Según relata, fue uno de sus superiores quien le presentó al agente secreto, en 1989. Desde entonces, y hasta 2001, cuando fue detenida, ella fue la encargada de darle los datos que el espía requería. Por los servicios prestados, la funcionaria comenzó a recibir dinero, primero en sobres y después en su cuenta, algo que el espía defendió diciendo que había fondos en el Cesid para eso y que también se lo daban a otros funcionarios. El fluido contacto entre ambos derivó en una buena amistad.
El modus operandi que seguía el agente para recabar los datos que le proporcionaba Isabel era sencillo: la llamaba a su propia casa desde su despacho y le daba el nombre y los dos apellidos de la persona de la que necesitaba información. El lunes se presentaba en la oficina de la Seguridad Social y los recibía. Eran tres o cuatro de cada vez. En total, cientos. Según Isabel, "siempre venía con un oficio, firmado por un superior".

Esas personas eran, casi siempre, ciudadanos anónimos sobre los que los servicios secretos estaban realizando alguna investigación. "Yo sólo recuerdo dos nombres, porque eran los más conocidos: Leticia Sabater y Juan José Hidalgo", afirma la funcionaria condenada. La popular presentadora de televisión tenía entonces (hacia 2000) una relación sentimental con el empresario José María Fernández-Mayo, conocido como Morgan, que posee un hotel en Oviedo y una promotora. Hidalgo es el dueño de Air Europa y uno de los emprendedores más importantes de España.

La relación entre Isabel y el espía Juan Garrote comenzó a deteriorarse a finales de 2000, cuando ella se negó a uno de los encargos del agente secreto: "Me dio un nombre y, al meter su nombre en el ordenador, me apareció la clave 56, que significa fallecido. Cuando se lo trasladé, me contestó que ya lo sabía... Y me preguntó si se podía cambiar a clave 65: vivo. Le dije que sí, y él me ofreció entonces la posibilidad de ganar 'mucho dinero' a cambio de sustituir a varios listados de personas su clave de fallecido por la de vivo. Me negué, porque eso era muy peligroso y estaba muy controlado".

En junio de 2002, el diputado de Izquierda Unida Felipe Alcaraz registró una pregunta al Gobierno en el Congreso sobre si ése era el método que utilizaban los servicios secretos para asignar identidades falsas a sus agentes. El Ejecutivo de Aznar, cuatro meses después, respondió que eso era información reservada.

Tras muchos esfuerzos, la defensa de Isabel Barrio consiguió que el agente secreto testificase. Lo hizo por videoconferencia, desde Afganistán, donde cubría destino, con traje militar y barba postiza. Fue escueto y conciso: "La relación con Isabel siempre ha sido del tipo amistad. Nunca ha habido relación profesional", y "no he solicitado, ni directa, ni indirectamente, información sobre Seguridad Social a Isabel".

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Comentaris

Re: Isabel Barrio
02 ago 2010
Estas historias de colaboradores y agentes secretos del Cesid, lo que demuestran es que hay mucho chivato colaboracionista y mucho topo metido en todas las movidas.
Ojo de quien te rodeas que hay mucho chota y mucha boca suelta a sueldo por ahi.
Sin paranoias, pero alerta, denuncialos en tus ambientes aunque se hayan echo "colegas" tuyos. y ante todo MUERTE AL CHIVATO.
Pd. se bien de lo que hablo, porque un "amigo cercano" era confidente de la brigada de información de donde yo vivia antes,para librarse de un marrón que le llevó al talego el tio se hizo soplón, un dia le pillamos hablando con el comisario que llevaba lo de las "tribus urbanas" y le logramos sacar la historia. Nos daba pena y estuvimos un tiempo sin decir nada, pero eso no se puede hacer y hay que delatar al chivato cuando todas las pruebas lo verifiquen. Ahora el colega ha desaparecido y nunca mas supimos de él.
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