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Notícies :: corrupció i poder
El PSOE, antisocialista
26 mar 2010
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El socialismo es un modelo social que propugna la socialización de los medios de producción en el que el estado es dueño del patrimonio productivo y su administración es de orden colectivista, además de laborar por un repartimiento de bienes, intereses, etc., por igual. El PSOE no ha hecho prácticamente ninguna política verdaderamente “socialista”. Por eso siempre distingo entre “socialistas” y “pesoístas”. Ya está bien de pasarles por alto esta impostura...

Y no ya es que el PSOE no sea socialista solapando el socialismo con la treta de “socialdemócrata”, es que milita contra el socialismo. Es un tapón que obtura el camino hacia el verdadero socialismo.

El PSOE irrumpió al término de la dictadura como un partido obrero y socialista casi salvífico. Y al lado de los timoratos que pugnaron por el poder democrático o los que representaban a los residuos franquistas, pasó por un partido de neta izquierda, harto el país del autoritarismo que había padecido. Pero con el paso del tiempo se ha alejado tanto de los fines socialistas, que se ha quedado en un partido de derecha, en buena medida conservador simplemente reformista. La ley de matrimonio homosexual, la de dependencia y otras proteccionistas no son más que impulsos que atenúan un poco la terrible desigualdad social que propugna la “derecha natural” española que es ultra conservadora. Pero no debe pasar de ahí nuestro agradecimiento al PSOE por los servicios prestados en esos temas. Y digo bien “derecha natural”, porque el PSOE aun “civilizada”, es también derecha. Pero de socialista y de obrero al PSOE ya no le queda más que las siglas. Y qué decir cuando este gobierno desbarra y se constituye en el principal enemigo de los socialistas Castro y Chávez...

Ahora, 32 años después de iniciada la andadura democrática, hay tres cuestiones pendientes de revisar urgentemente, por este orden: monarquía, constitución y ley electoral. Pues bien la Ley Orgánica del Régimen Electoral General de 1985 está en la prioridad por excelencia de las necesidades reformistas para hacer posible las otras dos.

Sin embargo la Subcomisión del Congreso encargada de la revisión de dicha ley, ha dado un cerrojazo a la revisión posible; cerrojo avalado por PSOE, PP y los nacionalistas. Por eso ahora Izquierda Unida carga contra esta pasividad sobre la reforma que, desde posiciones simplemente sensatas, está pidiendo a gritos dicha Ley.

La federación se basa en los números. IU e Iniciativa per Catalunya Verds, que en las elecciones de 2008 lograron 970.000 votos, deberían tener hoy 14 diputados en el Congreso si la norma fuera proporcional. Sin embargo tienen sólo dos. Los otros 12 se los adjudicaron PSOE y PP, “ladrones” ambos “de una parte importante de la soberanía popular”, como dijo ayer Cayo Lara. Además, si se pasara al recuento de votos de manera proporcional la derecha, perdón, la ultraderecha española, no volvería a lograr con toda probabilidad la mayoría absoluta, que es el fantasma que asusta a más de la mitad de este país. Es horrible imaginar que pudieran volver a repetirse aquellos ocho años aznaristas de abusos y desmanes “democráticos” que llegaron con la mayoría absoluta.

Con la pasividad del PSOE en esta cuestión, éste refrenda que si no era socialista ni tampoco obrero (¿qué obreros han formado parte de los sucesivos gobiernos?), ahora tampoco le importa que el partido ultra conservador vuelva a apoderarse del poder, que es el negro nubarrón que se perfila en el horizonte. El PSOE evidencia así que opta por seguir en este sistema binario de partidos preponderantes, porque así le toca más porción de la tarta de poder. Prefiere eso antes que aliarse a los partidos de la izquierda real, que es hacia donde todos esperábamos se dirigiría el partido.

En suma, la pirueta que hizo mutándose a socialdemócrata no le autoriza al PSOE a usurpar el concepto socialista; un concepto que tiene una carga considerable de igualitarismo que el PSOE repudia, no quiere, ni, por lo que se ve, conviene política y materialmente a quienes administran el partido. Pero ya que rechaza la reforma de la Ley Electoral, retire al menos lo de “socialista” y lo de “obrero” de sus siglas. Así sabremos en adelante mucho mejor a qué atenernos.

España siempre diferente. Entre unas cosas y otras, en España, de socialismo no está quedando más que el que buenamente pueda uno encontrarse en la Internet.

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